La represión política en la URSS involucró el uso de la policía política como la Checa y el NKVD para perseguir y castigar a disidentes a través de torturas, ejecuciones sumarias y el envío de personas a gulags. Algunos de los principales episodios de represión fueron el Terror Rojo, la Colectivización, la Gran Purga y los traslados de población por razones étnicas, ideológicas y religiosas.