2. Los Incas de Vilcabamba son aquellos Incas que
brindaron resistencia al asedio español en la zona
de Vilcabamba.
Durante cuarenta años estuvieron Manco Inca y sus
sucesores refugiados en Vilcabamba gozando de
prestigio religioso, más no político.
Un sector representado por Paullu vivía en el Cuzco
con excelentes relaciones con los españoles y en
aparente rivalidad con Vilcabamba.
3. Manco Inca sembró incertidumbre en la zona de
Huamanga durante un tiempo. Al morir, Sayri Túpac
tomo la borla. En 1548 el pacificador La Gasca y más
tarde, el virrey Andrés Hurtado de Mendoza, entre los
años 1550 y 1556, intentaron que los incas
abandonaran su refugio. Pero solo lograron hasta
1558, cuando Sayri Túpac dejó Vilcabamba a raíz de un
provechoso pacto con los españoles por el que estos
le cedieron un repartimiento en el rico valle de Yucay.
4. Los españoles tuvieron que reanudar los tratos con
Titu Cusi Yupanqui. El gobernador Lope García de
Castro, quien estuvo desde 1564 hasta 1569, intentó
que Titu Cusi se rindiera y diera fin a su rebeldía en
Vilcabamba. La negociación que consiguió el
funcionario con el Inca Titu Cusi se conoce como
la Capitulación de Acobaba, por la que se obtuvo el
permiso de ingreso de misioneros con la finalidad de
evangelizar a los indígenas, el bautismo del Inca y su
familia y la promesa, jamás cumplida, de abandonar
Vilcabamba.
5. Al llegar al Perú, el virrey Toledo decidió tomar el
tema de Vilcabamba como uno de los prioritarios en
su gestión y envió tropas al mando del capitán Martín
Hurtado de Arbieto.
Titu Cusi contrajo una enfermedad que lo mato en 24
horas después de celebrar rituales en honor a sus
antepasados, por eso, quien tuvo que resistir a as
fuerzas del Virrey fue Túpac Amaru. Se produjeron
fuertes enfrentamientos, y el Inca fue capturado junto
a otros miembros de la élite.
La llegada de los prisioneros causó revuelo en el
Cuzco. Túpac Amaru estuvo recluido en
Sacsayhuamán y luego en Colcampata. Toledo mandó
que el juez Gabriel Loarte dictaminara la sentencia en
contra del Inca y cinco miembros de la élite, bajo los
cargos de tiranía y traición al Rey de España.
6. El mito de Inkarrí, en las versiones recogidas, además
de tener connotaciones de mito de origen, presenta
un contenido mesiánico, entendido como una
reacción a la invasión española, al mismo tiempo que
es una consecuencia de ella. Los habitantes andinos
cuentan que a partir de la cabeza enterrada de un
inca, en algún lugar de los Andes crecería
nuevamente su cuerpo, lo que daría lugar a la
reivindicación del poblador indígena y al nacimiento
de una nueva era. De esta manera, la vuelta del Inca
implicaría un ordenamiento del mundo. Las primeras
versiones del mito de Inkarrí fueron halladas en
Ayacucho por José María Arguedas y Josafat Roel en
la década de 1950.