1. Universidad Nacional Autónoma de Honduras
Facultad de Humanidades y Artes
Nombre: Max Jennsen Delcid Ayala
Cuenta: 20111013486
Asignatura: Español IV
Tema: Vida y Obra de Jacobo Cárcamo
Fecha: 26 de noviembre 2014.
Cuidad Universitaria
2. Vida y Obra de Jacobo Cárcamo
Nació un 28 de noviembre de 1916, en el municipio de Arenal, Yoro, ubicado a 36
kilómetros al oeste de Olanchito. Su padre siendo comerciante, José María Cárcamo y su
madre Ángela Vallecillo. Jacobo V. Cárcamo hizo sus primeros años escolares en el
municipio de Arenal y más tarde en la Escuela Modesto Chacón de Olanchito, Yoro.
Tiempo después se trasladó a la capital de la República a residir en la tranquilidad colonial
del barrio La Hoya, iniciando sus estudios secundarios de bachillerato en el histórico
Instituto Central de Varones, que era el centro educativo más afamado de la ciudad.
En ese colegio concluyó su formación media en el año de 1937, trabajando al mismo
tiempo como reportero de Diario El Cronista, cuyas páginas recapturaban el pensamiento
independiente y progresista de los más connotados intelectuales que por entonces tenía
Honduras.
En el año de 1935, cuando cursaba estudios de educación secundaria, publicó su primer
libro de poesías, “FLORES DEL ALMA”, prologado por la ilustre y valiente hondureña
Visitación Padilla, que tuvo buena acogida dentro del mundo intelectual capitalino y en
algunos círculos de lectores existentes en el resto del país, perfilando al autor como figura
prometedora para el futuro de las letras nacionales.
El año de 1937, bajo circunstancias inesperadas el poeta se convirtió en editor y director
de ZAMBRANO, revista de efímera existencia, ya que sólo circularon dos números.
La publicación de su segundo libro de poesías la hizo en el año de 1938, y salió de la
imprenta bajo el nombre de “BRAZAS AZULES”, prologado por Marco Carías Reyes, e
ilustrado con dibujos del doctor Lisandro Gálvez, uno de los odontólogos sobresalientes de
3. Honduras que incursionó con éxito en los campos de la plástica, y único dentro de esa
disciplina científica en haber logrado la rectoría de la Universidad de Honduras.
El año de 1942 un 4 de febrero el ya consagrado poeta partió hacia México a realizar
estudios universitarios mediante el otorgamiento de una beca lograda por influencias de su
fraternal amigo Marcos Carías Reyes, quien desempeñaba funciones como Secretario
Privado del dictador Tiburcio Carías Andino. Pero puesto en México y absorbiendo el
ardiente proceso revolucionario que vivió la gran nación azteca, que logró inmortalizar a
sus principales gestores, reconoció la valentía de sus héroes, y devolvió al pueblo el
derecho legítimo de su constitucionalidad democrática, el poeta hondureño sintió que su
organismo temblaba de indignación al ver de lejos el destino de su patria mancillado por el
déspota que la gobernaba. De allí que renunció a la beca, iniciando su identificación con
una legión de hondureños que habían constituido en México un frente común de oposición
al gobierno tiránico, entre los que destacaban el polígrafo Rafael Heliodoro Valle, que
atacaba con virulencia los caprichos del dictador a través de Diario “EXCELSIOR”, el
escritor Alfonso Guillén Zelaya fustigando con su pluma las arbitrariedades del cariato, el
ingeniero Félix Canales Salazar en abierta lucha por el rescate de los valores inherentes al
hondureño, lo mismo que el abogado José Ángel Ulloa, que ante la sucesión
ininterrumpida de vejámenes cometidos en su persona se vio obligado a recurrir al exilio
como único medio posible de subsistencia. A ese grupo de compatriotas se incorporó el
poeta JACOBO V. CARCAMO, desarrollando una jornada política admirable que sólo
terminaría con la muerte del principal líder oposicionista que fue el doctor José Ángel
Zúñiga Huete, también residente en México, a quien más tarde en un sentido canto
póstumo exaltaría las glorias de sus luchas y la orfandad en que quedaba el pueblo con su
muerte.
4. Más tarde, ubicado en su residencia en la calle de Uruguay #21, zona I (centro antiguo
de la ciudad de México), el portalira inició una peregrinación indescriptible en una ciudad
que no le garantizaba ninguna posibilidad en la satisfacción de sus urgencias cotidianas, y
fue entonces cuando en la zozobra cayó en la ingesta alcohólica ininterrumpida que
progresivamente fue constituyendo el cuadro clínico que aceleró su muerte.
JACOBO V. CARCAMO sintió por un momento el auxilio de sus más cercanos
amigos, quienes procuraron ayudarle para hacer menos flagelante su vida en una nación
extraña. Así fue que en un proceso transitorio de recuperación, periódicos, revistas,
suplementos culturales y hojas literarias de un país donde se sobreponen los valores
humanísticos dieron receptividad a su creación fuertemente inclinada a la exaltación de los
valores que construyeron la realidad del México contemporáneo. Es el momento en que el
poeta publica en México “LAUREL DE ANAHUAC”, en el año de 1955. Por ese mismo
tiempo recibió desde Honduras la grata noticia que el Consejo Superior Universitario lo
había seleccionado como Premio Nacional de Literatura RAMON ROSA, consistente en el
otorgamiento de Diploma y la cantidad de $ 1,000.00 (un mil dólares).
Ante la imposibilidad de hacerse presente en los actos de premiación el diploma y el
valor económico le fue entregado en México al poeta a través del señor Porfirio
Hernández, quien desempeñaba funciones como Embajador de Honduras en México. En la
carta que el doctor Ernesto Argueta, rector universitario le remitió con fecha 14 de
noviembre de 1955 anunciándole el envío de su galardón le sugirió el retorno a la patria,
señalándole que el sol y el aire de su tierruca eran distintos al de otras latitudes y que
contribuirían en mucho a modificar el estado actual de su salud alterada.
5. Con el valor del Premio Nacional de Literatura el poeta Cárcamo sacó de la imprenta la
edición de lo que sería su último libro de poesías; “PINO Y SANGRE”, el que poca
circulación y difusión tuvo en nuestro país.
JACOBO V. CARCAMO, fue un bohemio en toda la dimensión del término en el
México de sus cantos, de sus angustias y sus iras, logró concertar relaciones con una
pléyade de escritores que le tendieron su fraternal amistad y con quienes compartió en el
GALLO DE ORO, una sombría taberna ubicada en la zona central del México antiguo,
donde concurrían con frecuencia a mitigar su sed alcohólica, a intercambiar ideas
relacionadas con el activo mundo cultural que vive ese país, a emborronar con letras a
veces ilegible lo que más tarde se transfiguraría en metáforas implacables y vigorosas, y a
escribir sobre servilletas muchas líneas que se perdieron en la inconsciencia de sus
elevados estados de embriaguez.
Casi en la antesala de la muerte escribió a su hermana ADA CARCAMO, único familiar
con quien mantuvo identificaciones, una carta sentida sobre la muerte de su madre:
“Con profundo pesar me enteré por tu carta del fallecimiento de mi mamá. Los amigos
aquí me estaban escondiendo la noticia por temor a mi salud. No te imaginas como estoy,
sufriendo en toda forma y llorando solo. Ustedes tan siquiera tienen el consuelo de
abrazarse en el dolor, yo en cambio, qué me queda. Me siento solo, sin salud, sin hijos, sin
amigos y ahora sin mis padres. Dime hermana de su muerte, qué amigos la asistieron,
quienes estuvieron en su último minuto, como fue su dolor, estoy llorando… adiós…”
Jacobo.
Quiso volver a su tierra y esa voluntad la expresó a su madre mucho antes de morir,
pero la tuberculosis, la sordera y la afonía producida por el consumo copioso de bebidas
fueron minando su débil organismo que escasamente atendía requerimientos alimentarios,
6. hasta que terminó recluido en un sanatorio en Chapingo, de donde salió a morir un sábado
2 de agosto de 1959, a la edad de 43 años.
JACOBO V. CARCAMO dejó algunas obras que probablemente se hayan extraviado
donde el poeta reclamaba justicia frente a los crímenes sociales que se cometían contra los
desamparados de su tierra, su lírica en el preciso concepto de uno de sus apologistas que
fue Roger Orellana Irías, señala:
“Llegó amar a México, sus tradiciones y sus luchas, compartió sus ansiedades y soportó
sus quebrantos, vivió su historia y exaltó a sus próceres, JACOBO sentía por ese país una
pasión cautivadora, hechizante y contagiosa”. R.O.I.
De todas esas obras la conocida en México fue “MURALES” (inédita), lo mismo que
un poemario escrito el año de 1936 llamado “EL PUENTE” y otra donde reunió sus
cuentos conocida con el título de “EL SOMBRERO EMPALMADO”, que quedó sin
publicar desconociéndose su destino.
En el medio municipal de donde era originario se ha inmortalizado, porque en el centro
de la plaza pública se erige una estatua donde se contempla al hijo de Arenal con su clara
mirada perdida en la dimensión imponente y serena del valle. Sus paisanos igualmente
dispusieron que el centro de formación media llevara el nombre de JACOBO V.
CARCAMO, y cada 2 de agosto fecha de su fallecimiento honran su memoria con actos
reminiscentes de su obra y sus cantos inmortales dedicados al lugar que invocó en
“Saudade para mi pueblo”, al que llamaría con sentidos acentos de nostalgia, “huacal azul,
tinaja de mis mieles”.
En el pasado los más fervientes admiradores de su lírica pretendieron significarlo
mediante un sencillo homenaje póstumo dando el nombre del poeta a una pequeña escuela
ubicada en la comunidad rural de Santa Bárbara (Municipio de Olanchito), que fue el lugar
7. donde nació su venerable madre Ángela Vallecillo. Para materializar el acto colocaron en
el interior del aula principal una enorme fotografía del intelectual arenaleño que en la
concepción de algunos críticos de literatura ha sido el que con mayor sentido creacional ha
provincializado el dolor. En la parte externa del edificio un rótulo que enmarcaba el
nombre del poeta, y abajo, dentro del mismo marco, uno de los versos de su sentida
inspiración: “Si cae una dicción en nuestras mentes, en nuestra lengua-tierra va a florecer
un día” J.V.C., 1964. Pero los aires reaccionarios y contradictorios de nuestra política
criolla anularon toda posibilidad de inmortalizar su nombre y lo sustituyeron por otro,
desconocido por cierto, a quien todavía le buscan elementos biográficos para dar una
explicación racional por la actitud censurable ante la supresión del nombre de un valor
configurante del parnaso nacional.
La inclusión de este texto obedece a la inequívoca solidaridad cultural y a la
irrenunciable admiración que el pueblo de Olanchito expresa por alguien que, como
JACOBO V. CARCAMO jugó con todas las posibilidades del lenguaje en alarde de
realidad y magia en busca de la metáfora deseada, y sobre todo, en la espera que provocó
su canto por verlo:
“En caballo de estrellas y entre perros y niños
Arribar a su pueblo a reclamar por todos”.
En la década de los sesenta, una pléyade de jóvenes originarios del municipio de
Olanchito se identificó en el arte por medio de una organización a la que denominaron
“CIRCULO CULTURAL JACOBO V. CARCAMO”. Con la constitución de ese grupo
perseguían conocer el desarrollo de distintas corrientes literarias mundiales, las creaciones
que se originaban en el medio, estimular a los nacientes escritores con informaciones
consistentes y actualizadas, contribuir al enriquecimiento de la cultura nacional desde
8. diversas plataformas artísticas, igual que hacer vigente la memoria del poeta arenaleño a
través de sus versos, y las invocaciones de sus más contagiosas y exquisitas metáforas. El
grupo tuvo poca duración, y sus miembros emigraron de la ciudad al encuentro de sus
verdaderos destinos, pero dejaron constancia de su preocupación por el respeto que les
mereció la vida de un excelso valor de las letras nacionales.
Los restos de JACOBO V. CARCAMO descansan en el Panteón Jardín de la ciudad de
México D.F. junto al de otro gran hondureño que fue el polígrafo Rafael Heliodoro Valle.
Para Ramón Oquelí “El de Arenal, Yoro, es insuperable en el arte de engarzar metáforas
a manera de un prodigioso fuego de artificios pirotécnico. Ello constituye su inmenso
atractivo y su limitación. Nos dejo también, como excepción dentro de su línea
predominante, el bellísimo boceto “Carbón”.
Para Jorge Guerrero: “En toda su poesía campean los elementos reclamatarios; los medios
que usa para protestar los escoge de nuestra historia heroica: Cuauhtémoc, Hidalgo, Juárez,
Morazán, entre otros… Algunos de sus poemas son épicos, pero la mayoría mantienen una
tonalidad lirica general. La poesía de Jacobo Cárcamo es lírica, de una lírica heroica. El
verso libre era el que más se adecuaba a su pasión libertaria”.
Para Manuel Salinas, “es uno de los primeros poetas hondureños que anuncian la
vanguardia en el país.
De acuerdo a Oscar R. Flores “la poesía de Cárcamo nunca se desprendió del todo del
modernismo, que en esta época de su vida es una especie de sus trato en el que impera una
poética social, épica, telúrica, panamericanista y fundamentalmente humanista. Su estilo
aun podría evolucionar, y estaba evolucionando hacia la sencillez y la cotidianeidad… En
la literatura hondureña, donde abundan ejemplos de melancolía y pesimismo, la obra de
Cárcamo es un interesante caso de inclinación por la fe y por la esperanza. Su poesía ha
9. demostrado superar la prueba del tiempo; quizá porque está encaminada a señalar los
contrastes del hombre y los motivos para esperar y luchar por un mañana mejor”.
En vida publicó: Flores del alma (1935); Brasas azules (1938); Laurel de Anahuac ;
Pino y sangre (1955).
Un poeta muy valiente que llevo sus creencias hasta el final y lucho por defender a
Honduras con todo su corazón, es una muestra de lucha la que nos deja como legado este
valioso hombre visionario que también posee un gran talento inigualable.
Sus poemas son un bálsamo inspirador y que llenan con sabiduría una historia de amor
verdadero y en otros en realidades de la vida que muchas veces mueven sentimientos
Pero lamentablemente tuvo que exiliarse tras la dictadura de Tiburcio carias andino y
tuvo que salir del país de forma apresurada lamentablemente la fuga de cerebros en nuestro
país no es cosa de hoy en día sino que esto se viene arrastrando desde muchos años atrás
cuando muchas grandes mente tenias que salir para proteger su vida ya que sus ideales y
propuestas no eran del agrado de un gobierno.
Y fue así como Cárcamo se fue a México lugar que considero un segundo hogar y
donde continúo escribiendo sus aclamados poemas que con su devoción llenaban de alegría
y esperanza.
Sus poemas muy peculiares muchos con un fondo de critica y protesta hacia esas
personas mezquinas y mentirosas que llegan a escalar puesto por medio del engaño y no
son capaces de dar una acción sin pedir nada a cambio.
Para dar paso al romanticismo cárcamo escribía poemas que enamoraban y que hacían
volar la imaginación de las personas que se deleitaba con la lectura de sus poemas.