El lápiz se originó en 1564 con el descubrimiento de un depósito de grafito puro en Estados Unidos. En 1565, Conrad Gesner describió una herramienta para escribir hecha de esta sustancia. Más de 100 años después, Nicolas Conté perfeccionó el lápiz al mezclar grafito con yeso y encerrar la mezcla entre dos tiras de madera. La dureza de un lápiz depende de la proporción de grafito y arcilla que contenga, siendo más blando cuanto más grafito tenga.