2. 1Impronta, escuela de psicodrama y humanidades
El psicodrama toma sus elementos de la vida ya que la recrea.
Protagonista: se considera protagonista al individuo que, pasando al escenario,
plantea un tema para dramatizar, frecuentemente referido a su propia vida.
El drama puede moverse entre muchas facetas del protagonista: su pasado, su
presente, su futuro, y por lo general está vinculado con sus aspectos emocionales
relativamente profundos e inconscientes.
En un grupo es el portavoz dramático, es capaz de representar a través de las escenas
de su vida algo que involucra a todos.
A diferencia del teatro, el protagonista es autor y actor de su propia obra. Esta doble
circunstancia le confiere la posibilidad de desarrollar el argumento desde lo que él
piensa y siente; puede seguirlo estrictamente o modificarlo a su antojo; así, sus relatos
pueden ser totalmente veraces o alejados de la realidad, pero tanto en un caso como
en otro, su producción es siempre válida a nivel dramático, ya que todo el material
aportado es producto suyo. Luego, al introducir la metodología psicodramática, la
coherencia verbal que parece lógica, puede quedar desenmascarada en la estructura
psicodramática.
El protagonista, como emergente del grupo, es el individuo sobre el cual se centran las
tensiones grupales; al pasar al escenario adquiere connotaciones de héroe y como tal
recibe todos los beneficios del éxito o los sufrimientos del fracaso. Por eso es muy
importante que en la etapa de los comentarios el director busque las resonancias
afectivas y las situaciones similares en los demás miembros del grupo. De esta manera
se protege al protagonista de ser transformado en chivo expiatorio.
Hay que tener en cuenta que no todos los protagonistas son emergentes grupales, a
veces pasan al escenario motivados más por problemas neuróticos que los impulsan a
exhibirse, a destacar de alguna manera, antes que salir para plantear un tema
conflictivo para ellos.
A veces, el emergente grupal no se encarna en una persona en concreto, sino que
queda como tema protagonista. En estas ocasiones los protagonistas pueden ser varios
y el tema protagónico se convierte en un tema vincular dramático de varias personas
que interactúan.
Yo auxiliar: en ocasiones son personas adiestradas que desempeñan el rol de
coterapeutas. Sin embargo, pueden ser miembros del grupo que ayudan al
protagonista en su dramatización y que participan en la recreación de la fantasía y/o
del recuerdo del o los protagonistas, representando un personaje significativo de éste,
al mismo protagonista o a una parte de él, personaje imaginario, animal u objeto
inanimado, así como un concepto abstracto como la sociedad, la juventud, la iglesia...,
y colaborando con el director en el desempeño de sus funciones y diversas técnicas.
4. 3Impronta, escuela de psicodrama y humanidades
‐Otra función es la coinvestigación: es importante que la ejecución del rol asignado al
yo auxiliar satisfaga al protagonista y contenga las cualidades esenciales de la
interacción problemática. Si el auxiliar no consigue un desempeño satisfactorio, el
protagonista podría extraviarse en la ejecución de su rol. En este caso el director debe
solicitar al protagonista que invierta roles con el auxiliar para mostrarle como debe
interpretar su rol.
‐Función de profundización: el auxiliar debe dotar de mayor profundidad a su
interpretación, a fin de que el protagonista cobre conciencia de la totalidad de los
sentimientos implicados en la situación u otras dimensiones que quizá no haya
considerado. Si, por ejemplo, el director se percata de que cierto tema es
especialmente delicado, podría indicarle al auxiliar que hable en voz baja para inducir
al protagonista a un mayor grado de confidencialidad, o que grite o injurie para
suscitar en aquél una respuesta simétrica. Si el director lo considera, el auxiliar
también podría estimular al protagonista a desplazarse a un rol complementario: es
decir, juzgarlo para que asuma una actitud defensiva, o rebelde, o dé una explicación;
o podría mostrarse indefenso para que el protagonista le proteja, o adoptar una
conducta dominante para inducir una reacción sumisa.
‐La función terapéutica: si el director lo considera, el auxiliar también puede
conducirse de forma reconfortante.
‐Una última función es la de ser puente a la realidad en el caso de que el protagonista
pierda el contacto con la realidad. Así, debe lograr en su rol compartir la visión del
mundo del protagonista, pero debe introducir al mismo tiempo grados paulatinos de
realidad consensual.
Hay ocasiones en las que lo más indicado es que el protagonista interprete todos los
roles de la dramatización, a esto lo llamamos “monodrama” porque no intervienen
yoes auxiliares. El protagonista pasa de un rol a otro cambiando de lugar entre una o
varias sillas vacías (u objetos) para sostener el encuentro con diferentes partes de sí
mismo, o con su proyección de una persona con la que tiene conflicto o más de una.
(Perls utilizó básicamente el monodrama en terapia gestalt).
En los comentarios grupales, al final de la dramatización, el yo auxiliar, junto con los
demás integrantes del grupo puede compartir sus sentimientos personales sobre la
situación del protagonista, pero también puede hacerlo desde el punto de vista de su
rol como auxiliar, hablando sobre sus experiencias personales al ejecutar el rol; por
ejemplo, puede manifestar que le ha resultado difícil interpretarlo porque despertó en
él amargos recuerdos.
Hay que tener cuidado con “el auxiliar mudo”, es decir, un yo auxiliar que ha
intervenido en un momento de la escena pero que si ya no es necesario que realice
ninguna acción, no deberíamos hacerle permanecer en el escenario. Es absurdo, por
ejemplo, mantener en el escenario a una persona durante la exploración de una sub
escena que ha surgido y en la que ya no interviene. Existen casos de escenas que
desorientan no sólo al protagonista sino a todos porque puede llegar a haber muchos
5. 4Impronta, escuela de psicodrama y humanidades
yo auxiliares en el escenario que ya no pertenecen a la sub escena y eso crea
confusión.
El director: es el que lleva la secuencia dramática, implementa las técnicas y recursos
del psicodrama, hace de nexo entre el grupo y el protagonista y coordina el espacio de
compartir o sharing.
Su dirección es técnica y metodológica y está enfocada, no a lo estético, sino a lo
terapéutico; la obra no es su creación, ya que el autor es el protagonista. Al director le
corresponde poner los medios, implementar las técnicas psicodramáticas y una
estrategia terapéutica adecuada para que el tema a dramatizar que plantea el
protagonista se represente en el escenario con todos los elementos psicológicos y
psicosociológicos relevantes, de modo que, a través de su actuación, el protagonista
pueda encontrar la respuesta a su problema.
La tarea del director es la de acompañar y seguir al protagonista en la búsqueda de su
verdad (que puede ser diferente a la verdad del terapeuta), ofreciéndole para que
pueda encontrarla, todos los recursos técnicos y metodológicos. Los caminos deben
ser hallados por el protagonista con la ayuda del director y el yo auxiliar.
La labor del director es crear en el escenario las circunstancias necesarias para que el
protagonista se manifieste con el mayor compromiso yoico posible. El director puebla
el escenario de elementos para ayudar al protagonista a mostrarse, reconocerse,
encontrar y elegir su propio camino y su forma de resolver su conflicto.
Las funciones del director están destinadas a crear situaciones que permitan al
protagonista poner en actividad su espontaneidad y creatividad, su capacidad para
reflexionar y encontrar nuevas respuestas a sus propias preguntas. Paradójicamente se
trata de una labor no directiva.
El director según lo concibe Moreno, puede actuar, pero para otros sólo da consignas
sin entrar en la dramatización.
Es el responsable de la sesión de psicodrama y del proceso terapéutico y se encarga
de:
‐Ofrecer un ámbito para realizar la tarea psicodramática que proporcione seguridad
‐Establecer un compromiso económico previo con los pacientes
‐Determinar un horario
‐Normalizar las reglas respecto a las ausencias posibles y la recuperación de sesiones
‐Seleccionar a las personas que van a componer el grupo.
En cuanto al proceso terapéutico, al ser el principal responsable del mismo, debe
vigilar su marcha, introducir modificaciones coadyudantes (objetos intermediarios,
nuevas técnicas...) También en los grupos debe poner en evidencia los distintos tipos
de vínculos que se van creando como resultado de las interacciones, así como las
cargas emocionales que movilizan.
6. 5Impronta, escuela de psicodrama y humanidades
No olvidar que el director debe hacer prevalecer lo que surge de la acción misma y no
aferrarse a sus hipótesis de trabajo, por más atrayentes que le parezcan.
El espacio dramático o escenario:, es el espacio físico dónde se realiza la
dramatización, pero también es mucho más que eso. Es el lugar del “como
sí”dramático: como si esta fuera mi casa, como si éste fuera mi padre, como si esta
fuera la época de mi adolescencia...es decir, el escenario va tomando las características
de espacio de lo posible, el lugar donde se pueden realizar todos los sueños, todas las
fantasías. Solo así cumplirá plenamente su finalidad.
Ahí vemos la importancia del caldeamiento, ya que, en general es él el que permite la
magia del “como sí” dramático, y por él, un protagonista se mueve en un espacio vacío
como si estuviera en un bosque, por él, se sienta en un almohadón como quien se
apoltrona en un sillón de terciopelo, por él, el grupo entero observa una habitación, un
comedor de una casa, o una oficina donde no hay nada más que espacio.
El escenario, como espacio de lo posible y lugar concreto de la dramatización, ofrece al
protagonista un locus protegido de los convencionalismos y normas sociales.
El escenario es el campo de trabajo del director, el cual interviene dando consignas al
yo auxiliar si lo considera oportuno, introduciendo las técnicas psicodramáticas, y
elementos coadyudantes para la dramatización como música, objetos...
El escenario adquiere un valor particular por ser un espacio ofrecido al protagonista
para que lo pueble con su mundo interno, y pueda en él, buscar y encontrar las
respuestas y los caminos que en la tensión del afuera social no ha podido.
El “como si” da la posibilidad de probarnos varias ropas para ver cual es la que mejor
nos queda, y como todo queda dentro de ese espacio delimitado por consenso que es
el escenario, uno siempre termina eligiendo que es lo que se lleva para su vida diaria y
que es lo que va a dejar ahí, en ese espacio tan particular.
La audiencia: es la parte del grupo que no está participando en la dramatización de
forma directa, es decir, las personas que quedan fuera del espacio dramático, pero que
está siempre participando, aun desde el silencio, y vierte luego esta participación en el
momento de compartir o sharing.
Durante el caldeamiento verbal todos son auditorio, y de las interacciones que surgen
en este ámbito emerge el protagonista, que surge como resultado del clima emocional
grupal de los relatos de cada miembro. Se establece un nexo que mantiene al auditorio
relacionado con el protagonista y sus vicisitudes a lo largo de la dramatización. En el
curso de esa etapa, comparte con el protagonista los hechos por los que atraviesa en
el aquí y ahora; cada miembro del grupo puede resonar de diferente manera con lo
ocurrido, todos ellos son nuevos emergentes que se explicitan durante los comentarios
y pueden ser punto de partida para una nueva dramatización.
7. 6Impronta, escuela de psicodrama y humanidades
La audiencia es importante porque las emociones compartidas favorecen la
reintegración del protagonista con los demás; ser acompañado en sus conflictos le
ayuda a no sentirse solo, y los puntos de vista y experiencias de los otros le abren
nuevos campos y favorecen la elaboración de nuevas maneras de pensar y actuar.
ETAPAS DE LA SESIÓN DE PSICODRAMA
Son: caldeamiento, dramatización y comentarios
Constituyen los pasos sucesivos de un proceso que puede terminar con la etapa de los
comentarios, o bien puede transformarse en la base de otro caldeamiento para una
nueva dramatización.
Estas etapas son los puntos de referencia de una dinámica en espiral que partiendo del
grupo, va hacia el individuo para regresar al grupo y emerger nuevamente en otro
individuo.
Caldeamiento
El propósito básico del caldeamiento es producir un contexto que fomente la
espontaneidad. Un elemento vital del proceso de caldeamiento es generar una
sensación de vinculación y confianza entre el director y el grupo, así como entre los
miembros de éste. Cuando son compartidos, los sentimientos y actos espontáneos
promueven el factor tele
Debemos considerar dos tipos de caldeamiento:
A ‐ inespecífico: corresponde al primer periodo de la sesión psicodramática durante el
cual, director y auditorio se ponen en contacto con el fin de realizar una actividad en
común y consiste en un conjunto de procedimientos destinados a centrar la atención
del auditorio, disminuir los estados de tensión y facilitar la interacción. El director es el
encargado de llevarlos a cabo. Se trata de poner al grupo en actividad para que se
manifieste a través de sus interacciones y permita observar la dinámica en juego que
dará origen al protagonista. .
El caldeamiento se puede realizar en función del trabajo con el cuerpo, música, danza,
o también mediante emergencia de contenidos verbales espontáneos del grupo.
B‐ específico: es el que realiza el director con el protagonista emergente del grupo,
seleccionando las escenas para dramatizar y construyendo el contexto dramático y
elección de los personajes que van a intervenir.
El caldeamiento específico para el rol a desempeñar se realiza con el protagonista en
acción, además, ya en plena dramatización muchas veces es necesario un nuevo
caldeamiento para un nuevo rol, por ejemplo, al invertir roles, las preguntas que le
hace el director al protagonista, recordatorio de su nuevo rol y que se sitúe en él... Un
mal caldeamiento puede abortar el proceso terapéutico que se está trabajando. La
relación entre caldeamiento y dramatización es profunda, ya que son diferentes
8. 7Impronta, escuela de psicodrama y humanidades
aspectos de un mismo proceso. Un buen caldeamiento da lugar a una buena
dramatización, y una buena dramatización a una acción terapéutica efectiva.
Dramatización
La acción dramática puede estar centrada en un grupo cuando trabajamos a nivel
sociodramático, en un individuo cuando trabajamos con psicodrama centrado en un
protagonista, o en varios como en el psicodrama de pareja o de familia.
En la dramatización se interpretan personajes y se movilizan emociones. El libreto es la
propia vida del protagonista. La dramatización es el núcleo del psicodrama, su nombre
deriva de la palabra drama que significa acción. En esta etapa, el material aportado por
el protagonista, es tratado con técnicas activas con el fin de concretizarlo en el
escenario, plasmarlo en su contexto particular, y tratarlo dentro de un campo
terapéutico que permita observar en el aquí y ahora toda la estructura del material a
investigar.
La dramatización se inicia con el encuentro entre director y protagonista. El director
interroga al protagonista en busca de la escena más adecuada para iniciar la
dramatización y a continuación se pone en escena. El protagonista da el tema, las
situaciones y los personajes y el director los encuadra dentro de la metodología
psicodramática. El material aportado por el protagonista, es puesto en escena con la
mayor fidelidad posible sin descartar ninguna de sus circunstancias. Se trata de tomar
en cuenta, tanto el material específico como, por ejemplo, un síntoma, como el
inespecífico (contexto), de tal manera que pueda observarse la estructura que el
protagonista le da a su material, así como sus interacciones.
La dramatización está basada en una hipótesis del director y está destinada a producir
cambios en él o los protagonistas dentro de un marco terapéutico.
En la dramatización hay que considerar dos responsables directos: uno, el principal, el
director, y otro el yo auxiliar, el primero conduciendo el proceso terapéutico y el
segundo, desempeñando los roles complementarios que den lugar al desarrollo de un
vínculo con el protagonista durante la dramatización.
La posibilidad de dramatizar trayendo al aquí y ahora todos los elementos
concurrentes de la situación tratada, permite una visión más acabada de los hechos,
así como un mayor acopio de datos vividos. El chiste, la equivocación, el olvido, las
correcciones, las actitudes posturales, los movimientos involuntarios...cobran una
nueva dimensión al verlos in status nascendi, dentro de su contexto original y no como
un accidente dentro de un relato lineal. La posibilidad de reconstruir dramáticamente
escenas, agrega al protagonista, al director y al auditorio la dimensión espacial, y con
ella la objetivación.
Mediante la dramatización se da un contexto más completo a una serie de hechos y
situaciones que de otra manera perderían su significado real. Es frecuente observar
como el protagonista, en plena dramatización, toma conciencia de hechos olvidados, y
9. 8Impronta, escuela de psicodrama y humanidades
comprende la razón de su olvido, o se interrumpe bruscamente asombrado ante sus
propias palabras que le esclarecen la situación planteada; a eso lo llamamos Insight
dramático: es el “darse cuenta” emocional, profundo, integral y de forma espontánea
que permite comprender una situación que permanecía oscura hasta ese momento
En otras ocasiones, a medida que se va desarrollando la escena, va agregando datos
que la complementan, reapareciendo detalles, en apariencia nimios, como por
ejemplo, la manera particular de rascarse la mano que tenía el padre previa a una
explosión de cólera, pero de gran significado emocional para el paciente. Se va
construyendo así un cuadro dentro del cual el protagonista irá sintiéndose más
comprometido, hasta poder llegar por momentos, a olvidar que está dramatizando. El
“como si” y la vida real, separados en un comienzo, empiezan a aproximarse hasta
coincidir, dando paso a la vivencia intensa que borra las fronteras entre pasado y
presente, fantasía y realidad. El protagonista, lanzado a la acción, deberá resolver aquí
y ahora todos los problemas que se le presenten; ya no es el pasado el que relata y
reconstruye, sino el presente que se le enfrenta y espera sus respuestas. El director,
por su parte irá guiando al sujeto a través de los yo auxiliares hacia las situaciones
clave, y una vez en ellas, introducirá las modificaciones terapéuticas necesarias para su
comprensión, superación y elaboración.
Comentarios
Es la fase de compartir o sharing.
Es la tercera y última etapa de cada sesión psicodramática. En ella la atención se centra
en el auditorio, y se solicita a sus miembros opiniones y comentarios referentes a la
dramatización, al protagonista y a ellos mismos.
Junto con el auditorio se tratan los diversos aspectos de la dramatización y se
comparten las vivencias surgidas en la escena.
Este compartir emociones, es lo que permite que la persona que desplegó aquel
pedacito de su historia íntima, no se retire del espacio dramático con las
movilizaciones internas que pudieron haberse originado, no quedar en carne viva. El
grupo es quien recibe en su seno al integrante movilizado volviéndolo a la realidad. El
grupo, compartiendo emociones se transforma en el “cable a tierra”, indispensable
para aquel que ha entregado una parte de su vida.
La clave para iniciar los comentarios es la resonancia. La resonancia no sólo permite
que se organice un aparato psíquico grupal, partiendo de uno individual, sino que
además, muestra la forma de trabajo en grupo.
Dentro de la dinámica grupal, se considera al protagonista como un emergente del
grupo, y después de la dramatización, al grupo como emergente del individuo
10. 9Impronta, escuela de psicodrama y humanidades
La búsqueda sistemática de las vivencias experimentadas por el auditorio, tiene un
sentido de apoyo para el protagonista, pues disminuye considerablemente la
persecutoriedad del grupo.
La resonancia afectiva tiene un sentido de apoyo al protagonista, éste no se siente solo
con su problema, y comprueba en la realidad, que cosas similares les ocurren a todos.
Después de este primer momento subjetivo de resonancias personales, en el que
prima la identificación con el protagonista por parte del auditorio y la empatía con su
situación, se realiza la elaboración grupal destinada a construir la imagen que el
auditorio hace del protagonista desde sus diferentes puntos de vista, produciéndose al
mismo tiempo una comparación entre la imagen externa y la imagen interna que el
protagonista tiene de sí mismo en la dramatización. Se le ofrece así, la oportunidad de
tener una devolución a través de los ojos del otro.
El material aportado por el grupo va agregando diversos aspectos significativos para
cada uno de los participantes, contribuyendo así a formar una opinión grupal sobre el
tema dramatizado y sobre el protagonista. La visión total de lo sucedido no la tiene el
director ni el protagonista, sino que se constituye a partir de las aportaciones de todos
Los comentarios finales, permiten identificar y apropiarse cada quien de lo propio que
ha sido movilizado por las emociones del otro. Esto contribuye a crear el
coinconsciente grupal, que se encuentra basado en vivencias compartidas.