El documento argumenta que los establecimientos educativos carecen de tecnología para impartir clases y que los docentes no se esfuerzan por adquirirla. Señala que el problema no es solo del gobierno, sino también de los docentes que no gestionan la tecnología con otras organizaciones. Propone la integración de recursos didáctico-tecnológicos en la enseñanza a través de la capacitación de docentes y estudiantes.