1. ¿Es el alcoholismo una enfermedad?
La dependencia del alcohol es, desde luego, un problema serio que afecta a la salud de la
persona que la padece en el sentido más amplio de la palabra.
Más aún, es un problema que afecta a uno de los elementos esenciales del ser humano: la
libertad.
La persona que desarrolla la dependencia del alcohol va perdiendo su capacidad de
decidir si bebe o no bebe en determinadas situaciones , va perdiendo poco a poco el
autocontrol de su propia conducta, en definitiva: va perdiendo su libertad.
Podemos por tanto considerarlo una enfermedad, porque afecta al equilibrio personal de
quién la padece y de los que le rodean, y porque es necesario un tratamiento adecuado
para recuperarse de la misma. En cambio no es una enfermedad corriente que se pueda
"curar" tomando ciertos medicamentos, mediante una operación quirúrgica o mediante
algún otro procedimiento médico habitual.
¿Qué es beber "moderadamente"?
Consideremos una "unidad" de consumo de alcohol a la cantidad contenida en un vaso de
vino, en una cerveza, en una copa de cava, vino dulce o jerez, (aproximadamente doce
gramos de alcohol puro).
Las copas de licor: anís, whisky, cognac, ginebra, etc. o los combinados de estas bebidas
equivalen a dos "unidades".
Diversos estudios científicos establecen como límites máximos de consumo de alcohol los
siguientes:
Sexo Límite Diario Límite Semanal
Hombre 4 20
Mujer 3 15
Estos datos se refieren siempre a personas sanas que no hayan tenido previamente
problemas con el alcohol y no representan una seguridad absoluta de que no se vaya a
tener problemas de salud o desarrollo de la dependencia alcohólica.
Cada vez que una persona supera estos límites está sometiendo a su organismo a un
efecto negativo que altera su funcionamiento, y que puede conducirle al desarrollo de la
dependencia del alcohol, o de otros problemas de salud derivados del efecto tóxico del
alcohol en el cuerpo humano.
¿Es necesario beber todos los días para ser un alcohólico?
No. Muchas personas desarrollan una forma de dependencia que se manifiesta de forma
intermitente.
Algunas veces el sujeto es capaz de no beber nada, tal vez durante días o semanas, o
incluso de beber moderadamente. Pero esto no evita que en ocasiones beba de una forma
descontrolada y que ello le traiga consecuencias negativas de toda índole.
2. ¿Qué síntomas pueden indicar que una persona abusa del alcohol?
Le mostramos a continuación algunos de los principales y más comunes síntomas que
presentan las personas que tienen problemas con el alcohol.
La presencia de cualquiera de ellos hace recomendable la consulta del caso particular con
un profesional especializado
Síntomas físicos
• Beber grandes cantidades sin embriagarse
• Náuseas o vómitos al levantarse
• Pérdida de apetito
• Lagunas de memoria (olvidar detalles de lo que se ha hecho o dicho)
• Ligero temblor en las manos que se alivia al beber alcohol
• Valores elevados en la enzima Gamma GT o en el Volumen Corpuscular Medio en
un análisis de sangre.
Síntomas psicológicos
• Sentimientos de culpabilidad, sobre todo a la mañana siguiente.
• Justificaciones del tipo de "yo lo dejo cuando quiera", "todo el mundo bebe", etc.
• Sentirse molesto cuando alguien le sugiere que no beba tanto
• Intentos y promesas de no beber, o de beber menos.
3. ¿Tiene un familiar con problemas de Alcohol?
Desde la familia se puede ejercer una muy importante presión positiva para que la
persona afectada se decida a ponerse en tratamiento y superar su problema. De
hecho, la familia suele ser el elemento que más eficazmente puede ayudar a esto.
Pero la presión familiar debe hacerse de acuerdo con ciertos criterios para ser eficaz:
1.- Hay que hablar de "Solución", no de "Problema"
No hay que insistir más en lo mal que está la persona bebedora. Dé por hecho que él/ella
ya lo sabe, aunque nunca se lo haya reconocido abiertamente o siempre tienda a justificar
o minimizar el caso. Lo sabe ... porque es quién primero lo sufre.
Por eso lo importante es hablarle de solución. Proponerle ayuda. Hablarle de los beneficios
que todos van a obtener cuando el problema se haya superado.
2.- Presionar para que se ponga en tratamiento, no para que deje de beber.
Si la presión la ejercemos en la dirección de intentar que deje de beber estaremos
creándole una mayor angustia, ya que precisamente el problema de una persona
dependiente del alcohol es que no es capaz de controlarse bebiendo, y por lo tanto, le
estamos pidiendo algo que está fuera de su alcance, y le estamos induciendo, sin quererlo,
al fracaso, a la ocultación de su conducta, a la mentira, a la agresividad etc, etc.
Si le presionamos para que se ponga en tratamiento le estamos pidiendo algo para lo que
si está capacitado. Nada le impide acudir a una consulta con su MAP o con un terapeuta
especializado en la materia que le ayude a iniciar el proceso de recuperación.
Por eso la presión siempre debe dirigirse a que se ponga en tratamiento. Y ofrecerle una o
varias alternativas terapéuticas para que elija la que le resulte más adecuada a sus
características personales.
3.- Ser firme en la presión.
Es fácil que en medio una discusión la esposa plantee que no está dispuesta a seguir así,
que si no deja de beber se van a separar, etc, etc. Y que luego, al cabo de un tiempo se
ablande, una vez pasado el enfado, y de por buenas las intenciones de cambio del familiar
bebedor. Esto no sirve de ayuda.
La presión debe dirigirse siempre hacia que se ponga en tratamiento, y además, hay que
ser firme y cumplir cualquier "amenaza" que se haya formulado.
En resumen, el mensaje es el siguiente:Si te pones en tratamiento aquí me tienes y
podrás contar con todo mi apoyo para salir adelante. Si no lo haces yo no estoy
dispuesto/a a seguir así y nuestra relación se va a terminar.
4. TABLA. Propuestas para reducir el consumo de alcohol
• Demorar la hora de inicio de la ingesta
• No beber durante el horario laboral/académico
• Es preferible beber con las comidas
• Beber a pequeños sorbos, dejando el vaso en la mesa
• Utilizar bebidas de baja graduación
• Aprender a rechazar copas y «rondas»
• Intercalar bebidas no alcohólicas entre consumiciones
• Diluir los licores en refrescos
• Intercalar días sin consumo a la semana
• Recordar el límite propuesto y no olvidar lo ya bebido
• No beber si se va a conducir
• No tomar 5 ó más consumiciones en una sola ocasión
Fuente: Tomado de Rodríguez-Martos et al (1999).