La historia trata de una pastora llamada Margarita que llevaba su ganado a una laguna donde otras campesinas habían encontrado rocotos dorados que les dieron riqueza. Obsesionada con encontrar los mismos rocotos, Margarita ignoró las advertencias de sus padres y un día cayó en la laguna mientras intentaba cogerlos, ahogándose. Desde entonces, en las noches de luna llena se escuchan sus lamentos como advertencia de sequía.
1. La ambiciosidad es un defecto que te puede llevar a la muerte Los rocotos de Oro Alumna: Liz Arlet Eera Romero Primero Secundaria
2. Pequeño Resumen Muchas pastoras acostumbran llevar su ganado para que abrevara en la laguna del Urpillao. Con frecuencia, al cerrarse la tarde, algunas campesinas podían observar una nutritiva planta de rocoto a las orillas de la laguna. Sus frutos eran dorados y deslumbrantes, por lo que una de las muchachas, al cogerlos, se hizo una persona muy adinerada. Movida por la curiosidad y deseosa de alcanzar la misma suerte, Margarita llevaba sus ovejas al Urpillao con mayor frecuencia que antes; solo que no alcanzaba a ver nada; a demás sus padres le aconsejaban que nunca se quedara en las orillas de las aguas pues era peligroso para ella, hasta que un cierto día tuvo una extraña visión donde se dispuso a coger rocotos de oro pero corrió con la mala suerte de resbalar y caer en el río, sus padres estaban buscándola pero no la encontraron y desde ese día en las noches de luna llena, cundo los caminantes pasan por el lugar, pueden escuchar tristes y desgarradores lamentos. Cuando tal cosa ocurre, es signo de sequía y desgracia.
3. Muchas pastoras acostumbran llevar su ganado para que abrevara en la laguna del Urpillao. Con frecuencia, al cerrarse la tarde, algunas campesinas podían observar una nutritiva planta de rocoto a las orillas de la laguna. Sus frutos eran dorados y deslumbrantes, por lo que una de las muchachas, al cogerlos, se hizo una persona muy adinerada.
4. Movida por la curiosidad y deseosa de alcanzar la misma suerte, Margarita llevaba sus ovejas al Urpillao con mayor frecuencia que antes; solo que no alcanzaba a ver nada; a demás sus padres le aconsejaban que nunca se quedara en las orillas de las aguas; sin embargo, ella persistía en su empeño y permanecía hilando hasta muy tarde, hasta que un día, de sol primoroso y radiante, contempló los anhelados frutos que parecían pedirles que los cogieran.
5. Entonces, obsesionada por la extraña visión; la pastora se quito la rueca y se acercó a coger los rocotos de oro; pero en esos precisos momentos se resbaló y se sumergió entre las aguas. Apenados los padres por la extraña desaparición de su hija, empezaron a buscarla desesperadamente. Todo fue inútil; solo encontraron la rueca y el rebaño, ajeno a la desgracia.
6. En las noches de luna llena, cundo los caminantes pasan por el lugar, pueden escuchar tristes y desgarradores lamentos. Cuando tal cosa ocurre, es signo de sequía y desgracia Autor: Anónimo