Margarita era una pastora que llevaba su ganado a la laguna de Urpillao. Un día vio unos rocotos dorados a orillas de la laguna y, obsesionada por alcanzar la riqueza de otra pastora, intentó cogerlos pero resbaló y cayó al agua, ahogándose. Sus padres no pudieron encontrar su cuerpo. En las noches de luna llena se escuchan lamentos en el lugar, presagiando sequía y desgracia.
1. El rocoto de oro Nombre: Roxy Solano Pino Grado: 1º de secundaria 2007
2. El rocoto de oro ¿Será motivo suficiente querer ser mejor que otras personas al llegar al punto de actuar sólo por el simple hecho de encontrar algo que quizás nos haga más ricos ? Pues sólo podremos saber eso si vivimos en carne propia esta experiencia, pero seamos capaces de decidir correctamente, eligiendo lo mejor para nosotros como personas. Margarita vivió esta experiencia, con este cuento comprobaremos que tan humana es para no dejarse llevar por un sentimiento erróneo, que existe en este mundo materialista: la soberbia
3. Muchas pastoras acostumbran llevar su ganado para que abrevara en la laguna del Urpillao. Con frecuencia, al cerrarse la tarde, algunas campesinas podían observar una nutritiva planta de rocoto a las orillas de la laguna. Sus frutos eran dorados y deslumbrantes, por lo que una de las muchachas, al cogerlos, se hizo una persona muy adinerada.
4. Movida por la curiosidad y deseosa de alcanzar la misma suerte, Margarita llevaba sus ovejas al Urpillao con mayor frecuencia que antes; solo que no alcanzaba a ver nada; además sus padres le aconsejaban que nunca se quedara en las orillas de las aguas; sin embargo, ella persistía en su empeño y permanecía hilando hasta muy tarde, hasta que un día, de sol primoroso y radiante, contempló los anhelados frutos que parecían pedirles que los cogieran.
5. Entonces, obsesionada por la extraña visión; la pastora se quito la rueca y se acercó a coger los rocotos de oro; pero en esos precisos momentos se resbaló y se sumergió entre las aguas. Apenados los padres por la extraña desaparición de su hija, empezaron a buscarla desesperadamente. Todo fue inútil; solo encontraron la rueca y el rebaño, ajeno a la desgracia.
6. En las noches de luna llena, cuando los caminantes pasan por el lugar, pueden escuchar tristes y desgarradores lamentos. Cuando tal cosa ocurre, es signo de sequía y desgracia Autor: Anónimo