2. LA VAQUERÍA Y EL LLANO
Cuando sólo existían caminos reales y se arreaba el ganado de
Yopal a Villavicencio, cuando existían los llaneros recios,
verdaderos centauros del llano, hombres de toro, caballo y
soga, héroes anónimos de nuestra patria pioneros de lo que
hoy se conoce como la vaquería.
Largas faenas ponían a prueba las destrezas de fuertes
hombres que dejaban el alma en algo más que un trabajo. A lo
mejor, porque para ellos no era una pesada carga, sino un
estilo de vida. Con sus sombreros y sus alpargatas iban a
meterle el pecho al llano, a tragárselo montados sobre un
caballo y con un escapulario por corazón.
Llaneros que vibraban en las corrientes de los ríos, en la
explosión de los truenos, en el galope del potro y en el bramar
de las vacas. Aquí está Otoniel Castañeda, más conocido en el
llano casanarense como “El Gran Llanerazo ”, un cowboy
criollo de hablado recio que sobre su caballo y sin zapatos o
cotizas, nos habla de la vaquería. Una profesión que desde
pequeño aprendió de sus mayores y que hoy difunde como
3.
4. CANTOS DE VAQUERÍA
Acompañar la brega del ganado con voces, cantos o exclamaciones ha
sido una vieja tradición entre los pobladores de las zonas ganaderas de la
costa Caribe. Esta clase de interpretaciones, con supervivencias
españolas en la manera como se arrastra la voz y en los arabescos del
canto, fueron adoptadas y transformadas por los grupos de mulatos y
zambos del litoral. La ejecución de las glosas se efectúa con una
entonación más bien simple del cantador, quien improvisa de manera
individual y a capela las coplas, quintillas o sextillas. La décima o espínela
es la forma poética más común de las vaquerías. Dicha métrica se
estructura sobre la base de la concordancia entre los versos, debiendo
rimar el primero, cuarto y quinto; el segundo y tercero; el sexto, séptimo y
décimo, y el octavo con el noveno. Dicho arreglo estructural exige de una
memoria excepcional por parte de los glosadores, quienes al alargar los
sonidos de forma particular generan una atmósfera que se caracteriza por
su dejo especial. En las sabanas de Bolívar y en Córdoba los intérpretes
de vaquerías sobresalen porque son verdaderos prodigios de habilidad.
5. ¡Haaale! ¡Haale! Mariposa!
que ya vamos a llegar;
¡Uy! ¡Jujuy! mi compañera
ya te vamos a ordeñar...
*Buscando la punta el monte se voló el toro matreto
El rey de los cimarrones, se voló pa’l otro lao
Y si llega a la montaña...Se perdió!
Y si llega a la montaña...Se perdió!
Buenas tardes don Tomás!
Buenas tardes don Tomás!
Traigo diez potros cerreros
Con su viaje de ganao
Desafiamos los espantos y peligros del sendero
Solo falta un toro criollo que en el monte se ha quedao
El rey de los Cimarrones...se escapó!
El rey de los Cimarrones...se escapó!
Pero si un día usted lo quiere recobrar
Lo encuentra en las montañas del Cesar Pero no ha nacido quien pueda enlazar
a un toro en las montañas del Cesar
6. TRABAJO DEL LLANO
El trabajo de llano es una actividad propia del Llanero. Hoy
convertida en un atractivo turístico donde participan turistas.
Nace de la relación estrecha del llanero con la actividad
ganadera en lo que se refiere a las labores de vaquería, tales
como marcar, vacunar, ordeñar, enlazar, montar, entre otros, el
ganado.
El llanero empieza su día hacia las tres o cuatro de la mañana,
cuando ensilla su caballo y sale a la sabana a reunir el ganado,
arriarlo y llevarlo hacia el corral, para enlazar y herrar las reces,
u otras tareas que se necesiten llevar a cabo. A partir de estas
actividades, se crearon los torneos de vaquería, realizados en
fincas turísticas o parques temáticos, como producto turístico
donde se forman equipos de cuatro personas, incluyendo una
mujer, quienes deben desarrollar las pruebas de enlazada del
becerro a caballo, herrada del becerro, el ordeño de la vaca
mañosa, monta del potro cerrero, monta del toro matrero,
carrera de caballos, el pilonero, el leñador y, quizás la prueba