1. Facultad de Humanidades.
Departamento de Educación.
Programa Pos título “Integración de TIC para la Innovación en Educación”.
¿Debe la tecnología ponerse al servicio de la educación?
“El futuro de la educación estará profundamente signado por la tecnología de la
información venidera. Pero más aún, por cómo los educadores y estudiantes
utilizan las TIC para el aprendizaje continuo” (Stanley Williams)
Sociedad postindustrial, era de la información o educación del siglo XXI, son
algunas formas de caracterizar la realidad actual, cuyo elemento central es la
amplia y variada gama de herramientas tecnológicas.
La sociedad actual ha sido el resultado de múltiples efectos, tanto políticos
como económicos y sociales; uno de ellos, fue la instauración y posterior triunfo
del capitalismo y el liberalismo económico, sistema que tiene por objetivo: la
productividad. Por este esencial motivo, es crucial modernizar todos los
elementos que integran la sociedad, y evidentemente, la educación no es una
excepción. El desarrollo y crecimiento de un país, no solo es reflejo de una
economía sólida o de una política estable, es también producto de una
modernización total, que incluya, por sobre todo, a la nación. Pues, como
menciona Henry Ford, ícono de la industrialización moderna, "el verdadero
progreso es el que pone la tecnología al alcance de todos".
Debemos entender esta modernización, como el mecanismo que deben utilizar
los países “subdesarrollados”, “tercermundistas” o en vías de desarrollo” para
alcanzar la categoría de primer mundo, pues esa condición permite alcanzar la
igualdad y justicia social. Así lo plantea Villaseca al referirse que los países
desarrollados definen su modelo de desarrollo en función de la industrialización
y la agregación de valor. En función de esta premisa se orienta la educación, el
mercado está regulado y las necesidades de la sociedad son las de estos
modelos de desarrollo, en virtud de esto, se orientan las políticas públicas y la
educación (Villaseca, 2007).
Hoy por hoy, las estrategias, modelos y paradigmas educativos, se erigen en
función del modelo en el que estamos insertos, modelo que se ha materializado
en torno a una educación basada en tecnologías, y por tanto insoslayable para
un mundo que cambia y es menester adaptarse. La innovación tecnológica y el
cambio organizativo, centrados en la flexibilidad y la adaptabilidad, fueron
absolutamente cruciales para determinar la velocidad y la eficacia de la
reestructuración (Castells, 2000). Por lo tanto, la educación del siglo XXI, es el
resultado de una revolución industrial, informática y tecnológica, y que pone de
manifiesto la urgencia de modernizarla y situarla en sintonía con estos
procesos.
En función de lo anterior, es necesario comprender tres elementos para la
modernización de la educación: i) La tecnología educativa, ii) Características
del estudiante, y iii) Rol del profesor. De esta manera, los protagonistas de la
educación del siglo XXI, deben configurar el proceso de enseñanza-aprendizaje
acorde al tiempo que estamos viviendo.
Las herramientas tecnológicas son fundamentales en esta sociedad, pues se
conciben como un medio a favor de un desarrollo humano y social más
inclusivo y pone como elementos centrales de la transición hacia sociedades
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de la información los diferentes aspectos del desarrollo: la educación, la salud,
el medio ambiente, etc. (Sunkell, 2010). En consecuencia, es primordial hablar
de tecnología educativa, ya que su inclusión en la educación genera múltiples y
diversos medios de aprendizaje. En la actualidad, la tecnología ya no se
percibe como algo ajeno a la escuela, sino como una necesidad básica y como
parte del conocimiento y la formación que cualquier ciudadano del siglo XXI
debe poseer. (Bilbao y Salinas, 2010).
En este sentido, la tecnología facilita la enseñanza y el aprendizaje, poniendo
al servicio de educadores y educandos, la posibilidad de hacer un conocimiento
complejo, entendible; de estimular la iniciativa educativa de los jóvenes y por
cierto, de aprovechar el conocimiento innato del estudiante pos-moderno. Cabe
destacar, que las TIC han llegado con la promesa de que contribuirían a la
disminución de la brecha digital, a la modernización de los procesos de
aprendizaje, al desarrollo de competencias y de habilidades cognitivas en los
estudiantes. Y, también, que harían más eficientes los procesos de gestión
institucional y académica de las escuelas (Hilbert, Bustos y Ferraz, 2005,
citado en Sunkell, 2010). En relación a este punto, será necesario y tal vez
decisivo, acabar con diagnósticos y emplear soluciones y que más que
investigar y apuntar hacia los mecanismos acerca de cómo funciona la escuela,
se investigue en aplicar modelos pedagógicos pertinentes y aplicables a
nuestra realidad tecnológica. (Villaseca, 2007). Se espera que las TIC ayuden a
modernizar los procesos de enseñanza y aprendizaje y hagan más atractiva la
escuela para las nuevas generaciones que viven en un mundo crecientemente
digital y multimedial. (Bilbao y Salinas, 2010).
Un segundo elemento para la educación moderna, es definitivamente, atender
las características y motivaciones de los estudiantes, pues en su condición de
nativos digitales, es preciso educarlos con herramientas que les sean
“amigables”. Hoy en día, existe una multiplicidad de elementos tecnológicos
que favorecen el proceso de enseñanza-aprendizaje, plataformas interactivas
formales de educación y no formales. Para los alumnos, la tecnología que
acapara su atención y que utilizan a menudo, es justamente las herramientas
no formales, por tanto, es allí donde se debe poner el acento pedagógico.
Una parte importante de los estudiantes hoy día hacen un uso más intensivo de
las TIC fuera del colegio que dentro de él y por lo tanto las nuevas
generaciones están aprendiendo cosas de forma no intencionada que son
importantes de estudiar y entender (New Millennium Learners Project) (Sunkel,
2010). Medios como facebook, son los preferidos por niños y jóvenes, por lo
tanto, cabe preguntarse lo siguiente: ¿deben los jóvenes usar facebook como
herramienta de aprendizaje? ¿Están llamados los profesores a integrar
“herramientas juveniles” en sus practicas docentes? Y por último, ¿Son las Tic
un medio para educar? La respuesta no sólo es positiva, es además,
desafiante, pues a la luz de la motivación de los jóvenes, esta herramienta se
presenta como la posibilidad de generar en ellos el gusto por aprender, indagar
y por tanto, construir sus saberes desde sus propias experiencias, intereses y
proyecciones. Ahora más que nunca se ha abierto un puente entre el
conocimiento y el estudiante, y es labor del docente encaminarlos hacia el
encuentro. Ahora más que nunca la información esta a disposición de todos;
ahora más que nunca el estudiante es proclive a explorar y descubrir, pues se
ha volcado a las tecnologías como medios de respuesta. Lo que trae el alumno
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no es sólo su cultura, sino que también todo un sistema de motivaciones,
expectativas, intereses y actitudes que deben ser reconocidos y estimulados
por el profesor. (Casassus, 2002).
Un tercer y último elemento, es el rol del profesor. La tarea no es sencilla, pero
estamos ante un panorama alentador, pues el profesor debe incluir en su
quehacer pedagógico lo que a gritos el estudiante necesita: incluir la tecnología
no formal como medio de educación tradicional. Pero, ¿Por qué el panorama
es alentador? Sencillo, utilizaremos una herramienta que para el estudiante es
familiar, por lo tanto, parte del conocimiento aprendible en el aula, será, ahora,
a través de un computador, vale decir, por medio de un proceso cotidiano para
el estudiante, por consiguiente, su labor estará centrada en extrapolar una
actividad extracurricular a una de carácter educativa. Este encuentro puede
sumarse a lo que el alumno ya posee con anterioridad en su mente, puede
adaptarlo a lo que se posee o bien puede modificarlo radicalmente (Casassus,
2002). De esta manera el aprendizaje ocurre en el interior del alumno en un
proceso que podríamos llamar como un sincretismo educativo.