1. Españoles en Londres
La visita a la capital del Reino Unido es una experiencia enriquecedora
en líneas generales, pero existen aspectos esenciales en el trato a los
españoles que dejan mucho que desear. Soy consciente de que no se
debe generalizar en estas delicadas cuestiones. Por ejemplo, una
cadena de hoteles española en Londres debe cuidar mucho más la
limpieza de las habitaciones y, especialmente, de los cuartos de baño.
Tampoco es de recibo que suene de improviso una alarma de simulacro
de evacuación en todas las habitaciones, sin previo aviso, un día
determinado semanalmente.
En relación con el museo de cera Madame Toussauds de Londres son
vergonzosas las esperas de más de dos horas, simplemente, para sacar
los tickets para entrar. Y todo, parece que por no disponer de cuatro o
cinco empleados en una taquilla habilitada con cuatro o cinco cajas
para dispensación de entradas.
Respecto a la casa museo de Sherlock Holmes la excesiva espera de
alrededor de dos horas o más revela, en mi opinión, una pésima
organización. Ya que podrían entrar más personas de cada vez, y
habilitar alguna vía de salida lateral a través de la tienda del museo.
Otro aspecto destacable es que los taxistas de Londres no aceptan el
pago con tarjeta por desconfianza excesiva. Lo que complica las cosas
a los turistas. Algo que no es lógico, porque los controles bancarios
respecto al denominado dinero de plástico me parece que son
rigurosos.
Los turistas españoles son menospreciados, en algunos casos, en la
zona de facturación de maletas de un aeropuerto londinense. Algo que
es inaudito e intolerable, porque todo el mundo merece respeto.
Parece existir un desprecio a lo español o a lo hispano, por el hecho de
serlo, en algunas personas de este aeropuerto londinense. En lo
referente a las comprobaciones de seguridad antes de salir el vuelo en
dirección a España las medidas de vigilancia a las personas y a sus
cosas personales considero que son claramente excesivas y
redundantes. Porque la introducción de productos de uso individual en
bolsas transparentes cuando previamente ya están en un recipiente
transparente, no garantiza que no posean en su interior una sustancia
explosiva. Ya que los objetos que lleva cada persona no son visibles
internamente sin abrirlos uno por uno. Si existen dispositivos que
detecten sustancias explosivas no hacen falta tantas medidas de
control. Y si no los hay los controles son incompletos, y no garantizan
una seguridad total en el vuelo respecto a la evitación de atentados con
explosivos.
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2. La rigidez de algunas actitudes en Londres me parece que es lo
característico de la sociedad inglesa que también atesora grandes
virtudes. Aunque el idioma inglés es la lengua internacional el español
es hablado por unos quinientos millones de personas en el mundo. Por
tanto, creo que merece más atención por parte de los que trabajan en
una cadena de hoteles de titularidad española en Londres. Parece ser
que muchos turistas ingleses al venir a España prácticamente exigen
que se les hable en su idioma, pero al estar en territorio español
también ellos tendrían que saber castellano por respeto y admiración a
nuestra lengua que está extendida en Hispanoamérica.
Y no hablemos del caso de Gibraltar que es increíble, ya que es un
territorio que nos pertenece según derecho, y no se quiere reconocer
por parte del gobierno británico que reside oficialmente en el
emblemático 10 de Downing Street de Londres.
De todas formas, la multiculturalidad de esta gran ciudad es
enormemente positiva, y la diversidad que posee es altamente
beneficiosa, porque Londres es una de las capitales culturales y
económicas de este mundo actual globalizado.
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