ACERTIJO EL NÚMERO PI COLOREA EMBLEMA OLÍMPICO DE PARÍS. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
Schelling y la realidad
1. Schelling y la realidad
Este filósofo alemán que es uno de los grandes pensadores del
idealismo germano que nació en 1775 y murió en 1854 fue un prodigio
de precocidad ya que, entre otras cosas, fue nombrado profesor de la
Universidad de Jena a los 23 años de edad.
La lucha entre la multiplicidad de las intuiciones que son aprehendidas
de la realidad a través de la experiencia, y su voluntad de organización
metódica de todo este material empírico es algo presente en el joven
Schelling, y también en su etapa de vejez.
Para este pensador la separación entre la naturaleza y el espíritu es
artificiosa y, en último término, indeseable, porque es mejor la
unificación de estos dos ámbitos. Es una forma de volver a la unidad
perdida representada por lo absoluto en la filosofía schellingiana. El
espíritu es la expresión de la conciencia y de la libertad.
Ahora bien escribe Schelling en su Filosofía del Arte de 1802: «Lo
absoluto en y para sí no ofrece multiplicidad alguna, y es, en esa
medida, para el entendimiento un vacío absoluto, sin fondo. Sólo en lo
particular hay vida». Por tanto, lo natural es la manifestación de lo
múltiple que puede ser analizado por el espíritu o la inteligencia.
Ya en sus años de formación Schelling, concretamente, en sus Cartas
sobre dogmatismo y criticismo que son de 1795 ya entra en la discusión
de las Críticas kantianas,y se muestra partidario de una interpretación
no conservadora de las obras kantianas. Quiere superar o hacer más
amplia la concepción de la libertad desarrollada por Fichte. Se puede
afirmar que Schelling sostiene, en este periodo, un kantismo de
izquierdas de tinte irreligioso. Lo que pretende es la consecución de un
hombre no escindido entre el yo teórico y el práctico. Lo que es posible,
si se piensa en una dimensión estética, que es lo unificante respecto a la
realidad humana. Sobrepasando de este modo el panteísmo spinozista.
Ciertamente, las etapas filosóficas se suceden a lo largo de la existencia
de este pensador. En la última parte de su producción filosófica
adquiere un mayor protagonismo Dios y el mundo, en clara oposición
al racionalismo o idealismo hegeliano. Aunque, a mi juicio, existe una
afirmación de lo infinito, que se manifiesta en el orden de la naturaleza
y la historia, en lo que concuerda con Fichte y Hegel.
Schelling está en contra de un Dios moral en el sentido propuesto por
Kant, porque es una especulación que no es necesaria desde una
perspectiva estética como la afirmada por él. Porque debe primar la
libertad humana respecto a la divinidad ya que como escribe Virginia
Careaga: «Admitir una causalidad absoluta, debido a razones
prácticas, nos conduciría, según Schelling, al fatalismo, es decir, “al
abandono y serenidad en los brazos del mundo”, impidiendo la
1
2. autarquía del hombre, principio esencial de la estética». Y es que la
libertad volitiva del ser humano no precisa de un Dios moral que la
preserve y la apoye, viene a decir Schelling.
La significación de la belleza está muy presente, tanto en el
pensamiento de Schelling, como en el de Hegel y Schiller. Porque la
plasmación de lo infinito en lo finito se produce por causa de la belleza.
Y la contradicción entre estos dos mundos es superada por el goce del
sentimiento estético.
Evidentemente, Schelling considera que la reunificación del espíritu y
la naturaleza puede realizarse a través del arte. En relación con esto
escribe Virgina López Domínguez: «Ya en el Sistema del Idealismo
trascendental, Schelling comprende que semejante reunificación sólo
puede realizarla el arte, con lo cual la actividad estética representará el
momento culminante más pleno de la existencia humana, por cuyo
medio el propio universo consigue en cada obra reconciliarse a sí
mismo».
Además, conviene señalar que para Schelling la filosofía de la
naturaleza posee rasgos espirituales, y el espíritu características
naturales como muestra su filosofía trascendental. Porque no existe la
pura objetividad de la naturaleza según su planteamiento, y tampoco
una pura subjetividad espiritual sin elementos naturales.
La cantidad y calidad de las obras escritas por Schelling le convierten
en uno de los grandes filósofos clásicos. Y las etapas de su evolución
filosófica siguen abiertas a la investigación.
2