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COMENTARIO BÍBLICO
MUNDO HISPANO
TOMO 16
LUCAS
Editores Generales
Juan Carlos Cevallos
Rubén O. Zorzoli
EDITORIAL MUNDO HISPANO
EDITORIAL MUNDO HISPANO
7000 Alabama Street, El Paso, TX 79904 EE. UU. de A.
www.editorialmh.org
Nuestra pasión: Comunicar el mensaje de Jesucristo y facilitar la formación de
discípulos por medios impresos y electrónicos.
Comentario Bíblico Mundo Hispano, tomo 16. © Copyright 2007, Editorial Mundo Hispano. 7000
Alabama Street, El Paso, TX 79904, Estados Unidos de América. Todos los derechos reservados.
Prohibida su reproducción o transmisión total o parcial, por cualquier medio, sin el permiso escrito de los
publicadores.
Las citas bíblicas han sido tomadas de la Santa Biblia: Versión Reina-Valera Actualizada. © Copyright
1999. Usada con permiso.
Editores: Juan Carlos Cevallos, María Luisa Cevallos,
Vilma de Fajardo, Rubén Zorzoli
Diseño de la cubierta: Carlos Santiesteban
Primera edición: 2007
Clasificación Decimal Dewey: 220.7
Tema: 1. Biblia—Comentarios
ISBN: 978-0-311-03140-5
E.M.H. No. 03140
1.5 M 7 07
PREFACIO GENERAL
Desde hace muchos años, la Editorial Mundo Hispano ha tenido el deseo de publicar un
comentario original en castellano sobre toda la Biblia. Varios intentos y planes se han hecho y,
por fin, en la providencia divina, se ve ese deseo ahora hecho realidad.
El propósito del Comentario es guiar al lector en su estudio del texto bíblico de tal manera
que pueda usarlo para el mejoramiento de su propia vida como también para el ministerio de
proclamar y enseñar la palabra de Dios en el contexto de una congregación cristiana local, y con
miras a su aplicación práctica.
El Comentario Bíblico Mundo Hispano consta de veinticuatro tomos y abarca los sesenta y
seis libros de la Santa Biblia.
Aproximadamente ciento cincuenta autores han participado en la redacción del Comentario.
Entre ellos se encuentran profesores, pastores y otros líderes y estudiosos de la Palabra, todos
profundamente comprometidos con la Biblia misma y con la obra evangélica en el mundo
hispano. Provienen de diversos países y agrupaciones evangélicas; y han sido seleccionados por
su dedicación a la verdad bíblica y por su voluntad de participar en un esfuerzo mancomunado
para el bien de todo el pueblo de Dios. La carátula de cada tomo lleva una lista de los editores, y
la contratapa de cada volumen identifica a los autores de los materiales incluidos en ese tomo
particular.
El trasfondo general del Comentario incluye toda la experiencia de nuestra editorial en la
publicación de materiales para estudio bíblico desde el año 1890, año cuando se fundó la revista
El Expositor Bíblico. Incluye también los intereses expresados en el seno de la Junta Directiva,
los anhelos del equipo editorial de la Editorial Mundo Hispano y las ideas recopiladas a través de
un cuestionario con respuestas de unas doscientas personas de variados trasfondos y países
latinoamericanos. Específicamente, el proyecto nació de un Taller Consultivo convocado por
Editorial Mundo Hispano en septiembre de 1986.
Proyectamos el Comentario Bíblico Mundo Hispano convencidos de la inspiración divina de
la Biblia y de su autoridad normativa para todo asunto de fe y práctica. Reconocemos la
necesidad de un comentario bíblico que surja del ambiente hispanoamericano y que hable al
hombre de hoy.
El Comentario pretende ser:
* crítico, exegético y claro;
* una herramienta sencilla para profundizar en el estudio de la Biblia;
* apto para uso privado y en el ministerio público;
* una exposición del auténtico significado de la Biblia;
* útil para aplicación en la iglesia;
* contextualizado al mundo hispanoamericano;
* un instrumento que lleve a una nueva lectura del texto bíblico y a una más dinámica
comprensión de él;
* un comentario que glorifique a Dios y edifique a su pueblo;
* un comentario práctico sobre toda la Biblia.
El Comentario Bíblico Mundo Hispano se dirige principalmente a personas que tienen la
responsabilidad de ministrar la Palabra de Dios en una congregación cristiana local. Esto incluye
a los pastores, predicadores y maestros de clases bíblicas.
Ciertas características del Comentario y algunas explicaciones de su metodología son
pertinentes en este punto.
El texto bíblico que se publica (con sus propias notas—señaladas en el texto con un
asterisco, *,—y títulos de sección) es el de La Santa Biblia: Versión Reina-Valera Actualizada.
Las razones para esta selección son múltiples: Desde su publicación parcial (El Evangelio de
Juan, 1982; el Nuevo Testamento, 1986), y luego la publicación completa de la Biblia en 1989,
ha ganado elogios por estudios bíblicos serios. El Dr. Cecilio Arrastía la ha llamado “un buen
instrumento de trabajo”. El Lic. Alberto F. Roldán la cataloga como “una valiosísima
herramienta para la labor pastoral en el mundo de habla hispana”. Dice: “Conservando la belleza
proverbial de la Reina-Valera clásica, esta nueva revisión actualiza magníficamente el texto,
aclara—por medio de notas—los principales problemas de transmisión … Constituye una
valiosísima herramienta para la labor pastoral en el mundo de habla hispana”. Aun algunos que
han sido reticentes para animar su uso en los cultos públicos (por no ser la traducción de uso más
generalizado) han reconocido su gran valor como “una Biblia de estudio”. Su uso en el
Comentario sirve como otro ángulo para arrojar nueva luz sobre el Texto Sagrado. Si usted ya
posee y utiliza esta Biblia, su uso en el Comentario seguramente le complacerá; será como
encontrar un ya conocido amigo en la tarea hermenéutica. Y si usted hasta ahora la llega a
conocer y usar, es su oportunidad de trabajar con un nuevo amigo en la labor que nos une:
comprender y comunicar las verdades divinas. En todo caso, creemos que esta característica del
Comentario será una novedad que guste, ayude y abra nuevos caminos de entendimiento bíblico.
La RVA aguanta el análisis como una fiel y honesta presentación de la Palabra de Dios.
Recomendamos una nueva lectura de la Introducción a la Biblia RVA que es donde se aclaran su
historia, su meta, su metodología y algunos de sus usos particulares (por ejemplo, el de letra
cursiva para señalar citas directas tomadas de Escrituras más antiguas).
Los demás elementos del Comentario están organizados en un formato que creemos
dinámico y moderno para atraer la lectura y facilitar la comprensión. En cada tomo hay un
artículo general. Tiene cierta afinidad con el volumen en que aparece, sin dejar de tener un
valor general para toda la obra. Una lista de ellos aparece luego de este Prefacio.
Para cada libro hay una introducción y un bosquejo, preparados por el redactor de la
exposición, que sirven como puentes de primera referencia para llegar al texto bíblico mismo y a
la exposición de él. La exposición y exégesis forma el elemento más extenso en cada tomo. Se
desarrollan conforme al bosquejo y fluyen de página a página, en relación con los trozos del
texto bíblico que se van publicando fraccionadamente.
Las ayudas prácticas, que incluyen ilustraciones, anécdotas, semilleros homiléticos,
verdades prácticas, versículos sobresalientes, fotos, mapas y materiales semejantes, acompañan a
la exposición pero siempre encerradas en recuadros que se han de leer como unidades.
Las abreviaturas son las que se encuentran y se usan en La Biblia Reina-Valera
Actualizada. Recomendamos que se consulte la página de Contenido y la Tabla de Abreviaturas
y Siglas que aparece en casi todas las Biblias RVA.
Por varias razones hemos optado por no usar letras griegas y hebreas en las palabras citadas
de los idiomas originales (griego para el Nuevo Testamento, y hebreo y arameo para el Antiguo
Testamento). El lector las encontrará “transliteradas”, es decir, puestas en sus equivalencias
aproximadas usando letras latinas. El resultado es algo que todos los lectores, hayan cursado
estudios en los idiomas originales o no, pueden pronunciar “en castellano”. Las equivalencias
usadas para las palabras griegas (Nuevo Testamento) siguen las establecidas por el doctor Jorge
Parker, en su obra Léxico-Concordancia del Nuevo Testamento en Griego y Español, publicada
por Editorial Mundo Hispano. Las usadas para las palabras hebreas (Antiguo Testamento) siguen
básicamente las equivalencias de letras establecidas por el profesor Moisés Chávez en su obra
Hebreo Bíblico, también publicada por Editorial Mundo Hispano. Al lado de cada palabra
transliterada, el lector encontrará un número, a veces en tipo romano normal, a veces en tipo
bastardilla (letra cursiva), son números del sistema “Strong”, desarrollado por el doctor James
Strong (1822–94), erudito estadounidense que compiló una de las concordancias bíblicas más
completas de su tiempo y considerada la obra definitiva sobre el tema. Los números en tipo
romano normal señalan que son palabras del Antiguo Testamento. Generalmente uno puede usar
el mismo número y encontrar la palabra (en su orden numérico) en el Diccionario de Hebreo
Bíblico, por Moisés Chávez, o en otras obras de consulta que usan este sistema numérico para
identificar el vocabulario hebreo del Antiguo Testamento. Si el número está en bastardilla (letra
cursiva), significa que pertenece al vocabulario griego del Nuevo Testamento. En estos casos
uno puede encontrar más información acerca de la palabra en el referido Léxico-Concordancia
… del doctor Parker, como también en la Nueva Concordancia Greco-Española del Nuevo
Testamento, compilada por Hugo M. Petter, el Nuevo Léxico Griego-Español del Nuevo
Testamento, por McKibben, Stockwell y Rivas, u otras obras que usan este sistema numérico
para identificar el vocabulario griego del Nuevo Testamento. Creemos sinceramente que el lector
que se tome el tiempo para utilizar estos números enriquecerá su estudio de palabras bíblicas y
quedará sorprendido de los resultados.
Estamos seguros de que todos estos elementos y su feliz combinación en páginas hábilmente
diseñadas con diferentes tipos de letra y también con ilustraciones, fotos y mapas harán que el
Comentario Bíblico Mundo Hispano rápida y fácilmente llegue a ser una de sus herramientas
predilectas para ayudarle a cumplir bien con la tarea de predicar o enseñar la Palabra eterna de
nuestro Dios vez tras vez.
Este es el deseo y la oración de todos los que hemos tenido alguna parte en la elaboración y
publicación del Comentario. Ha sido una labor de equipo, fruto de esfuerzos mancomunados,
respuesta a sentidas necesidades de parte del pueblo de Dios en nuestro mundo hispano. Que sea
un vehículo que el Señor en su infinita misericordia, sabiduría y gracia pueda bendecir en las
manos y ante los ojos de usted, y de muchos otros también.
Los Editores
Editorial Mundo Hispano
Lista de Artículos Generales
Tomo 1: Principios de interpretación de la Biblia
Tomo 2: Autoridad e inspiración de la Biblia
Tomo 3: La ley (Torah)
Tomo 4: La arqueología y la Biblia
Tomo 5: La geografía de la Biblia
Tomo 6: El texto de la Biblia
Tomo 7: Los idiomas de la Biblia
Tomo 8: La adoración y la música en la Biblia
Tomo 9: Géneros literarios del Antiguo Testamento
Tomo10: Teología del Antiguo Testamento
Tomo11: Instituciones del Antiguo Testamento
Tomo12: La historia general de Israel
Tomo13: El mensaje del Antiguo Testamento para la iglesia de hoy
Tomo14: El período intertestamentario
Tomo15: El mundo grecorromano del primer siglo
Tomo16: La vida y las enseñanzas de Jesús
Tomo17: Teología del Nuevo Testamento
Tomo18: La iglesia en el Nuevo Testamento
Tomo19: La vida y las enseñanzas de Pablo
Tomo20: El desarrollo de la ética en la Biblia
Tomo21: La literatura del Nuevo Testamento
Tomo22: El ministerio en el Nuevo Testamento
Tomo23: El cumplimiento del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento
Tomo24: La literatura apocalíptica
La vida y las enseñanzas de Jesús Tomás de la Fuente
Bosquejaremos, en un rápido vistazo, los dos aspectos de los que trata este artículo: la vida
de Jesús y sus enseñanzas.
LA VIDA DE JESÚS
LA SITUACIÓN HISTORIA CUANDO NACIÓ JESÚS
El control romano sobre los judíos
Cuando Jesús nació, los judíos estaban bajo el control de Roma. En el año 63 a. de J.C. el
general romano Pompeyo logró entrar a Jerusalén y vencer la resistencia de los judíos. Desde
entonces los judíos pagaban impuestos al imperio romano y obedecían la ley impuesta por Roma.
Herodes el Grande
En el año 37 a. de J.C. Herodes llegó a ser rey de Judea. Los judíos lo odiaban por sus
grandes crueldades y porque no era judío, sino idumeo. Herodes trató de ganar el favor de los
judíos agrandando y embelleciendo el templo. En el tiempo de Jesús este proyecto estaba todavía
en construcción. Herodes era sumamente malo, temeroso por la seguridad de su trono. A fin de
proteger su posición, mató a su esposa favorita, a un cuñado, a un tío y a tres de sus propios
hijos. Durante una larga enfermedad y sufriendo en su conciencia, trató de suicidarse. Para evitar
que su muerte diera gusto a los judíos, mandó encarcelar a los sacerdotes principales y hombres
importantes. Ordenó matarlos en la hora de su propia muerte, para causar un lamento general y
hubiera quien llorara en aquel día. Pero su hermana Salomé tomó el poder y puso en libertad a
aquellos hombres. De modo que hubo gran gozo cuando murió Herodes. Esto sucedió en el año 4
a. de J.C., pocos meses después de que Herodes mandara matar a los niños inocentes de Belén.
Grupos religiosos y políticos
Sabemos de seis grupos entre los judíos de la época de Jesús:
(1) Los saduceos, quienes eran los sacerdotes responsables por el templo.
(2) Los escribas, o mejor dicho, los maestros de la ley. Ellos eran los que copiaban y
estudiaban los rollos sagrados.
(3) Los fariseos eran un grupo rico, y seguían las enseñanzas de los escribas.
(4) Los herodianos eran un grupo político, que apoyaba a la familia de Herodes.
(5) Los zelotes eran un grupo de patriotas fanáticos listos a pelear por la independencia de la
nación.
(6) Los esenios, no mencionados en el NT, eran un grupo de ascetas que vivían en
comunidades en el desierto oriental de Judea.
Las condiciones económicas
La pobreza era normal en el tiempo de Jesús. Los impuestos para el templo, para el gobierno
de la ciudad y para Roma, eran excesivos. La tierra de Palestina no era muy fértil; nunca rendía
grandes cosechas. En Jerusalén era necesario traer todo el alimento de afuera, haciendo la vida
muy cara.
EL NACIMIENTO Y LA NIÑEZ DE JESÚS
Los anuncios angélicos
El nacimiento de Jesús fue anunciado a María por un ángel, siendo María todavía virgen.
Cuando ella recibió el anuncio, fue a visitar a su parienta Elisabet, quien vivía en la zona
montañosa de Judea. Elisabet también esperaba un niño en su vejez. María estuvo con ella tres
meses, sin duda hasta el nacimiento de Juan el Bautista. Cuando regresó a su casa en Nazaret,
José se dio cuenta del embarazo de María y pensó divorciarse en secreto. Pero un ángel le ordenó
tomarla por esposa, porque María sería la madre del Salvador del mundo.
En aquel tiempo César ordenó levantar un censo en todo el mundo para poder cobrarles
impuestos. José llevó a María a Belén, la “ciudad de David”, pues allí les correspondía cumplir
con los deberes de aquel censo. En esa ciudad, en un establo, nació el niño Jesús.
Las visitas de pastores y ángeles
En el campo cerca de Belén unos pastores cuidaban sus ovejas. El ángel del Señor se
apareció a ellos y les anunció el nacimiento del Cristo, en Belén. Ellos, maravillados, fueron a
verlo. Relataron a María y a José lo que habían oído de los ángeles. Después, contaron la gran
noticia en todas partes. Cuarenta días después, José y María llevaron al niño Jesús al templo,
conforme a la ley, y lo dedicaron al Señor. Allí oyeron profecías sobre el ministerio de Jesús.
Después regresaron a Belén.
También en ese tiempo, un grupo de magos en el oriente vieron una estrella maravillosa que
apareció en el cielo. Por ella entendieron que había nacido el “rey de los judíos”, y fueron a
Jerusalén a buscarlo. Herodes oyó acerca de ellos y los mandó llamar. Después de que el rey
habló con los maestros de la ley, envió a aquellos magos a Belén. Pidió que ellos le llevaran
información sobre el niño, para que él también fuera a adorarlo.
Los magos hallaron al niño Jesús en una casa en Belén. Lo adoraron, y le ofrecieron oro,
incienso y mirra. En sueños fueron avisados de no volver a Herodes; de modo que regresaran a
su tierra por otro camino.
La huida a Egipto y la matanza de los niños
Pronto un ángel ordenó a José que escapara hacia Egipto porque Herodes quería matar al
niño. De noche salieron José, María y el niño; estuvieron en Egipto hasta la muerte de Herodes.
Cuando Herodes supo que los magos no regresaban, envió soldados a matar a los niños
menores de dos años de edad. Belén era una ciudad pequeña, y es probable que solamente
murieran unos 20 niños. Herodes murió pocos meses después de este evento cruel. Fue la
culminación de una vida en la que cometió muchos actos crueles semejantes a aquel.
El regreso a Israel
José recibió aviso luego, de parte del ángel del Señor, de que debía volver a Israel. Parece
que José pensaba vivir en Judea; pero al enterarse de que un hijo malo de Herodes, Arquelao,
gobernaba en lugar de su padre, entonces José decidió mejor ir a vivir a Nazaret, en Galilea. Allí
vivió Jesús hasta los 30 años de edad.
La visita a Jerusalén a los doce años
A los doce años de edad, Jesús acompañó a sus padres a la Pascua en Jerusalén. Al finalizar
la fiesta, todos debían volver a Nazaret en caravana. José y María viajaron un día creyendo que
Jesús estaba en la caravana que regresaba a Nazaret. Al no encontrarlo al fin del día, volvieron a
Jerusalén. Al tercer día lo encontraron en el templo hablando con los maestros. Cuando su madre
le reprochó, él respondió que tenía que estar ocupado en las cosas de su Padre. Sin embargo,
volvió a Nazaret para estar sujeto a sus padres terrenales.
Educación de Jesús
Bajo José y María, Jesús aprendió acerca de la religión de su pueblo. La costumbre judía
indica que los niños comenzaban la lectura bíblica a los (5 años) y sus estudios en la sinagoga a
los (6 años). De modo que, según esa costumbre, Jesús aprendió a leer y escribir usando los
rollos sagrados. Además, pronto aprendería el trabajo de carpintería, oficio que le enseñó José.
Desde entonces Jesús fue conocido como “el carpintero” de Nazaret. La mayoría de los
estudiosos supone que José murió en esos años, pues después de que la familia fue a Jerusalén
cuando Jesús tenía (12 años) no se lo vuelve a mencionar, y Jesús en la cruz encargó a Juan, su
discípulo amado, el cuidado de María, su madre, quien evidentemente estaba sola.
Los antepasados de Jesús
Mateo y Lucas brindan dos genealogías diferentes de Jesús (Mat. 1:1–17; Luc. 3:23–38).
Cada familia conservaba su propia genealogía: José guardaba la suya y María la de ella. El
historiador Eusebio dice que Mateo registró los padres legales de Jesús. Según la ley, si algún
marido moría sin dejar hijos, su hermano tomaba la esposa para darle hijos a su hermano difunto.
Así, el padre natural era diferente del padre legal. Lucas nos da la línea natural según los
documentos conservados por María.
LA PREPARACIÓN DE JESÚS PARA EL MINISTERIO
El bautismo
Juan el Bautista llamaba al pueblo al arrepentimiento; como expresión del mismo, bautizaba
a los que aceptaban su llamado. Cuando Jesús fue adonde estaba Juan y pidió el bautismo, Juan
no quería hacerlo. Pero cuando Jesús insistió, Juan lo bautizó. Saliendo del agua, los dos oyeron
la voz de Dios que decía: “Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia” (Mar. 1:11). Juan
dio testimonio de esto.
La tentación en el desierto
Luego del bautismo, Jesús fue guiado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo
(Mat. 4:1). Estuvo allí cuarenta días. Después de ayunar cuarenta días, el diablo sugirió que
cambiara las piedras en pan. Después lo llevó al pináculo del templo y le dijo que se echara
abajo. En tercer lugar lo llevó a un monte alto y le enseñó todos los reinos del mundo, y ofreció
dárselos si le adoraba. En cada tentación Jesús salió triunfante (comp. Mat. 4:2–11).
Los primeros discípulos
Después de esta serie de tentaciones, Jesús volvió a donde estaba Juan. Dos discípulos de
Juan oyeron que este decía en cuanto a Jesús: “¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado
del mundo!” (Juan 1:29), y siguieron a Jesús. Eran Andrés y otro que no es nombrado; se cree
que era Juan, hermano de Jacobo. Andrés ganó a su hermano Cefas, a quien Jesús llamó Pedro.
Jesús mismo halló a Felipe, y este halló a Natanael. Estos cinco fueron los primeros discípulos de
Jesús.
BREVE MINISTERIO EN GALILEA
Jesús llevó a estos discípulos primero a Caná de Galilea, donde hizo su primer milagro,
cambiando el agua en vino. Después fue a Capernaúm, donde instaló a su madre y hermanos en
un nuevo hogar (comp. Juan 2:12). Capernaúm sería su base de trabajo.
EL PRIMER MINISTERIO EN JUDEA
Jesús y los suyos fueron a Jerusalén para asistir a la Pascua. Estando en la ciudad, entró
primero en el templo y echó fuera a los que vendían animales en el atrio de los gentiles. También
volcó las mesas de los que cambiaban el dinero. Cuando le pidieron que dijera qué autoridad
tenía para hacer aquello, respondió: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Juan
2:19).
En Jerusalén hizo varios milagros, y como resultado tuvo una conferencia de noche con
Nicodemo, un maestro del Sanedrín; Jesús le habló del nuevo nacimiento (Juan 3:1–21).
En Jerusalén, sus discípulos comenzaron a bautizar a los nuevos discípulos. Debido a que
Juan bautizaba cerca de allí, Jesús se retiró de aquella región y fue a Galilea (Juan 3:22–35). En
su camino pasó por Sicar, un pueblo de Samaria. Allí ganó a una mujer samaritana y testificó a
todo el pueblo (Juan 4:1–42).
EL GRAN MINISTERIO DE GALILEA
Llegando a Galilea, enseñó en la sinagoga de Nazaret. Pero los judíos se enojaron y trataron
de matarlo. Sin embargo, se escapó y fue a Capernaúm. Después de predicar junto al mar de
Galilea, guió a Pedro y sus compañeros a una gran pesca milagrosa. Debido a este milagro, dos
parejas de hermanos (Pedro y Andrés, Juan y Jacobo) aceptaron el llamamiento de Jesús para
servirle todo el tiempo.
Jesús comenzó entonces a recorrer toda Galilea predicando, enseñando y sanando a los
enfermos. Después de pasar toda una noche en oración, escogió a los doce apóstoles y en seguida
predicó el gran Sermón del monte.
En esa época Juan el Bautista fue encarcelado por reprochar a Herodes Antipas. El rey,
contra la ley de los judíos, se había casado con la mujer de su hermano, Herodes Felipe.
Jesús envió a los doce a predicar de dos en dos, anunciando el reino de Dios. Les dio poder
sobre toda clase de enfermedades. Cuando ellos regresaron de su “viaje evangelístico”, le
avisaron a Jesús de la muerte de Juan el Bautista en la cárcel. Entonces Jesús los llevó para tomar
un descanso al lado oriental del mar. Pero el pueblo corrió adelante y le esperaba allí. Entonces
les enseñó y sanó a los enfermos ese día. Al caer la tarde dio de comer milagrosamente a 5.000
varones y sus familias. Por esto el pueblo quiso hacerle rey, pero él fue a la montaña a orar.
Durante la noche vio a sus discípulos remando contra el viento y fue a ellos andando sobre el
agua. Ellos se espantaron, pero cuando Jesús subió al barco, la tempestad fue calmada. Al día
siguiente, en la sinagoga, Jesús habló al pueblo sobre el “pan de vida”, que era él mismo.
En ese tiempo Jesús y los doce fueron a Cesarea de Filipo. En el camino les preguntó qué
pensaba el pueblo acerca de él, y después, qué pensaban ellos mismos. Entonces Pedro dio su
gran confesión: “¡Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente!” (Mat. 16:16).
Luego, en un monte alto, Jesús fue transformado delante de Pedro, Juan y Jacobo.
Aparecieron con él Moisés y Elías, y hablaban de su muerte que él cumpliría pronto.
Al terminar su ministerio en Galilea, envió a setenta y dos discípulos a predicar por toda la
nación. Como en la oportunidad anterior en que enviara a los doce, fueron de dos en dos.
SU MINISTERIO FINAL EN JUDEA
Jesús quiso estar en Jerusalén para la fiesta de los Tabernáculos. En el último día de la fiesta
se paró en el templo e hizo una invitación singular. Hablando del Espíritu Santo, dijo: “Si alguno
tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí … ríos de agua viva correrán de su interior”
(Juan 7:37, 38). Entonces los fariseos enviaron policías para arrestarlo. Pero volvieron sin él,
diciendo: “¡Nunca habló hombre alguno así!” (Juan 7:46).
Estando allí, sus enemigos llevaron ante Jesús a una mujer sorprendida en adulterio. Dijeron
que Moisés mandó que tales personas fuesen muertas a pedradas. En un principio Jesús hizo
como que nos les oía. Pero cuando siguieron insistiendo, el Maestro les dijo: “¡El de vosotros
que esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella!” (Juan 8:7). Comenzando con
los más viejos se fueron, dejando a Jesús y a la mujer solos.
Jesús le dijo a la mujer: “Vete y desde ahora no peques más” (Juan 8:11).
En esa época Jesús afirmó que él había existido antes que Abraham. Otra vez sus enemigos
procuraron matarlo pero se escapó. Poco tiempo después curó a un ciego poniendo lodo en sus
ojos. Envió al ciego entonces al estanque de Siloé para lavarse, y el hombre recobró la vista.
Cuando el que fue ciego no quiso renunciar su fe en Jesús, le echaron de la sinagoga. Jesús lo
encontró y se identificó como el Hijo de Dios. Entonces el hombre lo adoró.
Durante este ministerio en Judea, Jesús relató la alegoría del pastor y sus ovejas, llamándose
el buen pastor. Entre otras, relató también la parábola del buen samaritano.
SU MINISTERIO EN PEREA
En este tiempo Jesús fue a ministrar al otro lado del Jordán, región llamada Transjordania o
Perea. Ministró allí como tres meses. Visitó brevemente Jerusalén cuando se acercaba la fiesta de
la Dedicación. Mientras enseñaba en el templo, sus enemigos le preguntaron si él les iba a decir
si era el Cristo. En la conversación que siguió, Jesús se identificó con el Padre, diciendo: “Yo y
el Padre uno somos” (Juan 10:30). Otra vez procuraron matarlo, pero una vez más se escapó de
ellos.
Después salió de Jerusalén hacia Perea, pero haciendo un giro grande hacia el norte. Entre
Samaria y Galilea sanó a diez leprosos. Sólo un samaritano regresó para darle las gracias.
Cruzando el Jordán entró a Perea otra vez. Allí un joven rico le preguntó qué cosa buena
debía hacer para tener la vida eterna. Cuando afirmó que había guardado la ley desde su niñez,
Jesús le dijo que vendiera sus posesiones y las diera a los pobres. Después de hacer esto, debía
seguir a Jesús. Pero el joven se fue triste porque amaba más sus riquezas.
Mientras andaba enseñando en Perea, Jesús recibió la noticia de la enfermedad de su amigo
Lázaro de Betania. A pesar de esto, permaneció otros dos días donde estaba, antes de salir para
Betania. Cuando llegó supo que Lázaro había muerto cuatro días antes. Sin embargo, le prometió
a Marta, hermana de Lázaro, que su hermano volvería a vivir, diciendo: “Yo soy la resurrección
y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá … ¿Crees esto?” (Juan 11:25, 26). Marta
afirmó que sí creía en Jesús como el Cristo.
Frente al sepulcro de Lázaro Jesús gritó: “¡Lázaro, ven fuera!” (Juan 11:43). Y Lázaro salió
con las vendas impidiendo sus pasos. Cuando Jesús lo ordenó, sus amigos lo soltaron.
El efecto de este gran milagro fue que muchos judíos de Jerusalén creyeron en Jesús. Pero
otros comenzaron a planear su muerte. Así que Jesús se retiró de allí.
Pasando por Jericó Jesús visitó el hogar de Zaqueo, un cobrador de impuestos, quien era muy
rico. En un banquete que hizo para Jesús, Zaqueo anunció su intención de dar a los pobres la
mitad de sus bienes, y de dar cuatro veces lo que había robado. Jesús le dijo que la salvación
había llegado ese día a su casa en vista de su arrepentimiento. Entonces agregó: “Porque el Hijo
del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10).
LA ÚLTIMA SEMANA DEL MINISTERIO DE JESÚS
Seis días antes de la Pascua, Jesús y los doce llegaron a Betania otra vez, y descansaron en la
casa de Lázaro y sus hermanas María y Marta.
La entrada triunfal en Jerusalén
El primer día de la semana salieron para Jerusalén. En el monte de los Olivos Jesús envió a
dos discípulos a una aldea para traer una asna y su borriquillo. Montó en ellos para entrar a la
ciudad. Mucha gente tendió ropas y ramas de árboles en el camino delante de él. Para darle la
bienvenida gritaron: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (Mar. 11:9).
Jesús limpia el templo
Al día siguiente Jesús entró en el templo y limpió todo lo que no le agradaba. Esta fue la
segunda vez que lo hizo (ver la referencia a la primera vez, al comienzo de su ministerio). Al
otro día sus enemigos le desafiaron, preguntando quién le había dado autoridad para hacer
aquello. Prometió contestarles si primero ellos le respondían a esta pregunta: ¿De dónde era el
bautismo de Juan? Ellos respondieron que no sabían, de modo que Jesús tampoco les contestó.
Luego contó algunas parábolas en contra de ellos. Trataron de arrestarlo, pero no lo hicieron por
miedo al pueblo.
Jesús respondió a varias preguntas
Los enemigos de Jesús querían atraparlo para que sus propias palabras lo acusaran. Le
preguntaron, por ejemplo, si era lícito pagar impuestos a César. Después de examinar una
moneda con la imagen e inscripción de César, Jesús les dijo: “Dad al César lo que es del César, y
a Dios lo que es de Dios” (Mar. 12:17).
Los saduceos, “quienes dicen que no hay resurrección” (Mar. 12:18), le preguntaron acerca
del casamiento en el cielo y de la resurrección. Jesús afirmó que ellos eran ignorantes de las
Escrituras porque en el cielo nadie se casa. Dijo también que Dios es el “Dios de Abraham, Dios
de Isaac y Dios de Jacob. Pues Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” (Luc. 20:37, 38).
Un experto en la ley preguntó cuál era el mandamiento más importante. Jesús le dijo que el
amar a Dios con todo el ser, y el amar al prójimo eran los más importantes.
Jesús entonces les hizo una pregunta: Si el Cristo era hijo de David, “¿cómo es que David, …
le llama Señor?… si David le llama ‘Señor’, ¿cómo es su hijo?” (Mat. 22:43–45). Con esta
pregunta los hizo callar.
Su último discurso público y su discurso en el monte de los Olivos
Enseguida habló al resto del pueblo. Denunció a los maestros de la ley y a los fariseos.
Pronunció siete “ayes” sobre ellos. Terminó repitiendo su lamento sobre Jerusalén.
Luego, en el monte de los Olivos, Jesús contestó la pregunta de sus discípulos: ¿Cuándo sería
destruido el templo y cuándo vendría el fin del mundo? En su respuesta les advirtió contra los
falsos cristos. Les habló de la persecución de la iglesia y de la evangelización del mundo.
Profetizó la destrucción de Jerusalén y su propia venida.
Judas se decide a traicionar a Jesús
En Betania, en la casa de Simón el leproso, Judas se ofendió cuando María derramó un
perfume muy costoso en la cabeza y los pies de Jesús. Decidió traicionar a Jesús entregándolo en
manos de sus enemigos por dinero.
Celebración de la Pascua e institución de la Cena del Señor
Los discípulos de Jesús prepararon la Pascua el jueves, el primer día de la fiesta. Durante la
cena Jesús les lavó los pies a los doce, enseñando así la gran lección sobre la humildad. Después
les dijo que uno de ellos lo iba a traicionar. Judas entendió que era él, y salió para cumplir su
propósito.
Al terminar la comida, extendió el uso de las copas de la Pascua e inició una ceremonia
nueva. Partió el pan en representación de su cuerpo crucificado. Después les dio otra copa
diciendo que representaba el nuevo pacto en su sangre. De ahí en adelante debían celebrar esta
nueva cena en memoria de él, la que llamamos “Cena del Señor”.
Discurso final para los once
Viéndolos tristes, les prometió que ellos estarían con él en el cielo. Prometió darles el
Espíritu Santo para estar con ellos en su lugar como Maestro y Consolador. Les advirtió otra vez
de su muerte y resurrección. Para terminar, oró como su Sacerdote principal. Oró por sí mismo,
por sus discípulos y por los que habían de creer por el testimonio de ellos.
Jesús ora en Getsemaní
Jesús salió luego con los once y se dirigió al monte de los Olivos. Una vez allí, se separó de
ellos y oró largamente. Frente a la muerte oró con gran agonía. Pidió al Padre que le quitara la
copa de la muerte. Pero si esto no fuera posible, que se hiciera la voluntad del Padre.
Después de su tiempo de oración llegaron muchas personas armadas con espadas y palos.
Judas identificó a Jesús con un beso, y los soldados lo llevaron ante las autoridades. Primero fue
ante Anás, luego ante Caifás y el Sanedrín. En cada audiencia lo condenaron a muerte. Luego lo
llevaron ante Pilato; allí el pueblo insistió, a gritos, que Pilato crucificara a Jesús. Este, luego de
varias vacilaciones, finalmente se rindió ante ellos y condenó a Jesús a la muerte.
La crucifixión
Antes de crucificarlo, los soldados lo trataron con enorme crueldad, golpeándolo, poniéndole
una corona de espinas y dándole latigazos. Debido a que el sufrimiento había agotado las fuerzas
de Jesús, los soldados obligaron a un campesino a llevar su cruz. Lo crucificaron en el Gólgota o
lugar de la Calavera, entre dos ladrones. Sobre su cabeza pusieron el letrero que Pilato había
hecho escribir: “JESÚS DE NAZARET, REY DE LOS JUDÍOS” (Juan 19:19). Desde la cruz
uno de los ladrones se arrepintió y justificó a Jesús. Le pidió que se acordara de él en su reino, y
Jesús se lo prometió. Al morir, Jesús entregó su espíritu en manos de su Padre celestial.
La muerte y sepultura de Jesús
Cuando Jesús murió, hubo un terremoto, el velo del templo se rompió en dos, y resucitaron
algunos muertos. El centurión que dirigía todo, exclamó: “¡Verdaderamente este hombre era hijo
de Dios!” (Mar. 15:39).
Al ver que Jesús moría, José de Arimatea fue ante Pilato y pidió el cuerpo del Señor.
Ayudado por Nicodemo, envolvió el cuerpo en un lienzo y juntos lo llevaron a sepultar en una
tumba nueva. Ungieron su cuerpo con perfumes y rodaron una gran piedra enfrente de la puerta.
LA RESURRECCIÓN Y ASCENSIÓN DE JESÚS
Jesús se aparece a sus discípulos
Al tercer día, ciertas mujeres seguidoras de Jesús fueron al sepulcro muy de mañana,
llevando perfumes para ungir el cuerpo, de acuerdo con las tradiciones judías. Pero vieron la
tumba abierta y a ángeles vigilando el lugar. María Magdalena vio a Jesús primero y llevó la
noticia a los once. Jesús se apareció también a las otras mujeres mientras regresaban de la tumba.
Juan y Pedro corrieron allá y vieron los lienzos, pero no a Jesús. Jesús se apareció después a
Pedro; también a dos discípulos en el camino a Emaús. Después se apareció a los apóstoles en un
aposento alto. Ocho días después se apareció de nuevo y habló especialmente a Tomás. Este
exclamó: “¡Señor mío, y Dios mío!” (Juan 20:28). Se le apareció también a su hermano Jacobo.
En el mar de Galilea Jesús se apareció a siete discípulos mientras pescaban, y les dio una gran
pesca milagrosa. Luego les preparó el desayuno. Hablando con Pedro le oyó afirmar tres veces
que lo amaba. Entonces le encargó el cuidado de su rebaño espiritual. Según sus órdenes los
discípulos se reunieron en Galilea en un monte conocido, y allí Jesús les encargó la
evangelización del mundo.
La ascensión
A los cuarenta días de su resurrección Jesús se apareció en el monte de los Olivos. Allí
repitió a sus seguidores la orden de evangelizar al mundo. Entonces los bendijo y fue alzado al
cielo en una nube. Dos ángeles les dijeron que Jesús vendría otra vez de la misma manera en que
lo habían visto ir al cielo.
Los días siguientes
Desde aquel día los apóstoles y otros discípulos se reunían cada día para orar. Jesús les había
dicho que no se apartaran de la ciudad sino hasta que recibieran poder, el Espíritu Santo que
vendría a ellos. En el día de Pentecostés, Dios les dio el Espíritu a todos los que estaban reunidos
allí. Muchos consideran que aquel día fue el verdadero comienzo de la iglesia. El libro de los
Hechos relata la historia de los actos de los apóstoles, especialmente los de Pedro y Pablo. El
libro relata también el avance del evangelio hasta Roma y la evangelización del mundo de los
gentiles. El Cristo resucitado estuvo con ellos guiando el progreso del evangelio conforme a su
voluntad.
LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS
LA ORIGINALIDAD DE SUS ENSEÑANZAS
La enseñanza de Jesús es singular entre las enseñanzas religiosas del mundo. Sin embargo,
existen algunos paralelos entre las enseñanzas de Jesús y las de otras religiones. Es así con el
confucianismo, el islamismo y el judaísmo.
Se nota con frecuencia que la Regla de Oro (Luc. 6:31) se encuentra en otras religiones.
Confucio, por ejemplo, dijo: “Trata a tus subordinados como quisieras que te trataran si fuesen
tus superiores”.
Pero comúnmente la Regla de Oro aparece en otras religiones en forma negativa: “No hagas
a otro lo que no quieras que haga contigo”.
La enseñanza de Jesús no se puede reducir a una colección de moralejas y reglas de ética. Lo
que la hace singular son sus doctrinas sobre Dios y el hombre, el pecado y la salvación.
Su uso del AT no quita originalidad a su enseñanza. Lo citaba siempre para demostrar su
relación con el evangelio, y en qué forma él mismo cumplía sus profecías. Cuando quisieron
apedrearlo por decir que era Hijo de Dios, respondió: “¿No está escrito en vuestra ley, ‘Yo dije:
Sois dioses?”. Si dijo ‘dioses’ a aquellos a quienes fue dirigida la palabra de Dios … ¿decís
vosotros: ‘Tú blasfemas’ a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dije: ‘Soy Hijo de
Dios’ ”? (Juan 10:34–36).
Con frecuencia Jesús defendía la originalidad de sus enseñanzas apelando a la lógica. Una
vez argumentó en favor de la bondad divina diciendo: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar
buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas
a los que le piden?” (Mat. 7:11).
A veces hizo preguntas a sus enemigos que ellos no pudieron contestar. Cuando afirmaron
que el Cristo sería hijo de David, Jesús citó el Salmo 110 y les preguntó: “Entonces, ¿cómo es
que David, mediante el Espíritu, le llama Señor? (Mat. 22:43).
Ninguno de los profetas o maestros de la Ley llegó a la altura espiritual de sus enseñanzas.
Una vez Jesús desafió a sus oyentes a poner a prueba el origen de sus enseñanzas, diciendo: “Si
alguien quiere hacer su voluntad, conocerá si mi doctrina proviene de Dios o si yo hablo por mi
propia cuenta” (Juan 7:17).
EL CARÁCTER PARABÓLICO DE SUS ENSEÑANZAS
Una gran parte de la enseñanza de Jesús fue parabólica. Es decir, enseñaba usando relatos
ilustrativos llamados “parábolas”. Los cuatro Evangelios conservan unas 34 parábolas, parecidas
a los ejemplos o ilustraciones que usan los predicadores de nuestros tiempos.
Cuando sus discípulos le preguntaron por qué enseñaba así, respondió: “Porque [los judíos]
viendo no ven, y oyendo no oyen, ni tampoco entienden” (Mat. 13:13). Habló en parábolas para
ayudarles a entender mejor.
Sin embargo, no toda su enseñanza consistió en relatos ilustrativos. Usaba también
comparaciones muy breves para ser llamadas parábolas; a estas las llamamos dichos y símiles
parabólicos. Su enseñanza parabólica contiene también proverbios y dichos sabios.
Además de hablar en parábolas, adornaba su lenguaje hablando poéticamente. Con esto
damos a entender la poesía hebrea que no usa ni rima ni ritmo. Usa más bien el paralelismo, que
consiste en la repetición de ideas. Por ejemplo: “Pedid, y se os dará. Buscad y hallaréis. Llamad,
y se os abrirá” (Mat. 7:7), es una serie de ideas semejantes. Otro ejemplo es: “No deis lo santo a
los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos” (Mat. 7:6). Este estilo de enseñanza
ayudaba a sus oyentes a conservar sus palabras en la memoria, y a no equivocar su significado.
Su enseñanza parabólica incluía también el uso de enigmas. O sea lenguaje oscuro y difícil
de entender. Esto lo hacía con el fin de despertar el interés de sus oyentes y seguidores, y para
hacerles meditar en su significado.
Cuando decimos que usaba proverbios, no hablamos de la clase de proverbios del libro
bíblico que lleva este nombre. Nos referimos más bien a los refranes comunes de su tiempo. Por
ejemplo, Jesús dijo: “¿No decís vosotros: “Todavía faltan cuatro meses para que llegue la siega”?
(Juan 4:35). Un poco después dijo: “Porque en esto es verdadero el dicho: ‘Uno es el que
siembra, y otro es el que siega’ ” (Juan 4:37).
EL SERMÓN DEL MONTE
Durante el primer año de su ministerio, Jesús dio el discurso más largo y acaso el más
importante de todos (Mat. 5–7). En alguna montaña cerca de Capernaúm Jesús habló
principalmente a sus seguidores.
Pero muchas personas de la región, no creyentes, también le oyeron. Sin duda que usó esta
ocasión para presentar su doctrina en forma más o menos comprensiva. Así pudo enseñar a sus
discípulos y comunicar a los demás el alto nivel que demandaba la ley de Moisés.
Se ha pensado que el Sermón no fue un solo discurso sino una recopilación de dichos de
Jesús que fueron pronunciados en diferentes ocasiones. Por supuesto, es posible que Jesús
utilizara el mismo material y lo repitiera, pero la ocasión reflejada en el Evangelio de Mateo
sugiere una oportunidad definida en la que Jesús predicó este Sermón.
Contenido del Sermón
Jesús comenzó el Sermón con las llamadas Bienaventuranzas (Mat. 5:3–12); luego reflexionó
sobre la misión de los discípulos (5:13–16). El resto del capítulo (5:17–48) muestra la relación
entre el reino de Dios y la ley: el verdadero cumplimiento de la ley (vv. 17–20); la ira (vv.
21–26); el adulterio (vv. 27–32); los juramentos (vv. 33–37); la venganza (vv. 38–42); y el amor
al prójimo (vv. 43–48).
La siguiente sección considera tres expresiones de adoración (6:1–18): las obras de
misericordia (vv. 1–4); la oración (vv. 5–15); y el ayuno (vv. 16–18). Jesús enseñó también en el
Sermón en cuanto a las riquezas y las verdaderas prioridades de la vida (6:19–34); sobre juzgar a
los demás (7:1–6); la eficacia de la oración (7:7–11); la Regla de Oro (7:12); el camino a la vida
(7:13, 14); y sobre cómo reconocer a los falsos profetas (7:15–20). Terminó el Sermón con la
parábola de los dos edificadores (7:21–27).
Interpretación del Sermón
Las demandas del Sermón han hecho que varios grupos de creyentes lo interpretaran de
diferentes maneras. Afirmamos aquí que Jesús daba en el Sermón una amplia introducción al
evangelio. Los creyentes de la multitud debían entender el alto nivel de vida que Jesús esperaba
de ellos. Los judíos no creyentes debían entender la naturaleza espiritual de su ley.
EL SERMÓN DE LA LLANURA
En Lucas 6:17–49 es muy probable que tengamos una versión corta del Sermón del monte.
Entendemos que Jesús pasó la noche en la montaña, y después bajó hasta una llanura. Enseñó a
la gente congregada allí. Muchas de las enseñanzas de Mateo 5–7 son omitidas en la versión de
Lucas, pero a su vez contiene algunas enseñanzas que la versión de Mateo omite. Algunos
piensan que esto se debe a que Lucas usó otra fuente de información. La llaman “Logia”; se
supone que contenía una colección de los dichos de Jesús. No hay evidencia concreta de que tal
documento existía.
LAS ENSEÑANZAS DE LAS PARÁBOLAS
En las enseñanzas de Jesús hay unas 34 parábolas lo bastante completas para llamarse con
este nombre. Sus enseñanzas son muy variadas pero se pueden agrupar según sus temas, como
sigue:
Evangelización: el sembrador (Mat. 13:3–8); la cizaña (Mat. 13:24–30); el banquete de
bodas (Mat. 22:1–14); el gran banquete (Luc. 14:15–24); el hijo pródigo (Luc. 15:11–32).
Crecimiento del reino: el grano de mostaza (Mat. 13:31, 32); la levadura (Mat. 13:33); el
crecimiento de la semilla (Mar. 4:26–29).
Valor del reino: el tesoro escondido (Mat. 13:44); la perla de gran valor (Mat. 13:45, 46).
El perdón: el siervo malvado (Mat. 18:23–35); los dos deudores (Luc. 7:41–43).
Las recompensas: los obreros de la viña (Mat. 20:1–16); los talentos (Mat. 25:14–30); las
minas (Luc. 19:11–27).
Proféticas: los dos hijos (Mat. 21:28–32); los labradores malvados (Mat. 21:33–44).
Juicio: las diez vírgenes (Mat. 25:1–13); la higuera estéril (Luc. 13:6–9); el rico y Lázaro
(Luc. 16:19–31); la red (Mat. 13:47–50).
Oración: el amigo a la medianoche (Luc. 11:5–8); el juez injusto (Luc. 18:1–8); el fariseo y
el publicano (Luc. 18:9–14).
Uso del dinero: el mayordomo sagaz (Luc. 16:1–9); los talentos (Mat. 25:14–30); las minas
(Luc. 19:11–27).
Hay varias parábolas que son únicas en su enseñanza: los siervos inútiles (Luc. 17:7–10), que
enseña sobre la gracia; el buen samaritano (Luc. 10:30–37), que enseña sobre el deber del
hombre hacia todos sus prójimos; el rico necio (Luc. 12:16–21), que enseña la necedad de no
llegar a ser rico delante de Dios. Todavía otra, la de los dos cimientos (Mat. 7:24–27), enseña la
sabiduría de obedecer las enseñanzas de Jesús.
OTRAS ENSEÑANZAS IMPORTANTES
Mientras más se acercaba el tiempo de su muerte, Jesús hablaba más de ella; sin embargo,
casi no explicó la importancia de ese evento (comp. Mar. 10:45). Sólo con dificultad los
discípulos la aceptaban (Mat. 16:21, 22). Jesús dejó la explicación de su muerte a los apóstoles
(pero comp. Luc. 24:46, 47). Siempre que hablaba de su muerte, Jesús hablaba también de su
resurrección de entre los muertos.
Jesús se refirió a su segunda venida más de una docena de veces. Por ejemplo, en Mateo
13:41–43; 16:27; caps. 24 y 25; Lucas 21:8, 31; Juan 14:3; Apocalipsis 3:11. Siempre se refirió a
ella como un solo evento inseparable. Debía ser anticipada por gran sufrimiento en todo su
pueblo (Mat. 24:9–14). Su gloria será vista por todo el mundo (Mat. 24:23–27). En su venida los
justos serán resucitados y reunidos delante de él (Mat. 24:31). Después serán juzgados con el
resto del mundo (Mat. 25:31–46). Se presenta esta doctrina como estímulo para vivir rectamente
delante de Dios (Mat. 24:31).
Una de las doctrinas más importantes en el evangelio es el don y la presencia del Espíritu
Santo.
Durante su ministerio Jesús dio varias enseñanzas breves sobre él. El discurso más largo
sobre el Espíritu Santo está en Juan 14–16. Allí presenta al Espíritu como el Consolador que
vendría en su lugar. Es también el Ayudador y Abogado de los creyentes, y el Maestro en la
iglesia. El Espíritu testifica de Cristo y convence al mundo de sus pecados. Es también la fuente
de poder para vencer el pecado y llevar adelante la obra de Cristo.
El gran propósito de Dios a través de la iglesia es testificar de Jesús en todo el mundo (Mat.
28:19, 20; Hech. 1:8). El evangelio tendrá que ser predicado en todas las naciones antes del fin
(Mat. 24:14; Mar. 13:10; 16:15; Luc. 24:46–49). A través de los siglos muchos voluntarios, así
como ministros enviados por las iglesias, han llevado adelante esta obra. Este último mandato de
Jesucristo es conocido como la Gran Comisión.
LA ENSEÑANZA EN LOS MILAGROS
No solamente las parábolas contienen las enseñanzas de Jesús, sino también sus milagros.
Muchos de ellos parecen ser lecciones objetivas o “parábolas visibles”. Siempre que Jesús
sanaba algún enfermo, la curación contenía una enseñanza espiritual. Cuando daba la vista a los
ciegos, abría también sus ojos espirituales. Abría el oído espiritual de la gente. Daba nueva vida
a los que estaban muertos en sus pecados.
Jesús mismo hacía la conexión entre lo físico y lo espiritual. Cuando abrió los ojos al que
nació ciego (Juan 9:7), dijo que había venido con este fin (9:39). Cuando alimentó a los 5.000
varones y sus familias (Juan 6:1–15) afirmó que él mismo era el pan de vida (6:35). Usó la
curación del paralítico (Mat. 9:1, 2) para demostrar que tenía autoridad de perdonar los pecados
(9:6–8).
Todos los milagros eran “señales milagrosas” para demostrar que él era el Cristo (Mat.
11:2–6; Juan 5:36; 7:31; 10:38). Aun cuando Jesús no interpretó la mayor parte de los milagros,
podemos ver su enseñanza en todos ellos.
LA ENSEÑANZA DE JESUS A TRAVÉS DE SU EJEMPLO PERSONAL
Cuando Jesús llamó a los doce para ser sus discípulos, ellos entendieron que debían imitar su
manera de vivir. Al vivir con él aprendieron de su ejemplo. En todo, él era su modelo perfecto.
Por supuesto, él era mucho más que el gran modelo para los hombres. Era necesario que
Jesús viviera sin pecado para ser el sacrificio perfecto y aceptable. El alto nivel de su vida moral
y ética hizo posible que desafiara a sus enemigos: “¿Quién de vosotros me halla culpable de
pecado?” (Juan 8:46). Viviendo así, cumplía el mandamiento de su Padre: “Sed santos, porque
yo, el SEÑOR vuestro Dios, soy santo” (Lev. 19:2). Con su ejemplo enseñaba a sus seguidores a
buscar una perfección moral igualmente alta.
Ya que Jesús era Maestro y Señor, tenemos la obligación de ser como él (Juan 13:14). Jesús
dio prueba de esto durante la última semana de su vida, conocida ahora como la “Semana Santa”,
cuando lavó los pies a sus discípulos (Juan 13:5). Hablando de la humildad, dijo: “Porque
ejemplo os he dado, para que así como yo os hice, vosotros también hagáis” (Juan 13:15). Más
tarde el apóstol Juan escribió: “El que dice que permanece en él debe andar como él anduvo” (1
Jn. 2:6). Y el apóstol Pedro escribió: “Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que
sigáis sus pisadas” (1 Ped. 2:21).
CÓMO ENTENDER LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS
En general, el NT y las enseñanzas de Cristo son fáciles de entender. Sin embargo, pueden
parecer difíciles por el lenguaje antiguo del siglo XVI, que se usó en la antigua versión de
Casiodoro de Reina, luego corregido por Cipriano de Valera. Las traducciones modernas ayudan
a entenderlas mejor. Para entender las enseñanzas de Jesús, será necesario también utilizar las
reglas de la gramática.
Hay reglas de interpretación que se deben tomar en cuenta. Hay que entender primero que la
Biblia entera fue escrita como una historia digna de confianza. No se compone de mitos,
leyendas o fábulas.
El lenguaje de Jesús abunda en comparaciones; incluyen no solamente las parábolas, sino una
variedad de figuras literarias, como símiles y metáforas. El símil existe cuando se encuentran
expresiones como: “es semejante a”, “es como” o “así como”. El ejemplo del símil es: “El reino
de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo …” (Mat. 13:44). La metáfora
consiste en llamar una cosa con el nombre de otra muy diferente. Un ejemplo es: “Vosotros sois
la sal de la tierra” (Mat. 5:13).
LA ENSEÑANZA DE JESÚS ES LA BASE DEL CRISTIANISMO
Los escritores de los cuatro Evangelios nos han transmitido fielmente lo que Jesús enseñaba.
Los que escribieron las Epístolas y el Apocalipsis también enseñan lo que Jesús dejó dicho. En
su labor eran guiados por el Espíritu de verdad (Juan 16:13). Así podemos estar seguros de que
su enseñanza está de acuerdo con lo que Jesús mismo enseñaba. Según su promesa, Jesús mismo
estaría con la iglesia “todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20).
EL IMPACTO EN EL MUNDO DE LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS
Desde los primeros siglos la enseñanza de Jesús ha tenido una gran influencia en el mundo.
Será imposible decir en pocos párrafos cuál ha sido su impacto total. Notamos brevemente:
(1) En medio del mundo pagano e idólatra la iglesia insistía en que existía solamente un Dios
verdadero. Los cristianos afirmaban que “Jesús era, (es) Señor” y que “el César no era Señor”.
Muchos sacrificaron sus vidas para dar este testimonio fielmente ante las autoridades.
(2) En el siglo IV, el emperador Constantino ordenó que cesaran los combates de los
gladiadores en la parte oriental del imperio. Lo hizo por sus convicciones cristianas, porque
profesó ser creyente. Honorio hizo lo mismo en la parte occidental.
(3) Durante el siglo IX, mientras se desarrollaban las Cruzadas, la iglesia estableció casas de
misericordia para cuidar a los viajeros heridos y enfermos. Así comenzó el movimiento
hospitalario, imitando la enseñanza de la parábola del buen samaritano. Más tarde dieron
comienzo a los hospitales modernos y la instrucción de enfermeras. La Cruz Roja y las misiones
médicas modernas tienen sus raíces en las enseñanzas de Cristo.
(4) Las enseñanzas cristianas han ayudado a eliminar los sacrificios humanos, la esclavitud y
la explotación de los niños. Los esfuerzos para eliminar las guerras se deben principalmente a
ellas. Aun las leyes civiles de las naciones han sido influenciadas por ellas. En nuestros tiempos
se hace un esfuerzo grande por proveer a los pobres con casas habitables. Grupos cristianos
protestan contra los abortos, y el abuso de drogas y armas. Se lucha contra la esclavitud
moderna, especialmente la relacionada con la prostitución y el trabajo bajo condiciones
inhumanas. Nuestra oración es que, poco a poco, el mundo se vaya conformando a las
enseñanzas de Cristo. Es un camino difícil, pero no imposible.
LUCAS
Exposición
Joselito Orellana
Ayudas Prácticas
William Castaño
INTRODUCCIÓN
Es necesario conocer las generalidades del Evangelio de Lucas, de tal manera que se pueda
abordar, dentro de su contexto, el estudio conceptual de este Evangelio para los gentiles. Se
mostrará ampliamente la predilección de nuestro escritor por los desdichados, menospreciados,
marginados y oprimidos de la sociedad. Es en ese contexto donde se presenta a Cristo y su
misión entre los hombres. El énfasis de este apartado será proveer el marco histórico y
conceptual para el tratamiento del Evangelio de Lucas; también las implicaciones misionológicas
y pastorales más importantes y pertinentes a nuestra realidad hispanoamericana.
AUTOR
Todos los escritores sagrados de la Biblia fueron hebreos, con excepción de Lucas, quien fue
gentil, griego, médico y muy erudito. No fue apóstol, sino sólo predicador (Hech. 16:10) y
evangelista; en fin, un discípulo y por algunos años compañero de Pablo. Lucas escribió su
Evangelio y Hechos; sin embargo, ni una sola vez aparece su nombre en estos libros. En el
Nuevo Testamento el nombre de Lucas consta sólo tres veces: Colosenses 4:14 (“Lucas, el
médico amado”); 2 Timoteo 4:11 (“Sólo Lucas está conmigo”) y Filemón 24 (“Y mis
colaboradores … Lucas”).
La paternidad literaria de Lucas está apoyada por el Canon de Muratori. Ireneo también
afirma la paternidad de Lucas. El “prólogo antimarcionista” al Evangelio (175 d. de J.C.), define
a Lucas como nativo de la ciudad de Antioquía en Siria; además este documento fija la muerte de
Lucas en Beocia a la edad de (84 años). Otro documento (“Prólogo monárquico de Lucas”, 200
d. de J.C.), sitúa la muerte de Lucas en Bitinia a los (74 años). Orígenes y Jerónimo relacionaron
a Lucas con cierto hermano “cuyo renombre en el evangelio se oye en todas las iglesias” (2 Cor.
8:18). El autor del Evangelio habla siempre en primera persona, lo que nos lleva a pensar que el
escritor era bastante conocido para los lectores iniciales y para otros, que no era necesario
detallar en el escrito rasgos de su personalidad. Esta conclusión es respaldada por la
circunstancia de que los escritores patrísticos enfatizaban mucho la apostolicidad como criterio
para la recepción de los libros. Por ende, esto habla elocuentemente a favor de la tradición.
El hecho de que Lucas fue un gentil parece estar suficientemente indicado por algunos
detalles: (1) Se menciona que el “Campo de Sangre” de Jerusalén era llamado en la lengua de los
judíos (“su lengua”), en vez de su propio idioma, “Acéldama” (Hech. 1:19). (2) El escritor tenía
una afinidad especial por el mar (Hech. 27), los judíos no congeniaban con el mar, al menos
durante el imperio romano. (3) En Colosenses 4:14, Pablo menciona a Lucas pero al final de la
lista, luego de haber citado a los de la circuncisión. (4) En el mismo pasaje Pablo menciona que
Lucas era médico. Este detalle se ha comprobado por medio de estudios lingüísticos entre el
texto de Lucas y escritos de eminentes médicos antiguos, entre ellos Galeno e Hipócrates. Es
más, existen detalles bíblicos que denuncian la afinidad de Lucas por la medicina, por ejemplo:
Marcos 5:26; comp. Lucas 8:43. Es el único de todos los escritores neotestamentarios que cita
nombres de emperadores romanos como: Augusto, Tiberio y Claudio (Luc. 2:1; 3:1; Hech.
11:28; 18:2). Pablo Hoff destaca que en sus escritos aparecen nombres célebres tanto judíos
como gentiles: Cirenio, Pilato, Anás, Caifás, Herodes, Antipas, los reyes vasallos Herodes
Agripa I y II, Berenice, Sergio Paulo, Galión, Félix, Festo.
Es muy importante destacar el carácter gentil del autor, por cuanto arroja abundante luz sobre
el estudio de la cristología de sus escritos. Por ello se entiende, por ejemplo: el que Lucas haya
“cortado” el texto que leyó Jesús en la sinagoga de Nazaret, pues para un gentil eso no era
problema, no así para un judío reverente; la afinidad de Lucas por los “pobres”, “cautivos” y
“oprimidos”, que demandaban salud en situaciones concretas.
Lucas poseía una mente magistral y una educación acabada, habiendo adquirido profundos
conocimientos de la Septuaginta, de un Evangelio (probablemente Marcos), de María, la madre
de Jesús, de la fuente que los estudiosos han identificado como “Q”, y también de la ciencia y la
medicina. El lenguaje griego que se emplea en sus escritos da evidencia de su mente y cultura
superiores. De los ocho autores del Nuevo Testamento, los únicos con educación formal fueron
Pablo y Lucas, quienes escribieron juntos más de las tres cuartas partes del Nuevo Testamento, y
Lucas escribió tanto como Pablo. James G. Chastain nota que al escribir su Evangelio y Hechos,
el método de Lucas fue histórico, mientras que su objeto fue teológico. Allí la respuesta al
porqué sólo Lucas menciona la “lectura” en Nazaret, así como muchos otros textos únicos que no
se mencionan ni en el último de los Evangelios en ser escrito, el de Juan, por ejemplo.
El doctor Lucas era evidentemente un griego, nacido según algunos en Antioquía de Siria,
mientras otros sostienen que en Cesarea de Filipos—donde eventualmente habría conocido a
Pablo—. Lo cierto es que era un hombre libre, y posiblemente nació y se crió en Antioquía pero
practicó la medicina en Filipos. Dónde recibió su entrenamiento médico no se sabe, aunque tuvo
que haber sido en Alejandría, Atenas o Tarso.
No obstante, antes que médico fue un misionero, quedó encargado de la obra en Filipos por
el lapso de seis años, más tarde predicó en Roma (Film. 24), ejerció la medicina (Col. 4:14),
estuvo con Pablo hasta los últimos días del Apóstol (2 Tim. 4:11), y respondió al llamamiento
misionero igual que Pablo (Hech. 16:13–17). Los hechos que corresponden a su conversión son
desconocidos, aunque es muy posible que esta haya ocurrido en la misma Antioquía, a través del
ministerio de los que huyeron de Jerusalén por causa de la persecución.
PROPÓSITO
Según el propio Lucas, el propósito de su Evangelio es transmitir certeza respecto a las cosas
que eran corrientes como elementos de instrucción catequística en la iglesia primitiva (1:4) de
acuerdo a la práctica de dicha iglesia, según la cita Lucas en Hechos 2:42. El contenido debió
haber sido la tradición apostólica que más tarde, en forma escrita, aproximaría el contenido de
los Evangelios.
En este intento por rescatar diligentemente las cosas ocurridas en torno a Jesús, y guiado por
el Espíritu del Señor, en una actitud dinámica acorde con su personalidad e interés, Lucas rescató
elementos peculiares de la personalidad de Cristo como de su ministerio. Por ejemplo: la lectura
en Nazaret; parábolas peculiares a Lucas (caps. 15 y 16): rescate de la imagen y dignidad de los
oprimidos y marginados, entre otros. Por lo tanto, una característica teológica y misionológica
fundamental de este primer tratado de Lucas es la evidente y permanente preocupación de Dios
por los pobres, marginados y excluidos (proscritos) de la sociedad. Además, el marcado carácter
de universalidad que tiene la misión redentora de Jesús y de su iglesia.
El propósito del Evangelio de Lucas esta caracterizado por algunos ejes teológicos que son
particulares a su cosmovisión histórica. Uniendo los criterios de algunos estudiosos de Lucas, se
pueden mencionar al menos seis temas: (1) La preocupación especial de Jesús por los pobres. (2)
El carácter de universalidad—o catolicidad—de la misión de Cristo. (3) La interconexión e
inserción intencionada entre el Evento de Cristo—historia de Jesús—con la historia llamada
“secular”. (4) La trascendencia del ministerio del Espíritu Santo en un contexto de misión. (5) La
doctrina del jubileo como un elemento encadenador y temático del contenido evangélico de
Lucas. (6) Privilegiar la oración como una especie de sustento espiritual de la misión.
El autor Darío López, a su vez, enfatiza adicionalmente, en dos temas teológicos clave: El
amor “abarcante”—esto es, universal—de Dios como paradigma y desafío permanente; y, los
pobres y marginados como los “sujetos y agentes” de la misión de Dios.
Samuel Escobar, por su parte, al hablar del redescubrimiento de los grandes temas bíblicos
contemporáneos, en el quehacer teológico latinoamericano,—entre los cuales a juicio del autor
de este comentario, Lucas es un aporte radical e ineludible—, enfatiza que: “Sólo una conciencia
cristiana, moldeada por la verdad bíblica y abierta a la guía del Espíritu, capacitará a los
protestantes en el mundo rico y desarrollado para captar y comprender la angustia de aquellos
que experimentan la realidad del orden económico global no como beneficiarios sino como
víctimas. La tarea teológica del futuro va a demandar sensibilidad para leer de nuevo la
Escritura tomando conciencia de las profundas desigualdades”.
LECTORES
Entre los Evangelios sinópticos: Mateo escribió para los judíos, Marcos para los romanos y
Lucas para los gentiles. Tanto el tercer Evangelio como Hechos reflejan un enorme interés en
extender el cristianismo a los no judíos. En el Evangelio de Lucas, por ejemplo, se narra la fe del
centurión que Jesús dijo era superior a la de cualquier judío; la historia del buen samaritano,
donde Jesús ironiza prácticamente la religiosidad de los judíos.
De los lectores-destinatarios, sólo uno es mencionado: un tal Teófilo, el epíteto krátistos2903
,
es aplicado también al gobernador romano Félix (Hech. 24:3) y a Festo (Hech. 26:25), y sirve
para cuestionar la noción de que Teófilo sea simplemente un término genérico aplicable a todos
los creyentes como “amados en el Señor”—que es lo que significa el nombre—, y que indica una
persona de cierta posición (comp. 1 Cor. 1:26). No obstante, no se descarta que a pesar de ser
dirigida especialmente a un posible patrocinador pudiente de la obra, los destinatarios generales
sean precisamente aquellos que se consideran—o son—“amados de Dios” (como se verá más
adelante en el comentario). Pero este modo de dirigirse a este converso gentil, Teófilo es
realmente una dedicatoria. F. F. Bruce indica que su título de “excelentísimo”, si se usa con
precisión, lo señalaría como miembro de la orden ecuestre de la sociedad romana; pero podría ser
usado más generalmente, como un título de cortesía. Se puede destacar aquí el paralelo con la
dedicatoria hecha por Flavio Josefo en su obra Contra Apión al muy excelente Epafrodito.
Bien pudiera ser que se esperaba que Teófilo apoyase la publicación de la obra de Lucas. Lo
que es claro es que se tenía en mente a lectores gentiles. Por ejemplo, hay que notar el cuidado
de Lucas por informar a sus lectores sobre puntos relacionados con la geografía palestiniana, aun
los más simples, y eso contrasta con el hecho que sus lectores fuesen judíos. Por otro lado, Lucas
evita deliberadamente el uso de arameísmos como rabi; o semitismos como hosanna. Esto
explica una vez más el que Lucas haya escogido mucho material relativo a los proscritos de la
sociedad judeo-romana, entre ellos la “lectura de Nazaret”, por cuanto quería recalcar que el
ministerio de Jesús fue ungido por el Espíritu del Señor, cosa totalmente desconocida por los
creyentes gentiles.
GENERALIDADES
Es verdad que los cuatro evangelistas presentan un evangelio para todas las naciones (Mat.
28:19; Mar. 13:10; Luc. 24:47; Juan 1:12, 13), pero Lucas supera a los otros tres en esta parte.
Con más persistencia y énfasis propagó un evangelio universal y cosmopolita, tanto para el judío
como para el samaritano y el gentil. Sin embargo, de su carácter universal, Lucas se esmera por
trascender el ministerio del Señor hacia los marginados y oprimidos. Lucas traza la genealogía
de Jesús hasta Adán, representándolo como Redentor de la “raza”, “Hijo del Hombre” y nuestro
hermano mayor. De los cuatro Evangelios, el de Lucas es el más largo, ordenado, cronológico y
completo. Matthew Henry añade: “Características singulares de Lucas son su interés y precisión
en lo que toca a enfermedades y otros detalles relacionados con la medicina, los capítulos sobre
la infancia de Jesús, y su interés especial por presentar a Jesús como el Salvador del mundo (…)
Este es un evangelio del compasivo Hijo del Hombre, que ofrece salvación a todo el mundo”.
En esta introducción al comentario no se pretende discutir el llamado “problema sinóptico”.
De todos modos, es importante para nuestros fines establecer una muy sucinta correlación entre
los cuatro Evangelios, para resaltar el énfasis de Lucas, en contraste con sus paralelos.
Ningún sumario más interesante puede darse respecto de la forma y carácter de los
Evangelios que el que se obtiene a través de la simple correlación de sus respectivos finales
(como lo es realizar uno de sus introducciones, también). Así:
MATEO 28:18–20 MARCOS 16:15–20 LUCAS 24:50–53 JUAN 20:26–31
Jesús se acercó a
ellos y les habló
diciendo: “Toda
autoridad me ha sido
dada en el cielo y en
la tierra. Por tanto, id
y haced discípulos a
todas las naciones,
bautizándoles en el
nombre del Padre, del
Hijo, y del Espíritu
Santo, y enseñándoles
que guarden todas las
cosas que os he
mandado. Y he aquí
yo estoy con vosotros
todos los días, hasta
el fin del mundo”.
Y les dijo: “Id por
todo el mundo y
predicad el evangelio
a toda criatura. El
que cree y es
bautizado, será salvo;
pero el que no cree,
será condenado.
Estas señales
seguirán a los que
creen: En mi nombre
echarán fuera
demonios, hablaran
nuevas lenguas,
tomarán serpientes en
las manos, y si llegan
a beber cosa
venenosa, no les
dañará. Sobre los
enfermos pondrán sus
manos, y sanarán”.
Entonces él los llevó
fuera hasta Betania, y
alzando sus manos,
les bendijo. Aconteció
que al bendecirlos, se
fue de ellos, y era
llevado arriba al
cielo. Después de
haberle adorado,
ellos regresaron a
Jerusalén con gran
gozo; y se hallaban
continuamente en el
templo, bendiciendo a
Dios.
Ocho días después,
sus discípulos estaban
adentro otra vez, y
Tomás estaba con
ellos. Y aunque las
puertas estaban
cerradas, Jesús entró,
se puso en medio y
dijo: “¡Paz a
vosotros!”.
Luego dijo a Tomás:
“Pon tu dedo aquí y
mira mis manos; pon
acá tu mano y métela
en mi costado; y no
seas incrédulo, sino
creyente”. Entonces
Tomás respondió y le
dijo: “¡Señor mío, y
Dios mío!”.
Jesús le dijo:
Después que les
habló, el Señor Jesús
fue recibido arriba en
el cielo, y se sentó a
la diestra de Dios. Y
ellos salieron y
predicaron en todas
partes, actuando con
ellos el Señor y
confirmando la
palabra con las
señales que seguían.
“¿Porque me has
visto, has creído?
¡Bienaventurados los
que no ven y creen!”.
Por cierto Jesús hizo
muchas otras señales
en presencia de sus
discípulos, las cuales
no están escritas en
este libro. Pero estas
cosas han sido
escritas para que
creáis que Jesús es el
Cristo, el Hijo de
Dios, y para que
creyendo, tengáis
vida en su nombre.
En Mateo, Cristo aparece como el Rey Legislador, Rey y Maestro de los hombres, investido
con toda autoridad (exousía1849
), fundando un reino para todas las naciones con su ordenanza de
admisión: el bautismo; con su legislación permanente: “todas las cosas que os he mandado” y,
donde el reino es una “escuela” en la cual los llamados tienen el deber de continuar la misión que
él comenzó (mathetéuo3100
—didásko1321
).
En Marcos, vemos en cambio a Cristo como el Todopoderoso, Trabajador, Siervo, que
deposita la energía de su acción en su iglesia. Se presenta la misión como el valiente desafío de
proclamar el evangelio a todo el mundo, poniendo el énfasis en la ineludible ejecución de sus
sanciones. La orden expresada en Mateo como “haced discípulos a todas las naciones”, aparece
con otra expresión: “Predicad el evangelio a toda criatura”. La escena termina con el Señor en el
cielo y los discípulos en la tierra predicando el evangelio por todas partes.
En Lucas, se muestra a Cristo como el Hijo del Hombre, que envía a todas las naciones el
mensaje de arrepentimiento y de remisión de pecados, asegurándoles a sus mensajeros el
cumplimiento de la promesa del Padre, en tanto que la realidad de su afectuoso compañerismo y
calidez humana se expresa tiernamente hasta el fin, con la mención de localidades, excursiones y
gestos concretos (“los llevó fuera hasta Betania”, “alzando sus manos, les bendijo”, “se fue de
ellos”), habiendo estado lleno de amor en el momento de la partida (“aconteció que al
bendecirlos”); y apartándose de ellos, los dejó entregados a la adoración. Y tan cálida y
gratificante fue la despedida, que en lugar de tristeza, los discípulos quedaron llenos de “gran
gozo”.
Por último, en Juan, el Hijo de Dios recibe del último de sus incrédulos discípulos el más alto
reconocimiento que hasta el momento hubiera pronunciado labios humanos: “¡Señor mío, y Dios
mío!”. Y seguidamente pronunció para todas las edades una bendición para aquellos que, sin
haberle visto, habrían de creer. Más adelante Juan habla de sí mismo, cerrando de manera sui
géneris el único Evangelio en el que los pensamientos del escritor sagrado se mezclan con su
narración. Nos contará que nos dio una serie de incidentes escogidos—no todos—con el
propósito de propiciar la fe en Jesús como el Hijo de Dios, y asegurar, de este modo, el resultado
de la fe en su más profundo significado: “vida en su nombre”.
ASUNTOS ESPECIALES
En su Evangelio, Lucas muestra especial interés en ciertas peculiaridades de la vida de Jesús,
por ejemplo:
Los milagros
Lucas presenta un milagro como un acto fuera del orden común, y efectuado por el mismo
Dios y con un alto propósito moral. De los 35 milagros que se registran en los cuatro Evangelios,
Lucas relata al menos 20, 6 de los cuales no se mencionan en los otros Evangelios (la pesca
milagrosa, 5:1–11; la resurrección del hijo de la viuda de Naín, 7:11–16; la curación de una
inválida, 13:10–18; la curación de un hidrópico, 14:1–6; la curación de diez leprosos, 17:11–19;
y la restauración de la oreja de Malco, 22:49–51). Hay 26 curaciones, y de estas Lucas nos da 16.
Como médico, Lucas se interesó más en la curación instantánea de casos crónicos e incurables,
como los ciegos y leprosos, entre otros. El único caso de cirugía es el de Malco, y el doctor
Lucas, con toda atención y minuciosidad, dijo que se trataba de “la oreja derecha” (Luc. 22:50).
Las parábolas
Koetsweld cuenta en los cuatro Evangelios 79 parábolas, Robertson 50 y Broadus 48, pero
los teólogos comúnmente anotan 35 de las más largas. De ellas, Lucas presenta 23; de estas 18 ó
19, si se considera o no el pasaje del rico y Lázaro como parábola, no aparecen en los otros
Evangelios. Como médico Lucas se ocupaba con los milagros de Jesús, pero como literato e
historiador, quedó encantado con las parábolas, especialmente con aquellas que arrojan luz sobre
la nueva vida en Cristo Jesús. Esto tiene mucho que ver con el énfasis en anunciar las buenas
nuevas a los cautivos, oprimidos y enfermos, que encontramos en el plan redentor del Mesías
(4:16–20). Son buenas nuevas que producen nueva vida. Lucas es el Evangelio ideal para una
pastoral en el contexto de un hospital, por ejemplo.
De estas parábolas, tres se refieren a la oración, asunto prominente en todo el Evangelio: el
amigo a la medianoche (11:5–8); la viuda insistente (18:1–8) y el fariseo y el publicano
(18:9–14). Ilustrando el amor y el perdón gratuito de Dios, están las parábolas gemelas de la
dracma perdida y del hijo perdido (15:8–32), precedidas de otra (la oveja perdida) que se
encuentra también en el Evangelio de Mateo. Referentes también al amor perdonador y paciencia
de Dios, están las parábolas de los dos deudores (7:41–43); la higuera estéril (13:6–9) y la
invitación universal de la gran cena (14:12–24). La relación del hombre con su prójimo se
declara en la parábola del buen samaritano (10:30–37). Acerca de la vida futura y de su relación
con la presente, tenemos las parábolas del rico insensato (12:16–21), el mayordomo injusto
(16:1–8), el rico y Lázaro (16:19–31) y, acerca de las recompensas al trabajo, la de las minas
(19:12–27).
La oración
El Evangelio de Lucas se ha denominado el “Evangelio de la oración”. Más que los otros
evangelistas, Lucas señala las oraciones de Jesús en muchas ocasiones (alrededor de 10). Sólo él
menciona los siguientes casos: Cristo oró al ser bautizado (3:21); después de sanar a un leproso
(5:16); antes de escoger a los doce apóstoles (6:12); antes de anunciar por primera vez su muerte
(9:18); en la transfiguración (9:29); antes de enseñar la oración modelo (11:1). Sólo Lucas
menciona la oración especial de Jesús por Pedro (22:32); el mandamiento especial a los apóstoles
en Getsemaní que orasen (22:40); las dos parábolas que enseñan la oración perseverante
(11:5–13; 18:1–8); y el mandato de velar y orar para siempre (21:36). Por fin, sólo Lucas
consigna las dos oraciones de Jesús en la cruz (23:34, 46). Generalmente las lecturas en la
sinagoga eran precedidas o seguidas por oraciones. El aspecto litúrgico es fundamental en el
Evangelio de Lucas. El Maestro también enseñó a los suyos a orar (6:28; 10:2; 11:1–13;
18:1–14).
Cantos y alabanzas
El Evangelio de Lucas es eminentemente litúrgico; comienza y termina con un culto en el
templo (1:8, 9; y 24:53). Es interesante que sólo Lucas da la salutación feliz de Elisabet
(1:42–45), el Magnificat o canto de María la madre de Jesús (1:46–55), el Benedictus o canto de
Zacarías (1:68–79), el Gloria in Excelsis Deo o canto de los ángeles (2:14), y el Nunc Dimittis o
canto de Simeón (2:29–32). Con frecuencia Lucas emplea las expresiones: “Glorificad a Dios”,
“Alabad a Dios” y “Bendecid a Dios”. La lectura en Nazaret se puede insertar cómodamente en
este espacio también, por cuanto responde a una expectativa litúrgica de Lucas. Luego de la
lectura, el lector debía hacer ciertos comentarios sobre la misma. Para los judíos después de la
cautividad—como los de Galilea—el segundo lugar más importante de adoración y estudio era la
sinagoga. El primero evidentemente era el templo de Jerusalén.
La palabra “gozo” (cará5479
)
Este es un detalle importante para entender el porqué Lucas es un Evangelio para
marginados. Para estos el gozo les estaba negado por un sinnúmero de circunstancias históricas.
Lucas resalta la esperanza de vivir como gentil pero con gozo, en una nueva dimensión de vida.
Traducida también como regocijar, la palabra “gozo” se halla repetida al menos 22 veces en
el Evangelio de Lucas y en Hechos. Las alabanzas en el Evangelio de Lucas han encantado y
llenado de gozo celestial los corazones de las multitudes de adoradores, hasta dar una visión de
la gloria, como la que Lucas quiere expresar con el relato de la ascensión de Jesús (24:50–53),
que sólo se encuentra en este Evangelio y no en los demás.
Expresiones características
Una notable palabra clave en el Evangelio de Lucas es el verbo euaggelízo2097
(traducido
como “anunciar o predicar las buenas nuevas, o el evangelio”): 1:19; 2:10; 3:18; 4:18, 43; 8:1;
9:6; 16:16; 20:1. Las palabras sóter4990
y sotería4991
(Salvador, salvación), las usa solamente
Lucas entre los Sinópticos; 1:47, 69, 71, 77; 2:11, 30; 3:6; 19:9; y sólo una vez cada una por Juan
(4:22, 42). Otra expresión característica de Lucas es doxáso1392
, en el sentido de “dar gloria u
honor a Dios”: 2:20; 4:15; 5:25, 26; 7:16; 13:13; 17:15; 18:43; 23:47. El Evangelio de Lucas
termina con una nota de alabanza y adoración, cuando dice que los discípulos de Jesús “se
hallaban continuamente en el templo, bendiciendo a Dios” (24:53). El Evangelio de Lucas
comienza en el templo y termina en el templo (1:5–25; comp. 24:53).
Contenido exclusivo del Evangelio de Lucas
A pesar de ser un Evangelio Sinóptico, Lucas es el que más porciones o pasajes exclusivos
contiene, más de 30 pasajes. En todos ellos se deja ver el énfasis del autor gentil por los pobres,
las mujeres, el reino de Dios y su justicia, su rebeldía contra la riqueza y la opresión, su interés
por los enfermos; en fin, su preocupación por presentar a un Jesús plenamente identificado con
los marginados, oprimidos y desposeídos. El contenido exclusivo de Lucas lo constituyen los
siguientes pasajes:
1:1–2:5 Narración del nacimiento profetizado e
infancia de Jesús y cánticos de alabanza.
Muchos eruditos han sugerido que esta
información inédita fue proporcionada por
María, en la manera en que una mujer
estaría dispuesta a decírselo a un médico
confidente.
7:11–17 Jesús resucita al hijo de la viuda de Naín.
7:36–50 Jesús en casa de Simón el fariseo.
8:1–3 Mujeres que ayudaban a Jesús.
9:51–56 Jesús reprende a Juan y a Jacobo.
10:1–12 Jesús envía a los setenta.
10:17–20 Regreso de los setenta.
10:25–37 Parábola del buen samaritano.
10:38–42 Jesús en casa de Marta y María.
11:27, 28 La dicha verdadera.
12:1–3 Jesús enseña contra la hipocresía.
12:13–21 Parábola del rico insensato.
12:35–40 Llamado a la vigilancia.
13:1–5 Llamado al arrepentimiento.
13:6–9 Parábola de la higuera estéril.
13:10–17 Jesús sana en el día de reposo a una mujer
encorvada.
14:1–6 Jesús sana a un hidrópico.
14:7–14 Los invitados—pobres—a las fiestas de las
bodas.
15:8–10 Parábola de la moneda perdida.
15:11–32 Parábola del hijo perdido.
16:1–15 Parábola del mayordomo injusto.
16:16, 17 La ley y el reino de Dios.
16:19–31 El rico y Lázaro.
17:5, 6 El poder de la fe.
17:7–10 El deber del siervo.
17:11–19 Jesús sana a diez leprosos.
18:1–8 Parábola del juez y la viuda.
18:9–14 Parábola del fariseo y el publicano.
19:1–10 Jesús y Zaqueo.
22:24–30 Quién es más importante.
22:35–38 La hora del conflicto espiritual.
23:6–12 Jesús ante Herodes Antipas.
24:50–53 Jesús asciende al cielo (comp. Hech.
1:6–11). Aunque Marcos menciona la
ascensión de Jesús (16:19), no obstante,
considero este último pasaje como exclusivo
de Lucas fundamentalmente por el
tratamiento teológico que le da y por su
extensión histórica.
Es evidente que la obra de Lucas fue concebida como una historia. Aunque es necesario
precisar que Lucas juega intencional, estratégica y teológicamente con la dimensión cronológica
y kairológica del concepto “tiempo”. Ello explica por qué Lucas, “ubica” en ciertos momentos
de su pensamiento teológico eventos que corresponden cronológicamente a épocas futuras. Un
ejemplo es la lectura en Nazaret. No obstante, la destreza del escritor gentil en este riesgoso
intento preserva la fidelidad del mensaje, pero a la vez le imprime su huella personal que
enriquece, sin duda, el relato del Evangelio.
Los incidentes iniciales—los relacionados con el nacimiento de Juan el Bautista y el de
Jesús—están fechados “en los días de Herodes, rey de Judea” (Luc. 1:5) y están referidos al
“edicto” que se promulgó “de parte de César Augusto, para levantar un censo de todo el mundo
habitado” (Luc. 2:1). El ministerio público de Juan, que consistió en levantar el telón para el
ministerio público de Jesús (el tema principal del Evangelio), se introduce con un complicado
sincronismo, a la manera de los historiadores clásicos, en el cual se correlaciona “el año quince
del gobierno de Tiberio César” con los cargos de una cantidad de otras personas en importantes
posiciones públicas en y alrededor de Palestina (Luc. 3:1, 2). Todo el desarrollo de los orígenes
del cristianismo se ubica en el contexto de la historia mundial contemporánea. Lucas no sólo es
el único escritor del Nuevo Testamento que llega a mencionar por nombre a un emperador
romano. Su relato, especialmente en el Evangelio, hace repetidas referencias a gobernadores y
otros funcionarios de las provincias y ciudades del oriente del imperio romano durante el período
que abarca.
En el Evangelio de Lucas encontramos también tres relatos inéditos que en contextos y
expectativas distintas hablan claramente de las opciones misionológicas del Señor Jesús, en favor
de todos aquellos que padecen necesidad o viven bajo cualquier tipo de opresión: moral, social,
económica, religiosa. Tanto el Magnificat de María (Luc. 1:46–55), como la lectura del profeta
Isaías en la sinagoga de Nazaret (Luc. 4:14–20) y la proclamación de las bienaventuranzas y los
ayes (Luc. 6:20–23), nos revelan el carácter de la redención traída por Jesús.
FECHA Y LUGAR DEL ESCRITO
Los eruditos no conservadores ubican la fecha de Lucas después del año 70 por su
desacuerdo con el elemento profético del libro. Sin embargo, si la posibilidad de predicción no es
soslayada (comp. Luc. 21:20–24), la idea de una fecha anterior al año 70 puede ser aceptable.
No obstante, el tema de la profecía no es el único argumento para una fecha temprana, por
cuanto la fecha de Lucas está relacionada con la fecha de Hechos. Ahora, si se presume que este
último libro fue escrito durante la vida de Pablo, entonces, por supuesto, el Evangelio de Lucas
debió haber sido escrito alrededor del año 60. Por ejemplo, el relato de la muerte de Jacobo
(Santiago), consignado por Flavio Josefo, no aparece en la fuente lucana, lo que parece indicar
que esta fue redactada en su forma final por el año 62. Sin embargo, últimas investigaciones han
determinado, partiendo de la fecha de Hechos, que muy posiblemente Lucas escribió su
Evangelio un poco antes del año 70, cuando ocurrió la caída de Jerusalén; y el lugar para
escribirlo fue Cesarea. Las sugerencias en cuanto al lugar son un tanto supuestas. Cesarea y
Roma son las más indicadas, aunque no se descarta que Lucas comenzara a escribir en Cesarea o
Acaya, y terminara su obra en Roma.
CONTEXTO CULTURAL
El contexto cultural del Evangelio de Lucas sólo se logra apreciar desde la perspectiva de
ciertos grupos de personas que son motivo de especial interés por parte del evangelista. Como se
ha mencionado, Lucas era gentil y médico, y escribe su Evangelio para “todo el mundo”, con
especial énfasis en los gentiles.
Los pobres
Este es un grupo que llama la atención en el Evangelio. No significa que Lucas desatendió a
los ricos (19:2; 23:50–54), pero sí se constituye en protector de los pobres, porque estos siempre
tienen necesidad de un amigo y protector (2:8; 4:18, 19; 6:20, 21; 7:22; 14:13). Aun en la
actualidad el médico cristiano se fija en los pobres e intenta escuchar su clamor. Sólo Lucas ha
consignado la parábola del pobre Lázaro, sufriendo la miseria en esta vida, pero al fin llevado
por los ángeles al seno de Abraham en la gloria (16:19–31). La pobreza no puede salvarnos ni es
ninguna virtud en sí misma; sin embargo, el mendigo, el pobre y el marginado son protagonistas
principales en la narración del Evangelio de redención en Lucas. El mendigo es un ser humano y
digno de ser redimido (1 Cor. 1:26–31; Stg. 2:5). Este énfasis por los proscritos y pobres se
entraña en el plan redentor del Mesías-Rey, que no es de los textos clave de Lucas (4:16–20).
Como gentil y como médico, Lucas era un marginado en la sociedad judía, por eso su énfasis en
rescatar la dignidad de los pobres. Los menciona 10 veces, mientras que Mateo y Marcos juntos
alcanzan apenas 8 veces. Ningún otro Evangelio presenta tan comprensivamente la historia de
Jesús, en ningún otro brilla más la delicadeza del amor de Dios por los pobres y pecadores, que
en Lucas. A la inversa, sólo en Lucas se puede apreciar el profundo amor que los proscritos le
profesan al Señor. Es que el amor no se mendiga ni se exige, se cosecha.
Sin embargo, hay que advertir que esta “opción” preferencial por los pobres, con la que el
autor de este comentario está absolutamente de acuerdo, no es excluyente, porque no es
exclusiva, y por ello es completamente compatible con el amor universal de Dios para todas las
personas. Por otro lado, es necesario enfatizar que la perspectiva conceptual de pobreza que
maneja y privilegia Lucas, es la socioeconómica. Su palabra favorita ptocós4434
(pobre), significa
una persona que no tiene lo necesario para subsistir con dignidad.
Los pecadores
Se juzga las simpatías de Lucas por la elección que él hace de sus materiales. Un médico
tiene que ver con la plebe, la gente más corrompida y perdida. De una manera preeminente Lucas
representa a Jesús como amigo y Salvador de los pecadores. Las tres parábolas en Lucas capítulo
15: la oveja perdida, la dracma perdida y el hijo perdido, fueron presentadas por Cristo, según
Lucas 15:2, como respuesta a los fariseos y los escribas que decían: “Este recibe a los pecadores
y come con ellos”. La palabra “pecador” (amartolos268
) se emplea con más frecuencia en el
Evangelio de Lucas que en los otros tres Evangelios combinados. Una pecadora conocida (7:37)
que regó con sus lágrimas los pies de Jesús, no era ni María Magdalena ni María de Betania.
Cristo la perdonó, porque ella amaba mucho más (7:47) que el orgulloso fariseo Simón.
Siguiendo el ejemplo del Maestro, Lucas siempre manifiesta mucha simpatía para con los
pecadores. Esta dimensión del ministerio de Jesús satisfacía las expectativas que tenía él, como
gentil, y sus lectores.
Las mujeres
La religión pagana de Mitra (en Persia), a semejanza del islam, era una religión solamente
para hombres. Los rabinos daban gracias a Dios porque no habían nacido mujeres. Los paganos,
los gentiles, los hebreos, todos veían con desprecio a la mujer. El paganismo degradó y esclavizó
a la mujer, pero Cristo la emancipó. Él apeló a las mujeres, quienes formaron una “sociedad”
para sostener económicamente a Jesús y a sus discípulos (Luc. 8:1–3). Lucas menciona a 13
mujeres que no aparecen en los otros Evangelios.
Igualmente Lucas sigue el ejemplo de Jesús y honra a la mujer dándole justa prominencia.
Con simpatía y ternura pinta hermosos bosquejos de Elisabet, de María la madre de Jesús, de
Ana la profetisa. Además se nos presenta a María Magdalena, María y Marta, Dorcas y María la
madre de Juan Marcos, Priscila, Drusila, Safira, Berenice, Lidia, la viuda de Naín, y otras más.
Lucas siempre reconoció la piedad y la actividad misionera de las fieles mujeres. Posiblemente
los “oprimidos” de la profecía (Isa. 61:1, 2) que Jesús recoge en Nazaret, tenga alguna relación
con las mujeres, por cuanto la palabra sugiere a los que sufren opresiones o calamidades. Y las
mujeres en el contexto cultural del siglo primero sufrían de una ignominiosa discriminación. Más
que en ningún otro Evangelio se reconoce en este la dignidad de la mujer. Lucas resalta la actitud
de Cristo hacia ellas y viceversa (ver caps. 1; 2:11–17; 8:1–3, 48; 10:38–42; 13:16; 23:28, entre
otros).
Los niños
El resto de los evangelistas no dicen absolutamente nada en cuanto a la niñez del gran
precursor del Mesías. Lucas ha enriquecido a los Evangelios con su relato del nacimiento y la
niñez de Juan el Bautista. También nos facilita una historia más extensa y completa del
nacimiento y niñez de Jesús, la visita de los pastores, la circuncisión del niño y su presentación
en el templo, en el que algunos llaman “Evangelio de la infancia”. Lucas, el buen médico, tenía
cariño para con los niños y tomó todo empeño para sanarlos y redimirlos. Además menciona el
único hecho conocido de la adolescencia de Jesús (2:41–52). Acerca de la juventud de Jesús no
se sabe nada, aparte del incidente dado por Lucas, de su visita al templo a la edad de (12 años).
Jesús volvió con sus padres a Nazaret, vivió sujeto a ellos, y como carpintero trabajó dieciocho
años en su casa.
Sólo Lucas refiere el caso del muchacho, hijo único de la viuda de Naín. Como médico se
extrañó sobremanera cuando “el que había muerto se sentó” (Luc. 7:15). Los otros evangelistas
refieren el caso del muchacho endemoniado, pero sólo Lucas agrega (9:38), que era el “único”
hijo de su padre. Los niños como marginados y menospreciados, en la sociedad judía, encajan
perfectamente en el grupo de los “oprimidos” a los que se dirige primordialmente la misión del
Maestro.
Los ángeles y el Espíritu Santo
Lucas se interesa más que los otros evangelistas en los ángeles (ággelos32
, mensajeros). En su
Evangelio y en el libro de Hechos, la palabra “ángel” aparece 47 veces (sólo en el Evangelio
aparece más de 20 veces). Dios envió a su ángel para anunciar a Zacarías el nacimiento de un
niño que sería el precursor del Mesías (1:11); seis meses más tarde el mismo ángel Gabriel avisó
a María en Nazaret (1:26), que sería madre del Mesías; un ángel aparece a los pastores
anunciando el nacimiento de Jesús (2:11); el mendigo Lázaro fue llevado por los ángeles al seno
de Abraham (16:22); cuando Jesús estaba en agonía, un ángel apareció para fortalecerlo en
Getsemaní (22:43); los ángeles junto a la tumba que anunciaron la resurrección de Jesús (24:6).
Todos estos casos se hallan consignados sólo por Lucas. Finalmente, según Lucas, los ángeles
hacen tres anuncios importantísimos acerca de Jesús: su nacimiento (2:11); su resurrección
(24:6) y su segunda venida (Hech. 1:10, 11).
Junto al particular interés de Lucas por los ángeles, está el magnificar la obra del Espíritu
Santo en la vida y ministerio de Jesús. El Espíritu llena a su precursor (1:15); es activo en la
concepción del Hijo de Dios (1:35); desciende sobre Jesús en el bautismo en una manifestación
sobrenatural extraordinaria (3:22); lo unge para su ministerio—lectura en Nazaret—(4:16–20); lo
fortalece para superar la tentación (4:1, 2); lo capacita para su obra una vez que ha vencido al
maligno (4:14) y le imparte alegría en medio de sus tareas (10:21). En Lucas se menciona más al
Espíritu Santo que en los dos Sinópticos anteriores juntos. Ocupa un primer plano desde el
principio, y se lo presenta como agente de la misión en toda la obra de Lucas. Así, se profetiza
que Juan el Bautista será lleno del Espíritu Santo desde su nacimiento (1:15). Zacarías, María,
Elisabet y Simeón hablan llenos del Espíritu. Jesús es engendrado por el Espíritu, ungido por el
Espíritu y aun llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado. Todo su ministerio misionero
se realiza por el poder y bajo la guía del Espíritu. Finalmente, promete enviar a sus discípulos “la
promesa de mi Padre” (24:49), que es el vínculo que une el tercer Evangelio con el libro de
Hechos.
Este es un detalle clave para comprender por qué Lucas es un Evangelio para marginados.
Según la mentalidad judía los ángeles o mensajeros de Dios jamás hablarían con gente “común”
(pastores) o con mujeres (María). Sin embargo, en la presentación que Lucas hace de la vida de
Jesús, los ángeles dialogan abiertamente con los oprimidos y despreciados. Denuncia esto el afán
del noble médico e historiador, que su pueblo (los gentiles) sepa que hay esperanza de gloria
para ellos y que pueden tener comunión con Dios, por cuanto ante él no existe la condición
socio-económica-política y religiosa de “marginado”. Lucas subraya la ternura de Jesús con los
humildes y pobres, mientras que los orgullosos y ricos son fuertemente censurados con
frecuencia. Relata la parábola del rico y Lázaro, que describe dramáticamente la postración
social de los excluidos (16:19–31). Presenta las palabras de Jesús referentes a los peligros de la
riqueza pero incluye también las enseñanzas que proporcionan esperanza a los oprimidos por la
pobreza (6:20–24). Sin duda, Jesús vino para predicar el evangelio a los pobres, de una manera
preferente (4:18). Los pastores, por ejemplo, a quienes se aparecieron los ángeles, pertenecían a
la clase humilde. La misma familia de Jesús era sumamente pobre, puesto que María presentó en
el templo la ofrenda de los pobres en su purificación (2:24, comp. Lev. 12:8).
LUCAS: EL EVANGELIO UNIVERSAL
Lucas no insiste tanto en el reino (basiléia932
) como Mateo, tampoco presenta la persona del
Mesías desde el punto de vista de los judíos. En Lucas, Cristo es para todos los hombres en
general (2:14). Lucas remonta la genealogía de Jesús hasta Adán, el padre de la humanidad, y no
hasta Abraham, el fundador del pueblo escogido por Dios, como sí lo hace Mateo.
En Lucas, Jesús no le cierra la puerta de la salvación a los samaritanos. Cuando sus
discípulos le piden permiso para hacer caer fuego del cielo sobre los samaritanos que le han
negado albergue, les reprende diciendo que él ha venido para redimir a los seres humanos y no
para destruirlos (9:51–56). Sólo Lucas narra la parábola del buen samaritano (10:30–37) y
menciona que el leproso agradecido era samaritano, un extranjero (17:11–19). De igual manera
se refiere a la forma favorable en que Jesús elogia al centurión romano por su gran fe (7:9) y
cuando afirma: “Vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur; y se sentarán a la mesa
en el reino de Dios” (13:29).
Existe un marcado propósito universal en Lucas. Este Evangelio se escribió con la intención
de que se conociese la solidez o certeza, el terreno firme que pisamos cuando creemos en el
evangelio del reino de Dios y su justicia. Y, por tener aquella fundación tan sólida, podemos
edificar y ser edificados firmemente sobre él. De tal manera que, quienes han sido bien instruidos
en la Palabra de Dios, deben poner toda la diligencia posible a fin de conocer bien estas
enseñanzas, para saber no sólo lo que creemos, sino también por qué lo creemos. De este modo,
podrán estar “siempre listos para responder a todo el que nos pida razón de la esperanza que hay
en vosotros” (1 Ped. 3:15).
Concluyendo, Lucas es un Evangelio universal, fundamentalmente por dos razones: (1)
teológica y (2) didáctica. Teológicamente, porque a pesar de ser escrito por el único autor gentil,
y a pesar de estar dirigido especialmente a los gentiles, se expresa claramente la redención en
forma escatológica. Su proclamación del reino de Dios y de la redención en Cristo apunta a un
“jubileo eterno”. Didácticamente, porque el propósito de Lucas era equipar a los creyentes en
forma catequística, de modo que pudieran expresar su fe racional y reflexivamente, ya que los
gentiles no tenían la habilidad y cultura de los judíos de mantener fieles a través del tiempo, por
medio de tradiciones orales, extensos contenidos importantes.
El Evangelio de Lucas señala por tanto el carácter humano de Jesús lleno de simpatía, y de
especial y notoria adaptación a la mente gentil. Para ello se vale, por ejemplo, de una genealogía
en que nos encontramos como ascendiente de Jesús, no a Abraham, sino a Adán—como ya se
dijo—, ligando de esta manera la persona de Jesús con el ser humano original e identificándolo
con su realidad histórica, espiritual y ontológica. Algo parecido hará posteriormente el apóstol
Pablo en su carta a la iglesia de Roma (Rom. 5:12–20). Lucas está lleno como ningún otro de
alusiones a la vida personal y familiar de Jesús. En el mismo prefacio dirigido a Teófilo—un
converso gentil—, Lucas indica la posición particular que él guarda con los hechos que relatará,
y hablando en lenguaje de clásica redacción, muestra desde el principio de su relato que ya se ha
sobrepasado y trascendido las asociaciones y cultura judaicas. Enfatiza que se ha llegado a una
época en la historia del mundo, en la que el Evangelio ha confirmado su potencia expansiva y ha
quedado establecido su carácter de universal. El tono de todo el Evangelio se adaptó
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  • 2. COMENTARIO BÍBLICO MUNDO HISPANO TOMO 16 LUCAS Editores Generales Juan Carlos Cevallos Rubén O. Zorzoli EDITORIAL MUNDO HISPANO EDITORIAL MUNDO HISPANO 7000 Alabama Street, El Paso, TX 79904 EE. UU. de A. www.editorialmh.org Nuestra pasión: Comunicar el mensaje de Jesucristo y facilitar la formación de discípulos por medios impresos y electrónicos. Comentario Bíblico Mundo Hispano, tomo 16. © Copyright 2007, Editorial Mundo Hispano. 7000 Alabama Street, El Paso, TX 79904, Estados Unidos de América. Todos los derechos reservados.
  • 3. Prohibida su reproducción o transmisión total o parcial, por cualquier medio, sin el permiso escrito de los publicadores. Las citas bíblicas han sido tomadas de la Santa Biblia: Versión Reina-Valera Actualizada. © Copyright 1999. Usada con permiso. Editores: Juan Carlos Cevallos, María Luisa Cevallos, Vilma de Fajardo, Rubén Zorzoli Diseño de la cubierta: Carlos Santiesteban Primera edición: 2007 Clasificación Decimal Dewey: 220.7 Tema: 1. Biblia—Comentarios ISBN: 978-0-311-03140-5 E.M.H. No. 03140 1.5 M 7 07
  • 4. PREFACIO GENERAL Desde hace muchos años, la Editorial Mundo Hispano ha tenido el deseo de publicar un comentario original en castellano sobre toda la Biblia. Varios intentos y planes se han hecho y, por fin, en la providencia divina, se ve ese deseo ahora hecho realidad. El propósito del Comentario es guiar al lector en su estudio del texto bíblico de tal manera que pueda usarlo para el mejoramiento de su propia vida como también para el ministerio de proclamar y enseñar la palabra de Dios en el contexto de una congregación cristiana local, y con miras a su aplicación práctica. El Comentario Bíblico Mundo Hispano consta de veinticuatro tomos y abarca los sesenta y seis libros de la Santa Biblia. Aproximadamente ciento cincuenta autores han participado en la redacción del Comentario. Entre ellos se encuentran profesores, pastores y otros líderes y estudiosos de la Palabra, todos profundamente comprometidos con la Biblia misma y con la obra evangélica en el mundo hispano. Provienen de diversos países y agrupaciones evangélicas; y han sido seleccionados por su dedicación a la verdad bíblica y por su voluntad de participar en un esfuerzo mancomunado para el bien de todo el pueblo de Dios. La carátula de cada tomo lleva una lista de los editores, y la contratapa de cada volumen identifica a los autores de los materiales incluidos en ese tomo particular. El trasfondo general del Comentario incluye toda la experiencia de nuestra editorial en la publicación de materiales para estudio bíblico desde el año 1890, año cuando se fundó la revista El Expositor Bíblico. Incluye también los intereses expresados en el seno de la Junta Directiva, los anhelos del equipo editorial de la Editorial Mundo Hispano y las ideas recopiladas a través de un cuestionario con respuestas de unas doscientas personas de variados trasfondos y países latinoamericanos. Específicamente, el proyecto nació de un Taller Consultivo convocado por Editorial Mundo Hispano en septiembre de 1986. Proyectamos el Comentario Bíblico Mundo Hispano convencidos de la inspiración divina de la Biblia y de su autoridad normativa para todo asunto de fe y práctica. Reconocemos la necesidad de un comentario bíblico que surja del ambiente hispanoamericano y que hable al hombre de hoy. El Comentario pretende ser: * crítico, exegético y claro; * una herramienta sencilla para profundizar en el estudio de la Biblia; * apto para uso privado y en el ministerio público; * una exposición del auténtico significado de la Biblia; * útil para aplicación en la iglesia; * contextualizado al mundo hispanoamericano; * un instrumento que lleve a una nueva lectura del texto bíblico y a una más dinámica comprensión de él; * un comentario que glorifique a Dios y edifique a su pueblo; * un comentario práctico sobre toda la Biblia. El Comentario Bíblico Mundo Hispano se dirige principalmente a personas que tienen la responsabilidad de ministrar la Palabra de Dios en una congregación cristiana local. Esto incluye a los pastores, predicadores y maestros de clases bíblicas. Ciertas características del Comentario y algunas explicaciones de su metodología son
  • 5. pertinentes en este punto. El texto bíblico que se publica (con sus propias notas—señaladas en el texto con un asterisco, *,—y títulos de sección) es el de La Santa Biblia: Versión Reina-Valera Actualizada. Las razones para esta selección son múltiples: Desde su publicación parcial (El Evangelio de Juan, 1982; el Nuevo Testamento, 1986), y luego la publicación completa de la Biblia en 1989, ha ganado elogios por estudios bíblicos serios. El Dr. Cecilio Arrastía la ha llamado “un buen instrumento de trabajo”. El Lic. Alberto F. Roldán la cataloga como “una valiosísima herramienta para la labor pastoral en el mundo de habla hispana”. Dice: “Conservando la belleza proverbial de la Reina-Valera clásica, esta nueva revisión actualiza magníficamente el texto, aclara—por medio de notas—los principales problemas de transmisión … Constituye una valiosísima herramienta para la labor pastoral en el mundo de habla hispana”. Aun algunos que han sido reticentes para animar su uso en los cultos públicos (por no ser la traducción de uso más generalizado) han reconocido su gran valor como “una Biblia de estudio”. Su uso en el Comentario sirve como otro ángulo para arrojar nueva luz sobre el Texto Sagrado. Si usted ya posee y utiliza esta Biblia, su uso en el Comentario seguramente le complacerá; será como encontrar un ya conocido amigo en la tarea hermenéutica. Y si usted hasta ahora la llega a conocer y usar, es su oportunidad de trabajar con un nuevo amigo en la labor que nos une: comprender y comunicar las verdades divinas. En todo caso, creemos que esta característica del Comentario será una novedad que guste, ayude y abra nuevos caminos de entendimiento bíblico. La RVA aguanta el análisis como una fiel y honesta presentación de la Palabra de Dios. Recomendamos una nueva lectura de la Introducción a la Biblia RVA que es donde se aclaran su historia, su meta, su metodología y algunos de sus usos particulares (por ejemplo, el de letra cursiva para señalar citas directas tomadas de Escrituras más antiguas). Los demás elementos del Comentario están organizados en un formato que creemos dinámico y moderno para atraer la lectura y facilitar la comprensión. En cada tomo hay un artículo general. Tiene cierta afinidad con el volumen en que aparece, sin dejar de tener un valor general para toda la obra. Una lista de ellos aparece luego de este Prefacio. Para cada libro hay una introducción y un bosquejo, preparados por el redactor de la exposición, que sirven como puentes de primera referencia para llegar al texto bíblico mismo y a la exposición de él. La exposición y exégesis forma el elemento más extenso en cada tomo. Se desarrollan conforme al bosquejo y fluyen de página a página, en relación con los trozos del texto bíblico que se van publicando fraccionadamente. Las ayudas prácticas, que incluyen ilustraciones, anécdotas, semilleros homiléticos, verdades prácticas, versículos sobresalientes, fotos, mapas y materiales semejantes, acompañan a la exposición pero siempre encerradas en recuadros que se han de leer como unidades. Las abreviaturas son las que se encuentran y se usan en La Biblia Reina-Valera Actualizada. Recomendamos que se consulte la página de Contenido y la Tabla de Abreviaturas y Siglas que aparece en casi todas las Biblias RVA. Por varias razones hemos optado por no usar letras griegas y hebreas en las palabras citadas de los idiomas originales (griego para el Nuevo Testamento, y hebreo y arameo para el Antiguo Testamento). El lector las encontrará “transliteradas”, es decir, puestas en sus equivalencias aproximadas usando letras latinas. El resultado es algo que todos los lectores, hayan cursado estudios en los idiomas originales o no, pueden pronunciar “en castellano”. Las equivalencias usadas para las palabras griegas (Nuevo Testamento) siguen las establecidas por el doctor Jorge Parker, en su obra Léxico-Concordancia del Nuevo Testamento en Griego y Español, publicada por Editorial Mundo Hispano. Las usadas para las palabras hebreas (Antiguo Testamento) siguen
  • 6. básicamente las equivalencias de letras establecidas por el profesor Moisés Chávez en su obra Hebreo Bíblico, también publicada por Editorial Mundo Hispano. Al lado de cada palabra transliterada, el lector encontrará un número, a veces en tipo romano normal, a veces en tipo bastardilla (letra cursiva), son números del sistema “Strong”, desarrollado por el doctor James Strong (1822–94), erudito estadounidense que compiló una de las concordancias bíblicas más completas de su tiempo y considerada la obra definitiva sobre el tema. Los números en tipo romano normal señalan que son palabras del Antiguo Testamento. Generalmente uno puede usar el mismo número y encontrar la palabra (en su orden numérico) en el Diccionario de Hebreo Bíblico, por Moisés Chávez, o en otras obras de consulta que usan este sistema numérico para identificar el vocabulario hebreo del Antiguo Testamento. Si el número está en bastardilla (letra cursiva), significa que pertenece al vocabulario griego del Nuevo Testamento. En estos casos uno puede encontrar más información acerca de la palabra en el referido Léxico-Concordancia … del doctor Parker, como también en la Nueva Concordancia Greco-Española del Nuevo Testamento, compilada por Hugo M. Petter, el Nuevo Léxico Griego-Español del Nuevo Testamento, por McKibben, Stockwell y Rivas, u otras obras que usan este sistema numérico para identificar el vocabulario griego del Nuevo Testamento. Creemos sinceramente que el lector que se tome el tiempo para utilizar estos números enriquecerá su estudio de palabras bíblicas y quedará sorprendido de los resultados. Estamos seguros de que todos estos elementos y su feliz combinación en páginas hábilmente diseñadas con diferentes tipos de letra y también con ilustraciones, fotos y mapas harán que el Comentario Bíblico Mundo Hispano rápida y fácilmente llegue a ser una de sus herramientas predilectas para ayudarle a cumplir bien con la tarea de predicar o enseñar la Palabra eterna de nuestro Dios vez tras vez. Este es el deseo y la oración de todos los que hemos tenido alguna parte en la elaboración y publicación del Comentario. Ha sido una labor de equipo, fruto de esfuerzos mancomunados, respuesta a sentidas necesidades de parte del pueblo de Dios en nuestro mundo hispano. Que sea un vehículo que el Señor en su infinita misericordia, sabiduría y gracia pueda bendecir en las manos y ante los ojos de usted, y de muchos otros también. Los Editores Editorial Mundo Hispano
  • 7. Lista de Artículos Generales Tomo 1: Principios de interpretación de la Biblia Tomo 2: Autoridad e inspiración de la Biblia Tomo 3: La ley (Torah) Tomo 4: La arqueología y la Biblia Tomo 5: La geografía de la Biblia Tomo 6: El texto de la Biblia Tomo 7: Los idiomas de la Biblia Tomo 8: La adoración y la música en la Biblia Tomo 9: Géneros literarios del Antiguo Testamento Tomo10: Teología del Antiguo Testamento Tomo11: Instituciones del Antiguo Testamento Tomo12: La historia general de Israel Tomo13: El mensaje del Antiguo Testamento para la iglesia de hoy Tomo14: El período intertestamentario Tomo15: El mundo grecorromano del primer siglo Tomo16: La vida y las enseñanzas de Jesús Tomo17: Teología del Nuevo Testamento Tomo18: La iglesia en el Nuevo Testamento Tomo19: La vida y las enseñanzas de Pablo Tomo20: El desarrollo de la ética en la Biblia Tomo21: La literatura del Nuevo Testamento Tomo22: El ministerio en el Nuevo Testamento Tomo23: El cumplimiento del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento Tomo24: La literatura apocalíptica
  • 8. La vida y las enseñanzas de Jesús Tomás de la Fuente Bosquejaremos, en un rápido vistazo, los dos aspectos de los que trata este artículo: la vida de Jesús y sus enseñanzas. LA VIDA DE JESÚS LA SITUACIÓN HISTORIA CUANDO NACIÓ JESÚS El control romano sobre los judíos Cuando Jesús nació, los judíos estaban bajo el control de Roma. En el año 63 a. de J.C. el general romano Pompeyo logró entrar a Jerusalén y vencer la resistencia de los judíos. Desde entonces los judíos pagaban impuestos al imperio romano y obedecían la ley impuesta por Roma. Herodes el Grande En el año 37 a. de J.C. Herodes llegó a ser rey de Judea. Los judíos lo odiaban por sus grandes crueldades y porque no era judío, sino idumeo. Herodes trató de ganar el favor de los judíos agrandando y embelleciendo el templo. En el tiempo de Jesús este proyecto estaba todavía en construcción. Herodes era sumamente malo, temeroso por la seguridad de su trono. A fin de proteger su posición, mató a su esposa favorita, a un cuñado, a un tío y a tres de sus propios hijos. Durante una larga enfermedad y sufriendo en su conciencia, trató de suicidarse. Para evitar que su muerte diera gusto a los judíos, mandó encarcelar a los sacerdotes principales y hombres importantes. Ordenó matarlos en la hora de su propia muerte, para causar un lamento general y hubiera quien llorara en aquel día. Pero su hermana Salomé tomó el poder y puso en libertad a aquellos hombres. De modo que hubo gran gozo cuando murió Herodes. Esto sucedió en el año 4 a. de J.C., pocos meses después de que Herodes mandara matar a los niños inocentes de Belén. Grupos religiosos y políticos Sabemos de seis grupos entre los judíos de la época de Jesús: (1) Los saduceos, quienes eran los sacerdotes responsables por el templo. (2) Los escribas, o mejor dicho, los maestros de la ley. Ellos eran los que copiaban y estudiaban los rollos sagrados. (3) Los fariseos eran un grupo rico, y seguían las enseñanzas de los escribas. (4) Los herodianos eran un grupo político, que apoyaba a la familia de Herodes. (5) Los zelotes eran un grupo de patriotas fanáticos listos a pelear por la independencia de la nación. (6) Los esenios, no mencionados en el NT, eran un grupo de ascetas que vivían en comunidades en el desierto oriental de Judea. Las condiciones económicas La pobreza era normal en el tiempo de Jesús. Los impuestos para el templo, para el gobierno de la ciudad y para Roma, eran excesivos. La tierra de Palestina no era muy fértil; nunca rendía grandes cosechas. En Jerusalén era necesario traer todo el alimento de afuera, haciendo la vida muy cara. EL NACIMIENTO Y LA NIÑEZ DE JESÚS Los anuncios angélicos El nacimiento de Jesús fue anunciado a María por un ángel, siendo María todavía virgen. Cuando ella recibió el anuncio, fue a visitar a su parienta Elisabet, quien vivía en la zona
  • 9. montañosa de Judea. Elisabet también esperaba un niño en su vejez. María estuvo con ella tres meses, sin duda hasta el nacimiento de Juan el Bautista. Cuando regresó a su casa en Nazaret, José se dio cuenta del embarazo de María y pensó divorciarse en secreto. Pero un ángel le ordenó tomarla por esposa, porque María sería la madre del Salvador del mundo. En aquel tiempo César ordenó levantar un censo en todo el mundo para poder cobrarles impuestos. José llevó a María a Belén, la “ciudad de David”, pues allí les correspondía cumplir con los deberes de aquel censo. En esa ciudad, en un establo, nació el niño Jesús. Las visitas de pastores y ángeles En el campo cerca de Belén unos pastores cuidaban sus ovejas. El ángel del Señor se apareció a ellos y les anunció el nacimiento del Cristo, en Belén. Ellos, maravillados, fueron a verlo. Relataron a María y a José lo que habían oído de los ángeles. Después, contaron la gran noticia en todas partes. Cuarenta días después, José y María llevaron al niño Jesús al templo, conforme a la ley, y lo dedicaron al Señor. Allí oyeron profecías sobre el ministerio de Jesús. Después regresaron a Belén. También en ese tiempo, un grupo de magos en el oriente vieron una estrella maravillosa que apareció en el cielo. Por ella entendieron que había nacido el “rey de los judíos”, y fueron a Jerusalén a buscarlo. Herodes oyó acerca de ellos y los mandó llamar. Después de que el rey habló con los maestros de la ley, envió a aquellos magos a Belén. Pidió que ellos le llevaran información sobre el niño, para que él también fuera a adorarlo. Los magos hallaron al niño Jesús en una casa en Belén. Lo adoraron, y le ofrecieron oro, incienso y mirra. En sueños fueron avisados de no volver a Herodes; de modo que regresaran a su tierra por otro camino. La huida a Egipto y la matanza de los niños Pronto un ángel ordenó a José que escapara hacia Egipto porque Herodes quería matar al niño. De noche salieron José, María y el niño; estuvieron en Egipto hasta la muerte de Herodes. Cuando Herodes supo que los magos no regresaban, envió soldados a matar a los niños menores de dos años de edad. Belén era una ciudad pequeña, y es probable que solamente murieran unos 20 niños. Herodes murió pocos meses después de este evento cruel. Fue la culminación de una vida en la que cometió muchos actos crueles semejantes a aquel. El regreso a Israel José recibió aviso luego, de parte del ángel del Señor, de que debía volver a Israel. Parece que José pensaba vivir en Judea; pero al enterarse de que un hijo malo de Herodes, Arquelao, gobernaba en lugar de su padre, entonces José decidió mejor ir a vivir a Nazaret, en Galilea. Allí vivió Jesús hasta los 30 años de edad. La visita a Jerusalén a los doce años A los doce años de edad, Jesús acompañó a sus padres a la Pascua en Jerusalén. Al finalizar la fiesta, todos debían volver a Nazaret en caravana. José y María viajaron un día creyendo que Jesús estaba en la caravana que regresaba a Nazaret. Al no encontrarlo al fin del día, volvieron a Jerusalén. Al tercer día lo encontraron en el templo hablando con los maestros. Cuando su madre le reprochó, él respondió que tenía que estar ocupado en las cosas de su Padre. Sin embargo, volvió a Nazaret para estar sujeto a sus padres terrenales. Educación de Jesús Bajo José y María, Jesús aprendió acerca de la religión de su pueblo. La costumbre judía
  • 10. indica que los niños comenzaban la lectura bíblica a los (5 años) y sus estudios en la sinagoga a los (6 años). De modo que, según esa costumbre, Jesús aprendió a leer y escribir usando los rollos sagrados. Además, pronto aprendería el trabajo de carpintería, oficio que le enseñó José. Desde entonces Jesús fue conocido como “el carpintero” de Nazaret. La mayoría de los estudiosos supone que José murió en esos años, pues después de que la familia fue a Jerusalén cuando Jesús tenía (12 años) no se lo vuelve a mencionar, y Jesús en la cruz encargó a Juan, su discípulo amado, el cuidado de María, su madre, quien evidentemente estaba sola. Los antepasados de Jesús Mateo y Lucas brindan dos genealogías diferentes de Jesús (Mat. 1:1–17; Luc. 3:23–38). Cada familia conservaba su propia genealogía: José guardaba la suya y María la de ella. El historiador Eusebio dice que Mateo registró los padres legales de Jesús. Según la ley, si algún marido moría sin dejar hijos, su hermano tomaba la esposa para darle hijos a su hermano difunto. Así, el padre natural era diferente del padre legal. Lucas nos da la línea natural según los documentos conservados por María. LA PREPARACIÓN DE JESÚS PARA EL MINISTERIO El bautismo Juan el Bautista llamaba al pueblo al arrepentimiento; como expresión del mismo, bautizaba a los que aceptaban su llamado. Cuando Jesús fue adonde estaba Juan y pidió el bautismo, Juan no quería hacerlo. Pero cuando Jesús insistió, Juan lo bautizó. Saliendo del agua, los dos oyeron la voz de Dios que decía: “Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia” (Mar. 1:11). Juan dio testimonio de esto. La tentación en el desierto Luego del bautismo, Jesús fue guiado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo (Mat. 4:1). Estuvo allí cuarenta días. Después de ayunar cuarenta días, el diablo sugirió que cambiara las piedras en pan. Después lo llevó al pináculo del templo y le dijo que se echara abajo. En tercer lugar lo llevó a un monte alto y le enseñó todos los reinos del mundo, y ofreció dárselos si le adoraba. En cada tentación Jesús salió triunfante (comp. Mat. 4:2–11). Los primeros discípulos Después de esta serie de tentaciones, Jesús volvió a donde estaba Juan. Dos discípulos de Juan oyeron que este decía en cuanto a Jesús: “¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29), y siguieron a Jesús. Eran Andrés y otro que no es nombrado; se cree que era Juan, hermano de Jacobo. Andrés ganó a su hermano Cefas, a quien Jesús llamó Pedro. Jesús mismo halló a Felipe, y este halló a Natanael. Estos cinco fueron los primeros discípulos de Jesús. BREVE MINISTERIO EN GALILEA Jesús llevó a estos discípulos primero a Caná de Galilea, donde hizo su primer milagro, cambiando el agua en vino. Después fue a Capernaúm, donde instaló a su madre y hermanos en un nuevo hogar (comp. Juan 2:12). Capernaúm sería su base de trabajo. EL PRIMER MINISTERIO EN JUDEA Jesús y los suyos fueron a Jerusalén para asistir a la Pascua. Estando en la ciudad, entró primero en el templo y echó fuera a los que vendían animales en el atrio de los gentiles. También volcó las mesas de los que cambiaban el dinero. Cuando le pidieron que dijera qué autoridad tenía para hacer aquello, respondió: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Juan
  • 11. 2:19). En Jerusalén hizo varios milagros, y como resultado tuvo una conferencia de noche con Nicodemo, un maestro del Sanedrín; Jesús le habló del nuevo nacimiento (Juan 3:1–21). En Jerusalén, sus discípulos comenzaron a bautizar a los nuevos discípulos. Debido a que Juan bautizaba cerca de allí, Jesús se retiró de aquella región y fue a Galilea (Juan 3:22–35). En su camino pasó por Sicar, un pueblo de Samaria. Allí ganó a una mujer samaritana y testificó a todo el pueblo (Juan 4:1–42). EL GRAN MINISTERIO DE GALILEA Llegando a Galilea, enseñó en la sinagoga de Nazaret. Pero los judíos se enojaron y trataron de matarlo. Sin embargo, se escapó y fue a Capernaúm. Después de predicar junto al mar de Galilea, guió a Pedro y sus compañeros a una gran pesca milagrosa. Debido a este milagro, dos parejas de hermanos (Pedro y Andrés, Juan y Jacobo) aceptaron el llamamiento de Jesús para servirle todo el tiempo. Jesús comenzó entonces a recorrer toda Galilea predicando, enseñando y sanando a los enfermos. Después de pasar toda una noche en oración, escogió a los doce apóstoles y en seguida predicó el gran Sermón del monte. En esa época Juan el Bautista fue encarcelado por reprochar a Herodes Antipas. El rey, contra la ley de los judíos, se había casado con la mujer de su hermano, Herodes Felipe. Jesús envió a los doce a predicar de dos en dos, anunciando el reino de Dios. Les dio poder sobre toda clase de enfermedades. Cuando ellos regresaron de su “viaje evangelístico”, le avisaron a Jesús de la muerte de Juan el Bautista en la cárcel. Entonces Jesús los llevó para tomar un descanso al lado oriental del mar. Pero el pueblo corrió adelante y le esperaba allí. Entonces les enseñó y sanó a los enfermos ese día. Al caer la tarde dio de comer milagrosamente a 5.000 varones y sus familias. Por esto el pueblo quiso hacerle rey, pero él fue a la montaña a orar. Durante la noche vio a sus discípulos remando contra el viento y fue a ellos andando sobre el agua. Ellos se espantaron, pero cuando Jesús subió al barco, la tempestad fue calmada. Al día siguiente, en la sinagoga, Jesús habló al pueblo sobre el “pan de vida”, que era él mismo. En ese tiempo Jesús y los doce fueron a Cesarea de Filipo. En el camino les preguntó qué pensaba el pueblo acerca de él, y después, qué pensaban ellos mismos. Entonces Pedro dio su gran confesión: “¡Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente!” (Mat. 16:16). Luego, en un monte alto, Jesús fue transformado delante de Pedro, Juan y Jacobo. Aparecieron con él Moisés y Elías, y hablaban de su muerte que él cumpliría pronto. Al terminar su ministerio en Galilea, envió a setenta y dos discípulos a predicar por toda la nación. Como en la oportunidad anterior en que enviara a los doce, fueron de dos en dos. SU MINISTERIO FINAL EN JUDEA Jesús quiso estar en Jerusalén para la fiesta de los Tabernáculos. En el último día de la fiesta se paró en el templo e hizo una invitación singular. Hablando del Espíritu Santo, dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí … ríos de agua viva correrán de su interior” (Juan 7:37, 38). Entonces los fariseos enviaron policías para arrestarlo. Pero volvieron sin él, diciendo: “¡Nunca habló hombre alguno así!” (Juan 7:46). Estando allí, sus enemigos llevaron ante Jesús a una mujer sorprendida en adulterio. Dijeron que Moisés mandó que tales personas fuesen muertas a pedradas. En un principio Jesús hizo como que nos les oía. Pero cuando siguieron insistiendo, el Maestro les dijo: “¡El de vosotros que esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella!” (Juan 8:7). Comenzando con los más viejos se fueron, dejando a Jesús y a la mujer solos.
  • 12. Jesús le dijo a la mujer: “Vete y desde ahora no peques más” (Juan 8:11). En esa época Jesús afirmó que él había existido antes que Abraham. Otra vez sus enemigos procuraron matarlo pero se escapó. Poco tiempo después curó a un ciego poniendo lodo en sus ojos. Envió al ciego entonces al estanque de Siloé para lavarse, y el hombre recobró la vista. Cuando el que fue ciego no quiso renunciar su fe en Jesús, le echaron de la sinagoga. Jesús lo encontró y se identificó como el Hijo de Dios. Entonces el hombre lo adoró. Durante este ministerio en Judea, Jesús relató la alegoría del pastor y sus ovejas, llamándose el buen pastor. Entre otras, relató también la parábola del buen samaritano. SU MINISTERIO EN PEREA En este tiempo Jesús fue a ministrar al otro lado del Jordán, región llamada Transjordania o Perea. Ministró allí como tres meses. Visitó brevemente Jerusalén cuando se acercaba la fiesta de la Dedicación. Mientras enseñaba en el templo, sus enemigos le preguntaron si él les iba a decir si era el Cristo. En la conversación que siguió, Jesús se identificó con el Padre, diciendo: “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30). Otra vez procuraron matarlo, pero una vez más se escapó de ellos. Después salió de Jerusalén hacia Perea, pero haciendo un giro grande hacia el norte. Entre Samaria y Galilea sanó a diez leprosos. Sólo un samaritano regresó para darle las gracias. Cruzando el Jordán entró a Perea otra vez. Allí un joven rico le preguntó qué cosa buena debía hacer para tener la vida eterna. Cuando afirmó que había guardado la ley desde su niñez, Jesús le dijo que vendiera sus posesiones y las diera a los pobres. Después de hacer esto, debía seguir a Jesús. Pero el joven se fue triste porque amaba más sus riquezas. Mientras andaba enseñando en Perea, Jesús recibió la noticia de la enfermedad de su amigo Lázaro de Betania. A pesar de esto, permaneció otros dos días donde estaba, antes de salir para Betania. Cuando llegó supo que Lázaro había muerto cuatro días antes. Sin embargo, le prometió a Marta, hermana de Lázaro, que su hermano volvería a vivir, diciendo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá … ¿Crees esto?” (Juan 11:25, 26). Marta afirmó que sí creía en Jesús como el Cristo. Frente al sepulcro de Lázaro Jesús gritó: “¡Lázaro, ven fuera!” (Juan 11:43). Y Lázaro salió con las vendas impidiendo sus pasos. Cuando Jesús lo ordenó, sus amigos lo soltaron. El efecto de este gran milagro fue que muchos judíos de Jerusalén creyeron en Jesús. Pero otros comenzaron a planear su muerte. Así que Jesús se retiró de allí. Pasando por Jericó Jesús visitó el hogar de Zaqueo, un cobrador de impuestos, quien era muy rico. En un banquete que hizo para Jesús, Zaqueo anunció su intención de dar a los pobres la mitad de sus bienes, y de dar cuatro veces lo que había robado. Jesús le dijo que la salvación había llegado ese día a su casa en vista de su arrepentimiento. Entonces agregó: “Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10). LA ÚLTIMA SEMANA DEL MINISTERIO DE JESÚS Seis días antes de la Pascua, Jesús y los doce llegaron a Betania otra vez, y descansaron en la casa de Lázaro y sus hermanas María y Marta. La entrada triunfal en Jerusalén El primer día de la semana salieron para Jerusalén. En el monte de los Olivos Jesús envió a dos discípulos a una aldea para traer una asna y su borriquillo. Montó en ellos para entrar a la ciudad. Mucha gente tendió ropas y ramas de árboles en el camino delante de él. Para darle la bienvenida gritaron: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (Mar. 11:9).
  • 13. Jesús limpia el templo Al día siguiente Jesús entró en el templo y limpió todo lo que no le agradaba. Esta fue la segunda vez que lo hizo (ver la referencia a la primera vez, al comienzo de su ministerio). Al otro día sus enemigos le desafiaron, preguntando quién le había dado autoridad para hacer aquello. Prometió contestarles si primero ellos le respondían a esta pregunta: ¿De dónde era el bautismo de Juan? Ellos respondieron que no sabían, de modo que Jesús tampoco les contestó. Luego contó algunas parábolas en contra de ellos. Trataron de arrestarlo, pero no lo hicieron por miedo al pueblo. Jesús respondió a varias preguntas Los enemigos de Jesús querían atraparlo para que sus propias palabras lo acusaran. Le preguntaron, por ejemplo, si era lícito pagar impuestos a César. Después de examinar una moneda con la imagen e inscripción de César, Jesús les dijo: “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios” (Mar. 12:17). Los saduceos, “quienes dicen que no hay resurrección” (Mar. 12:18), le preguntaron acerca del casamiento en el cielo y de la resurrección. Jesús afirmó que ellos eran ignorantes de las Escrituras porque en el cielo nadie se casa. Dijo también que Dios es el “Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Pues Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” (Luc. 20:37, 38). Un experto en la ley preguntó cuál era el mandamiento más importante. Jesús le dijo que el amar a Dios con todo el ser, y el amar al prójimo eran los más importantes. Jesús entonces les hizo una pregunta: Si el Cristo era hijo de David, “¿cómo es que David, … le llama Señor?… si David le llama ‘Señor’, ¿cómo es su hijo?” (Mat. 22:43–45). Con esta pregunta los hizo callar. Su último discurso público y su discurso en el monte de los Olivos Enseguida habló al resto del pueblo. Denunció a los maestros de la ley y a los fariseos. Pronunció siete “ayes” sobre ellos. Terminó repitiendo su lamento sobre Jerusalén. Luego, en el monte de los Olivos, Jesús contestó la pregunta de sus discípulos: ¿Cuándo sería destruido el templo y cuándo vendría el fin del mundo? En su respuesta les advirtió contra los falsos cristos. Les habló de la persecución de la iglesia y de la evangelización del mundo. Profetizó la destrucción de Jerusalén y su propia venida. Judas se decide a traicionar a Jesús En Betania, en la casa de Simón el leproso, Judas se ofendió cuando María derramó un perfume muy costoso en la cabeza y los pies de Jesús. Decidió traicionar a Jesús entregándolo en manos de sus enemigos por dinero. Celebración de la Pascua e institución de la Cena del Señor Los discípulos de Jesús prepararon la Pascua el jueves, el primer día de la fiesta. Durante la cena Jesús les lavó los pies a los doce, enseñando así la gran lección sobre la humildad. Después les dijo que uno de ellos lo iba a traicionar. Judas entendió que era él, y salió para cumplir su propósito. Al terminar la comida, extendió el uso de las copas de la Pascua e inició una ceremonia nueva. Partió el pan en representación de su cuerpo crucificado. Después les dio otra copa diciendo que representaba el nuevo pacto en su sangre. De ahí en adelante debían celebrar esta nueva cena en memoria de él, la que llamamos “Cena del Señor”.
  • 14. Discurso final para los once Viéndolos tristes, les prometió que ellos estarían con él en el cielo. Prometió darles el Espíritu Santo para estar con ellos en su lugar como Maestro y Consolador. Les advirtió otra vez de su muerte y resurrección. Para terminar, oró como su Sacerdote principal. Oró por sí mismo, por sus discípulos y por los que habían de creer por el testimonio de ellos. Jesús ora en Getsemaní Jesús salió luego con los once y se dirigió al monte de los Olivos. Una vez allí, se separó de ellos y oró largamente. Frente a la muerte oró con gran agonía. Pidió al Padre que le quitara la copa de la muerte. Pero si esto no fuera posible, que se hiciera la voluntad del Padre. Después de su tiempo de oración llegaron muchas personas armadas con espadas y palos. Judas identificó a Jesús con un beso, y los soldados lo llevaron ante las autoridades. Primero fue ante Anás, luego ante Caifás y el Sanedrín. En cada audiencia lo condenaron a muerte. Luego lo llevaron ante Pilato; allí el pueblo insistió, a gritos, que Pilato crucificara a Jesús. Este, luego de varias vacilaciones, finalmente se rindió ante ellos y condenó a Jesús a la muerte. La crucifixión Antes de crucificarlo, los soldados lo trataron con enorme crueldad, golpeándolo, poniéndole una corona de espinas y dándole latigazos. Debido a que el sufrimiento había agotado las fuerzas de Jesús, los soldados obligaron a un campesino a llevar su cruz. Lo crucificaron en el Gólgota o lugar de la Calavera, entre dos ladrones. Sobre su cabeza pusieron el letrero que Pilato había hecho escribir: “JESÚS DE NAZARET, REY DE LOS JUDÍOS” (Juan 19:19). Desde la cruz uno de los ladrones se arrepintió y justificó a Jesús. Le pidió que se acordara de él en su reino, y Jesús se lo prometió. Al morir, Jesús entregó su espíritu en manos de su Padre celestial. La muerte y sepultura de Jesús Cuando Jesús murió, hubo un terremoto, el velo del templo se rompió en dos, y resucitaron algunos muertos. El centurión que dirigía todo, exclamó: “¡Verdaderamente este hombre era hijo de Dios!” (Mar. 15:39). Al ver que Jesús moría, José de Arimatea fue ante Pilato y pidió el cuerpo del Señor. Ayudado por Nicodemo, envolvió el cuerpo en un lienzo y juntos lo llevaron a sepultar en una tumba nueva. Ungieron su cuerpo con perfumes y rodaron una gran piedra enfrente de la puerta. LA RESURRECCIÓN Y ASCENSIÓN DE JESÚS Jesús se aparece a sus discípulos Al tercer día, ciertas mujeres seguidoras de Jesús fueron al sepulcro muy de mañana, llevando perfumes para ungir el cuerpo, de acuerdo con las tradiciones judías. Pero vieron la tumba abierta y a ángeles vigilando el lugar. María Magdalena vio a Jesús primero y llevó la noticia a los once. Jesús se apareció también a las otras mujeres mientras regresaban de la tumba. Juan y Pedro corrieron allá y vieron los lienzos, pero no a Jesús. Jesús se apareció después a Pedro; también a dos discípulos en el camino a Emaús. Después se apareció a los apóstoles en un aposento alto. Ocho días después se apareció de nuevo y habló especialmente a Tomás. Este exclamó: “¡Señor mío, y Dios mío!” (Juan 20:28). Se le apareció también a su hermano Jacobo. En el mar de Galilea Jesús se apareció a siete discípulos mientras pescaban, y les dio una gran pesca milagrosa. Luego les preparó el desayuno. Hablando con Pedro le oyó afirmar tres veces que lo amaba. Entonces le encargó el cuidado de su rebaño espiritual. Según sus órdenes los discípulos se reunieron en Galilea en un monte conocido, y allí Jesús les encargó la evangelización del mundo.
  • 15. La ascensión A los cuarenta días de su resurrección Jesús se apareció en el monte de los Olivos. Allí repitió a sus seguidores la orden de evangelizar al mundo. Entonces los bendijo y fue alzado al cielo en una nube. Dos ángeles les dijeron que Jesús vendría otra vez de la misma manera en que lo habían visto ir al cielo. Los días siguientes Desde aquel día los apóstoles y otros discípulos se reunían cada día para orar. Jesús les había dicho que no se apartaran de la ciudad sino hasta que recibieran poder, el Espíritu Santo que vendría a ellos. En el día de Pentecostés, Dios les dio el Espíritu a todos los que estaban reunidos allí. Muchos consideran que aquel día fue el verdadero comienzo de la iglesia. El libro de los Hechos relata la historia de los actos de los apóstoles, especialmente los de Pedro y Pablo. El libro relata también el avance del evangelio hasta Roma y la evangelización del mundo de los gentiles. El Cristo resucitado estuvo con ellos guiando el progreso del evangelio conforme a su voluntad. LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS LA ORIGINALIDAD DE SUS ENSEÑANZAS La enseñanza de Jesús es singular entre las enseñanzas religiosas del mundo. Sin embargo, existen algunos paralelos entre las enseñanzas de Jesús y las de otras religiones. Es así con el confucianismo, el islamismo y el judaísmo. Se nota con frecuencia que la Regla de Oro (Luc. 6:31) se encuentra en otras religiones. Confucio, por ejemplo, dijo: “Trata a tus subordinados como quisieras que te trataran si fuesen tus superiores”. Pero comúnmente la Regla de Oro aparece en otras religiones en forma negativa: “No hagas a otro lo que no quieras que haga contigo”. La enseñanza de Jesús no se puede reducir a una colección de moralejas y reglas de ética. Lo que la hace singular son sus doctrinas sobre Dios y el hombre, el pecado y la salvación. Su uso del AT no quita originalidad a su enseñanza. Lo citaba siempre para demostrar su relación con el evangelio, y en qué forma él mismo cumplía sus profecías. Cuando quisieron apedrearlo por decir que era Hijo de Dios, respondió: “¿No está escrito en vuestra ley, ‘Yo dije: Sois dioses?”. Si dijo ‘dioses’ a aquellos a quienes fue dirigida la palabra de Dios … ¿decís vosotros: ‘Tú blasfemas’ a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dije: ‘Soy Hijo de Dios’ ”? (Juan 10:34–36). Con frecuencia Jesús defendía la originalidad de sus enseñanzas apelando a la lógica. Una vez argumentó en favor de la bondad divina diciendo: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?” (Mat. 7:11). A veces hizo preguntas a sus enemigos que ellos no pudieron contestar. Cuando afirmaron que el Cristo sería hijo de David, Jesús citó el Salmo 110 y les preguntó: “Entonces, ¿cómo es que David, mediante el Espíritu, le llama Señor? (Mat. 22:43). Ninguno de los profetas o maestros de la Ley llegó a la altura espiritual de sus enseñanzas. Una vez Jesús desafió a sus oyentes a poner a prueba el origen de sus enseñanzas, diciendo: “Si alguien quiere hacer su voluntad, conocerá si mi doctrina proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta” (Juan 7:17).
  • 16. EL CARÁCTER PARABÓLICO DE SUS ENSEÑANZAS Una gran parte de la enseñanza de Jesús fue parabólica. Es decir, enseñaba usando relatos ilustrativos llamados “parábolas”. Los cuatro Evangelios conservan unas 34 parábolas, parecidas a los ejemplos o ilustraciones que usan los predicadores de nuestros tiempos. Cuando sus discípulos le preguntaron por qué enseñaba así, respondió: “Porque [los judíos] viendo no ven, y oyendo no oyen, ni tampoco entienden” (Mat. 13:13). Habló en parábolas para ayudarles a entender mejor. Sin embargo, no toda su enseñanza consistió en relatos ilustrativos. Usaba también comparaciones muy breves para ser llamadas parábolas; a estas las llamamos dichos y símiles parabólicos. Su enseñanza parabólica contiene también proverbios y dichos sabios. Además de hablar en parábolas, adornaba su lenguaje hablando poéticamente. Con esto damos a entender la poesía hebrea que no usa ni rima ni ritmo. Usa más bien el paralelismo, que consiste en la repetición de ideas. Por ejemplo: “Pedid, y se os dará. Buscad y hallaréis. Llamad, y se os abrirá” (Mat. 7:7), es una serie de ideas semejantes. Otro ejemplo es: “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos” (Mat. 7:6). Este estilo de enseñanza ayudaba a sus oyentes a conservar sus palabras en la memoria, y a no equivocar su significado. Su enseñanza parabólica incluía también el uso de enigmas. O sea lenguaje oscuro y difícil de entender. Esto lo hacía con el fin de despertar el interés de sus oyentes y seguidores, y para hacerles meditar en su significado. Cuando decimos que usaba proverbios, no hablamos de la clase de proverbios del libro bíblico que lleva este nombre. Nos referimos más bien a los refranes comunes de su tiempo. Por ejemplo, Jesús dijo: “¿No decís vosotros: “Todavía faltan cuatro meses para que llegue la siega”? (Juan 4:35). Un poco después dijo: “Porque en esto es verdadero el dicho: ‘Uno es el que siembra, y otro es el que siega’ ” (Juan 4:37). EL SERMÓN DEL MONTE Durante el primer año de su ministerio, Jesús dio el discurso más largo y acaso el más importante de todos (Mat. 5–7). En alguna montaña cerca de Capernaúm Jesús habló principalmente a sus seguidores. Pero muchas personas de la región, no creyentes, también le oyeron. Sin duda que usó esta ocasión para presentar su doctrina en forma más o menos comprensiva. Así pudo enseñar a sus discípulos y comunicar a los demás el alto nivel que demandaba la ley de Moisés. Se ha pensado que el Sermón no fue un solo discurso sino una recopilación de dichos de Jesús que fueron pronunciados en diferentes ocasiones. Por supuesto, es posible que Jesús utilizara el mismo material y lo repitiera, pero la ocasión reflejada en el Evangelio de Mateo sugiere una oportunidad definida en la que Jesús predicó este Sermón. Contenido del Sermón Jesús comenzó el Sermón con las llamadas Bienaventuranzas (Mat. 5:3–12); luego reflexionó sobre la misión de los discípulos (5:13–16). El resto del capítulo (5:17–48) muestra la relación entre el reino de Dios y la ley: el verdadero cumplimiento de la ley (vv. 17–20); la ira (vv. 21–26); el adulterio (vv. 27–32); los juramentos (vv. 33–37); la venganza (vv. 38–42); y el amor al prójimo (vv. 43–48). La siguiente sección considera tres expresiones de adoración (6:1–18): las obras de misericordia (vv. 1–4); la oración (vv. 5–15); y el ayuno (vv. 16–18). Jesús enseñó también en el Sermón en cuanto a las riquezas y las verdaderas prioridades de la vida (6:19–34); sobre juzgar a los demás (7:1–6); la eficacia de la oración (7:7–11); la Regla de Oro (7:12); el camino a la vida
  • 17. (7:13, 14); y sobre cómo reconocer a los falsos profetas (7:15–20). Terminó el Sermón con la parábola de los dos edificadores (7:21–27). Interpretación del Sermón Las demandas del Sermón han hecho que varios grupos de creyentes lo interpretaran de diferentes maneras. Afirmamos aquí que Jesús daba en el Sermón una amplia introducción al evangelio. Los creyentes de la multitud debían entender el alto nivel de vida que Jesús esperaba de ellos. Los judíos no creyentes debían entender la naturaleza espiritual de su ley. EL SERMÓN DE LA LLANURA En Lucas 6:17–49 es muy probable que tengamos una versión corta del Sermón del monte. Entendemos que Jesús pasó la noche en la montaña, y después bajó hasta una llanura. Enseñó a la gente congregada allí. Muchas de las enseñanzas de Mateo 5–7 son omitidas en la versión de Lucas, pero a su vez contiene algunas enseñanzas que la versión de Mateo omite. Algunos piensan que esto se debe a que Lucas usó otra fuente de información. La llaman “Logia”; se supone que contenía una colección de los dichos de Jesús. No hay evidencia concreta de que tal documento existía. LAS ENSEÑANZAS DE LAS PARÁBOLAS En las enseñanzas de Jesús hay unas 34 parábolas lo bastante completas para llamarse con este nombre. Sus enseñanzas son muy variadas pero se pueden agrupar según sus temas, como sigue: Evangelización: el sembrador (Mat. 13:3–8); la cizaña (Mat. 13:24–30); el banquete de bodas (Mat. 22:1–14); el gran banquete (Luc. 14:15–24); el hijo pródigo (Luc. 15:11–32). Crecimiento del reino: el grano de mostaza (Mat. 13:31, 32); la levadura (Mat. 13:33); el crecimiento de la semilla (Mar. 4:26–29). Valor del reino: el tesoro escondido (Mat. 13:44); la perla de gran valor (Mat. 13:45, 46). El perdón: el siervo malvado (Mat. 18:23–35); los dos deudores (Luc. 7:41–43). Las recompensas: los obreros de la viña (Mat. 20:1–16); los talentos (Mat. 25:14–30); las minas (Luc. 19:11–27). Proféticas: los dos hijos (Mat. 21:28–32); los labradores malvados (Mat. 21:33–44). Juicio: las diez vírgenes (Mat. 25:1–13); la higuera estéril (Luc. 13:6–9); el rico y Lázaro (Luc. 16:19–31); la red (Mat. 13:47–50). Oración: el amigo a la medianoche (Luc. 11:5–8); el juez injusto (Luc. 18:1–8); el fariseo y el publicano (Luc. 18:9–14). Uso del dinero: el mayordomo sagaz (Luc. 16:1–9); los talentos (Mat. 25:14–30); las minas (Luc. 19:11–27). Hay varias parábolas que son únicas en su enseñanza: los siervos inútiles (Luc. 17:7–10), que enseña sobre la gracia; el buen samaritano (Luc. 10:30–37), que enseña sobre el deber del hombre hacia todos sus prójimos; el rico necio (Luc. 12:16–21), que enseña la necedad de no llegar a ser rico delante de Dios. Todavía otra, la de los dos cimientos (Mat. 7:24–27), enseña la sabiduría de obedecer las enseñanzas de Jesús. OTRAS ENSEÑANZAS IMPORTANTES Mientras más se acercaba el tiempo de su muerte, Jesús hablaba más de ella; sin embargo, casi no explicó la importancia de ese evento (comp. Mar. 10:45). Sólo con dificultad los discípulos la aceptaban (Mat. 16:21, 22). Jesús dejó la explicación de su muerte a los apóstoles (pero comp. Luc. 24:46, 47). Siempre que hablaba de su muerte, Jesús hablaba también de su
  • 18. resurrección de entre los muertos. Jesús se refirió a su segunda venida más de una docena de veces. Por ejemplo, en Mateo 13:41–43; 16:27; caps. 24 y 25; Lucas 21:8, 31; Juan 14:3; Apocalipsis 3:11. Siempre se refirió a ella como un solo evento inseparable. Debía ser anticipada por gran sufrimiento en todo su pueblo (Mat. 24:9–14). Su gloria será vista por todo el mundo (Mat. 24:23–27). En su venida los justos serán resucitados y reunidos delante de él (Mat. 24:31). Después serán juzgados con el resto del mundo (Mat. 25:31–46). Se presenta esta doctrina como estímulo para vivir rectamente delante de Dios (Mat. 24:31). Una de las doctrinas más importantes en el evangelio es el don y la presencia del Espíritu Santo. Durante su ministerio Jesús dio varias enseñanzas breves sobre él. El discurso más largo sobre el Espíritu Santo está en Juan 14–16. Allí presenta al Espíritu como el Consolador que vendría en su lugar. Es también el Ayudador y Abogado de los creyentes, y el Maestro en la iglesia. El Espíritu testifica de Cristo y convence al mundo de sus pecados. Es también la fuente de poder para vencer el pecado y llevar adelante la obra de Cristo. El gran propósito de Dios a través de la iglesia es testificar de Jesús en todo el mundo (Mat. 28:19, 20; Hech. 1:8). El evangelio tendrá que ser predicado en todas las naciones antes del fin (Mat. 24:14; Mar. 13:10; 16:15; Luc. 24:46–49). A través de los siglos muchos voluntarios, así como ministros enviados por las iglesias, han llevado adelante esta obra. Este último mandato de Jesucristo es conocido como la Gran Comisión. LA ENSEÑANZA EN LOS MILAGROS No solamente las parábolas contienen las enseñanzas de Jesús, sino también sus milagros. Muchos de ellos parecen ser lecciones objetivas o “parábolas visibles”. Siempre que Jesús sanaba algún enfermo, la curación contenía una enseñanza espiritual. Cuando daba la vista a los ciegos, abría también sus ojos espirituales. Abría el oído espiritual de la gente. Daba nueva vida a los que estaban muertos en sus pecados. Jesús mismo hacía la conexión entre lo físico y lo espiritual. Cuando abrió los ojos al que nació ciego (Juan 9:7), dijo que había venido con este fin (9:39). Cuando alimentó a los 5.000 varones y sus familias (Juan 6:1–15) afirmó que él mismo era el pan de vida (6:35). Usó la curación del paralítico (Mat. 9:1, 2) para demostrar que tenía autoridad de perdonar los pecados (9:6–8). Todos los milagros eran “señales milagrosas” para demostrar que él era el Cristo (Mat. 11:2–6; Juan 5:36; 7:31; 10:38). Aun cuando Jesús no interpretó la mayor parte de los milagros, podemos ver su enseñanza en todos ellos. LA ENSEÑANZA DE JESUS A TRAVÉS DE SU EJEMPLO PERSONAL Cuando Jesús llamó a los doce para ser sus discípulos, ellos entendieron que debían imitar su manera de vivir. Al vivir con él aprendieron de su ejemplo. En todo, él era su modelo perfecto. Por supuesto, él era mucho más que el gran modelo para los hombres. Era necesario que Jesús viviera sin pecado para ser el sacrificio perfecto y aceptable. El alto nivel de su vida moral y ética hizo posible que desafiara a sus enemigos: “¿Quién de vosotros me halla culpable de pecado?” (Juan 8:46). Viviendo así, cumplía el mandamiento de su Padre: “Sed santos, porque yo, el SEÑOR vuestro Dios, soy santo” (Lev. 19:2). Con su ejemplo enseñaba a sus seguidores a buscar una perfección moral igualmente alta. Ya que Jesús era Maestro y Señor, tenemos la obligación de ser como él (Juan 13:14). Jesús dio prueba de esto durante la última semana de su vida, conocida ahora como la “Semana Santa”,
  • 19. cuando lavó los pies a sus discípulos (Juan 13:5). Hablando de la humildad, dijo: “Porque ejemplo os he dado, para que así como yo os hice, vosotros también hagáis” (Juan 13:15). Más tarde el apóstol Juan escribió: “El que dice que permanece en él debe andar como él anduvo” (1 Jn. 2:6). Y el apóstol Pedro escribió: “Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus pisadas” (1 Ped. 2:21). CÓMO ENTENDER LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS En general, el NT y las enseñanzas de Cristo son fáciles de entender. Sin embargo, pueden parecer difíciles por el lenguaje antiguo del siglo XVI, que se usó en la antigua versión de Casiodoro de Reina, luego corregido por Cipriano de Valera. Las traducciones modernas ayudan a entenderlas mejor. Para entender las enseñanzas de Jesús, será necesario también utilizar las reglas de la gramática. Hay reglas de interpretación que se deben tomar en cuenta. Hay que entender primero que la Biblia entera fue escrita como una historia digna de confianza. No se compone de mitos, leyendas o fábulas. El lenguaje de Jesús abunda en comparaciones; incluyen no solamente las parábolas, sino una variedad de figuras literarias, como símiles y metáforas. El símil existe cuando se encuentran expresiones como: “es semejante a”, “es como” o “así como”. El ejemplo del símil es: “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo …” (Mat. 13:44). La metáfora consiste en llamar una cosa con el nombre de otra muy diferente. Un ejemplo es: “Vosotros sois la sal de la tierra” (Mat. 5:13). LA ENSEÑANZA DE JESÚS ES LA BASE DEL CRISTIANISMO Los escritores de los cuatro Evangelios nos han transmitido fielmente lo que Jesús enseñaba. Los que escribieron las Epístolas y el Apocalipsis también enseñan lo que Jesús dejó dicho. En su labor eran guiados por el Espíritu de verdad (Juan 16:13). Así podemos estar seguros de que su enseñanza está de acuerdo con lo que Jesús mismo enseñaba. Según su promesa, Jesús mismo estaría con la iglesia “todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20). EL IMPACTO EN EL MUNDO DE LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS Desde los primeros siglos la enseñanza de Jesús ha tenido una gran influencia en el mundo. Será imposible decir en pocos párrafos cuál ha sido su impacto total. Notamos brevemente: (1) En medio del mundo pagano e idólatra la iglesia insistía en que existía solamente un Dios verdadero. Los cristianos afirmaban que “Jesús era, (es) Señor” y que “el César no era Señor”. Muchos sacrificaron sus vidas para dar este testimonio fielmente ante las autoridades. (2) En el siglo IV, el emperador Constantino ordenó que cesaran los combates de los gladiadores en la parte oriental del imperio. Lo hizo por sus convicciones cristianas, porque profesó ser creyente. Honorio hizo lo mismo en la parte occidental. (3) Durante el siglo IX, mientras se desarrollaban las Cruzadas, la iglesia estableció casas de misericordia para cuidar a los viajeros heridos y enfermos. Así comenzó el movimiento hospitalario, imitando la enseñanza de la parábola del buen samaritano. Más tarde dieron comienzo a los hospitales modernos y la instrucción de enfermeras. La Cruz Roja y las misiones médicas modernas tienen sus raíces en las enseñanzas de Cristo. (4) Las enseñanzas cristianas han ayudado a eliminar los sacrificios humanos, la esclavitud y la explotación de los niños. Los esfuerzos para eliminar las guerras se deben principalmente a ellas. Aun las leyes civiles de las naciones han sido influenciadas por ellas. En nuestros tiempos se hace un esfuerzo grande por proveer a los pobres con casas habitables. Grupos cristianos protestan contra los abortos, y el abuso de drogas y armas. Se lucha contra la esclavitud
  • 20. moderna, especialmente la relacionada con la prostitución y el trabajo bajo condiciones inhumanas. Nuestra oración es que, poco a poco, el mundo se vaya conformando a las enseñanzas de Cristo. Es un camino difícil, pero no imposible.
  • 21. LUCAS Exposición Joselito Orellana Ayudas Prácticas William Castaño INTRODUCCIÓN Es necesario conocer las generalidades del Evangelio de Lucas, de tal manera que se pueda abordar, dentro de su contexto, el estudio conceptual de este Evangelio para los gentiles. Se mostrará ampliamente la predilección de nuestro escritor por los desdichados, menospreciados, marginados y oprimidos de la sociedad. Es en ese contexto donde se presenta a Cristo y su misión entre los hombres. El énfasis de este apartado será proveer el marco histórico y conceptual para el tratamiento del Evangelio de Lucas; también las implicaciones misionológicas y pastorales más importantes y pertinentes a nuestra realidad hispanoamericana. AUTOR Todos los escritores sagrados de la Biblia fueron hebreos, con excepción de Lucas, quien fue gentil, griego, médico y muy erudito. No fue apóstol, sino sólo predicador (Hech. 16:10) y evangelista; en fin, un discípulo y por algunos años compañero de Pablo. Lucas escribió su Evangelio y Hechos; sin embargo, ni una sola vez aparece su nombre en estos libros. En el Nuevo Testamento el nombre de Lucas consta sólo tres veces: Colosenses 4:14 (“Lucas, el médico amado”); 2 Timoteo 4:11 (“Sólo Lucas está conmigo”) y Filemón 24 (“Y mis colaboradores … Lucas”). La paternidad literaria de Lucas está apoyada por el Canon de Muratori. Ireneo también afirma la paternidad de Lucas. El “prólogo antimarcionista” al Evangelio (175 d. de J.C.), define a Lucas como nativo de la ciudad de Antioquía en Siria; además este documento fija la muerte de Lucas en Beocia a la edad de (84 años). Otro documento (“Prólogo monárquico de Lucas”, 200 d. de J.C.), sitúa la muerte de Lucas en Bitinia a los (74 años). Orígenes y Jerónimo relacionaron a Lucas con cierto hermano “cuyo renombre en el evangelio se oye en todas las iglesias” (2 Cor. 8:18). El autor del Evangelio habla siempre en primera persona, lo que nos lleva a pensar que el escritor era bastante conocido para los lectores iniciales y para otros, que no era necesario detallar en el escrito rasgos de su personalidad. Esta conclusión es respaldada por la circunstancia de que los escritores patrísticos enfatizaban mucho la apostolicidad como criterio para la recepción de los libros. Por ende, esto habla elocuentemente a favor de la tradición. El hecho de que Lucas fue un gentil parece estar suficientemente indicado por algunos detalles: (1) Se menciona que el “Campo de Sangre” de Jerusalén era llamado en la lengua de los judíos (“su lengua”), en vez de su propio idioma, “Acéldama” (Hech. 1:19). (2) El escritor tenía
  • 22. una afinidad especial por el mar (Hech. 27), los judíos no congeniaban con el mar, al menos durante el imperio romano. (3) En Colosenses 4:14, Pablo menciona a Lucas pero al final de la lista, luego de haber citado a los de la circuncisión. (4) En el mismo pasaje Pablo menciona que Lucas era médico. Este detalle se ha comprobado por medio de estudios lingüísticos entre el texto de Lucas y escritos de eminentes médicos antiguos, entre ellos Galeno e Hipócrates. Es más, existen detalles bíblicos que denuncian la afinidad de Lucas por la medicina, por ejemplo: Marcos 5:26; comp. Lucas 8:43. Es el único de todos los escritores neotestamentarios que cita nombres de emperadores romanos como: Augusto, Tiberio y Claudio (Luc. 2:1; 3:1; Hech. 11:28; 18:2). Pablo Hoff destaca que en sus escritos aparecen nombres célebres tanto judíos como gentiles: Cirenio, Pilato, Anás, Caifás, Herodes, Antipas, los reyes vasallos Herodes Agripa I y II, Berenice, Sergio Paulo, Galión, Félix, Festo. Es muy importante destacar el carácter gentil del autor, por cuanto arroja abundante luz sobre el estudio de la cristología de sus escritos. Por ello se entiende, por ejemplo: el que Lucas haya “cortado” el texto que leyó Jesús en la sinagoga de Nazaret, pues para un gentil eso no era problema, no así para un judío reverente; la afinidad de Lucas por los “pobres”, “cautivos” y “oprimidos”, que demandaban salud en situaciones concretas. Lucas poseía una mente magistral y una educación acabada, habiendo adquirido profundos conocimientos de la Septuaginta, de un Evangelio (probablemente Marcos), de María, la madre de Jesús, de la fuente que los estudiosos han identificado como “Q”, y también de la ciencia y la medicina. El lenguaje griego que se emplea en sus escritos da evidencia de su mente y cultura superiores. De los ocho autores del Nuevo Testamento, los únicos con educación formal fueron Pablo y Lucas, quienes escribieron juntos más de las tres cuartas partes del Nuevo Testamento, y Lucas escribió tanto como Pablo. James G. Chastain nota que al escribir su Evangelio y Hechos, el método de Lucas fue histórico, mientras que su objeto fue teológico. Allí la respuesta al porqué sólo Lucas menciona la “lectura” en Nazaret, así como muchos otros textos únicos que no se mencionan ni en el último de los Evangelios en ser escrito, el de Juan, por ejemplo. El doctor Lucas era evidentemente un griego, nacido según algunos en Antioquía de Siria, mientras otros sostienen que en Cesarea de Filipos—donde eventualmente habría conocido a Pablo—. Lo cierto es que era un hombre libre, y posiblemente nació y se crió en Antioquía pero practicó la medicina en Filipos. Dónde recibió su entrenamiento médico no se sabe, aunque tuvo que haber sido en Alejandría, Atenas o Tarso. No obstante, antes que médico fue un misionero, quedó encargado de la obra en Filipos por el lapso de seis años, más tarde predicó en Roma (Film. 24), ejerció la medicina (Col. 4:14), estuvo con Pablo hasta los últimos días del Apóstol (2 Tim. 4:11), y respondió al llamamiento misionero igual que Pablo (Hech. 16:13–17). Los hechos que corresponden a su conversión son desconocidos, aunque es muy posible que esta haya ocurrido en la misma Antioquía, a través del ministerio de los que huyeron de Jerusalén por causa de la persecución. PROPÓSITO Según el propio Lucas, el propósito de su Evangelio es transmitir certeza respecto a las cosas que eran corrientes como elementos de instrucción catequística en la iglesia primitiva (1:4) de acuerdo a la práctica de dicha iglesia, según la cita Lucas en Hechos 2:42. El contenido debió haber sido la tradición apostólica que más tarde, en forma escrita, aproximaría el contenido de los Evangelios. En este intento por rescatar diligentemente las cosas ocurridas en torno a Jesús, y guiado por el Espíritu del Señor, en una actitud dinámica acorde con su personalidad e interés, Lucas rescató elementos peculiares de la personalidad de Cristo como de su ministerio. Por ejemplo: la lectura
  • 23. en Nazaret; parábolas peculiares a Lucas (caps. 15 y 16): rescate de la imagen y dignidad de los oprimidos y marginados, entre otros. Por lo tanto, una característica teológica y misionológica fundamental de este primer tratado de Lucas es la evidente y permanente preocupación de Dios por los pobres, marginados y excluidos (proscritos) de la sociedad. Además, el marcado carácter de universalidad que tiene la misión redentora de Jesús y de su iglesia. El propósito del Evangelio de Lucas esta caracterizado por algunos ejes teológicos que son particulares a su cosmovisión histórica. Uniendo los criterios de algunos estudiosos de Lucas, se pueden mencionar al menos seis temas: (1) La preocupación especial de Jesús por los pobres. (2) El carácter de universalidad—o catolicidad—de la misión de Cristo. (3) La interconexión e inserción intencionada entre el Evento de Cristo—historia de Jesús—con la historia llamada “secular”. (4) La trascendencia del ministerio del Espíritu Santo en un contexto de misión. (5) La doctrina del jubileo como un elemento encadenador y temático del contenido evangélico de Lucas. (6) Privilegiar la oración como una especie de sustento espiritual de la misión. El autor Darío López, a su vez, enfatiza adicionalmente, en dos temas teológicos clave: El amor “abarcante”—esto es, universal—de Dios como paradigma y desafío permanente; y, los pobres y marginados como los “sujetos y agentes” de la misión de Dios. Samuel Escobar, por su parte, al hablar del redescubrimiento de los grandes temas bíblicos contemporáneos, en el quehacer teológico latinoamericano,—entre los cuales a juicio del autor de este comentario, Lucas es un aporte radical e ineludible—, enfatiza que: “Sólo una conciencia cristiana, moldeada por la verdad bíblica y abierta a la guía del Espíritu, capacitará a los protestantes en el mundo rico y desarrollado para captar y comprender la angustia de aquellos que experimentan la realidad del orden económico global no como beneficiarios sino como víctimas. La tarea teológica del futuro va a demandar sensibilidad para leer de nuevo la Escritura tomando conciencia de las profundas desigualdades”. LECTORES Entre los Evangelios sinópticos: Mateo escribió para los judíos, Marcos para los romanos y Lucas para los gentiles. Tanto el tercer Evangelio como Hechos reflejan un enorme interés en extender el cristianismo a los no judíos. En el Evangelio de Lucas, por ejemplo, se narra la fe del centurión que Jesús dijo era superior a la de cualquier judío; la historia del buen samaritano, donde Jesús ironiza prácticamente la religiosidad de los judíos. De los lectores-destinatarios, sólo uno es mencionado: un tal Teófilo, el epíteto krátistos2903 , es aplicado también al gobernador romano Félix (Hech. 24:3) y a Festo (Hech. 26:25), y sirve para cuestionar la noción de que Teófilo sea simplemente un término genérico aplicable a todos los creyentes como “amados en el Señor”—que es lo que significa el nombre—, y que indica una persona de cierta posición (comp. 1 Cor. 1:26). No obstante, no se descarta que a pesar de ser dirigida especialmente a un posible patrocinador pudiente de la obra, los destinatarios generales sean precisamente aquellos que se consideran—o son—“amados de Dios” (como se verá más adelante en el comentario). Pero este modo de dirigirse a este converso gentil, Teófilo es realmente una dedicatoria. F. F. Bruce indica que su título de “excelentísimo”, si se usa con precisión, lo señalaría como miembro de la orden ecuestre de la sociedad romana; pero podría ser usado más generalmente, como un título de cortesía. Se puede destacar aquí el paralelo con la dedicatoria hecha por Flavio Josefo en su obra Contra Apión al muy excelente Epafrodito. Bien pudiera ser que se esperaba que Teófilo apoyase la publicación de la obra de Lucas. Lo que es claro es que se tenía en mente a lectores gentiles. Por ejemplo, hay que notar el cuidado de Lucas por informar a sus lectores sobre puntos relacionados con la geografía palestiniana, aun los más simples, y eso contrasta con el hecho que sus lectores fuesen judíos. Por otro lado, Lucas
  • 24. evita deliberadamente el uso de arameísmos como rabi; o semitismos como hosanna. Esto explica una vez más el que Lucas haya escogido mucho material relativo a los proscritos de la sociedad judeo-romana, entre ellos la “lectura de Nazaret”, por cuanto quería recalcar que el ministerio de Jesús fue ungido por el Espíritu del Señor, cosa totalmente desconocida por los creyentes gentiles. GENERALIDADES Es verdad que los cuatro evangelistas presentan un evangelio para todas las naciones (Mat. 28:19; Mar. 13:10; Luc. 24:47; Juan 1:12, 13), pero Lucas supera a los otros tres en esta parte. Con más persistencia y énfasis propagó un evangelio universal y cosmopolita, tanto para el judío como para el samaritano y el gentil. Sin embargo, de su carácter universal, Lucas se esmera por trascender el ministerio del Señor hacia los marginados y oprimidos. Lucas traza la genealogía de Jesús hasta Adán, representándolo como Redentor de la “raza”, “Hijo del Hombre” y nuestro hermano mayor. De los cuatro Evangelios, el de Lucas es el más largo, ordenado, cronológico y completo. Matthew Henry añade: “Características singulares de Lucas son su interés y precisión en lo que toca a enfermedades y otros detalles relacionados con la medicina, los capítulos sobre la infancia de Jesús, y su interés especial por presentar a Jesús como el Salvador del mundo (…) Este es un evangelio del compasivo Hijo del Hombre, que ofrece salvación a todo el mundo”. En esta introducción al comentario no se pretende discutir el llamado “problema sinóptico”. De todos modos, es importante para nuestros fines establecer una muy sucinta correlación entre los cuatro Evangelios, para resaltar el énfasis de Lucas, en contraste con sus paralelos. Ningún sumario más interesante puede darse respecto de la forma y carácter de los Evangelios que el que se obtiene a través de la simple correlación de sus respectivos finales (como lo es realizar uno de sus introducciones, también). Así: MATEO 28:18–20 MARCOS 16:15–20 LUCAS 24:50–53 JUAN 20:26–31 Jesús se acercó a ellos y les habló diciendo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Y les dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que cree y es bautizado, será salvo; pero el que no cree, será condenado. Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablaran nuevas lenguas, tomarán serpientes en las manos, y si llegan a beber cosa venenosa, no les dañará. Sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. Entonces él los llevó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, les bendijo. Aconteció que al bendecirlos, se fue de ellos, y era llevado arriba al cielo. Después de haberle adorado, ellos regresaron a Jerusalén con gran gozo; y se hallaban continuamente en el templo, bendiciendo a Dios. Ocho días después, sus discípulos estaban adentro otra vez, y Tomás estaba con ellos. Y aunque las puertas estaban cerradas, Jesús entró, se puso en medio y dijo: “¡Paz a vosotros!”. Luego dijo a Tomás: “Pon tu dedo aquí y mira mis manos; pon acá tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente”. Entonces Tomás respondió y le dijo: “¡Señor mío, y Dios mío!”. Jesús le dijo:
  • 25. Después que les habló, el Señor Jesús fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos salieron y predicaron en todas partes, actuando con ellos el Señor y confirmando la palabra con las señales que seguían. “¿Porque me has visto, has creído? ¡Bienaventurados los que no ven y creen!”. Por cierto Jesús hizo muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero estas cosas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre. En Mateo, Cristo aparece como el Rey Legislador, Rey y Maestro de los hombres, investido con toda autoridad (exousía1849 ), fundando un reino para todas las naciones con su ordenanza de admisión: el bautismo; con su legislación permanente: “todas las cosas que os he mandado” y, donde el reino es una “escuela” en la cual los llamados tienen el deber de continuar la misión que él comenzó (mathetéuo3100 —didásko1321 ). En Marcos, vemos en cambio a Cristo como el Todopoderoso, Trabajador, Siervo, que deposita la energía de su acción en su iglesia. Se presenta la misión como el valiente desafío de proclamar el evangelio a todo el mundo, poniendo el énfasis en la ineludible ejecución de sus sanciones. La orden expresada en Mateo como “haced discípulos a todas las naciones”, aparece con otra expresión: “Predicad el evangelio a toda criatura”. La escena termina con el Señor en el cielo y los discípulos en la tierra predicando el evangelio por todas partes. En Lucas, se muestra a Cristo como el Hijo del Hombre, que envía a todas las naciones el mensaje de arrepentimiento y de remisión de pecados, asegurándoles a sus mensajeros el cumplimiento de la promesa del Padre, en tanto que la realidad de su afectuoso compañerismo y calidez humana se expresa tiernamente hasta el fin, con la mención de localidades, excursiones y gestos concretos (“los llevó fuera hasta Betania”, “alzando sus manos, les bendijo”, “se fue de ellos”), habiendo estado lleno de amor en el momento de la partida (“aconteció que al bendecirlos”); y apartándose de ellos, los dejó entregados a la adoración. Y tan cálida y gratificante fue la despedida, que en lugar de tristeza, los discípulos quedaron llenos de “gran gozo”. Por último, en Juan, el Hijo de Dios recibe del último de sus incrédulos discípulos el más alto reconocimiento que hasta el momento hubiera pronunciado labios humanos: “¡Señor mío, y Dios mío!”. Y seguidamente pronunció para todas las edades una bendición para aquellos que, sin haberle visto, habrían de creer. Más adelante Juan habla de sí mismo, cerrando de manera sui géneris el único Evangelio en el que los pensamientos del escritor sagrado se mezclan con su narración. Nos contará que nos dio una serie de incidentes escogidos—no todos—con el propósito de propiciar la fe en Jesús como el Hijo de Dios, y asegurar, de este modo, el resultado de la fe en su más profundo significado: “vida en su nombre”.
  • 26. ASUNTOS ESPECIALES En su Evangelio, Lucas muestra especial interés en ciertas peculiaridades de la vida de Jesús, por ejemplo: Los milagros Lucas presenta un milagro como un acto fuera del orden común, y efectuado por el mismo Dios y con un alto propósito moral. De los 35 milagros que se registran en los cuatro Evangelios, Lucas relata al menos 20, 6 de los cuales no se mencionan en los otros Evangelios (la pesca milagrosa, 5:1–11; la resurrección del hijo de la viuda de Naín, 7:11–16; la curación de una inválida, 13:10–18; la curación de un hidrópico, 14:1–6; la curación de diez leprosos, 17:11–19; y la restauración de la oreja de Malco, 22:49–51). Hay 26 curaciones, y de estas Lucas nos da 16. Como médico, Lucas se interesó más en la curación instantánea de casos crónicos e incurables, como los ciegos y leprosos, entre otros. El único caso de cirugía es el de Malco, y el doctor Lucas, con toda atención y minuciosidad, dijo que se trataba de “la oreja derecha” (Luc. 22:50). Las parábolas Koetsweld cuenta en los cuatro Evangelios 79 parábolas, Robertson 50 y Broadus 48, pero los teólogos comúnmente anotan 35 de las más largas. De ellas, Lucas presenta 23; de estas 18 ó 19, si se considera o no el pasaje del rico y Lázaro como parábola, no aparecen en los otros Evangelios. Como médico Lucas se ocupaba con los milagros de Jesús, pero como literato e historiador, quedó encantado con las parábolas, especialmente con aquellas que arrojan luz sobre la nueva vida en Cristo Jesús. Esto tiene mucho que ver con el énfasis en anunciar las buenas nuevas a los cautivos, oprimidos y enfermos, que encontramos en el plan redentor del Mesías (4:16–20). Son buenas nuevas que producen nueva vida. Lucas es el Evangelio ideal para una pastoral en el contexto de un hospital, por ejemplo. De estas parábolas, tres se refieren a la oración, asunto prominente en todo el Evangelio: el amigo a la medianoche (11:5–8); la viuda insistente (18:1–8) y el fariseo y el publicano (18:9–14). Ilustrando el amor y el perdón gratuito de Dios, están las parábolas gemelas de la dracma perdida y del hijo perdido (15:8–32), precedidas de otra (la oveja perdida) que se encuentra también en el Evangelio de Mateo. Referentes también al amor perdonador y paciencia de Dios, están las parábolas de los dos deudores (7:41–43); la higuera estéril (13:6–9) y la invitación universal de la gran cena (14:12–24). La relación del hombre con su prójimo se declara en la parábola del buen samaritano (10:30–37). Acerca de la vida futura y de su relación con la presente, tenemos las parábolas del rico insensato (12:16–21), el mayordomo injusto (16:1–8), el rico y Lázaro (16:19–31) y, acerca de las recompensas al trabajo, la de las minas (19:12–27). La oración El Evangelio de Lucas se ha denominado el “Evangelio de la oración”. Más que los otros evangelistas, Lucas señala las oraciones de Jesús en muchas ocasiones (alrededor de 10). Sólo él menciona los siguientes casos: Cristo oró al ser bautizado (3:21); después de sanar a un leproso (5:16); antes de escoger a los doce apóstoles (6:12); antes de anunciar por primera vez su muerte (9:18); en la transfiguración (9:29); antes de enseñar la oración modelo (11:1). Sólo Lucas menciona la oración especial de Jesús por Pedro (22:32); el mandamiento especial a los apóstoles en Getsemaní que orasen (22:40); las dos parábolas que enseñan la oración perseverante (11:5–13; 18:1–8); y el mandato de velar y orar para siempre (21:36). Por fin, sólo Lucas consigna las dos oraciones de Jesús en la cruz (23:34, 46). Generalmente las lecturas en la sinagoga eran precedidas o seguidas por oraciones. El aspecto litúrgico es fundamental en el
  • 27. Evangelio de Lucas. El Maestro también enseñó a los suyos a orar (6:28; 10:2; 11:1–13; 18:1–14). Cantos y alabanzas El Evangelio de Lucas es eminentemente litúrgico; comienza y termina con un culto en el templo (1:8, 9; y 24:53). Es interesante que sólo Lucas da la salutación feliz de Elisabet (1:42–45), el Magnificat o canto de María la madre de Jesús (1:46–55), el Benedictus o canto de Zacarías (1:68–79), el Gloria in Excelsis Deo o canto de los ángeles (2:14), y el Nunc Dimittis o canto de Simeón (2:29–32). Con frecuencia Lucas emplea las expresiones: “Glorificad a Dios”, “Alabad a Dios” y “Bendecid a Dios”. La lectura en Nazaret se puede insertar cómodamente en este espacio también, por cuanto responde a una expectativa litúrgica de Lucas. Luego de la lectura, el lector debía hacer ciertos comentarios sobre la misma. Para los judíos después de la cautividad—como los de Galilea—el segundo lugar más importante de adoración y estudio era la sinagoga. El primero evidentemente era el templo de Jerusalén. La palabra “gozo” (cará5479 ) Este es un detalle importante para entender el porqué Lucas es un Evangelio para marginados. Para estos el gozo les estaba negado por un sinnúmero de circunstancias históricas. Lucas resalta la esperanza de vivir como gentil pero con gozo, en una nueva dimensión de vida. Traducida también como regocijar, la palabra “gozo” se halla repetida al menos 22 veces en el Evangelio de Lucas y en Hechos. Las alabanzas en el Evangelio de Lucas han encantado y llenado de gozo celestial los corazones de las multitudes de adoradores, hasta dar una visión de la gloria, como la que Lucas quiere expresar con el relato de la ascensión de Jesús (24:50–53), que sólo se encuentra en este Evangelio y no en los demás. Expresiones características Una notable palabra clave en el Evangelio de Lucas es el verbo euaggelízo2097 (traducido como “anunciar o predicar las buenas nuevas, o el evangelio”): 1:19; 2:10; 3:18; 4:18, 43; 8:1; 9:6; 16:16; 20:1. Las palabras sóter4990 y sotería4991 (Salvador, salvación), las usa solamente Lucas entre los Sinópticos; 1:47, 69, 71, 77; 2:11, 30; 3:6; 19:9; y sólo una vez cada una por Juan (4:22, 42). Otra expresión característica de Lucas es doxáso1392 , en el sentido de “dar gloria u honor a Dios”: 2:20; 4:15; 5:25, 26; 7:16; 13:13; 17:15; 18:43; 23:47. El Evangelio de Lucas termina con una nota de alabanza y adoración, cuando dice que los discípulos de Jesús “se hallaban continuamente en el templo, bendiciendo a Dios” (24:53). El Evangelio de Lucas comienza en el templo y termina en el templo (1:5–25; comp. 24:53). Contenido exclusivo del Evangelio de Lucas A pesar de ser un Evangelio Sinóptico, Lucas es el que más porciones o pasajes exclusivos contiene, más de 30 pasajes. En todos ellos se deja ver el énfasis del autor gentil por los pobres, las mujeres, el reino de Dios y su justicia, su rebeldía contra la riqueza y la opresión, su interés por los enfermos; en fin, su preocupación por presentar a un Jesús plenamente identificado con los marginados, oprimidos y desposeídos. El contenido exclusivo de Lucas lo constituyen los siguientes pasajes: 1:1–2:5 Narración del nacimiento profetizado e infancia de Jesús y cánticos de alabanza. Muchos eruditos han sugerido que esta información inédita fue proporcionada por María, en la manera en que una mujer
  • 28. estaría dispuesta a decírselo a un médico confidente. 7:11–17 Jesús resucita al hijo de la viuda de Naín. 7:36–50 Jesús en casa de Simón el fariseo. 8:1–3 Mujeres que ayudaban a Jesús. 9:51–56 Jesús reprende a Juan y a Jacobo. 10:1–12 Jesús envía a los setenta. 10:17–20 Regreso de los setenta. 10:25–37 Parábola del buen samaritano. 10:38–42 Jesús en casa de Marta y María. 11:27, 28 La dicha verdadera. 12:1–3 Jesús enseña contra la hipocresía. 12:13–21 Parábola del rico insensato. 12:35–40 Llamado a la vigilancia. 13:1–5 Llamado al arrepentimiento. 13:6–9 Parábola de la higuera estéril. 13:10–17 Jesús sana en el día de reposo a una mujer encorvada. 14:1–6 Jesús sana a un hidrópico. 14:7–14 Los invitados—pobres—a las fiestas de las bodas. 15:8–10 Parábola de la moneda perdida. 15:11–32 Parábola del hijo perdido. 16:1–15 Parábola del mayordomo injusto. 16:16, 17 La ley y el reino de Dios.
  • 29. 16:19–31 El rico y Lázaro. 17:5, 6 El poder de la fe. 17:7–10 El deber del siervo. 17:11–19 Jesús sana a diez leprosos. 18:1–8 Parábola del juez y la viuda. 18:9–14 Parábola del fariseo y el publicano. 19:1–10 Jesús y Zaqueo. 22:24–30 Quién es más importante. 22:35–38 La hora del conflicto espiritual. 23:6–12 Jesús ante Herodes Antipas. 24:50–53 Jesús asciende al cielo (comp. Hech. 1:6–11). Aunque Marcos menciona la ascensión de Jesús (16:19), no obstante, considero este último pasaje como exclusivo de Lucas fundamentalmente por el tratamiento teológico que le da y por su extensión histórica. Es evidente que la obra de Lucas fue concebida como una historia. Aunque es necesario precisar que Lucas juega intencional, estratégica y teológicamente con la dimensión cronológica y kairológica del concepto “tiempo”. Ello explica por qué Lucas, “ubica” en ciertos momentos de su pensamiento teológico eventos que corresponden cronológicamente a épocas futuras. Un ejemplo es la lectura en Nazaret. No obstante, la destreza del escritor gentil en este riesgoso intento preserva la fidelidad del mensaje, pero a la vez le imprime su huella personal que enriquece, sin duda, el relato del Evangelio. Los incidentes iniciales—los relacionados con el nacimiento de Juan el Bautista y el de Jesús—están fechados “en los días de Herodes, rey de Judea” (Luc. 1:5) y están referidos al “edicto” que se promulgó “de parte de César Augusto, para levantar un censo de todo el mundo habitado” (Luc. 2:1). El ministerio público de Juan, que consistió en levantar el telón para el ministerio público de Jesús (el tema principal del Evangelio), se introduce con un complicado sincronismo, a la manera de los historiadores clásicos, en el cual se correlaciona “el año quince del gobierno de Tiberio César” con los cargos de una cantidad de otras personas en importantes posiciones públicas en y alrededor de Palestina (Luc. 3:1, 2). Todo el desarrollo de los orígenes del cristianismo se ubica en el contexto de la historia mundial contemporánea. Lucas no sólo es el único escritor del Nuevo Testamento que llega a mencionar por nombre a un emperador
  • 30. romano. Su relato, especialmente en el Evangelio, hace repetidas referencias a gobernadores y otros funcionarios de las provincias y ciudades del oriente del imperio romano durante el período que abarca. En el Evangelio de Lucas encontramos también tres relatos inéditos que en contextos y expectativas distintas hablan claramente de las opciones misionológicas del Señor Jesús, en favor de todos aquellos que padecen necesidad o viven bajo cualquier tipo de opresión: moral, social, económica, religiosa. Tanto el Magnificat de María (Luc. 1:46–55), como la lectura del profeta Isaías en la sinagoga de Nazaret (Luc. 4:14–20) y la proclamación de las bienaventuranzas y los ayes (Luc. 6:20–23), nos revelan el carácter de la redención traída por Jesús. FECHA Y LUGAR DEL ESCRITO Los eruditos no conservadores ubican la fecha de Lucas después del año 70 por su desacuerdo con el elemento profético del libro. Sin embargo, si la posibilidad de predicción no es soslayada (comp. Luc. 21:20–24), la idea de una fecha anterior al año 70 puede ser aceptable. No obstante, el tema de la profecía no es el único argumento para una fecha temprana, por cuanto la fecha de Lucas está relacionada con la fecha de Hechos. Ahora, si se presume que este último libro fue escrito durante la vida de Pablo, entonces, por supuesto, el Evangelio de Lucas debió haber sido escrito alrededor del año 60. Por ejemplo, el relato de la muerte de Jacobo (Santiago), consignado por Flavio Josefo, no aparece en la fuente lucana, lo que parece indicar que esta fue redactada en su forma final por el año 62. Sin embargo, últimas investigaciones han determinado, partiendo de la fecha de Hechos, que muy posiblemente Lucas escribió su Evangelio un poco antes del año 70, cuando ocurrió la caída de Jerusalén; y el lugar para escribirlo fue Cesarea. Las sugerencias en cuanto al lugar son un tanto supuestas. Cesarea y Roma son las más indicadas, aunque no se descarta que Lucas comenzara a escribir en Cesarea o Acaya, y terminara su obra en Roma. CONTEXTO CULTURAL El contexto cultural del Evangelio de Lucas sólo se logra apreciar desde la perspectiva de ciertos grupos de personas que son motivo de especial interés por parte del evangelista. Como se ha mencionado, Lucas era gentil y médico, y escribe su Evangelio para “todo el mundo”, con especial énfasis en los gentiles. Los pobres Este es un grupo que llama la atención en el Evangelio. No significa que Lucas desatendió a los ricos (19:2; 23:50–54), pero sí se constituye en protector de los pobres, porque estos siempre tienen necesidad de un amigo y protector (2:8; 4:18, 19; 6:20, 21; 7:22; 14:13). Aun en la actualidad el médico cristiano se fija en los pobres e intenta escuchar su clamor. Sólo Lucas ha consignado la parábola del pobre Lázaro, sufriendo la miseria en esta vida, pero al fin llevado por los ángeles al seno de Abraham en la gloria (16:19–31). La pobreza no puede salvarnos ni es ninguna virtud en sí misma; sin embargo, el mendigo, el pobre y el marginado son protagonistas principales en la narración del Evangelio de redención en Lucas. El mendigo es un ser humano y digno de ser redimido (1 Cor. 1:26–31; Stg. 2:5). Este énfasis por los proscritos y pobres se entraña en el plan redentor del Mesías-Rey, que no es de los textos clave de Lucas (4:16–20). Como gentil y como médico, Lucas era un marginado en la sociedad judía, por eso su énfasis en rescatar la dignidad de los pobres. Los menciona 10 veces, mientras que Mateo y Marcos juntos alcanzan apenas 8 veces. Ningún otro Evangelio presenta tan comprensivamente la historia de Jesús, en ningún otro brilla más la delicadeza del amor de Dios por los pobres y pecadores, que en Lucas. A la inversa, sólo en Lucas se puede apreciar el profundo amor que los proscritos le
  • 31. profesan al Señor. Es que el amor no se mendiga ni se exige, se cosecha. Sin embargo, hay que advertir que esta “opción” preferencial por los pobres, con la que el autor de este comentario está absolutamente de acuerdo, no es excluyente, porque no es exclusiva, y por ello es completamente compatible con el amor universal de Dios para todas las personas. Por otro lado, es necesario enfatizar que la perspectiva conceptual de pobreza que maneja y privilegia Lucas, es la socioeconómica. Su palabra favorita ptocós4434 (pobre), significa una persona que no tiene lo necesario para subsistir con dignidad. Los pecadores Se juzga las simpatías de Lucas por la elección que él hace de sus materiales. Un médico tiene que ver con la plebe, la gente más corrompida y perdida. De una manera preeminente Lucas representa a Jesús como amigo y Salvador de los pecadores. Las tres parábolas en Lucas capítulo 15: la oveja perdida, la dracma perdida y el hijo perdido, fueron presentadas por Cristo, según Lucas 15:2, como respuesta a los fariseos y los escribas que decían: “Este recibe a los pecadores y come con ellos”. La palabra “pecador” (amartolos268 ) se emplea con más frecuencia en el Evangelio de Lucas que en los otros tres Evangelios combinados. Una pecadora conocida (7:37) que regó con sus lágrimas los pies de Jesús, no era ni María Magdalena ni María de Betania. Cristo la perdonó, porque ella amaba mucho más (7:47) que el orgulloso fariseo Simón. Siguiendo el ejemplo del Maestro, Lucas siempre manifiesta mucha simpatía para con los pecadores. Esta dimensión del ministerio de Jesús satisfacía las expectativas que tenía él, como gentil, y sus lectores. Las mujeres La religión pagana de Mitra (en Persia), a semejanza del islam, era una religión solamente para hombres. Los rabinos daban gracias a Dios porque no habían nacido mujeres. Los paganos, los gentiles, los hebreos, todos veían con desprecio a la mujer. El paganismo degradó y esclavizó a la mujer, pero Cristo la emancipó. Él apeló a las mujeres, quienes formaron una “sociedad” para sostener económicamente a Jesús y a sus discípulos (Luc. 8:1–3). Lucas menciona a 13 mujeres que no aparecen en los otros Evangelios. Igualmente Lucas sigue el ejemplo de Jesús y honra a la mujer dándole justa prominencia. Con simpatía y ternura pinta hermosos bosquejos de Elisabet, de María la madre de Jesús, de Ana la profetisa. Además se nos presenta a María Magdalena, María y Marta, Dorcas y María la madre de Juan Marcos, Priscila, Drusila, Safira, Berenice, Lidia, la viuda de Naín, y otras más. Lucas siempre reconoció la piedad y la actividad misionera de las fieles mujeres. Posiblemente los “oprimidos” de la profecía (Isa. 61:1, 2) que Jesús recoge en Nazaret, tenga alguna relación con las mujeres, por cuanto la palabra sugiere a los que sufren opresiones o calamidades. Y las mujeres en el contexto cultural del siglo primero sufrían de una ignominiosa discriminación. Más que en ningún otro Evangelio se reconoce en este la dignidad de la mujer. Lucas resalta la actitud de Cristo hacia ellas y viceversa (ver caps. 1; 2:11–17; 8:1–3, 48; 10:38–42; 13:16; 23:28, entre otros). Los niños El resto de los evangelistas no dicen absolutamente nada en cuanto a la niñez del gran precursor del Mesías. Lucas ha enriquecido a los Evangelios con su relato del nacimiento y la niñez de Juan el Bautista. También nos facilita una historia más extensa y completa del nacimiento y niñez de Jesús, la visita de los pastores, la circuncisión del niño y su presentación en el templo, en el que algunos llaman “Evangelio de la infancia”. Lucas, el buen médico, tenía cariño para con los niños y tomó todo empeño para sanarlos y redimirlos. Además menciona el
  • 32. único hecho conocido de la adolescencia de Jesús (2:41–52). Acerca de la juventud de Jesús no se sabe nada, aparte del incidente dado por Lucas, de su visita al templo a la edad de (12 años). Jesús volvió con sus padres a Nazaret, vivió sujeto a ellos, y como carpintero trabajó dieciocho años en su casa. Sólo Lucas refiere el caso del muchacho, hijo único de la viuda de Naín. Como médico se extrañó sobremanera cuando “el que había muerto se sentó” (Luc. 7:15). Los otros evangelistas refieren el caso del muchacho endemoniado, pero sólo Lucas agrega (9:38), que era el “único” hijo de su padre. Los niños como marginados y menospreciados, en la sociedad judía, encajan perfectamente en el grupo de los “oprimidos” a los que se dirige primordialmente la misión del Maestro. Los ángeles y el Espíritu Santo Lucas se interesa más que los otros evangelistas en los ángeles (ággelos32 , mensajeros). En su Evangelio y en el libro de Hechos, la palabra “ángel” aparece 47 veces (sólo en el Evangelio aparece más de 20 veces). Dios envió a su ángel para anunciar a Zacarías el nacimiento de un niño que sería el precursor del Mesías (1:11); seis meses más tarde el mismo ángel Gabriel avisó a María en Nazaret (1:26), que sería madre del Mesías; un ángel aparece a los pastores anunciando el nacimiento de Jesús (2:11); el mendigo Lázaro fue llevado por los ángeles al seno de Abraham (16:22); cuando Jesús estaba en agonía, un ángel apareció para fortalecerlo en Getsemaní (22:43); los ángeles junto a la tumba que anunciaron la resurrección de Jesús (24:6). Todos estos casos se hallan consignados sólo por Lucas. Finalmente, según Lucas, los ángeles hacen tres anuncios importantísimos acerca de Jesús: su nacimiento (2:11); su resurrección (24:6) y su segunda venida (Hech. 1:10, 11). Junto al particular interés de Lucas por los ángeles, está el magnificar la obra del Espíritu Santo en la vida y ministerio de Jesús. El Espíritu llena a su precursor (1:15); es activo en la concepción del Hijo de Dios (1:35); desciende sobre Jesús en el bautismo en una manifestación sobrenatural extraordinaria (3:22); lo unge para su ministerio—lectura en Nazaret—(4:16–20); lo fortalece para superar la tentación (4:1, 2); lo capacita para su obra una vez que ha vencido al maligno (4:14) y le imparte alegría en medio de sus tareas (10:21). En Lucas se menciona más al Espíritu Santo que en los dos Sinópticos anteriores juntos. Ocupa un primer plano desde el principio, y se lo presenta como agente de la misión en toda la obra de Lucas. Así, se profetiza que Juan el Bautista será lleno del Espíritu Santo desde su nacimiento (1:15). Zacarías, María, Elisabet y Simeón hablan llenos del Espíritu. Jesús es engendrado por el Espíritu, ungido por el Espíritu y aun llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado. Todo su ministerio misionero se realiza por el poder y bajo la guía del Espíritu. Finalmente, promete enviar a sus discípulos “la promesa de mi Padre” (24:49), que es el vínculo que une el tercer Evangelio con el libro de Hechos. Este es un detalle clave para comprender por qué Lucas es un Evangelio para marginados. Según la mentalidad judía los ángeles o mensajeros de Dios jamás hablarían con gente “común” (pastores) o con mujeres (María). Sin embargo, en la presentación que Lucas hace de la vida de Jesús, los ángeles dialogan abiertamente con los oprimidos y despreciados. Denuncia esto el afán del noble médico e historiador, que su pueblo (los gentiles) sepa que hay esperanza de gloria para ellos y que pueden tener comunión con Dios, por cuanto ante él no existe la condición socio-económica-política y religiosa de “marginado”. Lucas subraya la ternura de Jesús con los humildes y pobres, mientras que los orgullosos y ricos son fuertemente censurados con frecuencia. Relata la parábola del rico y Lázaro, que describe dramáticamente la postración social de los excluidos (16:19–31). Presenta las palabras de Jesús referentes a los peligros de la
  • 33. riqueza pero incluye también las enseñanzas que proporcionan esperanza a los oprimidos por la pobreza (6:20–24). Sin duda, Jesús vino para predicar el evangelio a los pobres, de una manera preferente (4:18). Los pastores, por ejemplo, a quienes se aparecieron los ángeles, pertenecían a la clase humilde. La misma familia de Jesús era sumamente pobre, puesto que María presentó en el templo la ofrenda de los pobres en su purificación (2:24, comp. Lev. 12:8). LUCAS: EL EVANGELIO UNIVERSAL Lucas no insiste tanto en el reino (basiléia932 ) como Mateo, tampoco presenta la persona del Mesías desde el punto de vista de los judíos. En Lucas, Cristo es para todos los hombres en general (2:14). Lucas remonta la genealogía de Jesús hasta Adán, el padre de la humanidad, y no hasta Abraham, el fundador del pueblo escogido por Dios, como sí lo hace Mateo. En Lucas, Jesús no le cierra la puerta de la salvación a los samaritanos. Cuando sus discípulos le piden permiso para hacer caer fuego del cielo sobre los samaritanos que le han negado albergue, les reprende diciendo que él ha venido para redimir a los seres humanos y no para destruirlos (9:51–56). Sólo Lucas narra la parábola del buen samaritano (10:30–37) y menciona que el leproso agradecido era samaritano, un extranjero (17:11–19). De igual manera se refiere a la forma favorable en que Jesús elogia al centurión romano por su gran fe (7:9) y cuando afirma: “Vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur; y se sentarán a la mesa en el reino de Dios” (13:29). Existe un marcado propósito universal en Lucas. Este Evangelio se escribió con la intención de que se conociese la solidez o certeza, el terreno firme que pisamos cuando creemos en el evangelio del reino de Dios y su justicia. Y, por tener aquella fundación tan sólida, podemos edificar y ser edificados firmemente sobre él. De tal manera que, quienes han sido bien instruidos en la Palabra de Dios, deben poner toda la diligencia posible a fin de conocer bien estas enseñanzas, para saber no sólo lo que creemos, sino también por qué lo creemos. De este modo, podrán estar “siempre listos para responder a todo el que nos pida razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Ped. 3:15). Concluyendo, Lucas es un Evangelio universal, fundamentalmente por dos razones: (1) teológica y (2) didáctica. Teológicamente, porque a pesar de ser escrito por el único autor gentil, y a pesar de estar dirigido especialmente a los gentiles, se expresa claramente la redención en forma escatológica. Su proclamación del reino de Dios y de la redención en Cristo apunta a un “jubileo eterno”. Didácticamente, porque el propósito de Lucas era equipar a los creyentes en forma catequística, de modo que pudieran expresar su fe racional y reflexivamente, ya que los gentiles no tenían la habilidad y cultura de los judíos de mantener fieles a través del tiempo, por medio de tradiciones orales, extensos contenidos importantes. El Evangelio de Lucas señala por tanto el carácter humano de Jesús lleno de simpatía, y de especial y notoria adaptación a la mente gentil. Para ello se vale, por ejemplo, de una genealogía en que nos encontramos como ascendiente de Jesús, no a Abraham, sino a Adán—como ya se dijo—, ligando de esta manera la persona de Jesús con el ser humano original e identificándolo con su realidad histórica, espiritual y ontológica. Algo parecido hará posteriormente el apóstol Pablo en su carta a la iglesia de Roma (Rom. 5:12–20). Lucas está lleno como ningún otro de alusiones a la vida personal y familiar de Jesús. En el mismo prefacio dirigido a Teófilo—un converso gentil—, Lucas indica la posición particular que él guarda con los hechos que relatará, y hablando en lenguaje de clásica redacción, muestra desde el principio de su relato que ya se ha sobrepasado y trascendido las asociaciones y cultura judaicas. Enfatiza que se ha llegado a una época en la historia del mundo, en la que el Evangelio ha confirmado su potencia expansiva y ha quedado establecido su carácter de universal. El tono de todo el Evangelio se adaptó