En Antioquía había una iglesia en el primer siglo. Había maestros y profetas como Bernabé y Saulo que fueron escogidos por el Espíritu Santo para predicar entre los gentiles. La iglesia envió a Bernabé y Saulo como misioneros, quienes llegaron primero a Chipre y luego a Pafos, donde encontraron a un falso profeta llamado Elimas que se oponía a su predicación.