Una mujer se enojó cuando el auto frente a ella se detuvo en un semáforo amarillo y empezó a insultar al otro conductor. Un policía la escuchó y la llevó a la comisaría. Después de unas horas, el policía se disculpó por el error, explicando que los stickers y emblemas religiosos en el auto de la mujer no coincidían con su comportamiento enojado.
1. Coherencia
El semáforo se puso en amarillo y como era de esperar se detuvo
frente a la línea de paso para los peatones.
La mujer que estaba en el automóvil de atrás se puso furiosa.
Empezó a tocar bocina, abrió la ventanilla y también lo insultó.
En medio de su pataleta, vio que alguien le tocaba el cristal de al
lado.
Allí, parado junto a ella, estaba un policía mirándola muy
seriamente. El oficial le ordenó salir del coche y la llevó a la
comisaría donde la revisaron de arriba abajo, le tomaron fotos,
sacaron sus huellas dactilares y la pusieron en una celda. Después
de un par de horas, el policía se acercó y la dejó libre diciéndole:
“Señora, lamento mucho este error”. La traje porque la escuché
furiosa insultando al otro conductor, queriendo pasarle por
encima, maldiciendo, gritando improperios y diciendo palabras
soeces.
El tema fue que al acercarme para ver que le pasaba vi que en su
espejo retrovisor colgaba un signo de la Paz, en el vidrio de atrás
tenía un sticker que decía „Yo elijo la Vida‟; otro sticker que decía
„Sígueme el Domingo a la Iglesia‟ y finalmente, el emblema de la
Serenidad.
"Como es de esperarse, ¡supuse que el auto era robado!”