1. LA VIRGEN MARÍA, DEFENSORA DE LA PERSONA HUMANA.
Valor fundamental de toda persona: la vida. Por qué María es defensora de la persona humana.
Precisamente porque ella quiso encarnar la vida: Jesús. A pesar de todas las controversias
sociales y políticas del momento histórico, María aceptó ser la madre de Dios, no desechó la
oportunidad de creador en dar la vida al mundo.
Como Madre de Jesús, María es también nuestra Madre. Las buenas madres interceden siempre
por sus hijos. Y esta Madre con más motivo. Ya sobre la tierra abogó ante Jesús por potros: por
ejemplo cuando libró de una situación embarazosa a una pareja de novios en Caná.
En la sala de Pentecostés oró en medio de los discípulos. Puesto que su amor por nosotros no
cesa nunca, podemos estar seguros de que intercede por nosotros en los dos momentos más
importante de nuestra vida: “ahora y en la hora de nuestra muerte”.
Youcat, n° 148
Aplicación
Después de la explicación realizarán un taller de aplicación en el cuaderno.
Lectura bíblica: Lc 1, 39- 56. Después de hacer la lectura, responder lo siguiente:
¿Cuáles fueron las palabras que dirigió Isabel a la Virgen María?
¿Por qué cosas María glorifica al Señor.?
¿Cómo se muestra la defensa por la persona humana en la oración del Magníficat.?
Extraer una frase del magníficat.
LA IGLESIA, PROMOTORA DE LA DIGNIDAD DE LA PERSONA: SERVIDORA DE LA VIDA
DEL HOMBRE Y DEFENSORA DE LOS DERECHOS HUMANOS.
La Iglesia tiene una misión: hacer brotar y crecer en todos los pueblos el reino de Dios, que ha
comenzado y con Jesús.
Allí donde estuvo Jesús, el cielo tocó tierra: comenzaba el reino de Dios, un reino de paz y justicia.
La Iglesia sirve a este reino de Dios. No es un fin en sí misma. Tiene que continuar lo que ha
comenzado con Cristo. Debe actuar como lo haría Jesús.
Desde esta perspectiva, la Iglesia hace posible el reino de Dios, sabiendo transmitir vivencias que
lleven a desencadenar en hechos sociales, en donde no haya discordia o por lo menos sean más
llevaderas. Todos los cristianos estamos llamados a reclamar los derechos pero también a
hacerlos vida; porque si bien es cierto, en el testimonio la verdad es más creíble. Necesitamos dar
vida y respetarla al mismo tiempo. Crear nexos de solidaridad y tolerancia, apartándonos de la
indiferencia y sensibilizándonos ante la guerra “acostumbrada”. Desde ahí aprendemos a
comprender el verdadero mensaje de Jesús instaurado en el mundo.