1. Yo soy el buen pastor
4º Domingo de Pascua- Ciclo B
2. El buen pastor conoce a
las ovejas, las ama, las
guía, las escucha.
En el AntiguoTestamento
el pastor es imagen del
rey, que defiende y rige a
su pueblo.
En Jesús esta imagen va
más allá: el pastor cuida,
alimenta y da la vida por
sus ovejas.
¡Cuán necesario es que
surjan vocaciones con el
corazón de Cristo!
3. La imagen del rebaño
podría
malinterpretarse: las
ovejas están
aborregadas y carecen
de personalidad. Pero
en este caso no es así:
somos una familia que
sigue a Jesús porque
quiere, por propia
voluntad. Lo seguimos
libremente porque lo
hemos reconocido
como buen pastor.
4. «Yo conozco a mis
ovejas». La Iglesia, los
sacerdotes, los obispos,
también deben conocer
el latir profundo de las
personas.Y cada
bautizado
comprometido ha de
saber auscultar el
corazón de quienes le
rodean. Nuestra
misión, como
apóstoles, es guiar a las
gentes hacia Dios.
5. Dios nos pide tiempo.
Vivimos en una
sociedad autosuficiente
donde parece que nos
roban el tiempo. ¡No
podemos permitirlo!
Hay un tiempo para
trabajar, otro para
descansar. Hay un
tiempo para amar, para
recrear, para estar con
los demás, para hacer
compañía al que está
solo y ejercer la caridad.
6. El hiperactivismo nos
quita la calma y
también nos impide
descansar. Agota
nuestras energías, nos
dispersa y nos pierde.
Necesitamos tiempo
para Dios, tiempo para
nuestra familia y para
nuestra comunidad.
Jesús nos llama porque
conoce las necesidades
de nuestro corazón.
7. El mundo nos enseña a
competir. Nos estresa,
nos cansa y nos hace
caer hasta en la
depresión. Si reposamos
nuestra cabeza en el
regazo de Dios, él nos
dará una paz profunda y
duradera. No se trata de
hacer mucho, sino de
seguir a Jesús, el buen
pastor, que nos lleva a los
pastos divinos y nutre
nuestro corazón.
8. Jesús dice que el Padre
le ama, él es fiel al
Padre y los dos son uno.
Los cristianos también
somos un solo rebaño,
llamado a la misma fe.
Pero ¡cuántas divisiones
y conflictos en la
historia! Cuántos
grupos separados y
enfrentados. No
olvidemos que tenemos
un solo pastor...
9. Recordar nuestra
unidad fundamental
nos hará más humildes
y nos permitirá superar
personalismos e
ideologías que ocultan
un afán de poder y
control. Ojalá todas las
parroquias e iglesias
podamos latir con un
mismo corazón.
10. La palabra conocer en
hebreo quiere decir
algo más que saber de
alguien: conocer es
penetrar en el sentido
vital de la persona,
saber lo que vive, lo que
le duele, lo que le
alegra, lo que le mueve.
Los pastores han de ser
arqueólogos del
corazón humano para
descubrir qué anhela el
hombre postmoderno.
11. A partir de este
conocimiento vital, del
corazón, podemos
establecer una
comunicación auténtica,
que toca el alma y hace
aflorar la capacidad tan
grande que tiene el
hombre de amar.
Sí, tenemos este don,
aunque la cultura y los
medios nos quieran
convencer de lo
contrario.
12. Somos hijos de Dios y nos
parecemos a él.
Cuando decidimos
ahondar en el misterioso
pozo de nuestro interior,
descubriremos en él
tesoros preciosos.
Como decía santaTeresa,
¡cuán desconocida nos es
la morada del alma!
Entremos en ella sin
miedo, emprendamos
esta exploración hacia el
interior...
13. ...Y descubriremos que el
hombre, a imagen de
Dios, también es capaz de
amar hasta el fin y dar la
vida por los demás.
«Nadie tiene mayor amor
que el que da la vida por
sus amigos».
Como el buen pastor,
como Jesús.
Este es el significado más
hondo del ser cristiano.