3. Padre nuestro, que estás en el Cielo,
durante esta época de arrepentimiento,
ten misericordia de nosotros.
Con nuestra oración, nuestro ayuno
y nuestras buenas obras,
transforma nuestro egoísmo en generosidad.
Abre nuestros corazones a tu Palabra,
sana nuestras heridas del pecado,
ayúdanos a hacer el bien en este mundo.
Que transformemos la oscuridad
y el dolor en vida y alegría.
Concédenos estas cosas por
Nuestro Señor Jesucristo.
Santa María, ayúdanos a esforzarnos
al máximo de nuestra capacidad
y posibilidades para así responder
al Plan de Dios en todas las circunstancias
Concretas de nuestra vida.
1 Amén.
7. OBJETIVOS DE ESTA PLÁTICA:
1.- Reflexionar el Misterio Pascual en la vida de la Iglesia.
2.- Afirmar que la fe cristiana tiene su origen en el acontecimiento de
la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
3.- Clarificar el concepto de “los crucificados de la historia”.
4.- Meditar sobre el pecado social en la vida actual y su semejanza con
las causas de la crucifixión.
5.- Presentar qué tareas tiene la Iglesia para ser creíble y fiel al
mandato de Jesús.
6.- Los primeros testigos de la Resurrección como inicio de la Nueva
Creación.
7.- La Iglesia está llamada a testimoniar con su propia vida que Dios
está con nosotros.
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8. La Resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo es la justificación de la
vida y la acción de Jesús.
Es la fuente de Esperanza para los
millones de crucificados de
nuestra historia y es la que nos
abre a una creación nueva.
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9. Para llegar a esta comprensión necesitamos
ahondar en la muerte del Señor.
En la Sagrada Escritura, este
acontecimiento tiene dos vertientes de
lectura: una, desde sus causas
históricas; la otra, la realización de la
voluntad del Padre.
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10. EL CRUCIFICADO ES EL
RESUCITADO.
La fe cristiana tiene su origen en
el acontecimiento de la
Resurrección de Jesús.
Los testimonios más antiguos de
la Resurrección nos presentan a
Jesús en su identidad de
Resucitado-Crucificado.
La afirmación no es menor, para
los crucificados por el pecado del
mundo, igual que lo fue para los
discípulos, quienes vieron cómo,
el Maestro y el Señor, el hombre
bueno y justo, era expulsao de
este mundo como un malhechor.
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11. Existen dos tipos de muerte
para los seres humanos:
La muerte natural,
producto de nuestra
naturaleza finita, que
experimentamos día con
día.
La muerte provocada por el
7 pecado personal y social.
13. “Los crucificados de la historia”,
son los millones de hermanos a
quienes día con día se les
arrebata la existencia, por su
imposibilidad de acceder a los
servicios de salud, a la
alimentación, a un trabajo digno.
Sufren “en carne viva la pobreza,
la marginación y la exclusión”.
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14. Los crucificados de la historia son
aquellos a quienes se les ha
arrebatado la esperanza, aquellos
que han perdido el sentido de la
vida.
Esa es la muerte injusta,
provocada por el pecado a la que
nos referimos.
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15. Jesucristo, con su Resurrección, se
convierte en esperanza para los
crucificados de la historia por dos
motivos:
El prime motivo tiene que ver con la identificación
con aquellos cuya muerte es producida por el
pecado, en especial el social.
Dios se hace semejante en todo a nosotros, excepto
en el pecado, hasta el grado de aceptar la muerte
producto del egoísmo de los hombres.
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16. Su Solidaridad se expresa en el
hecho de someterse a lo que
muchos hombres y mujeres
viven todos los días:
La muerte producto
de la injusticia
17. El segundo motivo tiene
que ver con el poder que
se manifiesta en su
Resurrección.
Si este poder se obra
desde la identificación
con los más vulnerables,
es para ellos un poder
creíble.
Por eso pueden aceptar el
mensaje de que la
Resurrección es también
para ellos.
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19. Jesús, en obediencia al proyecto del Padre,
anuncia el Reino asumiendo las consecuencias
que esto le traía.
Su mirada está puesta en Aquél que
desde la eternidad
Lo ha amado.
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22. 15
Lo verdaderamente último en su vida es hacer
La voluntad de Dios y mostrar el rostro del
Padre a sus hermanos.
Su oración lo lleva a desafiar las fuerzas más
Violentas, sabiendo que no hay otra razón
Para vivir que hacer la voluntad del que lo
Envío.
23. 15
Lo verdaderamente último en su vida es hacer
La voluntad de Dios y mostrar el rostro del
Padre a sus hermanos.
Su oración lo lleva a desafiar las fuerzas más
Violentas, sabiendo que no hay otra razón
Para vivir que hacer la voluntad del que lo
Envío.
24. Muchos hombres y mujeres a diario en México entregan
su vida como Jesús por la causa del hombre, que es en
última instancia la causa de Dios.
25. Muchos hombres y mujeres a diario en México entregan
su vida como Jesús por la causa del hombre, que es en
última instancia la causa de Dios.
26. Muchos hombres y mujeres a diario en México entregan
su vida como Jesús por la causa del hombre, que es en
última instancia la causa de Dios.
27. Muchos hombres y mujeres a diario en México entregan
su vida como Jesús por la causa del hombre, que es en
última instancia la causa de Dios.
28. Defender los
derechos humanos
es defender los
Derechos de Dios,
y por el contrario
toda violación
A la Dignidad
Humana, es una
ofensa a Dios
mismo.
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29. 18
Tarea de la Iglesia en México es animar y acompañar
a aquellos que como Jesús han entendido que la
existencia tiene sentido en cuanto que es existencia
para los demás.
31. La Resurrección de Jesús orienta
la creación y la historia a su
definitivo cumplimiento.
Por ella, al final, el Bien prevalece
sobre el mal, el servicio humaniza
más que el poder y Dios es mayor
que cualquiera de las seguridades
que el hombre se construye.
Por la Resurrección empieza a
manifestarse el cielo nuevo y
la tierra nueva de los que nos
habla la Escritura.
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32. Los primeros testigos de la
Resurrección fueron las mujeres.
Con su intuición y sensibilidad
para descubrir la acción de Dios
no huyen en la hora más aciaga.
Los relatos de la pasión las
reconocen fieles junto a la cruz,
debatiéndose entre el dolor y
la esperanza contra toda
esperanza.
33. Los primeros testigos de la
Resurrección fueron las mujeres.
Con su intuición y sensibilidad
para descubrir la acción de Dios
no huyen en la hora más aciaga.
Los relatos de la pasión las
reconocen fieles junto a la cruz,
debatiéndose entre el dolor y
la esperanza contra toda
esperanza.
34. Los primeros testigos de la
Resurrección fueron las mujeres.
Con su intuición y sensibilidad
para descubrir la acción de Dios
no huyen en la hora más aciaga.
Los relatos de la pasión las
reconocen fieles junto a la cruz,
debatiéndose entre el dolor y
la esperanza contra toda
esperanza.
35. Por eso es que corren al
sepulcro.
A ellas les es anunciado
que Jesús
no ha permanecido
atado a la muerte.
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36. 23
Es a través de ellas, las que hasta entonces eran consideradas
personas con palabras sin crédito,
como Dios quiere hacer resonar el anuncio de que
la muerte ha sido vencida
y que no tiene más poder sobre los hombres.
40. Son ellas las que luchan por la vida desde el
comienzo hasta el fin.
Son ellas quienes transmiten la fe en nuestras
comunidades a través de la catequesis.
Consideradas débiles por muchos, aportan la
fortaleza que esta sociedad necesita para seguir
en pie ante los tremendos embates de la historia.
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41. La fecundidad de Dios en ellas brilla en el horizonte de la
Vida de nuestra patria. Desde la figura de la creación, la
existencia de la mujer invita al otro a salir de su egoísmo,
a compartir la vida y los dones.
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42. Vivir como resucitados, es vivir
haciendo el camino de Jesús.
Con la ayuda del Espíritu que
nos dona desde la cruz,
el Señor nos llama a:
•Encarnarnos como Él
•A dejarnos guiar por sus
opciones
•A apostar por la causa del
hombre
•A asumir cuando sea
necesaria
•La cruz con la certeza de que
•Dios es fiel a su promesa
Con su propia vida la Iglesia
está llamada a testimoniar que
Dios está con nosotros.
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44. Como católicos estamos llamados a sembrar esperanza y a
denunciar las situaciones que atentan contra la dignidad de
la persona humana, anunciando que un mundo mejor es
posible, basado en la verdad, la justicia, el amor y la
libertad.
La realidad nos convoca a seguir trabajando para
desarticular las estructuras de injusticia que marginan, que
excluyen y que incluso determinan que tantas personas
pasen a ser sobrantes en el mundo de hoy.
Lo que nos mueve no es una simple filantropía animada por
una fuerza de voluntad que, tarde o temprano, tiende a
ceder ante tan inmensa empresa. NO. Lo que nos mueve es
nuestro SÍ al llamado que Jesús nos hace, es el compromiso
de ser TESTIGOS DEL AMOR DE DIOS.
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