1. JUAN LUIS FERNÁNDEZ LÓPEZ
MADRID
L
a fachada de la sede de la
ciencia española, el CE-
SIC, parece inalterable
con el paso del tiempo. El
recinto situado en la madrileña calle
de Serrano acoge una atmósfera uni-
versitaria más propia de un campus
de estudiantes que de unos edificios
llenos de laboratorios. Un escenario
EL CSIC SE REFUGIA EN LA
NOSTALGIA DEL PASADO
ElCSIC,centroneurálgicodelcienciaespañola,seconvierteenunadelasgrandes
víctimasdelosrecortes.LaantiguaResidenciadeEstudiantesyunespléndido
pasadosonyaunosdelospocosmotivosdeorgulloparalacienciaespañola.
RETRATO DE LA CIENCIA EN ESPAÑA dades e investigaciones hacen que
la ciencia se divulgue, que llegue a
toda la sociedad. Muestra de ello son
las exposiciones, conferencias o cer-
támenes que solemos acoger, siendo
la Semana de la Ciencia lo más re-
levante…”. Dicho triunfalismo se ve
truncado cuando se pregunta por la
influencia de los recientes recortes en
la investigación. Tras un breve silen-
cio, con una tímida voz explica que
“en algo se ha notado, sobre todo a la
hora de contratar a más gente”. Una
deficiente gestión cortoplacista, la
excesivapolitizacióndelorganismoo
una deuda de más de 150 millones de
euros son factores agravantes sobre
los cuales se suele pasar de puntillas.
“El CSIC suele presumir de ser
uno de los primero organismos cien-
tíficos de Europa, pero poco se habla
de que ha sido de los primeros en
anunciar suspensión de pagos”. Ello
es lo que se escucha cuando dejamos
los despachos de la Sede Central y
nos adentramos en los laboratorios
del Instituto de Química-Física Ro-
casolano. Nacho Baños, con afirma-
ciones como la anterior, se muestra
crítico con la forma de gestionar la
situación actual. Becado en su cuarto
año, manifiesta que la incertidum-
bre es mayor que nunca: “Nosotros
los científicos vivimos de las becas
para poder investigar y darnos a
conocer. Ahora, con la eliminación
de la JAE (interna del CSIC) y la
reducción del 40% de la FPU (con-
cedida por el Ministerio) nos ponen
el camino más difícil que nunca”.
Junto a Baños se encuentra una
compañera, Mari Ángeles Sainz, que
colabora con la investigadora Julia
Sanz Aparicio en un proyecto de
cristalografía. “Vine a Madrid tras
rechazar una beca en mi Burgos na-
tal y veo que las cosas están mucho
peor”, se lamenta. Además, critica
que “nadie de arriba nos informa
de nuestro futuro, nos tuvimos que
enterar a través de El País que el
organismo entraba en suspensión
de pagos”. El problema para Sainz
es que en España no se concede
suficiente importancia a la ciencia:
“nadie se percata de que para conse-
guir un tratamiento contra el cáncer
hacen falta más de 20 años. Sin em-
bargo, una legislatura sólo dura 4”.
Llegados a este punto, Nacho
Baños señala directamente a los
culpables: los políticos que nom-
bran a dedo a los altos cargos del
organismo. “Aquí prima más el
oportunismo y el amiguismo que
los proyectos a largo plazo, que es
en lo que consiste la ciencia”. Ba-
ños también lamenta el gran des-
prestigio que ello reporta a Espa-
ña en el exterior. “Yo he trabajado
para el proyecto ESPRF (European
Synchrotron Radiation Facility) y
me han negado una máquina nue-
va porque mi país tenía una deuda
contraída de 8 millones de euros.
En España lo primero que no se
paga es la ciencia, cuando la inno-
vación es estratégicamente lo más
importante en el largo plazo”. Pero,
¿cómo se puede protestar ante dicha
situación? Para Baños el futuro se
presenta aún más negro: “¿Cómo
podemos protestar los científicos?
¿Hacemos una huelga? Con ello
sólo salimos perjudicados noso-
tros, no se nota nuestra ausencia”.
Ciudadanía y políticos deben
actuar como los restauradores de
la deteriorada ciencia española. Es
labor del CSIC esforzrse en una
mejor difusión de la ciencia entre
uma opinión pública que legiti-
me la inversión. Sin embargo, ello
no será posible con unos políticos
que anteponen las tácticas corto-
placistas a los intereses generales.
que ha sido cuna de grandes cele-
bridades de la ciencia y el arte en
España. Sin embargo, pese al lus-
troso aspecto de los edificios por
fuera, sus pasillos se encuentran
más vacíos que nunca y las ideas y
proyectos parecen diluirse ante la
falta de financiación y las deudas.
El panorama descrito encuentra
en la restaurada Residencia de Es-
tudiantes una metáfora perfecta. En
él se encuentra el reconstruido Jar-
dín de las Adelfas, por el que solía
pasear Juan Ramón Jiménez en sus
años de estudiante. Asimismo, el vi-
sitante puede vislumbrar cómo eran
las habitaciones que a principio de
siglo acogían a las mejores mentes
de la cultura y la ciencia españolas.
Una exaltación del pasado que se
topa de bruces con el presente. No
se ven estudiantes paseando por su
interior, tan sólo algún funcionario
tomando el desayuno en la cafetería.
“Actualmente disponemos de 90 ha-
bitaciones de las cuales la mayoría
están vacías. Influye mucho que nos
hayáis visitado en pleno puente”, ex-
plica Irene Benaches, recepcionista.
Ésta reconoce que la residencia no
está enfocada para el disfrute de es-
tudiantes ni jóvenes investigadores,
sino para el alojamiento de becados
y expertos muy selectos. Además,
los 77,60€ por día (58€ si la es-
tancia es de larga duración) puede
ser un impedimento para muchos.
El prestigio del CSIC es frecuen-
temente alegado entre los integrantes
de la Sede Central. Jaime Pérez, jefe
del Área de Cultura Científica, se
muestra orgulloso: “nuestras activi-