Daniel Carrión observó la construcción de una línea ferroviaria en Perú y notó que los trabajadores contraían una enfermedad desconocida llamada Fiebre de La Oroya. Más tarde, cuando se ofreció un premio para estudiar la enfermedad, Carrión decidió inocularse deliberadamente con el agente causante para estudiar los síntomas, convirtiéndose en la primera persona en identificar la causa de la enfermedad. A pesar de los esfuerzos por salvarlo, Carrión finalmente murió de la infe
2. Hijo de Baltazar Carrión y
Dolores García, nació un 13 de
agosto de 1857 y cursó la primaria
en la única escuela municipal de
Cerro de Pasco. A los 13 años,
durante su viaje a Lima, Daniel
observó la construcción de la
línea ferroviaria que llegaría
hasta La Oroya, ciudad situada a
187 km de la capital.
Allí los trabajadores -peruanos y
extranjeros- eran víctimas de
extrañas fiebres y lesiones
verrugosas, producto de una
enfermedad desconocida que se
denominó como Fiebre de La
Oroya.
3.
Entre junio y julio de 1885, la
Academia Libre de Medicina
convocó un concurso sobre la
etiología y la anatomía
patológica de la verruga
peruana. Fue una oportunidad
que el acucioso estudiante no
dejaría pasar. Armado con sus
conocimientos, y bastante
coraje, Carrión decidió indagar
en la intimidad del enemigo,
estudiándolo desde sus
síntomas.
El 27 de agosto de 1885, llegó
hasta la sala de Nuestra Señora
de las Mercedes del hospital
Dos de Mayo. Sus compañeros
y el doctor Leonardo Villar
trataron de disuadirle, pero fue
inútil.
5.
El 2 de octubre su cuaderno
de apuntes señala que “hasta
hoy había creído que me
encontraba tan solo en la
invasión de la verruga, como
consecuencia de mi
inoculación, es decir en aquel
período anemizante que
precede a la erupción; pero
ahora me encuentro
firmemente persuadido de
que estoy atacado de la
fiebre de que murió nuestro
amigo Orihuela: he aquí la
prueba palpable de que la
Fiebre de la Oroya y la
verruga reconocen el mismo
origen”.
6.
El 4 de octubre aceptó ser llevado
a la Maison de Santé para que se
le realizara una transfusión de
sangre. En ese trance le comentó
a su compañero Rómulo
Eyzaguirre: “…aún no he muerto
amigo mío, ahora les toca a
ustedes terminar la obra ya
comenzada, siguiendo el camino
que les he trazado…”.
Finalmente, batido por la fiereza
de la infección, falleció a las 11:30
de la noche. El 6 de octubre El
Comercio publica una nota
titulada “Daniel Carrión”, donde
informa que “a causa de haberle
acometido la terrible fiebre
llamada de La Oroya, hoy tenemos
que pasar por el dolor de
comunicar que ha muerto”.