2. Introducción
Los santos (< latín (sanctus); griego αγίος (hagios), hebreo (kadosh) ('elegido por
Dios' o bien 'diferenciado', 'distinguido' según el pensamiento contemporáneo
hebreo) son hombres o mujeres destacados en las diversas tradiciones religiosas
por sus atribuidas relaciones especiales con las divinidades o por una particular
elevación ética; este segundo sentido se preserva en tradiciones espirituales no
necesariamente teístas.
La influencia de un santo supera el ámbito de su religión cuando la aceptación de
su moralidad adquiere componentes universales: por ejemplo, es el caso de Teresa
de Calcuta o Gandhi, y, en general, al menos hasta cierto punto, de todos los
fundadores de las grandes religiones.
3. Francisco de Asís (en italiano Francesco
d’Assisi, nacido Giovanni di Pietro Bernardone)
(Asís, 1181/11824 –ibídem, 3 de octubre de 1226),
santo italiano, que fue diácono, fundador de la
Orden Franciscana, de una segunda orden
conocida como Hermanas Clarisas y una tercera
conocida como tercera orden seglar, todas
surgidas bajo la autoridad de la Iglesia católica en
la Edad Media.
De ser hijo de un rico comerciante de la ciudad
en su juventud, pasó a vivir bajo la más estricta
pobreza y observancia de los Evangelios. En
Egipto, intentó infructuosamente la conversión de
los musulmanes al cristianismo. Su vida religiosa
fue austera y simple, por lo que animaba a sus
General-Francisco de Asis
4. Milagro
La sanación del leproso:
San Francisco lavó la piel de un hombre con lepra. También rezó
para que el demonio que lo atormentaba se alejara y dejara libre su
alma. Entonces la piel del leproso comenzó a sanar, y su alma
también. Cuando el hombre se dio cuenta de que estaba sanando,
se arrepintió de sus pecados y comenzó a llorar. El hombre se curó
completamente, en cuerpo y alma y se reconcilió con Dios.
5. Milagro
La transformación de los ladrones:
Tres ladrones robaron comida y bebida del monasterio de san
Francisco. Entonces san Francisco comenzó a rezar por ellos y
envió a uno de los monjes a discuplarse por haberlos tratado mal.
Los ladrones se conmovieron tanto que se unieron a la orden
franciscana y pasaron el resto de sus vidas sirviendo a los demás.
6. Milagro
El encuentro con el lobo feroz:
En las cercanías de un pueblo donde vivía San Francisco, apareció
un lobo que estaba aterrorizando a las personas y matando a los
animales. San Francisco decidió ir a encontrar al lobo de frente y
hablar con él.Ante un grupo de personas, el lobo se puso en
posición de ataque, pero Francisco se puso a rezar y hacer la señal
de la cruz. Entonces se le acercó al lobo y le ordenó en nombre de
Jesucristo que no le hiciera daño a él ni a nadie.
El lobo se calmó y empezó a acercársele a san Francisco, hasta
que llegó a acostarse a sus pies. Así san Francisco le pidió al lobo
que no hiciera daño y le ofreció que la gente del pueblo lo
alimentaría a cambio de su compromiso de no atacar a los
animales y a la gente.
El lobo milagrosamente le dio la mano al santo para sellar el pacto.
7. Cántico de las criaturas
El Cántico de las criaturas (en italiano: Cantico delle creature;
en latín: Laudes Creaturarum), también conocido como Cántico
del hermano sol, es un cántico religioso cristiano compuesto por
San Francisco de Asís en dialecto umbro a finales del año 1224 o
principios del 1225, poco antes de su muerte. Francisco se
encontraba enfermo y casi ciego, fuertemente decepcionado
por la marcha de la orden que había fundado, solo y
atormentado. En un noche de tormento salió de su choza y
elaboró el cántico como expresión de alabanza a todas las
criaturas terrenales así como a las fuerzas de la naturaleza. El texto
contiene además algunos elementos de la lengua latina, toscana
e italiana. Es considerado como una de las primeras obras escritas
en lengua italiana. De acuerdo con la tradición, este cántico fue
entonado por primera vez por el propio san Francisco de Asís y por
los hermanos León y Ángel, dos de sus compañeros más
8. Cántico de las criaturas—traducción al español
Altísimo y
omnipotente buen
Señor,
tuyas son las
alabanzas, la gloria y
el honor y toda
bendición.
A ti solo, Altísimo, te
convienen
y ningún hombre es
digno de nombrarte.
Alabado seas, mi
Señor, en todas tus
Alabado seas, mi
Señor, por el
hermano viento
y por el aire y la
nube y el cielo
sereno y todo
tiempo,
por todos ellos a tus
criaturas das
sustento.
Alabado seas, mi
Señor por la
hermana Agua,
la cual es muy
Alabado seas, mi
Señor, por aquellos
que perdonan por tu
amor,
y sufren enfermedad
y tribulación;
bienaventurados los
que las sufran en
paz,
porque de ti,
Altísimo, coronados
serán.
Alabado seas, mi
Señor, por nuestra
9. muerte
Retornó a la Porciúncula acompañado sólo por León; en su camino hubo muestras de veneración al
estigmatizado, aparentemente su acompañante hacía saber a todos acerca del prodigio. Mientras
tanto, su salud —que desde mucho tiempo antes nunca fue buena del todo— empeoraba: El sangrado
de sus heridas lo hacía sufrir constantemente. En el verano de 1225 pasó un tiempo en San Damián bajo
el cuidado de sus allegados.
Fue durante esta temporada cuando compuso el Cántico de las criaturas, que hizo también cantar a
sus compañeros.Se encaminó luego a Rieti, rodeado del entusiasmo popular por tocarlo o arrancar
algún pedacito del paupérrimo sayo que vestía, y se instaló en el palacio del obispo. Después se
hospedó en Fonte Colombo, donde fue sometido a tratamiento médico, que incluyó cauterizar con un
hierro ardiente la zona desde la oreja hasta la altura de la ceja de uno de sus ojos; según los relatos,
Francisco no sintió dolor al «platicar» con el fuego para que no lo dañara.53 Otro intento para ser
tratado por renombrados médicos fue hecho en Siena, sin buen resultado.
Deseó volver a la Porciúncula a pasar sus últimos días. Arribó a Asís y fue llevado al palacio del obispo y
resguardado por hombres armados, puesto que la localidad estaba en estado de guerra. En su lecho
escribió su Testamento.15 En sus últimos momentos entonó nuevamente su Cántico al Hermano Sol —al
que agregó un nuevo verso dedicado a la hermana Muerte— junto a Angelo y León.