1. LA CALIDAD UNA REALIDAD QUE NO DA ESPERA
Las estadísticas y resultados de nuestra educación para nada están mintiendo y por tanto, creo
que hay un camino muy largo, que posiblemente para ver una educación de calidad, las
personas que tenemos hoy cuatro o cinco décadas de existencia, no alcanzaremos a disfrutar.
Existen muchos factores, pero innumerables, que pudiéramos mencionar para que las
instituciones de educación superior no hayan alcanzado la calidad necesaria que nos permita
estar insertos dentro de las instituciones con mejores resultados ni siquiera a nivel de América
Latina, ni a nivel privado y público, rescatando máximo a dos o tres universidades en nuestro
país.
El Consejo Nacional de Acreditación y todas las autoridades que se han creado para dar
cumplimiento a este gran propósito, tal como lo manifiestan diferentes autoridades en esta
materia sobre acreditación, el objetivo principal está centrado en realizar la comprobación a
las instituciones sobre la calidad de sus programas académicos, organización, funcionamiento
y cumplimiento de su función social, aspectos que seguramente son verificados en el
momento que los pares realizan las visitas y todas las funciones de inspección pero que al
observar los resultados específicamente las que califican a las instituciones superiores en una
de las pruebas externas el ECAE, espera uno que los resultados de los estudiantes de
programas ya certificados obtengan resultados por lo menos aceptables y los mismos
estudiantes son negados de recibir resultados mejores que tanto esperan en el momento de
obtenerlos.
Únicamente por mencionar algunos aspectos dejo citados los que considero están
interfiriendo para la obtención de buenos resultados: el propósito de las instituciones a todo
nivel, tanto de la básica, la media, técnicas, tecnológicas y a nivel profesional, de la articulación
responsable de tal forma que exista una línea que permita a los estudiantes las competencias y
habilidades necesarias para estar insertos en la sociedad y verdaderamente cumplan una
función de participación en el desarrollo social; la cultura misma del facilismo y la poca
dedicación a las actividades académicas desde los docentes mismos hasta los estudiantes que
desean la mayoría de las veces el menor esfuerzo; el menguado ejemplo de nuestros
gobernantes en el desarrollo de propósitos para el país que redunden en un buen desarrollo y
por el contrario ronda la corrupción, los anti valores, comportamientos mezquinos para el
propio enriquecimiento y no visualizamos un país con una visión clara de desarrollo; los pocos
recursos que destina el gobierno para el desarrollo de investigación que está muy por debajo
del 1% del PIB; la lamentable situación social en lo que tiene que ver con las posibilidades
económicas por parte de los estudiantes a acceder a universidades que estén propendiendo
por mejorar cada día sus procesos. Esto por mencionar unas de las causas más importantes y
que dista mucho de hablar de calidad en nuestra educación.
Laurentino Carranza Meneses