1. El concepto de trato refiere a la acción y efecto de tratar. Este verbo tiene diversos
acepciones, como el proceder con una persona (ya sea de obra o de palabra) o la relación
con un individuo.
Puede entenderse al trato como la forma de comunicarse o de
establecer un vínculo con otra persona o con un grupo de sujetos.
Por ejemplo: “Es un muchacho simpático, muy agradable en el
trato cotidiano”, “No soporto cuando los padres le dan ese tipo
de trato a sus hijos”, “Me siento cómodo con el trato que me dan
en la empresa, pero creo que no puedo crecer a nivel
profesional”.
La noción de buen trato está vinculada al tipo de trato que se considera ético o correcto
desde el punto de vista moral. Si existe un buen trato (aprobado y aplaudido), hay otro trato
que puede ser condenado: el maltrato.
El buen trato a nivel familiar se logra cuando la persona brinda el espacio y el tiempo para
relacionarse con sus hijos o su pareja, con alegría y dispuesta a descubrir las necesidades
del otro.
A nivel laboral o social en general, el buen trato aparece vinculado al respeto y la
solidaridad. El uso de expresiones como “por favor” o “gracias” forma parte del buen trato.
El buen trato, de todas formas, no sólo se expresa a través de palabras, sino que también
puede advertirse en el contacto físico (un beso, un apretón de manos, un abrazo) o en
actitudes (prestar atención cuando habla otra persona, dejar pasar a una embarazada en
una fila, recoger un papel que se le cayó a un anciano y devolvérselo).
La justicia es aquel conjunto de normas y reglas que permiten regular las conductas entre
las personas, permitiendo, avalando, prohibiendo y limitando ciertas conductas o acciones
en el actuar humano o con las instituciones, sin embargo, es a partir de las ciencias del
derecho, que resulta bastante complejo lograr una definición única en torno a este
concepto, ya que esta depende de múltiples factores, además, existen tantas definiciones
como autores, ya que la justicia depende de un contexto en particular, donde se
desarrollan experiencias, circunstancias y situaciones bastante diversas, sin embargo,
cada una de estas definiciones hace que salgan a la luz valores como la libertad, la
verdad, la paz y la democracia.
El problema en torno a la justicia es algo que se ha encontrado presente a lo largo de toda
la historia, de este modo, el mismo Aristóteles ya intentaba definirla, dividiéndola en lo
llamado Ley Particular, o ley de la polis, y la Ley Común, aquella que esta presente en la
naturaleza.
La justicia no solo hace referencia al conjunto de normas impuestas a una sociedad, sino
que implica también la equidad entre sus miembros, estableciendo así, por ejemplo, la
partencia (haber reconocido a un derechohabiente, o pertenencia en términos populares)
por derecho de ciertas cosas. Como vemos se trata de un concepto que implica equidad,
pero por sobre todo, ética.
Como se mencionaba anteriormente, la justicia y “lo justo” varía de persona a persona, lo
que permite que, en la vida cotidiana, existan diferencias entre aquello que un padre y un
hijo consideren justo en torno a determinada situación. Lo mismo sucede con los sistemas
judiciales presentes en cada Estado o nación en particular, donde no todos los ciudadanos
se encuentran de acuerdo con los dictámenes de los jueces ante ciertas situaciones de
conflicto, sobretodo, cuando la resolución, en lo personal, no nos favorece e implica, en
algunos casos, incluso, el pago de multas o la privación de la libertad.