Oscar era un niño bromista que le gustaba mentir. Un día, un doctor le preguntó la dirección de una calle y Oscar, queriendo bromear, le dio la dirección equivocada. Resulta que el doctor iba a atender a la madre de Oscar, y debido a la dirección incorrecta, no pudo llegar a tiempo y la madre de Oscar falleció. Oscar aprendió que las mentiras pueden tener graves consecuencias.