El documento describe el impacto negativo que tuvieron los latifundios en la región durante la época colonial. Los latifundios obstaculizaron el desarrollo agrícola y sirvieron como instrumento de dominación más que como fuente de trabajo. Además, la Iglesia poseía las mejores tierras pero no las cultivaba, y para finales del siglo XVIII la mayoría de las propiedades estaban hipotecadas a la Iglesia.