Este documento resume la historia de los campos de deporte del Real Racing Club de Santander y la construcción de su nuevo estadio en 1988. Describe cómo los viejos campos fueron vendidos al ayuntamiento en 1983 luego de años de disputas, y cómo el nuevo estadio sufrió ultrajes desde su inauguración, como cuando inicialmente se planeó inaugurarlo sin la participación del Racing. Concluye esperando que el club no siga sufriendo tantos ultrajes en los próximos 25 años.
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Ultrajes a un viejo y a un nuevo corazón
1. En aquel entonces
Ultrajes a un viejo y a un nuevo corazón
Raúl Gómez Samperio
No sé a dónde transportó el viento aquella niebla seca de 75 años de
polvo. Acaso se lo llevó hacia el pasado, hacia el este, para descansar,
como cenizas de restos mortales, en las olas del mar, ese mar que salpicó
de poesía a Rafael Alberti cuando, desde la vieja tribuna de madera,
contempló la gesta del bravo guardameta, Franz Platko. O quizás volaron
hacia el futuro, hacia el oeste, para depositarse en las obras del nuevo
campo que se inauguraría semanas después, un campo que el pasado
martes cumplió 25 años y que abriría una nueva etapa del Real Racing
Club,a la manera en que un paciente observa la prolongación de suvida
después de un trasplante de corazón.
Porque antes de convertirse en polvo derribado, los viejos latidos de los
Campos de Sport se estaban apagando. Latidos de alquiler desde 1916,
con múltiples problemas de tira y afloja con los propietarios que
amenazaban con el desahucio; latidos de propiedad desde 1954, con
abusos hipotecarios y créditos pendientes que ponían en peligro al club; y
desde los años setenta, los más voraces, latidos de especulación sobre “el
solar más codiciado de España”.
Fue una pérdida lamentable. Se adornó con la necesidad de adecentar el
campo para que Santander fuera sede del Mundial de 1982. Se presentó a
los periodistas la maqueta de uno nuevo en La Albericia para 25.000
espectadores y, posteriormente, una asamblea de socios compromisarios,
discutida e impugnada, aprobó la venta. El escritor y licenciado en
Derecho, Manuel Felipe de la Mora Villar, se quedó prácticamente solo
batiéndose en la prensa local contra la idea de la directiva. ‘¡Ojo al Cristo
que es de plata!’, publicaría para dejar constancia de “Cómo le
volatilizaron los Campos al Real Santander”. La pugna legal, administrativa
y estatutaria entre los directivos que querían vender los Campos de Sport
para pagar las deudas y un prestigioso grupo de socios que consideraba
que dejar sin patrimonio al Racing era conducirlo a una muerte segura, se
2. mantendría aún durante algunos años, hasta que el alcalde, Juan
Hormaechea, diseñó una sofisticada operación y se inventó un
referéndum.
La sombra de la pérdida del más importante patrimonio del club se veía
venir. El 25 de abril de 1982, durante el partido entre el Racing y el Real
Madrid, se celebró aquel referéndum. El Ayuntamiento santanderino
distribuyó 16 mesas por la instalación deportiva, con sus correspondientes
urnas de cristal precintadas, para que todo el público, no sólo los socios
del club, pudiera expresar su opinión. Se dio el caso de que incluso los
seguidores del Real Madrid, venidos de la capital, tuvieron ocasión de
introducir una de las dos papeletas (una blanca y otra verde) distribuidas a
la entrada del estadio, junto con un breve texto donde se explicaba la
elección: O La Albericia o El Sardinero.Hacia las ocho de la tarde, un
autobús municipal transportó las urnas a la sede del Ayuntamiento para
realizar el recuento. Fueron 12.907 votos emitidos, de los cuales, 9.922 (el
77,4 por ciento) se mostraron partidarios de que los Campos de Sport se
quedaran en El Sardinero.
Alentados porel resultado, la junta directiva del Racing ofreció la venta de
los campos al Ayuntamiento por 175 millones de pesetas, la condonación
de las deudas y el uso indefinido de la instalación. La propuesta del Racing
fue aprobada el 19 de mayo por la Comisión Municipal Permanente,
mientras que el club decidió convocar el 8 de julio una asamblea de socios
compromisarios para ratificar la propuesta. La asamblea, que se preparó
concienzudamente para avalar la decisión, fue un despropósito. Aunque
los estatutos racinguistas reconocían su derecho a voto en las asambleas,
tal derecho se negó a los 100 socios más antiguos y a los expresidentes del
club.El barullo, los recursos y las impugnaciones no sirvieron para nada.
El 17 de marzo de 1983, por medio de un embargo por la deuda de 36
millones de pesetas que el club debía a las arcas municipales, el
Ayuntamiento se hizo con la propiedad de los Campos de Sport. Fue un
embargodonde el Racing estaba de acuerdo, ya que no acudió a la subasta
del Juzgado. El 26 de agosto de ese año, Juan Hormaechea y José Luis
Cagigas firmaron el contrato sin variar ninguno de los puntos planteados
3. por los dirigentes del Racing, y el 2 de septiembre de ese año, la sesión
plenaria confirmaba definitivamente el proceso.
Muchos lo consideraron un ultraje, el último ultraje al viejo campo,
condenado a convertirse en niebla de polvo derribado por una sospechosa
interpretación donde la remodelación se convirtió en la construcción de
uno nuevo. Es cierto que la ciudad salió ganando con un hermoso parque,
pero en realidad, el discreto y gran beneficiado de la operación fue la
Sociedad Edificios Feygón S. A.
La sentencia de convertirse en polvo se ejecutó el 4 de junio de 1988. Su
último aliento fue para homenajear a Terio Somonte, y al día siguiente,
con el “esqueleto de multitudes” que son las gradas vacías, Quique Setién
se sumó a la despedida con fútbol de amistad, donde no hay árbitros y
nadie se acuerda del resultado. Y ya no latió más.
Muy pronto, el nuevo corazón sufrió el primer ultraje. El entonces alcalde
de Santander, Manuel Huerta, logró comprometer al Real Madrid para
que jugara el partido de inauguración del nuevo Sardinero, previsto para
el 20 de agosto de 1988. Pero el rival que se buscó al campeón de Liga fue
el Everton, no el Racing. La presión de la masa social racinguista no se hizo
esperar. ¿Cómo era posible que el campo del Racing se inaugurara sin que
el Racing participara? Los peñistas, entre los que se encontraba el actual
presidente de la Asociación de Peñas, Bernardo Colsa, hablaron con Emilio
Bolado y con Huerta para manifestar su indignación. Y el 20 de julio,
Celestino González Aldanas, Alejandro González, Eduardo Calderón López,
Gabino Morante, Daniel Calderón Mier, José A. Calderón López y Francisca
Odriozola Mancisidor, escribieron una carta al señor alcalde que
terminaba con un tono firme y contundente: “El 20 de agosto, ante
televisión, mostraremos nuestras pancartas reivindicativas para que el
resto de España se entere del desprecio que usted hace al Representativo
de Cantabria, uno de los más históricos del fútbol nacional. Si legalmente
no podemos hacer nada, moralmente, señor alcalde, le exigimos que
rectifique, o cuanto menos dé alguna alternativa a semejante desplante
caprichoso”. Huerta rectificó y el primer partido que se jugó en el campo
municipal lo jugó el Racing, no el Real Madrid.
4. No sé si este nuevo corazón trasplantado aguantará tanto ultraje de
latidos traicioneros: latidos de sociedad anónima deportiva, latidos de
ampliación de capital, latidos de Segunda B, latidos de indiferencia
institucional, y los más pendencieros y peligrosos, los latidos de
bandoleros y saqueadores de caminos.
Demasiados ultrajes para los últimos 25 años. Acaso se vislumbre una
nueva etapa para el Real Racing Club, a la manera en que un paciente
observacerca los últimos días de su vida. Que así no sea…