El documento ofrece 8 pasos para vencer la depresión. 1) Renueve su mente con la Palabra de Dios. 2) Recuerde que Dios siempre estará con usted. 3) Enfóquese en Jesús aun en tiempos de tribulación. Declare la bondad de Dios. Viva con expectativa de que Dios obrará. De gracias a Dios diariamente. Eche fuera el espíritu de depresión. Y mantenga una relación continua con Dios.
el CTE 6 DOCENTES 2 2023-2024abcdefghijoklmnñopqrstuvwxyz
La depresion
1. 8 Pasos para Vencer la Depresión
Hoy en día es tan fácil deprimirse, el enemigo hará todo lo posible para que usted se mantenga
deprimido. Pero como un hijo o hija de Dios usted debe mantenerse firme y declarar lo que la Palabra
de Dios dice.
¿Cómo le ataca el enemigo?
Él ataca su mente primero. Constantemente traerá pensamientos que le hacen recordar cosas malas, ya
sea de su pasado o algo que perdió. El diablo siempre empieza atacando a través de la mente.
Así que, aquí hay 8 pasos para vencer la depresión y la tristeza de una vez por todas y obtener la
victoria sobre el enemigo cada vez que quiera controlar su mente.
1. Renueve su mente
Re significa hacer una y otra vez. Nuevo significa poner algo diferente. Lo nuevo que usted va a poner
en su mente es la voluntad de Dios porque es perfecta y es lo mejor para usted.
El enemigo viene a reciclar. Reciclar significa volver a usar ideas viejas sin hacer ningún cambio.
Cuando el enemigo ponga un mal pensamiento, rompa el ciclo y ponga la palabra de Dios. Usted puede
o rendirse y permitirle al enemigo que siga diciéndole cosas o escuchar lo que Dios le diga. Tendrá que
acabar con el viejo hábito de recibir y entretener malos pensamientos reemplazandolos constantemente
con lo que es bueno.
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta.” – Romanos 12:2
2. 2. Dios está con usted
Cuando usted pasa por problemas, pruebas y tribulaciones usted debe recordar que Dios siempre estará
a su lado. Dios envió a Su único Hijo para morir por nuestros pecados porque Dios nos ama
profundamente y siempre estará con nosotros.
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no
escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará
también con él todas las cosas?” – Romanos 8:31-32
3. Ponga sus ojos en Jesús
¿Qué hace usted en medio de los problemas?
Cada vez que el enemigo esté oprimiéndolo, mire a Jesús, que es el autor y consumador de
nuestra fe. No importa cuál sea su situación; Jesús siempre puso sus ojos en la victoria. Así que
mire al premio y la victoria que Dios tiene para usted.
Cuando el diablo le recuerde su pasado, recuérdele su futuro. Establezca la voluntad de Dios en
su vida aún durante tiempos de tribulación.
“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto
delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de
Dios.” – Hebreos 12:2
4. Declare la bondad de Dios.
El enemigo no quiere que la gente oiga o diga que Dios es bueno, pero debemos proclamar “¡Dios es
bueno!”, porque ciertamente Él lo es. Su bondad es la que nos permite caminar otra milla. Si no fuera
por la bondad de Dios, ¿dónde estaría?
El poder de Dios lo liberó y Su gracia lo mantuvo porque Él es bueno. Recuerde la bondad de Dios
siempre.
3. “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová
En la tierra de los vivientes.” Salmos 27:13
5. Viva a la expectativa
Tres cosas siempre permanecerán; la fe, la esperanza y el amor. La esperanza es otra palabra para
expectativa.
Si algo no funcionó antes, esté a la expectativa de que algo bueno ocurrirá la próxima vez. Nuestras
expectativas están basadas en las promesas de Dios. Como cristianos debemos vivir esperando que
Dios obre, que vengan rompimientos, creyendo que Él siempre tiene más para nosotros.
6. Dé gracias
Hay tres cosas que usted debe hacer todos los días. Debe orar sin desmayar. Regocijarse en todo
tiempo, y dar gracias.
Cuando usted haga estas tres cosas verá las bendiciones en su vida. No permita que el enemigo lo
detenga de orar o de dar gracias y regocijarse diariamente. En esta temporada el enemigo tratará de
darle razones para no estar feliz, ¡pero usted regocíjese porque Dios es bueno! Él nos dio a Su Hijo para
que pudiéramos tener la victoria.
“Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de
Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” – 1 Tesalonicenses 5:16-18
7. ¿Qué sucede cuando usted sigue en depresión?
Tiene que echar fuera el espíritu de depresión en el nombre de Jesús.
4. 8. Relación continua con Dios
Usted debe tener una relación continua con Dios, -no sólo cuando está en necesidad o en tiempo de
tribulación. En cada temporada, y en tiempos buenos y malos usted debe mantener una buena relación
con Dios. La presencia de Dios estará con usted en todo tiempo.
“Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos
los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su
templo.” – Salmos 27:4
El enemigo siempre traerá pensamientos para oprimirlo, pero durante este tiempo, apropiese de las
promesas de Dios y declárelas sobre su vida. Renueve su mente, sepa que Dios está con usted, ponga
sus ojos en Jesucristo, declare Su bondad, viva a la expectativa, de gracias, eche fuera la depresión de
su vida, y tenga una relación continua con Dios.
TRATANDO CON LA DEPRESIÓN
INTRODUCCIÓN
ILL El diablo decidió tener una venta de garage. El día de la venta puso todas sus herramientas afuera
para que la gente las inspeccionara y las comprara. Entre ellas estaban el odio, la envidia, los celos, el
engaño, la mentira, el orgullo, y muchas más.
Apartada de las demás había una aparentemente inofensiva. Estaba bastante usada, pero aún así era la
más cara.
“¿Como se llama esa?”, preguntó un cliente. “Esa es la depresión,” contestó Satanás. “¿Y porqué está
tan cara?”
“Bueno, es que es la más útil de todas. Con ella puedo romper y meterme al corazón de un hombre, aún
cuando no puedo acercarme con las demás. La uso en casi todo el mundo, ya que pocos saben que me
pertenece.”
La depresión es una condición emocional caracterizada por sentimientos de desesperación,
insuficiencia, pesimismo, desánimo, tristeza, falta de concentración, e inactividad. Es uno de los
problemas emocionales más comunes y más peligrosos.
Tanto así, que la sección de psicología de la mayoría de las bibliotecas universitarias tienen más libros
en depresión que en cualquier otra dificultad humana. Es difícil de definir, describir y tratar.
5. ILL Billy Graham escribió: “El desánimo o la depresión es lo opuesto a la fe. Satanás la usa para dañar
la obra de Dios. Y si no tenemos cuidado, nos cegará a Su misericordia y nos hará percibir solamente
las circunstancias desfavorables.”
El enfoque del mensaje hoy, no son los cambios en temperamento que normalmente experimentamos,
ni la seria condición de depresión clínica. Sino ese estado emocional ocasional, que es serio, pero que
no tiene una causa física severa.
I. SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN
EXP ¿Qué cosas nos llevan a la depresión? (Salmo 32)
En los vv. 3-4, el autor habla de estar en “silencio”; se sentía débil físicamente, sus huesos pesados y
gastándose. Se quejaba y se molestaba porque sentía que Dios estaba en su contra. Día y noche no
encontraba alivio.
(Sal. 6:2-3, 6-7)Aquí los síntomas incluían dolores y molestias físicas, fatiga, insomnio y llanto. El
Salmo 13 es similar. (vv. 1-2)
Todo el mundo es diferente; nuestros síntomas de depresión puede que no sean los mismos. Pero aún
así, algunos son usualmente evidentes:
1. Tristeza persistente, un vacío interior
2. Falta de esperanza, un sentido de que uno
no vale ni sirve para nada
3. Falta de energía e interés en placer físico 4. Debilidad física, dolores y molestias
5. Insomnio y dificultad en concentrarse
6. Inquietud y dificultad en tomar decisiones
7. Cambios de peso inexplicados y sentimientos
de culpa
Si percibes que tienes algunos o la mayoría de estos síntomas, probablemente estás siendo víctima de la
depresión y necesitas libertad y renovación ¡HOY!
II. RAZONES PARA LA DEPRESIÓN
EXP Razones:
1. Pecado
2. Circunstancias llenas de tensión
ILL Un hombre deprimido iba conduciendo por un camino rural cuando de repente se le ponchó una
llanta. Buscó un gato en su carro pero no lo encontró.
6. Desde lejos vió una casa con una troca en el patio. Y pensó, “Voy a pedir un gato prestado.”
Según comenzó a caminar, se sintió mal - primero por no tener un gato y segundo por tener que
depender en alguien más.
Mientras más se acerca a la casa, comenzó a esperar rechazo y se enojó por lo que podría ser.
Cuando tocó la puerta y el ranchero abrió, le gritó “¡Quédese con su gato! Acabo no lo voy a necesitar”
El hombre regresó a su carro convencido de que no podía depender en otros.
3. Fijar metas y estándares para
nosotros mismos que no podemos
alcanzar.
- Posiblemente la más común.
IV. MANEJANDO LA DEPRESIÓN
EXP ¿Como podemos entonces tratar con la depresión?
1. Identifica la razón de tu depresión.
a. ¿Hay pecado en tu vida que necesita ser
confesado?
b. Examina tus actitudes, deseos, y
comportamiento a la luz de las
Escrituras y el carácter de Jesús.
c. Si el pecado está envuelto directamente,
confiesa tu pecado y cree que has sido
perdonado. (Sal 139:23-24)
ILL El famoso psiquiatra Karl Menninger dijo, que si el pudiera convencer a sus pacientes de que sus
pecados son perdonados, 75% de ellos saldrían el día siguiente.”
2. Reconoce tu sentido de depresión
a. Decide no seguir tus sentimientos.
b. Cree y confía en el poder de Dios para
restaurarte el gozo de tu salvación.
(Sal. 51:10-12)
3. Alaba al Señor no importa como te sientas.
a. Alábale por la cruz de Cristo y por su
7. ayuda y bondad pasada. Esto te ayudará
a quitar tu mente de la situación y
darte esperanza de que va a mejorar.
(Hch. 16:25)
4. Acuérdate que las circunstancias que
provocaron tu depresión son temporeras y
que el Señor te llevará a través de ellas
al otro lado. (Isa. 43:1-3a)
5. No te enfoques en tí mismo, toma parte en
CONCLUSIÓN
ILL En otra ocasión, Karl Menninger estaba dando una conferencia en salud mental y estaba
contestando preguntas de la audiencia. Alguien preguntó, “¿Qué consejo le daría a una persona
deprimida o apunto de deprimirse?”
Muchos esperaban que Menninger contestará, “Consulte a un psiquiatra.” Pero para su sorpresa,
contestó, “Cierre su casa, cruce la vía del tren, encuentre a alguien en necesidad, y haga algo por esa
persona.”
Una estrategia para la depresión
Esto es lo que me sacó del fango durante un punto particularmente bajo en mi vida.
Hace varios años, estuve en una situación sobre la mesa de operaciones, a punto de morir, pero la
cirugía de emergencia me salvó la vida. Me dijeron que me llevaría seis a doce meses recuperarme
mental, emocional y físicamente. Unos días después, una conversación con el médico me sorprendió.
En vez de persuadirme de tomar antidepresivos, lo cual esperaba, dijo, y cito textualmente: “Sal a la
naturaleza. Siente el sol en tu cara y el viento en tu cabello. Dios no hizo al hombre para que se
sentara en edificios de cemento todo el día.”
Recientemente fui recordado de esto por nuestro Primer Ministro, que hizo una declaración en la
Cámara de los Comunes sobre salud mental. Ella tenía planes “alternativos” para el tratamiento
hospitalario; preveía el poder del gobierno para mejorar la vida de las personas ofreciendo
entrenamiento de primeros auxilios en salud mental en cada escuela secundaria. Reconoció que “la
izquierda sin dirección destruye vidas, separa a la gente de la otra y profundiza las divisiones dentro de
nuestra sociedad” y que para poder cambiar esto va directo al corazón de la humanidad.
Los problemas de salud mental son un problema que puede afectar a cualquier familia, y se estima que
una de cada seis personas en Inglaterra experimentó un problema de salud mental en la semana pasada.
También se estima que diferentes aspectos de los problemas de salud mental, desde la depresión hasta
8. la ansiedad, causan más de 40 millones de años de discapacidad en niños de 20 a 29 años. Estos son
muchos años perdidos.
Les pregunté a algunos que tienen tendencia a pensamientos depresivos, que encontraron útil cuando
sabían que estaban entrando en una fase de depresión. Dijeron que tenían una estrategia:
1. Sé que Dios no quiere que esté deprimido
2. Sigo diciéndome: “así es como me siento, no lo que creo”
3. Le pido a Él un versículo que me ayude a salir del fango
4. Me aferró a esa Palabra, como un náufrago a una balsa en un océano frío, oscuro, solitario
5. Sé que hay tierra, en alguna parte, pero no puedo verla todavía. Sé que si me aferró a la balsa
no me ahogaré, y eventualmente, llegaré a tierra
Los creyentes no son inmunes a los ataques de depresión. Del mismo modo que no somos inmunes a
los ataques de la fiebre del heno o la migraña, y hay algunos de nosotros que necesitamos medicación
debido a alguna interrupción o desequilibrio químico en el cerebro, no por falla nuestra. En cada tipo
de enfermedad bioquímica, existe medicina para corregir el equilibrio, e incluso aquí hay cosas que
debemos aprender sobre Dios y sobre nosotros mismos, en todos los tiempos de mala salud.
Pero hay momentos en que podríamos dejarnos caer por el camino de la depresión y el abatimiento, por
medio de los procesos de nuestros pensamientos; y tenemos control sobre estos. Si nos permitimos
estar deprimidos, de esta manera, sesgamos la forma en que pensamos; nos despojamos de la alegría,
de una manera que nada más puede. Y a menos que encontremos la balsa salvavidas, esta nos puede
robar la fe. Los Salmos a menudo capturan el estado mental en el que podemos encontrarnos:
“Mi corazón está dolorido dentro de mí, Y terrores de muerte sobre mí han caído. Temor y temblor
vinieron sobre mí, Y terror me ha cubierto.”
Salmos 55: 4-5
Cuando somos tentados a estar bajos de ánimo, no tenemos que tratar de sentirnos felices. Tenemos que
tomar una decisión consciente, a sangre fría para creer que Dios, aún está allí aunque no podamos
verle. Él es la tierra, la Roca en la que plantaremos nuestros pies.
Para mí, tomé el consejo de mi doctor y salí todos los días al campo y sentí el sol en mi cara y el viento
en mi cabello. Pero también miré hacia arriba, a las nubes, y no importa cómo me sentía le agradecí a
Dios. Le agradecí por estar vivo, por el Evangelio, por mi familia, por mis amigos, por tener suficiente
comida para comer, por un techo sobre mi cabeza… Y me concentré en lo que era bueno para otras
personas, no en mi situación.
Y mi balsa en particular fue la siguiente:
“Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para
vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.” Hebreos 12: 12-13
No somos culpados por ser cojos, pero podemos prevenir ser dislocados. Y la sanación viene de la
confianza absoluta en Dios quien nos creó, nos ama, y nos llamó a seguir a Jesús, y nos fortalecerá y
9. apoyará pase lo que pase en la vida. Si somos discípulos, lo tenemos como una promesa absoluta, de
hierro.
Cinco señales de cambios de humor en los Salmos
“Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que
es más alta que yo.” Salmos 61:2
“Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y
enderezó mis pasos.” Salmos 40:2
“El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré.” Salmos 62:6
“Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento
para salvarme, Porque tú eres mi roca y mi fortaleza.” Salmos 71:3
“Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová,Y tome aliento vuestro corazón.” Salmos
31:24
“¿Por qué te abates, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de
alabarle otra vez. ¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios!” (Sal. 42.11).
En este mundo en que vivimos la depresión es una realidad tanto entre cristianos como no cristianos.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, se calcula que afecta a unos 350 millones de
personas en todo el mundo.1 Afecta a todos, ricos y pobres; jóvenes y viejos, profesionales y no
profesionales, hombres y mujeres.
La depresión de la que hablaremos en este artículo, no es la tristeza o desaliento ocasional que nos
afecta a todos, sino de un estado de ánimo caracterizado por la tristeza, el desánimo, la falta de energía,
interés y motivación, que puede crecer hasta afectar una o varias áreas de la vida tales como el
matrimonio, el trabajo, los estudios y otras más.
Exploremos a continuación qué aspectos debemos considerar a la hora de aconsejar un creyente
deprimido.
Síntomas de la depresión
En primer lugar, veamos los síntomas que puede presentar una persona con esta condición. Cuando una
persona está deprimida experimenta síntomas que afectan tanto lo físico como lo espiritual, porque hay
una interrelación entre nuestro cuerpo y nuestra alma, lo que la Escritura describe como el hombre
interior y el hombre exterior (2 Co. 4:16).
Dentro de los síntomas físicos podemos mencionar la falta de interés en las actividades cotidianas, no
cumplir con sus responsabilidades, la persona no quiere levantarse en la mañana, no quiere cocinar,
come mucho o poco, gana o pierde peso, duerme mucho o poco, o sufre de insomnio, habla mucho o
habla poco, culpa a otras personas de su situación, se torna irritable o se aísla, o tiene dependencia de
otras personas porque no quiere que lo dejen solo.
Dentro de los síntomas espirituales podemos citar la falta de gozo, el no experimentar el amor de Dios,
pensar que Dios los ha abandonado, el estar centrados en sí mismos y no en Dios, un sentimiento de
10. culpabilidad sin fundamento, vergüenza, dudas de su salvación, sentirse sin rumbo y propósito en la
vida, entre otros.
Un ejemplo que encontramos en la Biblia de estos síntomas es el de Job en 7:1-7. En el versículo 1 dice
que la vida del hombre es una lucha, un trabajo forzado. Al momento de decir esto Job tenía un sentido
de vacío. En los versículos 3-4 vemos que tenía problemas de insomnio, porque dice que nunca
amanecía y estaba lleno de inquietudes hasta el alba. Los días corrían rápido y no tenía esperanza, era
una persona cansada de la vida, cuyos ojos no volverían a ver el bien (6-7).
Causas de la depresión
En segundo lugar debemos evaluar las causas que pueden conducir a la depresión, que también pueden
ser físicas y/o espirituales. Cito a Jim Newheiser: “Los cristianos reconocemos que tenemos una
naturaleza dual – cuerpo y alma (2 Co. 4:16; 5:8), lo que pasa al cuerpo afecta el alma (Job 2), y lo que
sucede al alma puede influenciar el cuerpo (Pr. 14:30; 17:22; Salmo 38:1ss). La depresión siempre
tiene un componente espiritual y usualmente tiene un componente físico”.2
Dentro de las causas físicas que contribuyen a la depresión podemos mencionar el efecto colateral de
ciertos medicamentos, enfermedades o trastornos de salud, entre los que podemos citar: los problemas
cardíacos, el hipo o hipertiroidismo, la hipoglicemia o el cáncer, enfermedades como el Alzheimer, la
esclerosis múltiple, derrames cerebrales y tumores en el cerebro. Tenemos también una alimentación
desbalanceada, la falta de ejercicio físico, falta de sueño y la falta de descanso por un exceso de trabajo.
Nota: Es importante destacar que para tratar las causas físicas el aconsejado debe acudir a un médico
para descartar cualquier condición de salud que lo esté afectando.
Causas espirituales de la depresión
1. Sentimientos de culpa por pecados no confesados
Dentro de las causas espirituales podemos mencionar primero los sentimientos de culpa por
pecados no confesados a Dios. En el Salmo 32 tenemos el caso de David, donde se describen
los efectos de haber callado su pecado luego de su adulterio con Betsabé y el asesinato de Urías
heteo, esposo de Betsabé. Él nos dice que cuando calló su cuerpo se consumió con su gemir
todo el día (v. 3); que sentía la pesada mano de Dios de tal manera que su vitalidad se
desvanecía con el calor del verano (v. 4). Todo esto es un espíritu de pesadez, de desánimo,
abatimiento, tristeza y oscuridad que había caído sobre David; la vida se había convertido en
una carga para él, y permaneció en esa condición hasta que trató bíblicamente con su pecado y
lo confesó a Dios, y fue restaurado (vs. 5-6; Pr. 28.13).
2. Respuestas no bíblicas a circunstancias de la vida
En segundo lugar, los cristianos se deprimen cuando responden de una manera no bíblica a las
diferentes circunstancias que se presentan en sus vidas, como son las tareas y las
responsabilidades que los abruman, las circunstancias difíciles, decepciones o pruebas. En
Deuteronomio 1:22-29 tenemos el relato de lo que le sucedió a los israelitas antes de entrar en la
tierra prometida. Cuando recibieron el reporte de los espías que habían enviado a reconocer la
11. tierra que ellos debían reclamar, se llenaron de temor y se desanimaron, al oír que había
gigantes en esas tierras. Ellos pensaron que Dios les estaba pidiendo una tarea que ellos no
podían llevar a cabo y se decayeron y se deprimieron.
3. Auto lástima
En tercer lugar, los creyentes se deprimen cuando sienten auto lástima, como el caso de Asaf en
el Salmo 73. Él tuvo una perspectiva no bíblica de la vida, ya que veía a los impíos prosperar
mientras él pensaba que había sido en vano haber vivido piadosamente. Esto lo llevó a sentir
envidia de ellos (v. 3) y a deprimirse (vs. 12-14). Cuando vio la vida desde una perspectiva
bíblica, él entendió el fin de ellos y de los privilegios que gozaba, y pudo salir de su depresión
(vs. 16-17).
4. Sentirse atrapados
Una última razón es sentirse atrapados en una circunstancia específica a la que no le ven salida.
Esto puede ser una persona que está enferma y visita a diferentes médicos y no mejora, o el caso
de una persona que no puede cumplir con sus compromisos financieros mes tras mes, y la
situación se le va poniendo cada vez más difícil, o la persona casada cuyo cónyuge le hace la
vida imposible. Una mujer que anhela ser madre y no ha podido salir embarazada, o la soltera
que anhela casarse y no le llega ese compañero.
El cristiano y la depresión
Dios creó un mundo bueno, donde reinaba la armonía. Cada cosa creada, cada órgano y sistema,
funcionaba como debía ser. Sin embargo, el hecho de que exista un Diseñador perfecto, quien creó
perfectamente, no niega el hecho de que también existió una caída.
Génesis 3 narra que la muerte entró al mundo perfecto de Dios, y las enfermedades que antes no
existían comenzaron a aparecer. Todos los órganos —el corazón, los pulmones, el hígado, y aun el
cerebro— comenzaron a padecer de disfunciones.
Incluyendo la depresión.
La depresión es una de esas enfermedades que surgieron fruto de la caída. La forma de pensar de los
seres humanos se trastornó tanto que Pablo nos advierte: “Todas las cosas son puras para los puros, mas
para los corrompidos e incrédulos nada es puro, sino que tanto su mente como su conciencia están
corrompidas” (Tit. 1:15).
Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión es “un desorden mental común, caracterizado
por una persistente tristeza o pérdida de interés en las actividades que normalmente disfrutarías,
acompañada por una incapacidad de realizar actividades diarias, por al menos dos semanas”. La
depresión es un desorden complejo. Un estudio publicado en 2016 demostró que hay cuatro diferentes
subtipos dentro de la depresión persistente, dependiendo de los síntomas. Se estima que la depresión
afecta a aproximadamente 300 millones de personas en el mundo, mayormente mujeres. Sabemos que
si hay depresión en un miembro de la familia, el riesgo de que otros puedan padecerla aumenta. En
personas que ya han padecido de depresión no es raro que esta se repita durante su vida. Podemos
12. observar que esta disfunción tiene un componente genético; sin embargo, la relación entre la mente y el
cerebro es compleja; no siempre es fácil saber dónde la termina biología y dónde comienzan los hábitos
y conductas pecaminosas.
¿Cristianos deprimidos?
En muchos círculos cristianos existe la creencia de que es imposible para un verdadero creyente
deprimirse a menos que esté en pecado, tenga falta de fe o falta de conocimiento bíblico. Sin embargo,
un estudio de la Palabra demuestra que varios profetas se deprimieron: algunos por su propio pecado
(como David), y otros por el pecado del pueblo (como Moisés). Jeremías se deprimió porque el Señor
le reveló lo que le pasaría al pueblo judío… ¡se deprimió porque conoció la realidad!
Al decir que todos los pacientes deprimidos lo están por haber pecado, estamos haciendo mucho daño
en los que están deprimidos por razones médicas. Estas personas terminan sintiendo los síntomas
típicos de la depresión y además la culpabilidad por “haber pecado”, cuando muchas veces no lo han
hecho. Generalizar de esta manera convierte a los acusadores en personas como los amigos de Job,
quienes dieron consejos y explicaciones sin entender completamente la situación.
No podemos ver la depresión como toda espiritual, o toda biológica, ya que usualmente es una
combinación de ambos componentes. El cuerpo y el alma están entrelazados. La depresión aumenta la
oscuridad típica de la mente caída, resultando en un corazón más duro y egocéntrico. Nuestro corazón
nos engaña (Jer. 17:9). Sentimos una especie de nube de duda y temor siempre encima, y una neblina
que no nos deja ver las cosas como son. Comenzamos a pensar que esto nunca se irá. Los problemas
parecen más grandes que las promesas de Dios, y las heridas y el dolor vencen nuestra fe. Como
resultado, perdemos de vista que este mundo no es nuestro hogar. En vez de buscar las razones para
alabar al Señor, preferimos maldecir nuestra crisis.
Como creyentes, hay muchas razones para tener gozo; sin embargo, seguimos viviendo en un mundo
caído. Al conocer a Cristo, el Espíritu Santo ha abierto nuestros ojos y podemos ver la maldad en el
mundo que nunca habíamos visto como no creyentes. Dios también nos sensibiliza al dolor y a la
maldad, y no podemos ignorarlos, lo que puede convertirnos en el blanco de Satanás. Como si esto no
fuera suficiente, el Espíritu Santo está continuamente exponiendo la maldad que no sabíamos que
existía en nuestro propio corazón. Como en el caso de Jeremías, la depresión puede ser una respuesta a
la realidad cuando uno se da cuenta de la profundidad de la maldad en el mundo y nuestra incapacidad
de corregirla. Por eso hemos de aprender a confiar una y otra vez en Jesús, quien venció (Jn. 16:33).
Como médico y alguien que ha padecido de depresión, creo que este padecimiento frecuentemente es
un instrumento en las manos de Dios para santificación. Si nada escapa la mano de Dios (Mt. 10:29-33)
y Él usa todo para nuestro bien (Ro. 8:28), entonces Él puede utilizar la depresión para formarnos a su
imagen.
Qué haceren medio de la depresión
Y entonces ¿qué debemos hacer? Primero, buscar ayuda. Cristo nos dejó una familia, su Iglesia, porque
Él conoce nuestras debilidades y la necesidad que tenemos.
13. Cuando la depresión es por pecado, la solución es arrepentirnos. Es posible que la depresión sea un
llamado de Dios para volvernos al redil y sanarnos, porque el pecado nos esclaviza y nos separa de
Dios. Oseas 6:1 nos dice: “Vengan, volvamos al Señor. Pues Él nos ha desgarrado, pero nos sanará; nos
ha herido, pero nos vendará”. Sabemos que Jesús, el buen pastor, dejará las 99 ovejas para buscar a
aquel que salió del redil (Lc. 15:4-7).
En la mayoría de los casos de depresión no producida por un desbalance químico, la consejería bíblica
es suficiente para mejorar. Sin embargo, particularmente cuando la depresión es severa y la persona no
responde a la consejería, puede ser que la medicación sea necesaria. Si la depresión es por un
desbalance químico, la persona necesita buscar ayuda médica. Aunque la mayoría de las depresiones
pueden ser tratadas de manera ambulatoria, las severas pueden requerir ingreso en un hospital.
Cualquier persona psicótica (depresión acompañada de alucinaciones o delirios) o con pensamientos
suicidas necesita ayuda psiquiátrica inmediata. El paciente psicótico requerirá antipsicóticos
combinados con antidepresivos, mientras que las depresiones no psicóticas pueden necesitar
antidepresivos e incluso, en algunos casos, antipsicóticos. Para los casos más severos, cuando el
tratamiento con fármacos no ha sido exitoso, puede recurrirse a la terapia electroconvulsiva.
Para el creyente, el tratamiento médico siempre debe ser acompañado de consejería bíblica; es en la
Palabra donde encontramos la verdad. El medicamento sin consejería bíblica no llega al raíz del
problema, y cada vez que se trate de suspender los medicamentos la depresión regresará. En todos los
casos, el cuerpo de Cristo debe involucrarse en la vida de la persona deprimida para sobrellevar la
carga unos y de otros, como nos lo manda Gálatas 6:2.
Aguardando ansiosamente
Vivimos en un mundo caído, pecaminoso, disfuncional, y lleno de dolor. Romanos 8:22-23 nos dice:
“Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora. Y no solo ella,
sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos
gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro
cuerpo”.
El cuerpo humano es una “máquina” inmensamente complicada, creada por un Dios incontenible.
Aunque nuestros cuerpos han sido quebrantados por la caída y son afligidos por toda clase de
enfermedades físicas y mentales, podemos confiar en que —cuando regrese por los suyos— Dios
recreará lo que Él creó.
¿Qué dice la Biblia acerca de la depresión?
¿Cómo puede un cristiano vencer la depresión?
14. Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca de la depresión? ¿Cómo puede un cristiano vencer la
depresión?"
Respuesta: La depresión es un padecimiento que se ha propagado grandemente afectando a millones
de personas, tanto a cristianos como a no cristianos. Quienes sufren de depresión pueden experimentar
intensos sentimientos de tristeza, ira, desesperanza, fatiga y una variedad de otros síntomas. Pueden
empezar a sentirse inútiles y aún pensar en el suicidio, perdiendo interés en cosas y personas con las
que antes disfrutaban. Con frecuencia la depresión es provocada por las circunstancias de la vida, tales
como la pérdida del trabajo, la muerte de un ser querido, el divorcio o problemas psicológicos como el
abuso o la baja autoestima.
La biblia nos dice que estemos llenos de gozo y alabanza (Filipenses 4:4; Romanos 15:11), así que
aparentemente Dios propone que vivamos vidas con gozo. Esto no es fácil para alguien que atraviesa
por una situación depresiva, pero ésta puede mejorar a través de los dones de Dios en la oración,
estudios bíblicos y su aplicación, grupos de apoyo, compañerismo con otros creyentes, confesión,
perdón y consejería. Debemos hacer un esfuerzo consciente para no estar absortos en nosotros mismos,
sino más bien dirigir nuestros esfuerzos al exterior. Los sentimientos de depresión con frecuencia
pueden resolverse cuando el que sufre quita la atención de sí mismo y la pone en Cristo y los demás.
La depresión clínica es una condición física que debe ser diagnosticada por un médico especialista.
Puede que no sea causada por circunstancias desafortunadas de la vida, ni los síntomas pueden ser
aliviados por voluntad propia. Contrariamente a lo que algunos creen en la comunidad cristiana, la
depresión clínica no siempre es causada por el pecado. En ocasiones la depresión puede ser un
desorden que necesita ser tratado con medicamentos y/o consejería. Desde luego, Dios es capaz de
curar cualquier enfermedad o desorden; sin embargo, en algunos casos, el consultar a un doctor por una
depresión, no es distinto a ir a un médico por una herida.
Hay algunas cosas que pueden hacer quienes sufren de depresión, para aliviar su ansiedad. Deben
asegurarse de estar firmes en la Palabra, aún cuando no sientan deseos de hacerlo. Las emociones
pueden desviarnos, pero la Palabra de Dios permanece firme e inmutable. Debemos mantener firme
también nuestra fe en Dios, y acercarnos aún más a Él cuando pasemos por tribulaciones y tentaciones.
La biblia nos dice que Dios nunca permitirá en nuestras vidas, aquellas tentaciones que estén más allá
de nuestra capacidad para manejarlas (1 Corintios 10:13). Aunque el estar deprimido no es pecado, el
cristiano sí es responsable de la manera cómo responda a la aflicción, incluyendo el obtener la ayuda
profesional que necesite. “Así que, ofrezcamos siempre a Dios por medio de Él, sacrificio de alabanza,
es decir, fruto de labios que confiesen su nombre” (Hebreos 13:15).