El búho trabajaba tiñendo las plumas de los pájaros, pero el cuervo orgulloso de su plumaje blanco despreciaba su trabajo. Un día el cuervo le pidió al búho que tiñera sus plumas de un color único, y el búho las tiñó de negro. Cuando el cuervo vio que sus plumas eran negras se enfadó mucho, pero ya no podía cambiarlo. Los cuervos nunca perdonaron al búho, y cada vez que lo ven se le echan encima, por lo que los búhos decid