El documento habla sobre la apreciación de la vida y el tiempo a medida que uno envejece. El autor se siente como un niño con una bolsa de caramelos, disfrutando los primeros pero apresurándose a saborear los últimos a medida que se acaban. Ya no tiene tiempo que perder en reuniones vanas o mediocridades, y en cambio quiere pasar tiempo con gente sincera y comprometida. Su tiempo es escaso y quiere vivir lo que le queda con intensidad y llegar al final en paz.