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Ideas Obsesivas y Psicoterapia
Se nos ha dado, como seres humanos, la posibilidad de pensar. Analizamos la información que nos
llega a través de los sentidos. Decidimos actuar o no, decir o no. Así también, se nos avisa que somos
dueños tanto de nuestros actos como de sus consecuencias, con lo cual, al ejercer como seres
racionales gozamos también de una libertad que nos permite evolucionar, acertando y
equivocándonos constantemente y aprendiendo de cada experiencia vivida.
Pero pensar, para algunas personas, se convierte en un problema. Esto sucede cuando el
pensamiento deja de ser una función natural para convertirse en una maraña de ideas que
van y vienen y que, lejos de procurar claridad, saturan el sistema vital bloqueando la
capacidad de acción.
Se trata de las ideas intrusivas que llegan a la mente de forma repetida, que generan gran
tensión, angustia y agotamiento. Se producen de forma involuntaria a sabiendas de que son
absurdas, se alimentan de imágenes vividas, recuerdos, miedos o dudas cotidianas y, en
ocasiones, se acompañan de algún acto que alivia la tensión, al menos momentáneamente y
que, al hacerse también repetitivo, se convierte en lo que llamamos compulsión.
Esta es la dinámica:
Aparece una idea en la mente. Es absurda, dañina, perturbadora, por lo cual se rechaza
inmediatamente diciéndose a sí mismo/a algo así como: “esto no debo ni puedo pensarlo”. Es en
este momento cuando se suele luchar para reprimir la idea y cuando empieza el problema. La
idea no se va. Aparece por los rincones menos esperados y la vida se convierte en una batalla
inmensamente estresante que, cada vez más, produce angustia y miedo. Es decir, empeñado
en aliviar esa angustia y ese miedo que produce la idea, al pelear con ella, lo único que se
consigue es más angustia y más miedo. Y así es como se entra en la irracionalidad y se pierde
el control de la mente y de las emociones.
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Contaba Tolstoy que, cuando era niño, quiso entrar a un club en el que estaba su hermano.
Para poder estar, tenía que superar una prueba de admisión, así que su hermano le dijo:
“Quédate en el rincón hasta que dejes de pensar en un oso blanco”. Fue así como Tolstoy se pasó
horas en el rincón pensando en osos blancos, repetidamente y sin poder evitarlo. No pasó la
prueba.
¿A quién no le ha pasado? ¿Quién no ha tenido alguna vez este tipo de ideas intrusivas?
Seguramente tú, que estás leyendo esto, recordarás algunos de estos episodios. Pero sabrás
también que no es lo mismo una temporadita que meses o años con una dinámica crónica de
ideas obsesivas.
Así pues, no ganamos mucho intentado convencer a una persona de que su idea no es lógica y
que se la quite ya de la cabeza. Que no es lógica, ella lo sabe. Que se la quite de la cabeza, es
lo que más quisiera pero no puede hacerlo diciendo: “ya no quiero pensar esto”. Lo que sí puede
resultar liberador es ayudarle a aceptar ese pensamiento con toda su irracionalidad y su falta
de lógica ya que la idea obsesiva, por absurda que sea, es mucho más poderosa que la lógica y
la racionalidad, pero que el hecho de pensarla no implica que se haga realidad.
Psicoterapia en casos de Ideas Obsesivas:
Una de las dificultades en estos casos es la tendencia a vivir en secreto el sufrimiento que
produce la idea obsesiva, tal vez por miedo a los prejuicios sobre las enfermedades mentales
o quizás por vergüenza, ya que las ideas intrusivas suelen venir “maquilladas” con temas
perturbadores (recuerdos traumáticos, conductas sexuales que considera incorrectas,
impulsos de hacer/se daño, etc.). Pero así como se lucha equivocadamente contra la idea,
también supone un error no expresar la angustia, la ansiedad, la depresión o el miedo que
produce.
Hay ocasiones en que se necesita ayuda para salir de nuestras propias marañas mentales.
Cuando estas ideas empañan la percepción, cuando ya no se sabe qué es verdad y qué es
mentira, cuando se confunde la consciencia del “yo soy” o, mejor, antes de que todo esto
suceda, acceder a una ayuda terapéutica previene el asentamiento de trastornos que se
podrían evitar con una adecuada y oportuna atención terapéutica.
La Psicoterapia Caracteroanalítica con su herramienta Psicocorporal (Ver), actúa frente a la
disociación entre los afectos y las ideas, razón por la cual aparecen pensamientos
censurables para quien los padece. Cuando se consigue romper esta brecha reaparecen los
afectos de forma espontánea y natural, lo que antes ocurría en forma de angustia, con su
consecuente bloqueo neuromuscular y afectivo que resulta de la excesiva exigencia de
autocontrol.
Sí, se puede estar mejor. Pero para estar mejor a veces hay que atreverse a transitar caminos
desconocidos, especialmente cuando los de siempre no funcionan y, en cambio, sí impiden
una vida en paz donde la salud es el faro y la alegría es la vía.
María Clara Ruiz