Este documento propone pensar la educación artística como una urdimbre flexible que permita a los estudiantes sentir y expresar sus emociones y singularidades individuales, saltando más allá de antagonismos como arriba-abajo y dentro-fuera. La urdimbre invita a los estudiantes a interactuar, jugar y reconocerse a sí mismos y a los demás a través de las diferencias, para que la educación sea una fiesta que les permita significar y re-significar el mundo a través de lo bello.