Este documento describe cómo Jesús es un sumo sacerdote de un nuevo tipo, a la manera de Melquisedec, que es superior al sacerdocio levítico. Explica que Melquisedec bendijo a Abraham y recibió diezmos de él, aunque no era descendiente suyo, prefigurando así a Cristo. Argumenta que Jesús, como sacerdote eterno de acuerdo con el poder de una vida indestructible, ha establecido una nueva alianza y ley que lleva a la perfección, a diferencia del sacerdocio levítico.

1. Un Sumo Sacerdote de un género nuevo Superación y perfeccionamiento del Sumo Sacerdocio

2. La figura de Melquisedec Gen. 14, 18 – 20; Sal. 110, 4 1 En efecto, este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios altísimo, que salió al encuentro de Abrahán cuando éste volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, 2 y a quien Abrahán dio el diezmo de todo; cuyo nombre significa en primer lugar "rey de justicia", y además rey de Salem, es decir, "rey de paz", 3 aparece sin padre ni madre, sin genealogía, sin comienzo de días ni fin de vida; asemejado al Hijo de Dios,permanece sacerdote para siempre. Melquisedec prefigura a CRISTO GLORIFICADO, sumo sacerdote para siempre

3. 4 Considerad, pues, la dignidad de aquel a quien el mismo patriarca Abrahán dio la décima parte de lo mejor del botín. 5 Aquellos que de la tribu de Leví reciben el sacerdocio tienen el mandato, según la ley, de exigir la décima parte de todo al pueblo, es decir, a sus hermanos, aunque también ellos pertenezcan a la posteridad de Abrahán; 6 sin embargo, uno que no desciende de él por generación recibió la décima parte del botín conquistado por Abrahán y bendijo al portador de la promesa. 7 Ahora bien, está fuera de duda que el inferior es bendecido por el superior. 8 Además, los que aquí reciben la décima parte son hombres mortales; mientras que allí, uno de quien se afirma que vive. 9 Y, por decirlo así, fue el mismo Leví, quien ahora cobra la décima parte de los bienes, el que, en la persona de Abrahán pagó a Melquisedec esa décima parte, 10 pues Leví estaba ya en las entrañas de su padre Abrahán cuando le salió al encuentro Melquisedec. (Heb. 7)

4. El sacerdote a la manera de Melquisedec Diferencias: 11 Por consiguiente, si la perfección(transformación) hubiese sido realizada por el sacerdocio levítico —ya que por su medio el pueblo recibió la ley—, ¿qué necesidad habría entonces de que surgiese otro sacerdote a la manera de Melquisedec, y que no lo fuese a la manera de Aarón? 12 Ahora bien, cambiando el sacerdocio, se sigue necesariamente el cambio de la ley. 13 Porque aquel de quien se dicen estas cosas pertenecía a otra tribu, de la cual ningún miembro sirvió nunca al altar; 14 porque es sabido que nuestro Señor nació de la tribu de Judá, la cual no es mencionada por Moisés al tratar de los sacerdotes. 15 Y esto se hace todavía más evidente si, a semejanza de Melquisedec, surge otro sacerdote 16 que no ha llegado a serlo según la ley de una disposición carnal, sino más bien según el poder de una vida indestructible. 17 Porque de él se ha dado este testimonio: Tú eres sacerdote para siempre, a la manera de Melquisedec. 18 Y así queda abrogado el orden anterior a causa de su impotencia e inutilidad; 19 porque la ley no llevó cosa alguna a la perfección; y en su lugar entra una esperanza mejor, por lo cual nos acercamos a Dios. (Heb. 7)

5. El Sacerdote a la manera de Melquisedec Superioridad: 21 éste lo fue con juramentopor aquel que le dijo: El Señor lo ha jurado y no se vuelve atrás: tú eres sacerdote para siempre. 22 por eso, de una mejor alianza resultó fiador Jesús. 23 Además, mientras que aquellos sacerdotes eran muchos porque la muerte les impedía permanecer en su función, 24 éste, en cambio, posee un sacerdocio inmutable (perpetuo), porque permanece para siempre. 25 De ahí proviene que pueda salvar perfectamente a aquellos que por él se acercan a Dios, estando siempre vivo para interceder en su favor. 26 Tal era precisamente el sumo sacerdote que nos convenía: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado más alto que los cielos; 27 que no necesita diariamente, como los sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios primero por sus propios pecados y después por los del pueblo. Esto lo hizo él de una vez para siempre cuando se ofreció a sí mismo. 28 La ley, en efecto, constituye sumos sacerdotes a hombres débiles; pero la palabra del juramento posterior a la ley constituye sacerdote al Hijo, hecho perfecto para siempre. (Heb. 7)