ACTIVIDAD 7. DCI y sinonimia de los medicamentos esenciales.pptx
Seminario de Audición.docx
1. Seminario de Audición
1º PUNTO: Hipoacusia Prelocutiva y Postlocutiva. Etapas de Adquisición del
Lenguaje.
La sordera, pérdida de audición o hipoacusia se refiere a la pérdida o anormalidad de
una función anatómica y/o fisiológica del sistema auditivo, que tiene como consecuencia en
la mayoría de ocasiones una dificultad o alteración para oír, lo que implica un déficit en el
acceso al lenguaje oral.
Existen varios criterios para clasificar la hipoacusia. De este modo centrándonos en el
momento en el que aparece la sordera respecto a la adquisición del lenguaje.
La sordera prelocutiva es aquella hipoacusia que se presenta antes de que el niño
aprenda a hablar y que normalmente está vinculada a pérdidas severo-profundas de
audición. Lógicamente este tipo de sordera se da en niños recién nacidos y hasta los tres
años, ya que hasta esa edad no tienen desarrollado completamente el lenguaje.
Por el contrario, la sordera postlocutiva es aquella que aparece en cualquier momento
posterior a la adquisición de las habilidades expresivas y el lenguaje, y, por lo tanto, estas
capacidades no tienen por qué verse afectadas una vez se manifiesta la hipoacusia.
Son muchas más las causas de la sordera postlocutiva. En la mayoría de los casos se
produce por factores externos, como una infección, una enfermedad, un traumatismo o
una presbiacusia.
Etapas de la Adquisición del Lenguaje
El desarrollo del lenguaje es la adquisición de las capacidades de comprensión y
expresión lingüística. Es un proceso acumulativo que se inicia con el nacimiento del niño.
Etapa prelingüística (0-10 meses): es la etapa en la que el niño se prepara y
comienza a conocer los sonidos mediante la interacción con su entorno y quienes
lo rodean. El niño comienza a pronunciar “palabras” como “ah”, “nanana”, “nabana”,
“mamá”. Conforme avanza, comienza a tener micro conversaciones con palabras
inventadas por él mismo que intentan imitar palabras.
2. Etapa lingüística (10-14 meses): el niño descubre un mundo nuevo debido a que
tiene la posibilidad de desplazarse de forma independiente y explorar objetos
aumentando sus contenidos mentales. Aquí emplea intencionalmente el lenguaje
expresando ideas. Es la etapa en la que el niño presenta signos de que comprende
algunas palabras y órdenes sencillas.
Desarrollo del lenguaje avanzado o postlinguistica (16 meses-4 años): en este
periodo, el vocabulario de los niños aumenta de forma exponencial. Su capacidad
lingüística empieza a aproximarse a la de los adultos de forma progresiva, a pesar
de ello, serán necesarios bastantes años hasta que perfeccionen tanto el
vocabulario como la gramática.
Dependiendo del momento en el que se presenta la hipoacusia o sordera, se dice que
es prelocutiva o postlocutiva, es decir, si se presenta en la etapa pre-lingüística o en la
post-lingüística.
Generalmente la rehabilitación auditiva del adulto postlingual suele considerarse la
menos difícil ya que el paciente posee memoria auditiva y lenguaje. En el trabajo con el
adulto postlingual se siguen las etapas de las habilidades auditivas, sin embargo, en
muchas ocasiones, no es necesario el trabajo sistemático de la detección e identificación
de los sonidos ambientales, aunque sí para los sonidos del habla. El terapeuta deberá
guiar su trabajo de acuerdo con las intenciones y disposición del paciente. Para cualquier
paciente el abandono de la rehabilitación auditiva, tanto en el ambiente terapéutico como
el no seguir las sugerencias que se le brindan para el ambiente familiar o social, se deriva
en la regresión de los resultados obtenidos.
2º PUNTO: Rehabilitación
La particularidad de los pacientes postlocutivos es que ya han escuchado alguna vez y
pudieron almacenar en su memoria un gran número de experiencias auditivas sobre los que
la rehabilitación va a poder apoyarse. Sin embargo, si el tiempo de sordera ha sido largo,
es posible que estos patrones se hayan deteriorado bastante. Según un estudio de
Diamante al (2010), en los pacientes que tuvieron de 5 a 40 años de privación auditiva, no
se observan diferencias en el beneficio alcanzado a los 6 meses de uso del implante
coclear. El punto de quiebre se detecta a partir de los 40 años de duración de la hipoacusia,
en donde la realización es marcadamente inferior a la alcanzada por los pacientes con
3. menos de 40 años de privación auditiva. Una vez que el adulto esté equipado con su
implante coclear, se espera que la recuperación de la capacidad auditiva sea rápida. Pero
en la realidad, la mayoría de los pacientes necesita un tiempo más prolongado durante el
cual pasan por distintas etapas que conviene abordar de forma progresiva para evitar
reacciones de rechazo inicial, al no poder alcanzar desde el principio los niveles de
rendimiento que habían esperado.
En la rehabilitación del adulto con hipoacusia postlingual se debe tener en cuenta
diferentes objetivos dependiendo de la necesidad de cada paciente:
Rehabilitación Auditiva
Objetivo General: Obtener el máximo beneficio con el IC.
Objetivos Específicos: Manejo y cuidado del procesador, entrenamiento auditivo en
situaciones cotidianas, mejorar habilidades de comunicación en silencio y ruido, por último,
desarrollar expectativas realistas.
Los programas de rehabilitación suelen contener ejercicios analíticos, centrados en la
percepción auditiva de elementos discretos como una determinada sílaba o pares mínimos,
y ejercicios sintéticos donde el paciente deberá indicar qué escuchó utilizando la suplencia
mental. En este último método no se trata que la persona escuche cada palabra, sino que
se pueda dar cuenta de qué frase se le ha dicho basándose en la habilidad para predecir el
significado. Asimismo la rehabilitación debe superar una serie de etapas o fases,
comúnmente conocidas como habilidades auditivas que son estrategias de escucha que
una persona con hipoacusia, equipada con dispositivos de ayuda auditiva, debe ir
desarrollando para poder comprender el lenguaje oral. Dichas habilidades representan una
jerarquía o niveles de la función auditiva, que van desde la detección de los sonidos hasta
la comprensión del mensaje sonoro. Ésta ha sido tradicionalmente la estructura sobre la
que se organizaban los programas de rehabilitación de pacientes post-locutivos y aún hoy
en la actualidad sigue siendo una constante al elaborar un programa de tratamiento.
4. 3º PUNTO: Programa de Entrenamiento Auditivo
Para iniciar, se debe realizar una descripción del desarrollo de las habilidades auditivas
y plantea actividades para complejizarlas, donde la detección que el paciente debe captar
la presencia y ausencia de un sonido. Dicha actividad se puede complejizar hacia la
reducción de la intensidad del sonido y la duración del estímulo. Cuando se habla de
discriminación se hace referencia al trabajo de a dos estímulos, estos pueden ser:
vocales, consonantes, sílabas, palabras, frases. Al principio se trabaja con una marcada
diferencia, como, por ejemplo: té vs zapatilla. En este caso se podrá complejizar el ejercicio
pasando de oposiciones máximas a cada vez menores como, por ejemplo: “mano” vs
“palo” o “pensé que venías hoy” vs “pensé que venías ayer”. La identificación siempre
es en un formato cerrado a partir de tres elementos, cuya progresión será de pasar de
oposiciones fonéticas de fáciles a más difíciles e incrementar la cantidad de estímulos.
Como, por ejemplo: “té/mate/chocolatada” a “té/tren/pez/red/sed”. En cuanto al
reconocimiento, en este nivel el paciente debe ser capaz de repetir una palabra o una frase
en una situación de formato abierto, es decir sin pistas. Este nivel supone para muchos
pacientes un salto muy importante y a veces difícil de alcanzar, es por ello que se puede
subdividir el trabajo en dos niveles siendo estos el formato con clave en un principio y luego
el formato abierto. En el formato con clave se trabaja con:
Listas semi- abiertas con ayuda del contexto, palabras a reconocer dentro de una
frase; lista de palabras por campos semánticos; lista de palabras que empiezan por un
determinado fonema, entre otros. En un formato abierto se insta a que el paciente pueda
reconocer frases cotidianas, frases con diferente entonación, palabras, frases,
monosílabos. La evolución será hacia el uso inicial del teléfono.
Por último, la comprensión, es la habilidad auditiva más compleja, para ella se entrena
al paciente en situaciones de diálogo, al principio con conocimiento de tópico y luego sin
conocimiento de tópico. Este proceso de conocimiento de los sonidos del habla, se irá
complicando, así el ruido de fondo, la distancia, los materiales grabados, sesiones de
rehabilitación en ambientes reales, el uso del teléfono, supondrá algunos retos para el
paciente, hasta que consiga una mejor funcionalidad de la audición. Con respecto a la
escucha en ambientes reales, se sugiere que el rehabilitador evalúe el rendimiento auditivo
de los pacientes en cada entorno sonoro. Puesto que el procesador del habla se puede
5. programar con diferentes estrategias que incluyen escucha con ruido de fondo, ambiente
cotidiano, ambiente con música, voz focalizada, el paciente deberá descubrir junto con su
terapeuta cuál es la opción más adecuada y por lo tanto la que más beneficios le
proporcione con el fin de escuchar mejor el habla en cada uno de los diferentes entornos
sonoros.
4º PUNTO: Técnicas de Lectura Labial
Muchos consideran que el sistema de comunicación por señas, no integra a los sordos
a la sociedad, sino que los agrupa entre ellos con un lenguaje que sólo ellos saben utilizar.
En contraste, muchos optan por la enseñanza de la lectura labiofacial (LLF), que es una
técnica con la que una persona comprende lo que se le habla observando los movimientos
de los labios de su interlocutor e interpretando los fonemas que éste produce (llamados
VISEMAS).
Un visema representa la posición de la cara y la boca al hablar. Es el equivalente visual
de un fonema, que es la unidad acústica básica que forma una palabra. Los visemas son
los componentes visuales básicos del habla. Cada lengua tiene un conjunto de visemas
que se corresponden con sus propios fonemas. En un idioma, a cada fonema le
corresponde un visema, que representa la forma de la boca al emitir el sonido. Sin embargo,
no todos los visemas pueden asignarse a un único fonema, ya que muchos fonemas se
parecen al hablar, incluso aunque el sonido sea diferente. Por ejemplo, en inglés, las
palabras "pet" y "bet" son acústicamente diferentes. Sin embargo, cuando se observan
visualmente (sin sonido), parecen exactamente iguales.
Se ha demostrado que una herramienta como la lectura labio-facial (LLF), también
conocida como lectura labial (LL), entre otros, es empleada por aquellas personas con algún
tipo de discapacidad auditiva para desentrañar el mensaje oral que un normooyente les
transmite, sin que éste haga uso en ningún momento de la lengua de signos. En los últimos
años esta técnica empleada principalmente por la comunidad sorda, ha pasado a utilizarse
también dentro de diversos ámbitos.
Las personas sordas emplean esta técnica de forma habitual, sobre todo cuando su
interlocutor desconoce la lengua de signos, que es la lengua natural de las personas sordas.
Este hecho provoca que las personas con discapacidad auditiva tengan que hacer uso de
la lectura labio-facial, con la que consiguen un éxito mayor en el proceso comunicativo.
6. "La lectura labiofacial no se enseña, si no que se entrena." Para aprender a leer en los
labios, debemos estar convencidos absolutamente de la importancia que tiene, de la
prestación que la familia hará a quien la usa y domina, del alcance que puede tener y de
la necesidad imperiosa de comenzar cuanto antes su entrenamiento.
La cara será para los ojos de la persona con Hipoacusia o IC, la fuente que le transmitirá
seguridad y confianza. Los que le rodean han de tener esa mentalidad y conocimiento, esa
actitud de "sembrar" el lenguaje hablándole al afectado, dándole la cara siempre, buscando
su mirada.
Uno de los objetivos que han de lograrse es hacer que el paciente nos mire cuando
hablamos, ha de habituarse a mirar los labios de quien le hable, ha de aprender a fijarse en
la cara, a observar la boca y la expresión de quien habla.
El proceso de adquisición del lenguaje se consigue identificando el sonido de las
palabras con objetos, acciones, situaciones, etc., a que hacen referencia. Todo ello con el
número suficiente de repeticiones y en los momentos de mayor interés en su asimilación.
Debemos provocarle al niño/a en su cerebro una imagen visual de la palabra unida a lo que
representa.
5º PUNTO: Enseñanza-Aprendizaje de la LLF
Es necesario en el proceso de aprendizaje de la lectura labial aprovechar cada
oportunidad para presentar al niño/a las palabras de los nombres de los objetos más
familiares y de los miembros de la familia. Repetirlos y repetirlos. Solo así podrá conocerlos,
interiorizarlos, para después leerlos en los labios y comprenderlos.
Hay varias propuestas sobre cómo enseñar la lectura labiofacial dirigida a sujetos con
deficiencia auditiva adquirida, aunque también se puede utilizar en sorderas prelocutivas y
postlocutivas, trabajando la ampliación del vocabulario, la corrección articulatoria, la
estructuración gramatical y otros aspectos lingüísticos.
Entrenamiento Sintético: Este tipo de entrenamiento se daría en los primeros
años, con la finalidad de entrenar la percepción de palabras habladas de un modo
discreto. El proceso iría de los fonemas-fonemas, hasta las palabras y las frases.
7. Entrenamiento Analítico: Aquí se pretende la enseñanza de la lectura mediante el
uso de frases y palabras completas, no así por medio de la decodificación “grafismo-
sonido”. Como lo es el desarrollo de la suplencia mental. La suplencia mental
hace referencia a la capacidad del sujeto de asociar y sintetizar ideas, supliendo con
la mente lo que los ojos no llegan a ver. La suplencia mental tiene tres niveles:
selección léxica, sintáctica e ideológica. Siendo de suma importancia para la
aprehensión completa del mensaje transmitido el sentido de cada frase y la situación
en la que se genera el episodio comunicativo: reconocimiento de palabras y frases
sobre un tema y lectura de distinto nivel y extensión.
Automatización: Incremento de la fluidez lectora, adaptación a diferentes
interlocutores diferentes, lecturas, diálogos, etc.
Las sesiones se realizarán en vista a la disposición de la clase, es decir, por clases
individuales, clases compartidas y/o ejercicios de frente, perfil y en espejo.
En las clases individuales se seguirá el procedimiento de lo más simple a lo más
complejo.
Se partirá pues del aprendizaje de las palabras aisladas para llegar a la comprensión
global de la frase.
La duración de estas sesiones ha de ser de unos 60 minutos y se impartirán en
horario de mañana (reducido) y de tarde (completo) a lo largo de todo el curso
académico. Los alumnos asistirán en días alternos.
Las clases compartidas tienen como primera finalidad la consolidación y la práctica
de la LLF. El papel del logopeda es introducir la sesión; coordinar y canalizar las
intervenciones y corregir errores, así como resolver las dudas.
Los ejercicios específicos (de frente, de perfil y de espejo) se realizarán en las
sesiones individuales, aunque posteriormente se practicarán tanto en las clases
compartidas o de grupo como en otras situaciones sociales (interacción con la
familia, viendo televisión, etc.)
CONCLUSION
La LLF es el arte de comprender la palabra interpretando los movimientos de los
labios y el resto de gestos con los que el interlocutor acompaña la emisión de la
palabra (gestos de la cara, ojos, cuello, e, incluso el cuerpo). La LLF, constituye la
forma más natural para el sordo de percibir el habla y no exige al emisor
conocimientos ni preparación especial. La sociedad en la que el sordo debe
integrarse tiene como principal instrumento de comunicación el lenguaje oral. Es
evidente, por tanto, la importancia que tiene para el deficiente auditivo conocer
8. bien el lenguaje oral y ser un buen lector labiofacial. La LLF resulta imprescindible e
integradora, pero, al mismo tiempo, insuficiente.
Los mejores lectores labiofaciales nunca descifran más allá del 30-35% de los
mensajes orales. La lectura labial se torna, pues, incapaz de llevar por sí sola al
sordo la cantidad de información que necesita con la rapidez que exigen las
circunstancias. Torres (1988) obtiene con la población sorda española un
porcentaje máximo de identificación de sílabas del 35%, y del 41% cuando se trata
de palabras clave dentro de un contexto.