1. EL INDIVIDUALISMO POSMODERNO Y LA IGLESIA DE HOY
Una de las características de una sociedad posmoderna es su carácter individualista, caracterizada
por su valoración a la realización personal y satisfacción individual. Nuestra iglesia convive con
esta sociedad que plantea continuamente, por los diferentes medios de comunicación durante las
24 horas del día, sus ideas filosóficas que permean en la iglesia.
Al solicitar una actitud activa y comprometida del miembro de iglesia en actividades diversas que
impulsan el desarrollo de la misma, continuamente aparecen diversas razones personales que el
miembro expone con sinceridad, en sus variados matices de respuestas en su mayoría tienen un
común denominador; la importancia que le dan a su realización personal como trabajo, estudio u
otros elementos dirigidos a su valoración individual.
En definitiva no es malo que el cristiano se desarrolle, sin embargo ese acento individualista
sumerge al miembro de iglesia en la inactividad y la pereza espiritual, considerando como poco
importante la actividad evangelizadora del cristiano, no tomando interés en los otros y por
supuesto en las necesidades espirituales de sus amigos cercanos.
Si este desinterés se observa en la relación que tiene el miembro con personas a evangelizar. Si
eso ocurre del miembro hacia el mundo ¿cómo es su relación del miembro hacia la iglesia? ¿Cómo
es su interés hacia sus más cercanos compañeros, aquellos que tienen sus mismos ideales e
intereses? Hace tres meses comencé a los miembros de mis iglesias a preguntarles lo siguiente: --
Hermano, dígame: ¿Cuántos amigos tiene en su iglesia?-- En su mayoría mis hermanos demoran
en su respuesta. Para que se comprenda a donde quiero llegar, les pido que lo piensen bien antes
de responder ya que amistad implica una relación cercana con aquella persona. Algunos con
franqueza afirman que no tienen a nadie como amigo.
LA AMISTAD, CARACTERISTICA DE UN DISCÍPULO
Amistad en el diccionario de la Real Academia dice: “Afecto personal, puro y desinteresado,
compartido con otra persona que nace y se fortalece con el trato” Notemos que se menciona de
un proceso que se consolida por medio de la interacción continua entre dos personas. La Biblia
tiene un hermoso concepto en Proverbios. 17:17 (NVI) “En todo tiempo ama el amigo; para ayudar
en la adversidad nació el hermano” Se destaca claramente que el motor de la amistad es el amor
dado por Dios. En Juan. 13: 35 (NVI) dice: “De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se
aman los unos a los otros” Jesús muestra a sus discípulos que la forma en que las personas no
cristianas los reconocerían como verdaderos discípulos, sería por la forma en que se amarían.
Definitivamente esa fue la característica por la cual fue distinguida la iglesia primitiva, leemos en
Hechos 2: 46, 47 (NVI) “No dejaban de reunirse… de casa en casa partían el pan y compartían la
comida con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del
pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos” (la cursiva es mía) los
reconocieron por la amistad que tenían y por eso los apreciaron, de esta manera llegaron a ser
impactados por el amor vivencial que se mostraba en las reuniones de grupo llevados en sus
hogares.
2. LA EXPERIENCIA DE MAHATMA GANDHI
Un domingo por la mañana, Gandhi fue a una iglesia cristiana que estaba cerca, y tenía el
propósito de hablar con el pastor al terminar el culto, para hacerse cristiano. Cuando entró en el
templo, la comisión de recepción se negó a proporcionarle un asiento, y le sugirió que fuera a una
iglesia de los negros. Gandhi salió de aquel templo para no volver más. “Si también los cristianos
tienen diferencias de clase”, pensó, “permaneceré siendo hindú, y desde allí atacaré el mal” A esta
narración podemos concordar diciendo que la falla estuvo en el ministerio de recepción, que los
hermanos no fueron educados en la forma de acoger a esta visita. Pero, qué pasa con aquel que
siendo bien recibido el sábado se encuentra solitario el resto de la semana. ¿Puede el privilegio de
recibir una sonrisa y un fuerte apretón de manos una vez a la semana llevarnos a convertirnos en
amigos? No, podemos ser conocidos, pero no amigos, la amistad como lo vimos conlleva una
relación de estrecha confianza, de amor y fraternidad.
El mismo Gandhi se refirió a los cristianos así: “Seguramente yo sería cristiano, si los cristianos lo
fueran 24 horas al día” Que incoherente puede ser nuestra predicación al referir el amor de Dios
en todo el proceso de salvación cuando nosotros no mostramos realmente ese amor en la iglesia.
Podemos llegar los sábados de mañana para saludar artificialmente con nuestras manos a
nuestros “hermanos”, sin conocer realmente que le paso en la semana o como le fue en el trabajo.
Necesitamos compartir más que unos minutos en la escuela sabática o un cruce de económicas
frases de cortesía al final del sermón. Necesitamos tener más tiempo juntos, como familia, como
amigos.
LA IGLESIA VIVENCIANDO LA AMISTAD
Gandhi expresa el pensamiento posmoderno de la población que deseamos ganar para Cristo; esa
que se rige por sus emociones y vivencias antes que conceptos e ideas aunque lógicas y reales
pero no palpables ni experimentales. Aunque son individualistas, hay un deseo desesperado por
confiar en alguien, sus intereses se dirigen hacia la amistad y el compañerismo. El éxito de las
redes sociales muestra ese interés insatisfecho, esa expresión del ser humano creado para vivir en
comunión con Dios y sus semejantes, ese fracaso de una vida egoísta y personal.
El hombre posmoderno se desilusionó por los sistemas que desearon cambiar al mundo, por la
incongruencia de su mensaje. Nosotros no podemos presentar un mensaje incompatible con
nuestra vivencia personal. Necesitamos que nuestro amor expresado en la amistad y el
compañerismo sea más que un sistema o un método evangelístico, sea un estilo de vida por ello
que los grupos pequeños son la oportunidad para ser grandes amigos. No como un modelo
estructural forzado sino como acto espontáneo. La única manera de lograr estos procesos es
dirigiéndonos al dador del amor, la amistad y el compañerismo, a nuestro Dios que por medio su
Espíritu Santo, dirige, protege y une a su iglesia. A ese Dios de amor que con ternura nos da la
oportunidad de confiar en él y transforma el corazón egoísta e interesado en amoroso y
desprendido.