"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
Madame le prince
1. Madame Le Prince. Jeanne Marie Le Prince de Beaumont.
Biografía:
Jean Marie Leprince de Beaumont, escritora francesa nacida en Ruan en
1711 y fallecida en Chavand en 1780. Famosa por ser la escritora de la
versión más difundida de el cuento de La Bella y la Bestia. Trabajó como
institutriz en la corte de Lorena dondedesempeñó funciones de dama de
compañíay de profesorade música, hasta que se casa con M. Beaumont.
Comenzó a escribir desdemuy joven, tras separarse de su marido, su
matrimonio conBeaumont sería anulado, viajó a Londres dondefundó un
periódico para jóvenes dondese trataban temas literarios y científicos y una
escuela para niños. Escribió más de setenta libros de los que destacan
principalmente sus cuentos, en uno de sus volúmenes, El almacén de los
niños, publicado en 1757 aparece su versión sobre La bella y la bestia.
Además publicó novelas como El triunfo de la verdad publicada en 1748 y
que fue su primera obra publicada. A pesar de su intensa vida literaria en
Londres tuvo tiempo de volver a casarsey de tener seis hijos. Regresó a
Francia en 1776, concretamente a Saboya, donde pasó los últimos años de
su vida. Cuentos infantiles de Madame Le Prince. Jeanne Marie Le
Prince de Beaumont. Aurore y Aimée, Cuento de los tres deseos, El
almacén de los niños, El príncipe Fatal y El príncipe Fortuné.
2. Hans Christian Andersen
Poeta y escritor danés. El más célebre de los escritores románticos daneses fue hombre
de origen humilde y formación esencialmente autodidacta, en quien influyeron
poderosamente las lecturas de Goethe, Schiller y E.T.A. Hoffmann, poetas románticos
contemporáneos.
Hijo de un zapatero de Odense, su padre murió cuando él contaba sólo once
años, por lo que no pudo completar sus estudios. En 1819, a los catorce años, Hans
Christian Andersen viajó a Copenhague en pos del sueño de triunfar como dramaturgo.
La crisis que vivía el reino a raíz de las duras condiciones del tratado de paz de Kiel y
su escasa formación intelectual obstaculizaron seriamente su propósito.
Sin embargo, con la ayuda de personas adineradas, logró estudiar, y en 1828 obtuvo el
título de bachiller. Un año antes se había dado a conocer con su poema El niño
moribundo, que reflejaba el tono romántico de los grandes poetas de la época, en
especial los alemanes. En esta misma línea se desarrollaron su producción poética y sus
epigramas, en los que prevalecía la exaltación sentimental y patriótica.
3. El escaso éxito de sus obras teatrales y su insaciable curiosidad lo impulsaron a viajar
por diversos países, entre ellos Alemania, Francia, Italia, Grecia, Turquía, Suecia,
España y el Reino Unido, y a anotar sus impresiones en interesantes cuadernos y libros
de viaje (En Suecia, En España).
En 1835, ya de regreso en su país, alcanzó cierta fama con la publicación de su novela
El improvisador, a la que siguieron en los años siguientes O.T. y Tan sólo un violinista,
entre otras, piezas teatrales como El mulato y una autobiografía, La verdadera historia
de mi vida.
Durante su estancia en el Reino Unido, Andersen entabló amistad con Charles Dickens,
cuyo poderoso realismo, al parecer, fue uno de los factores que le ayudaron a encontrar
el equilibrio entre realidad y fantasía, en un estilo que tuvo su más lograda expresión en
una larga serie de cuentos. Inspirándose en tradiciones populares y narraciones
mitológicas extraídas de fuentes alemanas y griegas, así como de experiencias
particulares, entre 1835 y 1872 escribió 168 cuentos protagonizados por personajes de
la vida diaria, héroes míticos, animales y objetos animados.
Dirigidas en principio al público infantil, aunque admiten sin duda la lectura a otros
niveles, los cuentos de Andersen se desarrollan en un escenario donde la fantasía forma
parte natural de la realidad y las peripecias del mundo se reflejan en historias que, no
exentas de un peculiar sentido del humor, tratan de los sentimientos y el espíritu
humanos.
En la línea de autores como Charles Perrault y los hermanos Grimm, el escritor danés
identificó sus personajes con valores, vicios y virtudes para, valiéndose de elementos
fabulosos, reales y autobiográficos, como en el cuento El patito feo, describir la eterna
lucha entre el bien y el mal y dar fe del imperio de la justicia, de la supremacía del amor
sobre el odio y de la persuasión sobre la fuerza; en sus relatos, los personajes más
desvalidos se someten pacientemente a su destino hasta que el cielo, en forma de héroe,
hada madrina u otro ser fabuloso, acude en su ayuda y la virtud es premiada.