Este documento resume recuerdos de la infancia y la educación durante esa época, incluyendo detalles sobre la escuela primaria, los castigos físicos, los baños, los juegos, la llegada de la televisión y la transición a la adolescencia. Se enfatiza la memorización forzada en la escuela, el trato físico abusivo y la falta de afecto y comunicación.
3. Éramos pequeñas cotorras que se aprendían todo de memoria.
Nos castigaban contra la pared con libros pesados en ambas ( dos
manos ).
No se, si al tener esos libros tan pesados en nuestras manos,
su información pasaba directamente al cerebro y se quedaba en él,
yo al menos me quedé con los verbos, los ríos y las tablas de
multiplicar.
Todavía los puedo repetir como un papagayo,
puede que influyese el peso de los libros y la conexión mano-cerebro.
Recibíamos capones, nos daban con la regla en la palma de la mano, y
si tenías buenos reflejos y la esquivabas, te podías encontrar con un
buen bofetón. También nos tiraban de las orejas... A Algunos los dejo
marcados, todo el que pase de cuarenta y las tenga de soplillo.... Fijo
que es de la generación.
Pero todo esto era por nuestro bien
para que estudiáramos mas
y aprendiéramos mejor.
“La letra con sangre entra” o “Quien bien te quiere te hará
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5. Antes de hacer la comunión, teníamos que haber aprendido de memoria
todos los mandamientos de la fe católica, que eran muchísimos.
A pesar del tiempo pasado, puedo volver a componerlos...¡No los olvidé!.
Había que ir en ayunas para que te dieran la “hostia”,
por supuesto...la consagrada.
Porque de las otras las recibías con mas frecuencia y daba lo mismo
si estabas en ayunas o habías picado algo.
Pero...¡Que ilusión!. Por un día eras protagonista de tu historia y...
¡Visible!.
Te convertías en la princesita que llevabas dentro
o en el marinerito que tripulaba el barco.
Esto solo te pasaba este día, porque después
volvías a ser invisible como antes.
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7. En casa nos bañaban en una pila o en un barreño.
Te refregaban las orejas, las rodillas
y los codo... con bastante energía.
¡Buf! ... ¡Que daño te hacían!.
Nos bañábamos en los ríos, en las rías,
en las charcas y en los charcos.
Compartíamos el agua con ranas, sapos,
aclaradores, salamandras, reptiles sin patas...
Y nos llevábamos a casa
alguna que otra sanguijuela totalmente
adherida a nuestro cuerpo.
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9. Jugábamos a la zapatilla por detrás (Del cielo caían judías...)
y al corro de la patata (Comíamos ensalada...).
Yo no he conseguido aún entender el significado de las letras de
aquellas canciones, con el tiempo intenté comprender su
contenido.
¿Llevaban algún tipo de moraleja?.
¿Porqué siempre aparecía la comida?.
Este pregunta surge porque “entendí” la moraleja
del trato que recibíamos en la escuela...¡Era por nuestro bien!
¡En las canciones me pierdo!
En este caso sería por su bien, cuanto mas tontos...mejor.
Jugábamos a la gallinita ciega,
al escondite, al tejo, a la goma,
a saltar la cuerda...
No podíamos jugar solos, todos los juegos requerían como
mínimo dos pequeñajos, por lo que... ¡No podíamos enfadarnos
mucho! . Había que enfadarse lo justo, porque si no, te quedabas
sin amigos.
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11. Jugábamos a las canicas, a las chapas, a la peonza, al aro,
a churro va, al futbol...
Todos los juegos requerían la calle y amigos para compartirlos.
Nos hacíamos zancos con botes, columpios , trepábamos a los
árboles, nos tirábamos desde terraplenes, eso sí... ¡Las chicas no
existían!.
Solo las que parecían chicos y sabían pegarse.
Era frecuente salir lesionado,
pero con un poco de agua oxigenada y un esparadrapo,
quedaba solucionado.
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13. Un día llegó a casa una especie de caja que tenía gente
muy pequeña dentro y hablaba.
También tenia muñequitos pequeños que se movían y... ¡También
hablaban!.
¿Quién no quiso hacer un pequeño agujerito y cogerlos?.
Bueno, pues nos dijeron que eso no se tocaba, solo se miraba...
¡Era la televisión!
Por fin llego a nuestros hogares este maravilloso aparato,
en blanco /negro, con dos canales y con horario.
Empezamos a ser mas caseros, a compartir con nuestros
progenitores la caja mágica.
Antes de existir este aparato nos íbamos a la cama
cuando se “apagaban” las luces.
Tras su aparición nos mandaba a la cama
una tal familia llamada “Telerin”.
Cuando en la “caja mágica” en una esquinita aparecían dos rombos,
nosotros debíamos desaparecer... ¡No éramos compatibles!
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15. Este mágico invento trajo consigo algo muy importante,
aunque parezca contradictorio... Nos trajo la comunicación.
Podíamos hablar de lo mismo,
porque veíamos y escuchábamos...lo mismo.
Con TVE1 y TVE2, había poco donde elegir.
Vimos juntos...
Un globo, dos globos, tres globos.
Los chiripitiflauticos.
Los payasos Gabi, Fofo y Miliqui .
También Curro Jiménez, Crónicas de un pueblo y el
Un, Dos, Tres.
Estos no eran de niños... pero los vimos, aquí no ponían los
rombos.
Luego llego: Heidi con su amigo Pedro.
También Marco que se fue a buscar a su madre.
.Puf!... Que mal se pasaba.
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17. Esta etapa hay que tratarla con aplomo, y con mucha cautela...
De la EGB pasamos a la Universidad,
es decir de ser niños invisibles pasamos a ser
mujercitas y hombrecitos visibles.
Con mucha memoria, por lo del colegio,
y nulo conocimiento de nosotros mismos...
La Autoestima...por los suelos
La sexualidad...en las nubes
¡Con la iglesia hemos topado!.
Con un silencio sepulcral sobre
nuestra sexualidad.
Con una falta de afectividad
por superar
Y con los “dos rombos” todavía en casa...
¡Tierra trágame!
Mejor...Lo dejamos aquí
18. Esto ya es otra historia,
porque eso de la pubertad...
¡No se lo deseo a nadie!
Aquí empezamos a conocernos,
aceptarnos y perfeccionarnos.