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Noche Roja, Luna Brillante

Oscura y tenebrosa aquella noche que marco la vida de un pequeño niño de 10
años, arrebatándole sus seres más preciados en un instante.
Tenue, oscura, fría, escalofriante, la noche que todo sucedió. Una vida pacífica,
sin preocupaciones, la que vivían, hasta esa noche, pero todo cambio.
A las afueras, en un pequeño pueblo no muy alejado de Londres, en una casa
con todas sus comodidades, no era grande, tampoco pequeña, sin embargo
muy acogedora.
Una pequeña familia de 3 integrantes vivía allí, no eran muy conocidos por los
habitantes del pueblo, por lo que en el pueblo, de ellos los rumores circulaban.
Un hombre cuyo aspecto sobresalía, cabello negro, sedoso tanto que parecía
brillar, de esbelta composición, con una piel blanca perfecta, ojos oscuros
como la noche, yacía viviendo en la casa, siendo la cabeza de ese hogar,
padre y esposo.
No era muy conocido, ni en el pequeño pueblo y mucho menos en Londres, era
un doctor adinerado, a pesar de la modesta apariencia externa de su casa.
Junto a él, su esposa e hijo vivían en aquella casa alejada del pueblo sobre la
colina, su esposa una mujer como ninguna, una piel blanca como la nieve,
cabello rubio, ojos azules como el cielo.
Una pareja de destacable apariencia y estatus vivían junto a su hijo en un
pequeño pueblo que nadie presta atención, escondiendo quien sabe que
misterios.
A menudo los habitantes de tan poco mencionado pueblo, murmuraban historia
sobre ellos, nadie sabía de dónde venían, a parte del hombre que allí vivía, no
sabían a qué se dedicaba, si bien era cierto que es doctor, no trabajaba ni en
Londres, ni en el hospital del pueblo, eran todo un misterio.
Muy pocas veces se veían salir, quien más visto por los pueblerinos, era el
padre, pues su esposa e hijo muy poco salían al pueblo, tanto que nadie
conocen la apariencia del muchacho.
No tienen empleados, nadie aparte de ellos 3 vive allí. Algunas veces se ven
carruajes atravesando el pueblo para llegar a la tan extraña casa en la colina,
carruajes cuyas apariencias muestran elegancia y realeza.
Es muy poco común, en esta época industrializada la aparición de carruajes
como estos, sin embargo muchas personas pertenecientes a la realeza los
siguen utilizando, se ven elegantes y nobles, aparte de que conservan cierta
historia y tradición.
Estos carruajes solo aparecen de noche, visitan la casa de la colina siempre
pasadas de las 8 cuando el sol ya está oculto, y la luna ilumina la tierra desde
el cielo.
Al estar rodeado por colinas y bosque, este pueblo es peligroso de noche, por
lo que estos acontecimientos son vistos por los pueblerinos desde las ventanas
de sus casas, observan silenciosamente, mientras conversan y originan nuevos
rumores.
Los carruajes iban y al cabo de pocas horas ya se encuentran de regreso,
nadie sabe de dónde vienen o a donde van y mucho menos quiénes son y
cuáles son sus asuntos o actividades en la casa de la colina.
Aun así siendo tan extraña esta casa, tan misteriosos sus habitantes y tan
excéntricas sus visitas, nadie interactúa con ellos a menudo, el pueblo está en
paz, nunca ocurre nada extraordinario aparte de la llegada de los carruajes de
vez en vez.
Por naturaleza humana, no faltan los curiosos que quieren revelar lo que se
esconde en la colina, mirar el interior de la casa, conocer al tan rumorado hijo,
saber que ocurre con la llegada de los carruajes. Sin embargo nadie ha tenido
el valor de aventurarse a hacerlo, simplemente levantar rumores es lo que han
conseguido.
Con el tiempo, Londres se iba expandiendo y el rey enviaba a menudo oficiales
y funcionarios a chequeos en los pueblos cercanos para observar la posible
incorporación de estos al núcleo de la capital, a pesar de que el proyecto era
aun a mediano plazo, este pequeño pueblo estaba dentro de los candidatos al
plan de unión.
Los oficiales y funcionarios iban a menudo, cerca de una vez por semana,
siempre uno o dos funcionarios acompañados de 5 oficiales de policía.
Cada vez que iban, nuevos rumores se levantaban sobre la casa de la colina y
sus integrantes. Cada visita los funcionarios estaban más intrigados, cada
semana mayor era la curiosidad.
Un día el funcionario encargado, no pudiendo soportar más la intriga, decidió
visitar la tan rumorada casa y acompañado de sus 5 escoltas se dirigió a la
casa.
Una vez frente a la puerta, se percato de la sencillez de la fachada, no era
nada en especial, una casa estrato medio, rejas color dorado con un pequeño
jardín de hermosas rosas rojas y blancas y un camino de adoquín que lleva
hasta la casa de ladrillos rojos con piso de madera, aun así al momento de
presionar el timbre, su mano sudaba, su garganta se seco y reuniendo valor,
temeroso y temblando presiono el botón.
Una melodía retumbo en el lugar, la pieza clásica de Paul Dukas el aprendiz de
brujo sonaba en la melodía del timbre, todos asombrados de escuchar tan rara
melodía para un timbre.
La melodía dejo de sonar y aun así la puerta no se abría, todos sudaban por la
espera, sus rostros reflejaban angustia el funcionario con temor sujetaba la reja
de la entrada la cual sola se abrió, no tenia seguro y temerosos mirándose
unos a otros entraron y cuando menos lo esperaba un sonido traqueante se
escucha, mientras la puerta se abre.
Poco a poco la puerta se abría, una vez toda abierta, iluminados por su belleza
todos quedaron cautivados, los cabellos dorados como el oro, una piel blanca
como la nieve, ojos azules como el cielo, labios rosados y tentativos, no hubo
ninguno de los presentes que no lo cautivara esa belleza.
Teniendo la mente en blanco, sin saber que decir por presenciar tan hermosa
mujer, ninguno formulo una sola silaba, sus pensamientos estaban detenidos,
algunos hasta con la boca abierta, los cuales no reaccionaron hasta que la
joven hablo.
- Buenas caballeros ¿Que se les ofrece?
Una voz tan delicada y seductora, una elegancia al hablar, eran dignas de la
realeza. Recobrando la compostura el funcionario se presento “Robert Matius
Swan” agrego:
-Vengo en nombre del rey Eduardo III, vuestro rey, con el fin de dar a conocer
el plan de unificación de Londres.
La joven sonrió y deslizando suave y galantemente su mano, los invito a pasar,
sin dudas los 6 hombres entraron al instante, inclinando sus cabezas mientras
se quitaban sus gorros policiacos mostrando respeto.
Una vez dentro, los lujos saltaban a la vista, a pesar de la modesta apariencia
externa, el interior reflejaba gran riqueza, paredes y pisos de mármol,
incontables obras de arte, estatuas, que incluso a ojos de un inexperto
mostraban tan incalculable valor.
Extrañamente no se veían televisores o ningún electrodomésticos en la sala a
donde fueron invitados a pasar, solo muebles costosos, estando allí fueron
invitados a tomar asiento y una vez habiéndolo hecho les ofreció una taza de
té, la cual sin duda aceptaron al instante y con una sonrisa la joven se marcho
a prepararla.
Mientras esperaban a la joven, Robert se levanto y camino algunos pasos en la
casa, para detallarla mejor, en eso, un cuadro llamo su atención, la escena de
una obra de teatro, donde se encontraba retratada una mujer en los brazos de
su bailarín acompañante.
Sin embargo, lo que lo cautivo de la obra no fue eso, sino la imagen que poco
se divisaba al fondo de la pintura, entre las sombras de la roja cortina del teatro
de la pintura, si bien parecía un hombre vestido de negro, lo anormal era un
pequeño brillo rojo a la altura de los ojos en dicha pintura lo que resaltaba.
Mientras se acercaba al cuadro cada vez más para distinguir la imagen, mas se
sumergía en ella y sin darse cuenta, detrás de él, el hombre que encabeza la
familia, alto, esbelto, cabello y ojos negros al igual que la noche, quien con una
voz suave susurro, tiene usted muy buen gusto y percepción oficial.
Dos pasos hacia el lado rápidamente como escapando, retrocedió Robert, no
se había percatado del hecho de que estaba allí, y los oficiales tampoco lo
hicieron hasta que el hombre hablo:
-Me disculpo por haberlo asustado, soy Damias Vogh Asmist dueño de este
lugar.
En ese momento la bella dama regresaba con una bandeja y 6 tazas de té,
colocándola con gracia sobre la mesa los invito a sentarse, Robert y Damias se
dirigieron allí y tomaron asiento, sin embargo la joven dama no se sentó,
solamente se poso al lado de Damias.
El silencio inundo el cuarto, ninguno se atrevía a romper el hielo diciendo la
primera palabra, todos centrados en las tazas de té que les habían brindado.
En eso Robert coloco su tasa sobre un pequeño plato y lo puso sobre la mesa
y con seriedad y valor formulo:
-La joven dama no se ha presentado.
-Que modales, Anh Vogh Asmist mi esposa, dijo fresco y sereno Damias
mientras sin pronunciar palabra a su lado Anh se inclinaba saludando con una
sonrisa.
-Como anteriormente me presente soy Robert Matius Swan y estoy aquí por
órdenes del rey para comunicarles del nuevo plan de unión de Londres. ¿Solo
ustedes 2 viven aquí?
-No, tenemos a nuestro hijo de 10 años durmiendo en su habitación, somos
solo nosotros 3. Respondió nuevamente Damias muy sereno.
-¿Puedo preguntar a que se dedica señor Asmist? Sin ánimo de inmiscuirme,
pero posee objetos de incalculable valor en esta casa. Pregunto Robert un
poco incitativo tratando de obtener información sobre la tan rumorada familia
misterio del pueblo.
-Puedes llamarme Damias, no necesitas ser tan formal. Soy doctor, uno muy
exclusivo, solo atiendo a cierto grupo de personas las cuales ya conocen mi
trabajo y que son de alto estatus, por lo que recibo muy buenos honorarios, que
me permiten estos lujos. Respondió nuevamente Damias sereno y elocuente.
Robert sentía que algo ocultaban, que lo que decían no era todo, por lo que
nuevamente formulo una pregunta:
-¿Por qué vivir tan alejado de la civilización? En Londres tendría un mejor lugar
para trabajar sin mencionar que tendría más clientes.
-Los clientes que tengo son suficientes, además no me gusta el caos de la
ciudad, aquí todo es más tranquilo y tengo lo que deseo. Respondió
nuevamente Damias sin titubear mientras sonreía.
Fueron muchas más las preguntas que Robert hiso, sin embargo, todas fueron
respondidas sin titubear y sin poder esclarecer la realidad de la situación, para
Robert todo lo que dijeron no era la completa realidad, pero no tuvo más opción
que ceder.
Una vez terminada la plática, los oficiales y Robert se levantaron y
acompañados por Anh y Damias hasta la puerta se despidieron apretando las
manos, luego se marcharon mientras caía la noche.
Al marcharse, Damias observo el cielo con desagrado y cerró la puerta, girando
hacia Anh, la abrazo fuertemente, le dio un beso y se quedo frente a ella
mirándola con ojos de tristeza, Anh igual que Damias lucia triste y lo abrazo
fuertemente hasta que Damias dijo:
-Llego el momento.
Ahn salió inmediatamente corriendo hacia el cuatro donde un niño entre sus
sabanas dormía, cabello negro como Damias, piel blanca, quien de su
placentero sueño Anh despertó.
Moviéndolo gentilmente por su hombro Anh lo intentaba despertar mientras lo
llamaba “Steven””Steven despierta” entre sus sueños el joven medio abre sus
ojos, unos ojos azules como los de Anh se mostraban y entre cortado por no
haber despertado todavía en chico dice:
-¿Qué pasa mami?
Con un rostro lleno de tristeza su madre lo mira lo abraza y lo carga y llorando
le dice que lo ama y que se deben ir.
Anh saca al chico en sus brazos Damias los espera afuera, en la sala y al
encontrarse Damias besa al chico en la cabeza y dice “Te amo hijo” besa a Anh
también cuando se disponen a salir la puerta sale desprendida, como si alguien
desde afuera la hubiese arrancado y arrojado lejos.
El chico no veía nada, pues estaba de espaldas a la puerta donde varias
sombras se divisaban en la oscuridad de la noche, Damias y Anh cambiaron de
expresión y de la nada asomaron colmillos en sus dentaduras, mientras rugían,
sus ojos cambiaron de color, un rojo fuerte y brilloso como la sangre y sin
esperar Damias se lanzo hacia la puerta a enfrentar las siluetas que en esta
estaban.
Anh coloco a Steven en el suelo en un rincón de la sala diciéndole que no se
moviera y al igual que Damias se lanzo al ataque.
El joven niño de escasos 10 años presenciaba algo que jamás había visto,
como su padre y su madre luchaban increíblemente contra 10 personas, todos
rugían de forma extraña mientras mostraban sus colmillos, los ojos color rojo
escarlata, en la oscuridad de la noche dibujaban líneas por los movimientos.
Damias y Anh a alta velocidad agarraron a uno de los invasores, Ahn por el
brazo derecho y Damias por el izquierdo y cada uno con toda su fuerza jalo
hacia su lado desprendiendo los brazos del invasor que botando sangre cayó
sobre rodilla y luego boca abajo sobre el suelo.
Con esto dos invasores se lanzaron hacia ellos, Anh salto y suspendida en el
aire coloco su mano sobre su cabeza y empujo hacia abajo como si el aire
fuera suelo y estrello la cabeza del invasor con el suelo dejándolo inerte
incrustado en el suelo, mientras que Damias giro a la derecha del invasor y
sujetándolo por la nuca al igual que Anh lo estrello contra el suelo quitándole la
vida.
En eso los 7 restantes los rodearon y se lanzaron al tiempo, sorpresivamente
uno de ellos sujeto a Damias por la espalda, rodeo su cuello con ambos brazos
y las piernas alrededor de la cintura clavando sus colmillos en su cuello, Anh
logro escapar del ataque.
Detrás de Damias los 6 invasores permanecían frente a Anh quien a su
espalda tenia a Steven y en frente a Damias inmóvil, que aun, si forcejeaba no
podía liberarse.
Anh se lanzo al frente y 4 de los invasores fueron a hacerle frente. En medio
del camino Anh acelero y sorprendió a los 4 que atacaban y sujetando a uno
por el rostro atravesó a los otros tomando a ese como escudo y al estar junto a
Damias con su mano atravesó la espalda de quien lo sujetaba y Damias se
libero.
Inmediatamente con sus brazos detuvo a dos de los invasores que ya
regresaban a atacar desequilibrándolos y enviándolos al suelo y una vez allí
con sus puños le destrozo la cabeza.
Damias giro rápidamente hacia la izquierda y Anh giro a la izquierda igual
pasando uno al lado de otro y con una patada rechazaron a 2 de los invasores
uno cada uno y en ese momento el techo se rompió y con los escombros frente
a Anh un nuevo invasor apareció, era más grande que los otros robusto y antes
de que Anh pudiera reaccionar ya había incrustado su mano en su abdomen
como si fuera una espada.
La expresión de desesperación de Damias al ver a su esposa perforada por la
mano de este nuevo enemigo era inimitable, Damias se apresuro a atacarlo
con toda la ira que tenia, el invasor moviendo fuertemente el brazo derecho
hacia atrás el cual atravesaba a Anh, para sacarlo y protegerse.
El invasor se protegió del ataque de Damias quien con furia y lágrimas en sus
ojos atacaba, mientras que Steven presenciaba el cuerpo agujerado de su
madre quien portaba una sonrisa en su rostro que lo miraba.
Steven derramo lagrimas sin llanto, estaba destrozado, no tenía ni idea de que
estaba ocurriendo, solo sabia una cosa, su madre había muerto, no se movía,
de sus pupilas se perdió el brillo, como en trance, estaba paralizado lo único
que no paraba, eran sus lagrimas.
Cuando Steven regreso de su trance a los pocos minutos los invasores
restantes se encontraban en el piso desangrándose, solo en pie se encontraba
Damias cubierto de sangre de los invasores y de sus heridas, en su constado
abdominal derecho tenía un agujero tan grande como una mano empuñada y
en su mano izquierda sujetaba por el cabello la cabeza del invasor que asesino
a Anh.
Steven solo veía la silueta de su padre en la oscuridad, silueta que estaba
perforada en un costado, que sujetaba algo con su mano y al pasar de las
nubes, la luna ilumino gradualmente a su padre, desde los pies hasta la
cabeza, el llanto de Steven ceso a pesar del estado, a pesar de la situación, de
la tristeza, el caos, a pesar de no saber nada de lo que pasaba, se sentía
orgulloso de quien estaba allí de pie.
A los segundos por la puerta entra una hermosa mujer, cabello negro hasta la
cintura liso, ojos escarlata, con un vestido blanco de una pieza hasta las
rodillas, la cual al ver la escena y estar de frente a Damias, se sintió su aura
asesina, su sed de sangre y cayendo de rodillas con sus brazos colgando,
tocando el suelo y lagrimas en sus ojos dijo: “Llegue tarde”
Mientras lloraba desprotegida con su rostro hacia el suelo y con sus puños
golpeando el piso se escucho una voz agonizante y entrecortada por la sangre
en la boca:
-Aun… no es… demasiado tarde… Hakurei, nuestro futuro… está detrás de
mi… te lo encargo.
Al terminar de hablar la mujer de blanco levanto su cabeza, con lágrimas en los
ojos miro desde allí al pequeño Steven en el rincón del cuarto, que ya había
secado sus lágrimas y miraba con orgullo a su padre y su madre caídos con
unos enardecidos ojos escarlata.
La joven asombrada se levanto camino al lado de Damias quien yacía inerte de
pie, al lado de Anh que estaba postrada en el piso con un agujero en su
abdomen y una sonrisa en su rostro llego donde Steven y le extendió la mano.
Steven, tomo su mano se levanto y ambos caminaron fuera de la casa con la
cabeza en alto sin derramar lágrima y al estar agarrados de la mano fuera de la
casa y de espadas a ella dijo:
-Digno de ti y de la mujer que escogiste, hermano, te prometo que protegeré su
futuro y su orgullo, aunque muera en el intento, lo juro por el nombre de
Hakurei Vogh Asmist
Esa noche 12 hombres y 1 mujer murieron en esa casa, esa noche roja
manchada de sangre, mientras la luna brillaba.
6 AÑOS DESPUES, UNA PELIRROJA PROMETIDA

Después de esa noche roja, 6 años han pasado, Steven ha vivido con Hakurei,
su tía, durante todo ese tiempo. Ella lo crio, lo educo y entreno durante esos
años después de la muerte de sus padres.
Ahora Steven con 16 años vive en Manchester junto a Hakurei y asiste a la
escuela como un estudiante normal. Cursando su último año escolar.
Steven, como hijo de Damias y Ahn, ahora adolecente se mostraban más los
parecidos, al igual que su padre, lucia su sedoso y brillante cabello negro,
esbelto, 1 metro 80 centímetros de estatura, una contextura fuerte, se veía su
capacidad atlética, ojos azules tan claros como el cielo y profundos como el
océano igual a los de su madre, largos y fuertes brazos y piernas, con manos
grandes y robustas.
Era al igual que sus familiares muy atractivo, su apariencia destacaba sin
importar el lugar donde estuviera, sin embargo él no se esforzaba por destacar,
solo su mera presencia, ya era llamativa.
Asistía a la escuela como cualquier estudiante normal, sin embargo su rutina
era un poco diferente, a los ojos de cualquiera tal vez era la rutina de alguien
que ama estar en forma, para Steven era entrenar.
Todos los días se levantaba a las 5:00 de la madrugada, salía a correr por los
alrededores hasta las 6:00 de la mañana cuando retornaba nuevamente a la
casa. Después practicaba artes marciales, con varias herramientas que tenía
en el jardín de la casa, cerca de media hora y luego practicaba su esgrima una
media hora más.
Luego de esta rutina, se aseaba, vestía y bajaba a desayunar con Hakurei,
pocas cosas se hablaban en el comedor, por lo general Hakurei preguntaba
sobre el entrenamiento y la escuela, una vez desayunado, se lava los dientes y
se marcha a la escuela, Hakurei siempre lo despide en la puerta mientras le
organiza el cuello de la camisa y acaricia su cabello y con una sonrisa le dice
“Ve con cuidado”.
Aunque Steven se molesta por ser tratado como un niño, por dentro guarda los
sentimientos de felicidad por ese gesto y siempre con una sonrisa cortada
tratando de ocultar su alegría se despide diciendo “Ya me voy”.
Esta rutina es diaria, todos los días ocurre de esta forma y siempre sale de
casa a las 7:15 de la mañana para el colegio, al cual asiste caminando, se
toma su tiempo, el trayectos es de cerca de 5 minutos en auto, pero caminando
puede durar hasta 15 minutos.
La entrada es a las 8:00 de la mañana, aun así Steven siempre llega cerca de
las 7:30, ya hay estudiantes en el campus del colegio, sobre todo los
pertenecientes a los clubes deportivos o del consejo de estudiantes, quienes
son los primeros en llegar.
Steven asiste a la escuela privada Fredoom, a la cual asisten los hijos de las
familias más acaudaladas de Manchester, Inglaterra y hasta de otros países, es
una de las escuelas de alto estatus mundial por lo que la mayoría son hijos de
políticos, de la realeza o de distinguidos personajes a nivel mundial.
Debido a esto son muy pocos los estudiantes que ingresan caminando a la
escuela, solo los becados, quienes no cuentan con tan altas sumas de dinero,
sino que están allí por mostrar capacidades sobresalientes en sus estudios y
Steven que lo hace por gusto.
Steven lleva cerca de 4 años estudiando en esta institución, tiene un pequeño
círculo de amigos, 2 hombres y 2 mujeres, ellos son las personas que él
frecuenta hablar estando en la escuela.
Él no comparte con nadie aparte de ellos en la escuela, a menos que sea
estrictamente necesario, dos de ellos se encuentran en su mismo salón los
otros dos en el salón continuo.
A pesar de ser una escuela llena de celebridades, como en toda escuela, están
los grupos de delincuentes y brabucones, los populares, los estudiosos, los
sencillos, es decir, todos los tipos de estudiantes que existen en una escuela
normal.
Steven es a menudo clasificado como elite, sus notas están entre las 10
mejores de la escuela, es apuesto, sus habilidades en los deportes mejores
que las de ningún otro, simplemente lo que llamarían el estudiante modelo,
pues tiene todas las cualidades que alguien desearía.
El reloj marcaba las 7:30 de la mañana y como de costumbre Steven estaba
frente a la escuela parado en la entrada, una entrada de rejas doradas donde
los autos entraban y salían, una carretera que llevaba a las instalaciones del
colegio, rodeada de caminos peatonales y al lado de estos árboles de cerezo
que siendo primavera florecían rosados, dando un toque dulce y placentero al
ambiente.
A Steven le gustaba este paisaje, los arboles de cerezo florecidos dejando caer
sus pétalos al danzar del viento, provocaba un suave aroma a naturaleza que
relajaba la mente y reconfortaba el cuerpo, Steven se tomaba su tiempo al
caminar rodeado de ese ambiente, cerró los ojos y caminaba a paso lento.
Sentía al mundo desaparecer mientras caminaba con sus ojos cerrados bajo la
caída de los pétalos de cerezo, esa paz y tranquilidad fue destruida en el
momento que sintió un peso en su espalda mientras lo sujetaban por el cuello.
Casi cae al suelo, instantáneamente abrió los ojos un poco enfadado giro su
mirada para ver quien yacía sobre su espalda, aunque el ya sabía quién era
por las incontables veces que lo había hecho, aun así, no lo toleraba.
Era uno de sus amigos, uno de los de la clase de al lado, un joven de cabello
rubio, ojos azules, 1 metro 75 centímetros de estatura, delgado aunque no
delicado con una sonrisa inocente en su rostro, frente a la cara de
resentimiento de Steven que dice con voz macabra:
-Hasta cuando dejaras de interrumpir mi momento de relajación John Alturs
Braw.
-Que frio, tratándome como un extraño, diciendo mi nombre completo. Dijo
refunfuñando el joven mientras bajaba de la espalda de Steve.
-John, si sigues destruyendo mis momentos de placer te juro que… Decía
Steven cuando fue interrumpido por la llegada de una de sus amigas.
Una preciosa joven de 1 metro 60 centímetros de estatura, delicada como una
flor, cabello castaño hasta los hombres, ojos color café claro donde se reflejaba
la luz, con su uniforme, falda roja corta sobre las rodillas, blusa blanca y un
chaleco sin manga amarillo rojizo, se asemejaba al anaranjado.
-¿Qué les paso a sus uniformes? ¿Por qué vienen en ropa particular? Pregunto
la joven enfadada.
-No me des lata tan temprano Yuri, así me veo mas cool, ve a molestar a otro.
Respondió John mientras apartaba la mirada intentando iniciar una discusión.
“Jajajaja”, soltó una carcajada y agrego:
-Como si los idiotas se vieran cool, los idiotas son idiotas. Y salió corriendo
antes de que John respondiera el insulto.
John se giro a responder pero Yuri ya le llevaba distancia, no había razón para
gritarlo, solo quedo con la boca entre abierta con ganas de decir algo pero solo
empuño su mano y cerro su boca, como tragándose las palabras.
-Idiota, debiste decirle que se veía bonita con el nuevo uniforme. Le dijo
sarcásticamente Steven mientras lo empujaba suavemente por la cabeza.
Agachando la cabeza porque Steven lo estaba empujando, dio dos pequeños
pasos con la cabeza baja y murmuro:
-Yo se que debí decir eso, solo soy un idiota.
Al levantar la cabeza Steven retiro su mano, Yuri ya no se veía, tal vez ya
había entrado al edificio, Steven lo miro y al ver en su rostro una expresión de
anhelo inalcanzable le pregunto:
-¿Cuándo le dirás que te gusta?
-Por cierto, ¿por pué no traes el uniforme? Pregunto John como si no
escuchara la pregunta de Steven.
-Oye, no me cambies el tema, responde. Dijo Steven con una mirada asesina y
voz punzante.
-No, lo sé, solo soy un cobarde que no se atreve a decirle lo que siento por ella
y prefiero huir siempre iniciando una discusión estúpida como si fuéramos
niños. Respondió John mientras agarraba su cabello con su mano derecha y
una mirada triste.
Steven solo le dio una palmada en la espalda, incitándolo a seguir caminando.
Al llegar al edificio, se detuvieron a mirar la hora que marcaba el reloj de la
torre de la escuela, las 7:40 de la mañana marcaba.
Luego de ver la hora entraron al gigantesco edificio, que mas que un colegio
parecía un parque corporativo, por el tan ejecutivo diseño de cristales
exteriores, como si fuese un edificio de 3 pisos lleno de ejecutivos , solo cristal
sin paredes externas solo dos torres a los costados con enormes relojes.
Una vez dentro se dividieron, John fue hacia la derecha, dijo que tenía que
pasar por rectoría a informar por qué no llevaba su uniforme, Steven ya había
comunicado el hecho por lo que prosiguió a su casillero a sacar los libros de su
próxima clase.
Fue hacia la izquierda, camino por ese pasillo casi hasta el final del corredor,
pues su casillero era el ultimo de ese pasillo, puso su dedo índice sobre un
pequeño panel que este tenía, un infrarrojo escaneo su huella y el casillero
abrió.
Un casillero que tenia 4 libros y dos agendas anilladas, bastante gruesas,
introdujo su mano saco el libro de encima de todos y al costado donde estaban
las agendas tomo la que estaba más pegada a la pared del casillero, los puso
bajo su brazo y tomo del casillero un lapicero de una pequeña caja de madera
que allí tenia, luego cerro el casillero.
Habiendo cerrado el casillero, metió el lapicero en el bolsillo de su camisa y
agarrando los libros con una sola mano se marcho al salón de clases.
Subió las escaleras, eran escaleras dobles es decir, tenían un piso intermedio
donde girar para subir el segundo tramo de escaleras, una vez en el segundo
piso, se dirigió a la derecha al cuarto salón, que en la puerta marcaba 11-D.
Entro, ya había varios estudiantes allí, cerca de 15 en un salón de 40, levanto
la mirada y camino hasta la última fila allí giro a la izquierda y se dirigió al
último asiento cerca a la ventana, coloco los libros sobre la mesa de estudio y
se sentó.
A los pocos minutos entraron un joven y una joven agarrados de la mano, el
chico lucia su uniforme, pantalón gris, camisa blanca y un chaleco sin manga
amarillo rojizo igual al de Yuri, 1 metro 74 centímetros de estatura, un poco
robusto, no demasiado, cabello rojo, ojos café oscuros.
La joven dama vestía igual que Yuri, cabello castaño largo a la cintura,
delicada, ojos café claro, era idéntica a Yuri, solo que con el cabello largo.
Al percatarse que Steven los miraba se dirigieron hacia él y al llegar lo
saludaron alegremente y en coro “Hola”.
-Ustedes sí que la pasan rico juntos ¿no? Andrea, Jonathan. Dijo Steven con
una sonrisa.
Ellos solo sonrieron juntos, era Jonathan Bluss Kent hijo del presidente del
parlamento ingles y su novia Andrea Tochikawa Di Fiore, hija de la ex
presidenta francesa y magnate japonés además, hermana gemela de Yuri.
Eran los dos amigos de Steven, que compartían salón de clase con él,
sumados a estos, John y Yuri eran los 4 amigos que Steven tenía en la escuela
y con los únicos que compartía.
Hablaron de temas irrelevantes durante el tiempo que faltaba para iniciar
clases, luego llego el profesor, y todos se sentaron, el profesor nos dio la
bienvenida a un nuevo semestre y dijo que introduciría a un nuevo estudiante y
lo hizo pasar.
Desfilando después de la invitación del profesor una hermosa chica, cerca de 1
metro 65 de estatura, piel blanca, cabello rojizo liso, sedoso, ondulaba al
caminar, llegaba hasta su cintura, ojos color miel, sencillamente robo la
atención de todos los hombres y la envidia de las mujeres, a excepción de
Steven y Jonathan, quienes solo permanecieron en sus puestos sin exaltarse.
-Miliaria Scarlet Di Bela. Se presento la joven, mientras se inclinaba
gentilmente.
El profesor le asigno el puesto delante de Steven y todos siguieron con la
mirada su movimiento hacia su asiento, al llegar miro a Steven, y sonrió antes
de sentarse, sin embargo, la sonrisa no fue devuelta.
La clase empezó, una tras otra las clases avanzaban, Steven estaba ya
cansado de tanto tema visto que ya el conocía, al final las clases terminaron a
las 10:00 de la mañana era hora del receso, Andrea y Jonathan se levantaron
para ir donde Steven, sin embargo antes de llegar, Miliaria se levanto se puso
frente a Steven quien no se había levantado todavía y dijo:
-¿Tú eres Steven Vogh Asmist?
-¿Para qué lo deseas saber? Contesto Steven desafiante.
-Quiero que me muestres la escuela. Respondió Miliaria mientras ponía su
mano en la cintura arrogantemente.
-No quiero, busca a alguien más. Dijo Steven mientras se levantaba dejando
claro su desinterés.
Tomando sus libros salió del salón acompañado de Andrea y Jonathan,
mientras Miliaria, enfadada tomo sus cosas y los siguió, no obstante al salir del
salón ya Steven y los demás no se veían a la vista, miliaria corrió a revisar si
todavía iban bajando las escaleras pero, no fue el caso.
Steven, Andrea, Jonathan, Yuri y John se encontraban siempre en la azotea de
la escuela a comer, meriendas que preparaban las gemelas, como siempre
Yuri y John peleando por bobadas, el verlos era una comedia real, como siendo
el uno para otro no se atrevían a confesarse.
Andrea y Jonathan acaramelados como de costumbre y Steven solo comiendo
lo que podía antes de que Yuri y John se lo acabaran todo en su tonta pelea,
en ese instante la puerta se abrió y Miliaria apareció.
Al ella girar y ver a los 5 reunidos comiendo, señalo a Steven, y enfadada se
acerco, tomando el pequeño bolso que traía lo arrojo sobre Steven golpeándolo
en la cabeza y luego se arrojo sobre él a pegarle como una niña pequeña
cuando intenta recuperar su juguete.
Todos estaban extrañados por la escena, John hasta dijo “que le hiciste a esta
ahora” el más extrañado por la situación era Steven no entendía lo que pasaba,
entonces la sujeto por los brazos casi a la altura de los hombros y pregunto
alzando la voz:
-¿Qué te pasa? ¿Quién te crees para andar golpeándome?
Levantando la mirada, Miliaria con lágrimas en los ojos, con sus pupilas
dilatadas, perdiendo toda su fuerza dijo:
-En serio ¿No te acuerdas de mí?
Luego de esta frase Steven perdió la fuerza, sabía que ella le era familiar, sin
embargo era un hecho que no la conocía o por lo menos no la recordaba, la
miraba a detalle tratando de buscarla en sus recuerdos sin éxito alguno, hasta
que John como cómico e imprudente del grupo interrumpió diciendo:
-Eso no se hace Steven, ¿Cómo no recuerdas a quienes has llevado a la
cama?
Miliaria se sonrojo enseguida, Yuri igual, y Steven soltó los brazos de Miliaria,
respiro profundo cerrando los ojos, los volvió a abrir y con ira inofensiva le grito:
-¡Cómo no voy a recordar eso! ¡Idiota! Aun así soy virgen así que esa no es mi
relación con ella. Sonrojándose por lo dicho al final.
Todos quedaron pasmados ante el comentario, no podían creer lo que Steven
había dicho y nuevamente como el imprudente del grupo sin leer el ambiente ni
nada a su alrededor John hablo:
-¿Cómo es posible que uno de los chicos más guapos y deseados de la
escuela sea virgen? ¿Cómo desaprovechas tu belleza? regálamela.
Yuri agarrando desde atrás a John apretó su cuello con ambos brazos diciendo
“Ese no es el problema idiota” mientras caían al suelo y forcejeaban tontamente
en una de sus peleas de niños, mientras que más serenos Jonathan le
pregunto:
-¿Es cierto? Juraba que ya no lo eras debido a tu popularidad, oportunidades
debes de haber tenido de sobra.
-Si las he tenido, pero yo tengo prometida y me jure por la memoria de mis
padres que mi primera vez será con la mujer que ellos aprobaron.
En eso Steven hablaba con ojos cerrados y seriedad, Yuri y Andrea se
sonrojaron de tan puro sentimiento, mientras John y Jonathan permanecían
escépticos, cuando Steven abre los ojos, un zapato se acerca a gran velocidad
hacia él sin poderlo esquivar.
Era Miliaria quien había lanzado he impactado, en el rostro de Steven esa
patada, Steven logro bajar la cabeza por lo que el golpe fue en la frente y no se
lastimo mucho y al levantar la mirada y con rabia dijo gritando:
-¿¡QUE DEMONIOS CREES QUE HACES!?
-Esa es mi línea. ¿Cómo es que recuerdas la promesa y no a la chica a la que
se la hiciste? Replico fuertemente Miliaria.
Todos quedaron sorprendidos, la chica de la promesa era Miliaria y a pesar de
tan pura promesa Steven había olvidado a la persona a quien lo prometió eso,
Yuri y Andrea se levantaron y ambas empezaron a pisar a Steven con fuerza
sin el poder defenderse, mientras ellas gritaban enfadadas, “Idiota” “Insensible”
“Basura” “No mereces vivir” entre muchas cosas más que dijeron.
Luego de cansarse, tomaron cada una de ellas una mano de Miliaria y la
arrastraron fuera de la azotea, Steven en el piso mirando hacia el cielo en ese
momento recordó la versión de Miliaria, de niña, pequeña, indefensa, pelirroja,
ojos color miel.
Al pasar ese recuerdo de su imagen rápidamente se levanto estando sentado
sobre el suelo, John y Jonathan al tiempo lo patearon regresándolo al suelo y
Steven dijo enfadado:
-Y ahora ustedes ¿Por qué?
-¿Por qué? ¿Estas bromeando verdad? ¿Cómo no te acuerdas de la chica que
te gusta? Grito John con cara de chico malo.
-Ya, ya, creo que ya recordaste, deberías ir tras ella. Calmadamente dijo
Jonathan mientras agarraba a John quien tenía ganas de seguirle pegando.
Steven se levanto rápidamente y corriendo a toda velocidad bajo las escaleras,
apurado por saber donde estaban, sin embargo la búsqueda fue corta, al bajar
solo un piso las tres jóvenes ya lo estaban esperando, Yuri y Andrea subieron a
la azotea dejándolos solos, entonces Steven comenzó a hablar:
-Discúlpame, sé que no tengo perdón, realmente no es que te allá olvidado solo
no creí que serias tan hermosa después de 6 años Mily.
-Al menos debiste reconocerme cuando me presente en el salón. Respondió
Miliaria enfadada sin mirar a Steven.
-Perdona, estaba dormido no escuche tu nombre. Respondió Steven
levantando su mano derecha en símbolo de disculpa.
Miliaria enfadada por el comentario, apretando fuertemente sus dientes, golpeo
con su mano derecha la mejilla izquierda de Steven, el cual no se movió,
recibiendo el golpe.
Giro nuevamente su cabeza para mirar de frente a Miliaria de nuevo, y está
llorando se lanzo sobre él, sujetándolo por el cuello y el a ella por la cintura, lo
beso, Steven no lo esperaba, sorprendido de ver a Miliaria aferrada a él
besándolo con los ojos cerrados, él los cerró poco a poco y al separarse
Steven dijo:
-¿Me perdonas?
-No puedo vivir enojada con mi futuro esposo. Contesto Miliaria con una
sonrisa.
-Aun no he dicho que me casare contigo, solo dije que serias mi primera vez
nada más. Expreso Steven con tono de desinterés.
Miliaria se levanto y con una expresión macabra, sus ojos se tornaron
escarlata, combinados con sus cabellos de fuego y un aura de muerte que la
rodeaba parecía la reencarnación del rey de los infiernos, al ver esto Steven
todavía postrado en el suelo, adopto una pose de seriedad, sus ojos se
tornaron escarlata, su cabello mas sedoso y su sed de muerte por mucho
abrumo a la de Miliaria, quien al sentir esto retorno a su estado natural, su tinte
escarlata en los ojos desapareció y su aura se contuvo.
No obstante Steven no se detuvo, se levanto lentamente, la sujeto con su mano
derecha por el cuello y recostándola a la pares, con una mirada fría frente a
una indefensa Miliaria le susurro al oído, “Recuerda que tu eres de mi posesión
no al contrario”.
Miliaria al sentir esto, con terror en sus ojos, asistió con la mirada y antes de
que rompiera el llanto, John y Jonathan colocan sus manos sobre cada uno de
los hombros de Steven y al ver esto se detiene, recupera su compostura y sin
decir nada, se marcha.
Miliaria toma su cuello mientras cae sobre sus rodillas, las lagrimas asoman en
sus ojos, pero antes de que broten de sus ojos, John le brinda un pañuelo y
con una sonrisa que deja ver sus colmillos le dice “Dale tiempo”.
John, Jonathan y Miliaria suben a la azotea donde están las gemelas, les
explicaron que Steven se marcho y que aun no recuerda bien a Miliaria así que
le dieran su espacio, luego de eso todos se presentaron y comieron juntos,
Yuri y Andrea congeniaron muy bien con Miliaria, quien cada que podía miraba
entre ojos a John y a Jonathan.
Termino la hora del almuerzo y cada uno regreso a sus respectivas aulas de
clase, Steven no apareció en el salón de clase, su asiento figuraba vacio en la
esquina final del salón.
Las clases terminaron y Jonathan y Andrea se marcharon juntos a casa,
Miliaria los vio marcharse, tenía intenciones de seguirlos, sin embargo al salir
de la escuela la esperaba John quien con solo levantar la mano cambio la
expresión de Miliaria y esta lo siguió.
Mientras ambos se alejaban de la escuela Yuri los vio marcharse juntos, con
una cara de preocupación y una punzada en el corazón el cual sujetaba con
ambas manos, sufriendo de dolor.
Mientras caminaban ingresaron a un parque, el cual cuenta de muchas áreas
verdes, un parque muy grande.
En el se dirigieron a un lugar donde nadie los molestara, donde solo estuvieran
los dos, Miliaria caminaba detrás de John precavida y cuando este se detuvo y
voltio, Miliaria presentaba un brillo escarlata en sus ojos, John sonrió y dijo:
-No tienes que estar a la defensiva, no te traje aquí para dañarte.
-Entonces ¿Para qué me trajiste? Pregunto Miliaria con hostilidad.
-Como imaginaras soy un vampiro y teniendo en cuenta que ninguno se
percato del otro, al igual que tu un sangre pura de alto nivel. Respondió John
con una voz sensual, pero aterradora mientras en su rostro reflejaba una
sonrisa que mostraba sus colmillos.
-¿Qué quieres de mi? Pregunto Miliaria nuevamente sin dejar la hostilidad.
-Nada, solo conocernos, ¿Eres la prometida de Steven? ¿No? Continúo John
con su mismo tono.
-¿Jonathan también es un vampiro? Continúo la conversación Miliaria.
-Sí, uno igual a nosotros.
-Yuri y Andrea, ¿Qué son ellas? Persistiendo su hostilidad, seguía preguntando
Miliaria.
Desapareciendo de su vista, Miliaria intento girar, sin embargo su mano
derecha fue sujetada desde atrás por John, levantándola y mordiendo
tentativamente su oreja susurro:
-Dos humanas, la novia de Jonathan y la chica que me gusta a mí.
En ese instante John soltó su mano y camino a su lado, Miliaria levantando la
mirada se percato que Steven estaba frente a ellos, con una mirada fría y
oscura, mientras John caminaba hacia él y con una sonrisa que mostraba sus
colmillos, paso por su lado y Steven susurro:
-No toques lo que es mío. Mientras en lo profundo de sus ojos un pequeño
punto escarlata asomaba.
-No te preocupes, mis ojos solo ven a Yuri. Susurro John y dando unos pasos
más desapareció en la oscuridad de la noche que caía.
Miliaria, bajo su guardia, aun así no levantaba su cabeza, Steven hablo “oye” y
ella se exalto, retrocedió unos centímetros, y levanto su mirada. Esta reflejaba
su temor, solo una palabra y ella estaba abrumada, como si una presa fuera
atrapada por el depredador.
Steven se acercaba a ella, lentamente, con una cara inexpresiva, ojos fríos,
pero sin hostilidad, no obstante, Miliaria temblaba, y cuando él estuvo lo
suficiente mente cerca, levanto lentamente su mano derecha, Miliaria cerro sus
ojos por miedo, el puso su mano sobre su cabeza y la atrajo sobre su pecho,
Miliaria abrió sus ojos, se había calmado, su temblor desapareció, esa
intimidación se había marchado y con un pequeño susurro que se llevo el
viento:
-Perdona el haberte lastimado, pero entiende soy posesivo y dominante,
tenedme paciencia.
Miliaria solo sonrió con su cabeza recostado sobre el pecho de Steven y rodeo
sus brazos suavemente alrededor de él y lo abrazo, Steven solo acaricio su
cabeza mientras miraba las estrellas con una pequeña sonrisa.

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  • 1. Noche Roja, Luna Brillante Oscura y tenebrosa aquella noche que marco la vida de un pequeño niño de 10 años, arrebatándole sus seres más preciados en un instante. Tenue, oscura, fría, escalofriante, la noche que todo sucedió. Una vida pacífica, sin preocupaciones, la que vivían, hasta esa noche, pero todo cambio. A las afueras, en un pequeño pueblo no muy alejado de Londres, en una casa con todas sus comodidades, no era grande, tampoco pequeña, sin embargo muy acogedora. Una pequeña familia de 3 integrantes vivía allí, no eran muy conocidos por los habitantes del pueblo, por lo que en el pueblo, de ellos los rumores circulaban. Un hombre cuyo aspecto sobresalía, cabello negro, sedoso tanto que parecía brillar, de esbelta composición, con una piel blanca perfecta, ojos oscuros como la noche, yacía viviendo en la casa, siendo la cabeza de ese hogar, padre y esposo. No era muy conocido, ni en el pequeño pueblo y mucho menos en Londres, era un doctor adinerado, a pesar de la modesta apariencia externa de su casa. Junto a él, su esposa e hijo vivían en aquella casa alejada del pueblo sobre la colina, su esposa una mujer como ninguna, una piel blanca como la nieve, cabello rubio, ojos azules como el cielo. Una pareja de destacable apariencia y estatus vivían junto a su hijo en un pequeño pueblo que nadie presta atención, escondiendo quien sabe que misterios. A menudo los habitantes de tan poco mencionado pueblo, murmuraban historia sobre ellos, nadie sabía de dónde venían, a parte del hombre que allí vivía, no sabían a qué se dedicaba, si bien era cierto que es doctor, no trabajaba ni en Londres, ni en el hospital del pueblo, eran todo un misterio. Muy pocas veces se veían salir, quien más visto por los pueblerinos, era el padre, pues su esposa e hijo muy poco salían al pueblo, tanto que nadie conocen la apariencia del muchacho. No tienen empleados, nadie aparte de ellos 3 vive allí. Algunas veces se ven carruajes atravesando el pueblo para llegar a la tan extraña casa en la colina, carruajes cuyas apariencias muestran elegancia y realeza.
  • 2. Es muy poco común, en esta época industrializada la aparición de carruajes como estos, sin embargo muchas personas pertenecientes a la realeza los siguen utilizando, se ven elegantes y nobles, aparte de que conservan cierta historia y tradición. Estos carruajes solo aparecen de noche, visitan la casa de la colina siempre pasadas de las 8 cuando el sol ya está oculto, y la luna ilumina la tierra desde el cielo. Al estar rodeado por colinas y bosque, este pueblo es peligroso de noche, por lo que estos acontecimientos son vistos por los pueblerinos desde las ventanas de sus casas, observan silenciosamente, mientras conversan y originan nuevos rumores. Los carruajes iban y al cabo de pocas horas ya se encuentran de regreso, nadie sabe de dónde vienen o a donde van y mucho menos quiénes son y cuáles son sus asuntos o actividades en la casa de la colina. Aun así siendo tan extraña esta casa, tan misteriosos sus habitantes y tan excéntricas sus visitas, nadie interactúa con ellos a menudo, el pueblo está en paz, nunca ocurre nada extraordinario aparte de la llegada de los carruajes de vez en vez. Por naturaleza humana, no faltan los curiosos que quieren revelar lo que se esconde en la colina, mirar el interior de la casa, conocer al tan rumorado hijo, saber que ocurre con la llegada de los carruajes. Sin embargo nadie ha tenido el valor de aventurarse a hacerlo, simplemente levantar rumores es lo que han conseguido. Con el tiempo, Londres se iba expandiendo y el rey enviaba a menudo oficiales y funcionarios a chequeos en los pueblos cercanos para observar la posible incorporación de estos al núcleo de la capital, a pesar de que el proyecto era aun a mediano plazo, este pequeño pueblo estaba dentro de los candidatos al plan de unión. Los oficiales y funcionarios iban a menudo, cerca de una vez por semana, siempre uno o dos funcionarios acompañados de 5 oficiales de policía. Cada vez que iban, nuevos rumores se levantaban sobre la casa de la colina y sus integrantes. Cada visita los funcionarios estaban más intrigados, cada semana mayor era la curiosidad. Un día el funcionario encargado, no pudiendo soportar más la intriga, decidió visitar la tan rumorada casa y acompañado de sus 5 escoltas se dirigió a la casa.
  • 3. Una vez frente a la puerta, se percato de la sencillez de la fachada, no era nada en especial, una casa estrato medio, rejas color dorado con un pequeño jardín de hermosas rosas rojas y blancas y un camino de adoquín que lleva hasta la casa de ladrillos rojos con piso de madera, aun así al momento de presionar el timbre, su mano sudaba, su garganta se seco y reuniendo valor, temeroso y temblando presiono el botón. Una melodía retumbo en el lugar, la pieza clásica de Paul Dukas el aprendiz de brujo sonaba en la melodía del timbre, todos asombrados de escuchar tan rara melodía para un timbre. La melodía dejo de sonar y aun así la puerta no se abría, todos sudaban por la espera, sus rostros reflejaban angustia el funcionario con temor sujetaba la reja de la entrada la cual sola se abrió, no tenia seguro y temerosos mirándose unos a otros entraron y cuando menos lo esperaba un sonido traqueante se escucha, mientras la puerta se abre. Poco a poco la puerta se abría, una vez toda abierta, iluminados por su belleza todos quedaron cautivados, los cabellos dorados como el oro, una piel blanca como la nieve, ojos azules como el cielo, labios rosados y tentativos, no hubo ninguno de los presentes que no lo cautivara esa belleza. Teniendo la mente en blanco, sin saber que decir por presenciar tan hermosa mujer, ninguno formulo una sola silaba, sus pensamientos estaban detenidos, algunos hasta con la boca abierta, los cuales no reaccionaron hasta que la joven hablo. - Buenas caballeros ¿Que se les ofrece? Una voz tan delicada y seductora, una elegancia al hablar, eran dignas de la realeza. Recobrando la compostura el funcionario se presento “Robert Matius Swan” agrego: -Vengo en nombre del rey Eduardo III, vuestro rey, con el fin de dar a conocer el plan de unificación de Londres. La joven sonrió y deslizando suave y galantemente su mano, los invito a pasar, sin dudas los 6 hombres entraron al instante, inclinando sus cabezas mientras se quitaban sus gorros policiacos mostrando respeto. Una vez dentro, los lujos saltaban a la vista, a pesar de la modesta apariencia externa, el interior reflejaba gran riqueza, paredes y pisos de mármol, incontables obras de arte, estatuas, que incluso a ojos de un inexperto mostraban tan incalculable valor. Extrañamente no se veían televisores o ningún electrodomésticos en la sala a donde fueron invitados a pasar, solo muebles costosos, estando allí fueron
  • 4. invitados a tomar asiento y una vez habiéndolo hecho les ofreció una taza de té, la cual sin duda aceptaron al instante y con una sonrisa la joven se marcho a prepararla. Mientras esperaban a la joven, Robert se levanto y camino algunos pasos en la casa, para detallarla mejor, en eso, un cuadro llamo su atención, la escena de una obra de teatro, donde se encontraba retratada una mujer en los brazos de su bailarín acompañante. Sin embargo, lo que lo cautivo de la obra no fue eso, sino la imagen que poco se divisaba al fondo de la pintura, entre las sombras de la roja cortina del teatro de la pintura, si bien parecía un hombre vestido de negro, lo anormal era un pequeño brillo rojo a la altura de los ojos en dicha pintura lo que resaltaba. Mientras se acercaba al cuadro cada vez más para distinguir la imagen, mas se sumergía en ella y sin darse cuenta, detrás de él, el hombre que encabeza la familia, alto, esbelto, cabello y ojos negros al igual que la noche, quien con una voz suave susurro, tiene usted muy buen gusto y percepción oficial. Dos pasos hacia el lado rápidamente como escapando, retrocedió Robert, no se había percatado del hecho de que estaba allí, y los oficiales tampoco lo hicieron hasta que el hombre hablo: -Me disculpo por haberlo asustado, soy Damias Vogh Asmist dueño de este lugar. En ese momento la bella dama regresaba con una bandeja y 6 tazas de té, colocándola con gracia sobre la mesa los invito a sentarse, Robert y Damias se dirigieron allí y tomaron asiento, sin embargo la joven dama no se sentó, solamente se poso al lado de Damias. El silencio inundo el cuarto, ninguno se atrevía a romper el hielo diciendo la primera palabra, todos centrados en las tazas de té que les habían brindado. En eso Robert coloco su tasa sobre un pequeño plato y lo puso sobre la mesa y con seriedad y valor formulo: -La joven dama no se ha presentado. -Que modales, Anh Vogh Asmist mi esposa, dijo fresco y sereno Damias mientras sin pronunciar palabra a su lado Anh se inclinaba saludando con una sonrisa. -Como anteriormente me presente soy Robert Matius Swan y estoy aquí por órdenes del rey para comunicarles del nuevo plan de unión de Londres. ¿Solo ustedes 2 viven aquí?
  • 5. -No, tenemos a nuestro hijo de 10 años durmiendo en su habitación, somos solo nosotros 3. Respondió nuevamente Damias muy sereno. -¿Puedo preguntar a que se dedica señor Asmist? Sin ánimo de inmiscuirme, pero posee objetos de incalculable valor en esta casa. Pregunto Robert un poco incitativo tratando de obtener información sobre la tan rumorada familia misterio del pueblo. -Puedes llamarme Damias, no necesitas ser tan formal. Soy doctor, uno muy exclusivo, solo atiendo a cierto grupo de personas las cuales ya conocen mi trabajo y que son de alto estatus, por lo que recibo muy buenos honorarios, que me permiten estos lujos. Respondió nuevamente Damias sereno y elocuente. Robert sentía que algo ocultaban, que lo que decían no era todo, por lo que nuevamente formulo una pregunta: -¿Por qué vivir tan alejado de la civilización? En Londres tendría un mejor lugar para trabajar sin mencionar que tendría más clientes. -Los clientes que tengo son suficientes, además no me gusta el caos de la ciudad, aquí todo es más tranquilo y tengo lo que deseo. Respondió nuevamente Damias sin titubear mientras sonreía. Fueron muchas más las preguntas que Robert hiso, sin embargo, todas fueron respondidas sin titubear y sin poder esclarecer la realidad de la situación, para Robert todo lo que dijeron no era la completa realidad, pero no tuvo más opción que ceder. Una vez terminada la plática, los oficiales y Robert se levantaron y acompañados por Anh y Damias hasta la puerta se despidieron apretando las manos, luego se marcharon mientras caía la noche. Al marcharse, Damias observo el cielo con desagrado y cerró la puerta, girando hacia Anh, la abrazo fuertemente, le dio un beso y se quedo frente a ella mirándola con ojos de tristeza, Anh igual que Damias lucia triste y lo abrazo fuertemente hasta que Damias dijo: -Llego el momento. Ahn salió inmediatamente corriendo hacia el cuatro donde un niño entre sus sabanas dormía, cabello negro como Damias, piel blanca, quien de su placentero sueño Anh despertó. Moviéndolo gentilmente por su hombro Anh lo intentaba despertar mientras lo llamaba “Steven””Steven despierta” entre sus sueños el joven medio abre sus ojos, unos ojos azules como los de Anh se mostraban y entre cortado por no haber despertado todavía en chico dice:
  • 6. -¿Qué pasa mami? Con un rostro lleno de tristeza su madre lo mira lo abraza y lo carga y llorando le dice que lo ama y que se deben ir. Anh saca al chico en sus brazos Damias los espera afuera, en la sala y al encontrarse Damias besa al chico en la cabeza y dice “Te amo hijo” besa a Anh también cuando se disponen a salir la puerta sale desprendida, como si alguien desde afuera la hubiese arrancado y arrojado lejos. El chico no veía nada, pues estaba de espaldas a la puerta donde varias sombras se divisaban en la oscuridad de la noche, Damias y Anh cambiaron de expresión y de la nada asomaron colmillos en sus dentaduras, mientras rugían, sus ojos cambiaron de color, un rojo fuerte y brilloso como la sangre y sin esperar Damias se lanzo hacia la puerta a enfrentar las siluetas que en esta estaban. Anh coloco a Steven en el suelo en un rincón de la sala diciéndole que no se moviera y al igual que Damias se lanzo al ataque. El joven niño de escasos 10 años presenciaba algo que jamás había visto, como su padre y su madre luchaban increíblemente contra 10 personas, todos rugían de forma extraña mientras mostraban sus colmillos, los ojos color rojo escarlata, en la oscuridad de la noche dibujaban líneas por los movimientos. Damias y Anh a alta velocidad agarraron a uno de los invasores, Ahn por el brazo derecho y Damias por el izquierdo y cada uno con toda su fuerza jalo hacia su lado desprendiendo los brazos del invasor que botando sangre cayó sobre rodilla y luego boca abajo sobre el suelo. Con esto dos invasores se lanzaron hacia ellos, Anh salto y suspendida en el aire coloco su mano sobre su cabeza y empujo hacia abajo como si el aire fuera suelo y estrello la cabeza del invasor con el suelo dejándolo inerte incrustado en el suelo, mientras que Damias giro a la derecha del invasor y sujetándolo por la nuca al igual que Anh lo estrello contra el suelo quitándole la vida. En eso los 7 restantes los rodearon y se lanzaron al tiempo, sorpresivamente uno de ellos sujeto a Damias por la espalda, rodeo su cuello con ambos brazos y las piernas alrededor de la cintura clavando sus colmillos en su cuello, Anh logro escapar del ataque. Detrás de Damias los 6 invasores permanecían frente a Anh quien a su espalda tenia a Steven y en frente a Damias inmóvil, que aun, si forcejeaba no podía liberarse.
  • 7. Anh se lanzo al frente y 4 de los invasores fueron a hacerle frente. En medio del camino Anh acelero y sorprendió a los 4 que atacaban y sujetando a uno por el rostro atravesó a los otros tomando a ese como escudo y al estar junto a Damias con su mano atravesó la espalda de quien lo sujetaba y Damias se libero. Inmediatamente con sus brazos detuvo a dos de los invasores que ya regresaban a atacar desequilibrándolos y enviándolos al suelo y una vez allí con sus puños le destrozo la cabeza. Damias giro rápidamente hacia la izquierda y Anh giro a la izquierda igual pasando uno al lado de otro y con una patada rechazaron a 2 de los invasores uno cada uno y en ese momento el techo se rompió y con los escombros frente a Anh un nuevo invasor apareció, era más grande que los otros robusto y antes de que Anh pudiera reaccionar ya había incrustado su mano en su abdomen como si fuera una espada. La expresión de desesperación de Damias al ver a su esposa perforada por la mano de este nuevo enemigo era inimitable, Damias se apresuro a atacarlo con toda la ira que tenia, el invasor moviendo fuertemente el brazo derecho hacia atrás el cual atravesaba a Anh, para sacarlo y protegerse. El invasor se protegió del ataque de Damias quien con furia y lágrimas en sus ojos atacaba, mientras que Steven presenciaba el cuerpo agujerado de su madre quien portaba una sonrisa en su rostro que lo miraba. Steven derramo lagrimas sin llanto, estaba destrozado, no tenía ni idea de que estaba ocurriendo, solo sabia una cosa, su madre había muerto, no se movía, de sus pupilas se perdió el brillo, como en trance, estaba paralizado lo único que no paraba, eran sus lagrimas. Cuando Steven regreso de su trance a los pocos minutos los invasores restantes se encontraban en el piso desangrándose, solo en pie se encontraba Damias cubierto de sangre de los invasores y de sus heridas, en su constado abdominal derecho tenía un agujero tan grande como una mano empuñada y en su mano izquierda sujetaba por el cabello la cabeza del invasor que asesino a Anh. Steven solo veía la silueta de su padre en la oscuridad, silueta que estaba perforada en un costado, que sujetaba algo con su mano y al pasar de las nubes, la luna ilumino gradualmente a su padre, desde los pies hasta la cabeza, el llanto de Steven ceso a pesar del estado, a pesar de la situación, de la tristeza, el caos, a pesar de no saber nada de lo que pasaba, se sentía orgulloso de quien estaba allí de pie. A los segundos por la puerta entra una hermosa mujer, cabello negro hasta la cintura liso, ojos escarlata, con un vestido blanco de una pieza hasta las
  • 8. rodillas, la cual al ver la escena y estar de frente a Damias, se sintió su aura asesina, su sed de sangre y cayendo de rodillas con sus brazos colgando, tocando el suelo y lagrimas en sus ojos dijo: “Llegue tarde” Mientras lloraba desprotegida con su rostro hacia el suelo y con sus puños golpeando el piso se escucho una voz agonizante y entrecortada por la sangre en la boca: -Aun… no es… demasiado tarde… Hakurei, nuestro futuro… está detrás de mi… te lo encargo. Al terminar de hablar la mujer de blanco levanto su cabeza, con lágrimas en los ojos miro desde allí al pequeño Steven en el rincón del cuarto, que ya había secado sus lágrimas y miraba con orgullo a su padre y su madre caídos con unos enardecidos ojos escarlata. La joven asombrada se levanto camino al lado de Damias quien yacía inerte de pie, al lado de Anh que estaba postrada en el piso con un agujero en su abdomen y una sonrisa en su rostro llego donde Steven y le extendió la mano. Steven, tomo su mano se levanto y ambos caminaron fuera de la casa con la cabeza en alto sin derramar lágrima y al estar agarrados de la mano fuera de la casa y de espadas a ella dijo: -Digno de ti y de la mujer que escogiste, hermano, te prometo que protegeré su futuro y su orgullo, aunque muera en el intento, lo juro por el nombre de Hakurei Vogh Asmist Esa noche 12 hombres y 1 mujer murieron en esa casa, esa noche roja manchada de sangre, mientras la luna brillaba.
  • 9. 6 AÑOS DESPUES, UNA PELIRROJA PROMETIDA Después de esa noche roja, 6 años han pasado, Steven ha vivido con Hakurei, su tía, durante todo ese tiempo. Ella lo crio, lo educo y entreno durante esos años después de la muerte de sus padres. Ahora Steven con 16 años vive en Manchester junto a Hakurei y asiste a la escuela como un estudiante normal. Cursando su último año escolar. Steven, como hijo de Damias y Ahn, ahora adolecente se mostraban más los parecidos, al igual que su padre, lucia su sedoso y brillante cabello negro, esbelto, 1 metro 80 centímetros de estatura, una contextura fuerte, se veía su capacidad atlética, ojos azules tan claros como el cielo y profundos como el océano igual a los de su madre, largos y fuertes brazos y piernas, con manos grandes y robustas. Era al igual que sus familiares muy atractivo, su apariencia destacaba sin importar el lugar donde estuviera, sin embargo él no se esforzaba por destacar, solo su mera presencia, ya era llamativa. Asistía a la escuela como cualquier estudiante normal, sin embargo su rutina era un poco diferente, a los ojos de cualquiera tal vez era la rutina de alguien que ama estar en forma, para Steven era entrenar. Todos los días se levantaba a las 5:00 de la madrugada, salía a correr por los alrededores hasta las 6:00 de la mañana cuando retornaba nuevamente a la casa. Después practicaba artes marciales, con varias herramientas que tenía en el jardín de la casa, cerca de media hora y luego practicaba su esgrima una media hora más. Luego de esta rutina, se aseaba, vestía y bajaba a desayunar con Hakurei, pocas cosas se hablaban en el comedor, por lo general Hakurei preguntaba sobre el entrenamiento y la escuela, una vez desayunado, se lava los dientes y se marcha a la escuela, Hakurei siempre lo despide en la puerta mientras le organiza el cuello de la camisa y acaricia su cabello y con una sonrisa le dice “Ve con cuidado”. Aunque Steven se molesta por ser tratado como un niño, por dentro guarda los sentimientos de felicidad por ese gesto y siempre con una sonrisa cortada tratando de ocultar su alegría se despide diciendo “Ya me voy”. Esta rutina es diaria, todos los días ocurre de esta forma y siempre sale de casa a las 7:15 de la mañana para el colegio, al cual asiste caminando, se
  • 10. toma su tiempo, el trayectos es de cerca de 5 minutos en auto, pero caminando puede durar hasta 15 minutos. La entrada es a las 8:00 de la mañana, aun así Steven siempre llega cerca de las 7:30, ya hay estudiantes en el campus del colegio, sobre todo los pertenecientes a los clubes deportivos o del consejo de estudiantes, quienes son los primeros en llegar. Steven asiste a la escuela privada Fredoom, a la cual asisten los hijos de las familias más acaudaladas de Manchester, Inglaterra y hasta de otros países, es una de las escuelas de alto estatus mundial por lo que la mayoría son hijos de políticos, de la realeza o de distinguidos personajes a nivel mundial. Debido a esto son muy pocos los estudiantes que ingresan caminando a la escuela, solo los becados, quienes no cuentan con tan altas sumas de dinero, sino que están allí por mostrar capacidades sobresalientes en sus estudios y Steven que lo hace por gusto. Steven lleva cerca de 4 años estudiando en esta institución, tiene un pequeño círculo de amigos, 2 hombres y 2 mujeres, ellos son las personas que él frecuenta hablar estando en la escuela. Él no comparte con nadie aparte de ellos en la escuela, a menos que sea estrictamente necesario, dos de ellos se encuentran en su mismo salón los otros dos en el salón continuo. A pesar de ser una escuela llena de celebridades, como en toda escuela, están los grupos de delincuentes y brabucones, los populares, los estudiosos, los sencillos, es decir, todos los tipos de estudiantes que existen en una escuela normal. Steven es a menudo clasificado como elite, sus notas están entre las 10 mejores de la escuela, es apuesto, sus habilidades en los deportes mejores que las de ningún otro, simplemente lo que llamarían el estudiante modelo, pues tiene todas las cualidades que alguien desearía. El reloj marcaba las 7:30 de la mañana y como de costumbre Steven estaba frente a la escuela parado en la entrada, una entrada de rejas doradas donde los autos entraban y salían, una carretera que llevaba a las instalaciones del colegio, rodeada de caminos peatonales y al lado de estos árboles de cerezo que siendo primavera florecían rosados, dando un toque dulce y placentero al ambiente. A Steven le gustaba este paisaje, los arboles de cerezo florecidos dejando caer sus pétalos al danzar del viento, provocaba un suave aroma a naturaleza que relajaba la mente y reconfortaba el cuerpo, Steven se tomaba su tiempo al caminar rodeado de ese ambiente, cerró los ojos y caminaba a paso lento.
  • 11. Sentía al mundo desaparecer mientras caminaba con sus ojos cerrados bajo la caída de los pétalos de cerezo, esa paz y tranquilidad fue destruida en el momento que sintió un peso en su espalda mientras lo sujetaban por el cuello. Casi cae al suelo, instantáneamente abrió los ojos un poco enfadado giro su mirada para ver quien yacía sobre su espalda, aunque el ya sabía quién era por las incontables veces que lo había hecho, aun así, no lo toleraba. Era uno de sus amigos, uno de los de la clase de al lado, un joven de cabello rubio, ojos azules, 1 metro 75 centímetros de estatura, delgado aunque no delicado con una sonrisa inocente en su rostro, frente a la cara de resentimiento de Steven que dice con voz macabra: -Hasta cuando dejaras de interrumpir mi momento de relajación John Alturs Braw. -Que frio, tratándome como un extraño, diciendo mi nombre completo. Dijo refunfuñando el joven mientras bajaba de la espalda de Steve. -John, si sigues destruyendo mis momentos de placer te juro que… Decía Steven cuando fue interrumpido por la llegada de una de sus amigas. Una preciosa joven de 1 metro 60 centímetros de estatura, delicada como una flor, cabello castaño hasta los hombres, ojos color café claro donde se reflejaba la luz, con su uniforme, falda roja corta sobre las rodillas, blusa blanca y un chaleco sin manga amarillo rojizo, se asemejaba al anaranjado. -¿Qué les paso a sus uniformes? ¿Por qué vienen en ropa particular? Pregunto la joven enfadada. -No me des lata tan temprano Yuri, así me veo mas cool, ve a molestar a otro. Respondió John mientras apartaba la mirada intentando iniciar una discusión. “Jajajaja”, soltó una carcajada y agrego: -Como si los idiotas se vieran cool, los idiotas son idiotas. Y salió corriendo antes de que John respondiera el insulto. John se giro a responder pero Yuri ya le llevaba distancia, no había razón para gritarlo, solo quedo con la boca entre abierta con ganas de decir algo pero solo empuño su mano y cerro su boca, como tragándose las palabras. -Idiota, debiste decirle que se veía bonita con el nuevo uniforme. Le dijo sarcásticamente Steven mientras lo empujaba suavemente por la cabeza. Agachando la cabeza porque Steven lo estaba empujando, dio dos pequeños pasos con la cabeza baja y murmuro: -Yo se que debí decir eso, solo soy un idiota.
  • 12. Al levantar la cabeza Steven retiro su mano, Yuri ya no se veía, tal vez ya había entrado al edificio, Steven lo miro y al ver en su rostro una expresión de anhelo inalcanzable le pregunto: -¿Cuándo le dirás que te gusta? -Por cierto, ¿por pué no traes el uniforme? Pregunto John como si no escuchara la pregunta de Steven. -Oye, no me cambies el tema, responde. Dijo Steven con una mirada asesina y voz punzante. -No, lo sé, solo soy un cobarde que no se atreve a decirle lo que siento por ella y prefiero huir siempre iniciando una discusión estúpida como si fuéramos niños. Respondió John mientras agarraba su cabello con su mano derecha y una mirada triste. Steven solo le dio una palmada en la espalda, incitándolo a seguir caminando. Al llegar al edificio, se detuvieron a mirar la hora que marcaba el reloj de la torre de la escuela, las 7:40 de la mañana marcaba. Luego de ver la hora entraron al gigantesco edificio, que mas que un colegio parecía un parque corporativo, por el tan ejecutivo diseño de cristales exteriores, como si fuese un edificio de 3 pisos lleno de ejecutivos , solo cristal sin paredes externas solo dos torres a los costados con enormes relojes. Una vez dentro se dividieron, John fue hacia la derecha, dijo que tenía que pasar por rectoría a informar por qué no llevaba su uniforme, Steven ya había comunicado el hecho por lo que prosiguió a su casillero a sacar los libros de su próxima clase. Fue hacia la izquierda, camino por ese pasillo casi hasta el final del corredor, pues su casillero era el ultimo de ese pasillo, puso su dedo índice sobre un pequeño panel que este tenía, un infrarrojo escaneo su huella y el casillero abrió. Un casillero que tenia 4 libros y dos agendas anilladas, bastante gruesas, introdujo su mano saco el libro de encima de todos y al costado donde estaban las agendas tomo la que estaba más pegada a la pared del casillero, los puso bajo su brazo y tomo del casillero un lapicero de una pequeña caja de madera que allí tenia, luego cerro el casillero. Habiendo cerrado el casillero, metió el lapicero en el bolsillo de su camisa y agarrando los libros con una sola mano se marcho al salón de clases. Subió las escaleras, eran escaleras dobles es decir, tenían un piso intermedio donde girar para subir el segundo tramo de escaleras, una vez en el segundo piso, se dirigió a la derecha al cuarto salón, que en la puerta marcaba 11-D.
  • 13. Entro, ya había varios estudiantes allí, cerca de 15 en un salón de 40, levanto la mirada y camino hasta la última fila allí giro a la izquierda y se dirigió al último asiento cerca a la ventana, coloco los libros sobre la mesa de estudio y se sentó. A los pocos minutos entraron un joven y una joven agarrados de la mano, el chico lucia su uniforme, pantalón gris, camisa blanca y un chaleco sin manga amarillo rojizo igual al de Yuri, 1 metro 74 centímetros de estatura, un poco robusto, no demasiado, cabello rojo, ojos café oscuros. La joven dama vestía igual que Yuri, cabello castaño largo a la cintura, delicada, ojos café claro, era idéntica a Yuri, solo que con el cabello largo. Al percatarse que Steven los miraba se dirigieron hacia él y al llegar lo saludaron alegremente y en coro “Hola”. -Ustedes sí que la pasan rico juntos ¿no? Andrea, Jonathan. Dijo Steven con una sonrisa. Ellos solo sonrieron juntos, era Jonathan Bluss Kent hijo del presidente del parlamento ingles y su novia Andrea Tochikawa Di Fiore, hija de la ex presidenta francesa y magnate japonés además, hermana gemela de Yuri. Eran los dos amigos de Steven, que compartían salón de clase con él, sumados a estos, John y Yuri eran los 4 amigos que Steven tenía en la escuela y con los únicos que compartía. Hablaron de temas irrelevantes durante el tiempo que faltaba para iniciar clases, luego llego el profesor, y todos se sentaron, el profesor nos dio la bienvenida a un nuevo semestre y dijo que introduciría a un nuevo estudiante y lo hizo pasar. Desfilando después de la invitación del profesor una hermosa chica, cerca de 1 metro 65 de estatura, piel blanca, cabello rojizo liso, sedoso, ondulaba al caminar, llegaba hasta su cintura, ojos color miel, sencillamente robo la atención de todos los hombres y la envidia de las mujeres, a excepción de Steven y Jonathan, quienes solo permanecieron en sus puestos sin exaltarse. -Miliaria Scarlet Di Bela. Se presento la joven, mientras se inclinaba gentilmente. El profesor le asigno el puesto delante de Steven y todos siguieron con la mirada su movimiento hacia su asiento, al llegar miro a Steven, y sonrió antes de sentarse, sin embargo, la sonrisa no fue devuelta. La clase empezó, una tras otra las clases avanzaban, Steven estaba ya cansado de tanto tema visto que ya el conocía, al final las clases terminaron a las 10:00 de la mañana era hora del receso, Andrea y Jonathan se levantaron
  • 14. para ir donde Steven, sin embargo antes de llegar, Miliaria se levanto se puso frente a Steven quien no se había levantado todavía y dijo: -¿Tú eres Steven Vogh Asmist? -¿Para qué lo deseas saber? Contesto Steven desafiante. -Quiero que me muestres la escuela. Respondió Miliaria mientras ponía su mano en la cintura arrogantemente. -No quiero, busca a alguien más. Dijo Steven mientras se levantaba dejando claro su desinterés. Tomando sus libros salió del salón acompañado de Andrea y Jonathan, mientras Miliaria, enfadada tomo sus cosas y los siguió, no obstante al salir del salón ya Steven y los demás no se veían a la vista, miliaria corrió a revisar si todavía iban bajando las escaleras pero, no fue el caso. Steven, Andrea, Jonathan, Yuri y John se encontraban siempre en la azotea de la escuela a comer, meriendas que preparaban las gemelas, como siempre Yuri y John peleando por bobadas, el verlos era una comedia real, como siendo el uno para otro no se atrevían a confesarse. Andrea y Jonathan acaramelados como de costumbre y Steven solo comiendo lo que podía antes de que Yuri y John se lo acabaran todo en su tonta pelea, en ese instante la puerta se abrió y Miliaria apareció. Al ella girar y ver a los 5 reunidos comiendo, señalo a Steven, y enfadada se acerco, tomando el pequeño bolso que traía lo arrojo sobre Steven golpeándolo en la cabeza y luego se arrojo sobre él a pegarle como una niña pequeña cuando intenta recuperar su juguete. Todos estaban extrañados por la escena, John hasta dijo “que le hiciste a esta ahora” el más extrañado por la situación era Steven no entendía lo que pasaba, entonces la sujeto por los brazos casi a la altura de los hombros y pregunto alzando la voz: -¿Qué te pasa? ¿Quién te crees para andar golpeándome? Levantando la mirada, Miliaria con lágrimas en los ojos, con sus pupilas dilatadas, perdiendo toda su fuerza dijo: -En serio ¿No te acuerdas de mí? Luego de esta frase Steven perdió la fuerza, sabía que ella le era familiar, sin embargo era un hecho que no la conocía o por lo menos no la recordaba, la miraba a detalle tratando de buscarla en sus recuerdos sin éxito alguno, hasta que John como cómico e imprudente del grupo interrumpió diciendo:
  • 15. -Eso no se hace Steven, ¿Cómo no recuerdas a quienes has llevado a la cama? Miliaria se sonrojo enseguida, Yuri igual, y Steven soltó los brazos de Miliaria, respiro profundo cerrando los ojos, los volvió a abrir y con ira inofensiva le grito: -¡Cómo no voy a recordar eso! ¡Idiota! Aun así soy virgen así que esa no es mi relación con ella. Sonrojándose por lo dicho al final. Todos quedaron pasmados ante el comentario, no podían creer lo que Steven había dicho y nuevamente como el imprudente del grupo sin leer el ambiente ni nada a su alrededor John hablo: -¿Cómo es posible que uno de los chicos más guapos y deseados de la escuela sea virgen? ¿Cómo desaprovechas tu belleza? regálamela. Yuri agarrando desde atrás a John apretó su cuello con ambos brazos diciendo “Ese no es el problema idiota” mientras caían al suelo y forcejeaban tontamente en una de sus peleas de niños, mientras que más serenos Jonathan le pregunto: -¿Es cierto? Juraba que ya no lo eras debido a tu popularidad, oportunidades debes de haber tenido de sobra. -Si las he tenido, pero yo tengo prometida y me jure por la memoria de mis padres que mi primera vez será con la mujer que ellos aprobaron. En eso Steven hablaba con ojos cerrados y seriedad, Yuri y Andrea se sonrojaron de tan puro sentimiento, mientras John y Jonathan permanecían escépticos, cuando Steven abre los ojos, un zapato se acerca a gran velocidad hacia él sin poderlo esquivar. Era Miliaria quien había lanzado he impactado, en el rostro de Steven esa patada, Steven logro bajar la cabeza por lo que el golpe fue en la frente y no se lastimo mucho y al levantar la mirada y con rabia dijo gritando: -¿¡QUE DEMONIOS CREES QUE HACES!? -Esa es mi línea. ¿Cómo es que recuerdas la promesa y no a la chica a la que se la hiciste? Replico fuertemente Miliaria. Todos quedaron sorprendidos, la chica de la promesa era Miliaria y a pesar de tan pura promesa Steven había olvidado a la persona a quien lo prometió eso, Yuri y Andrea se levantaron y ambas empezaron a pisar a Steven con fuerza sin el poder defenderse, mientras ellas gritaban enfadadas, “Idiota” “Insensible” “Basura” “No mereces vivir” entre muchas cosas más que dijeron. Luego de cansarse, tomaron cada una de ellas una mano de Miliaria y la arrastraron fuera de la azotea, Steven en el piso mirando hacia el cielo en ese
  • 16. momento recordó la versión de Miliaria, de niña, pequeña, indefensa, pelirroja, ojos color miel. Al pasar ese recuerdo de su imagen rápidamente se levanto estando sentado sobre el suelo, John y Jonathan al tiempo lo patearon regresándolo al suelo y Steven dijo enfadado: -Y ahora ustedes ¿Por qué? -¿Por qué? ¿Estas bromeando verdad? ¿Cómo no te acuerdas de la chica que te gusta? Grito John con cara de chico malo. -Ya, ya, creo que ya recordaste, deberías ir tras ella. Calmadamente dijo Jonathan mientras agarraba a John quien tenía ganas de seguirle pegando. Steven se levanto rápidamente y corriendo a toda velocidad bajo las escaleras, apurado por saber donde estaban, sin embargo la búsqueda fue corta, al bajar solo un piso las tres jóvenes ya lo estaban esperando, Yuri y Andrea subieron a la azotea dejándolos solos, entonces Steven comenzó a hablar: -Discúlpame, sé que no tengo perdón, realmente no es que te allá olvidado solo no creí que serias tan hermosa después de 6 años Mily. -Al menos debiste reconocerme cuando me presente en el salón. Respondió Miliaria enfadada sin mirar a Steven. -Perdona, estaba dormido no escuche tu nombre. Respondió Steven levantando su mano derecha en símbolo de disculpa. Miliaria enfadada por el comentario, apretando fuertemente sus dientes, golpeo con su mano derecha la mejilla izquierda de Steven, el cual no se movió, recibiendo el golpe. Giro nuevamente su cabeza para mirar de frente a Miliaria de nuevo, y está llorando se lanzo sobre él, sujetándolo por el cuello y el a ella por la cintura, lo beso, Steven no lo esperaba, sorprendido de ver a Miliaria aferrada a él besándolo con los ojos cerrados, él los cerró poco a poco y al separarse Steven dijo: -¿Me perdonas? -No puedo vivir enojada con mi futuro esposo. Contesto Miliaria con una sonrisa. -Aun no he dicho que me casare contigo, solo dije que serias mi primera vez nada más. Expreso Steven con tono de desinterés. Miliaria se levanto y con una expresión macabra, sus ojos se tornaron escarlata, combinados con sus cabellos de fuego y un aura de muerte que la
  • 17. rodeaba parecía la reencarnación del rey de los infiernos, al ver esto Steven todavía postrado en el suelo, adopto una pose de seriedad, sus ojos se tornaron escarlata, su cabello mas sedoso y su sed de muerte por mucho abrumo a la de Miliaria, quien al sentir esto retorno a su estado natural, su tinte escarlata en los ojos desapareció y su aura se contuvo. No obstante Steven no se detuvo, se levanto lentamente, la sujeto con su mano derecha por el cuello y recostándola a la pares, con una mirada fría frente a una indefensa Miliaria le susurro al oído, “Recuerda que tu eres de mi posesión no al contrario”. Miliaria al sentir esto, con terror en sus ojos, asistió con la mirada y antes de que rompiera el llanto, John y Jonathan colocan sus manos sobre cada uno de los hombros de Steven y al ver esto se detiene, recupera su compostura y sin decir nada, se marcha. Miliaria toma su cuello mientras cae sobre sus rodillas, las lagrimas asoman en sus ojos, pero antes de que broten de sus ojos, John le brinda un pañuelo y con una sonrisa que deja ver sus colmillos le dice “Dale tiempo”. John, Jonathan y Miliaria suben a la azotea donde están las gemelas, les explicaron que Steven se marcho y que aun no recuerda bien a Miliaria así que le dieran su espacio, luego de eso todos se presentaron y comieron juntos, Yuri y Andrea congeniaron muy bien con Miliaria, quien cada que podía miraba entre ojos a John y a Jonathan. Termino la hora del almuerzo y cada uno regreso a sus respectivas aulas de clase, Steven no apareció en el salón de clase, su asiento figuraba vacio en la esquina final del salón. Las clases terminaron y Jonathan y Andrea se marcharon juntos a casa, Miliaria los vio marcharse, tenía intenciones de seguirlos, sin embargo al salir de la escuela la esperaba John quien con solo levantar la mano cambio la expresión de Miliaria y esta lo siguió. Mientras ambos se alejaban de la escuela Yuri los vio marcharse juntos, con una cara de preocupación y una punzada en el corazón el cual sujetaba con ambas manos, sufriendo de dolor. Mientras caminaban ingresaron a un parque, el cual cuenta de muchas áreas verdes, un parque muy grande. En el se dirigieron a un lugar donde nadie los molestara, donde solo estuvieran los dos, Miliaria caminaba detrás de John precavida y cuando este se detuvo y voltio, Miliaria presentaba un brillo escarlata en sus ojos, John sonrió y dijo: -No tienes que estar a la defensiva, no te traje aquí para dañarte.
  • 18. -Entonces ¿Para qué me trajiste? Pregunto Miliaria con hostilidad. -Como imaginaras soy un vampiro y teniendo en cuenta que ninguno se percato del otro, al igual que tu un sangre pura de alto nivel. Respondió John con una voz sensual, pero aterradora mientras en su rostro reflejaba una sonrisa que mostraba sus colmillos. -¿Qué quieres de mi? Pregunto Miliaria nuevamente sin dejar la hostilidad. -Nada, solo conocernos, ¿Eres la prometida de Steven? ¿No? Continúo John con su mismo tono. -¿Jonathan también es un vampiro? Continúo la conversación Miliaria. -Sí, uno igual a nosotros. -Yuri y Andrea, ¿Qué son ellas? Persistiendo su hostilidad, seguía preguntando Miliaria. Desapareciendo de su vista, Miliaria intento girar, sin embargo su mano derecha fue sujetada desde atrás por John, levantándola y mordiendo tentativamente su oreja susurro: -Dos humanas, la novia de Jonathan y la chica que me gusta a mí. En ese instante John soltó su mano y camino a su lado, Miliaria levantando la mirada se percato que Steven estaba frente a ellos, con una mirada fría y oscura, mientras John caminaba hacia él y con una sonrisa que mostraba sus colmillos, paso por su lado y Steven susurro: -No toques lo que es mío. Mientras en lo profundo de sus ojos un pequeño punto escarlata asomaba. -No te preocupes, mis ojos solo ven a Yuri. Susurro John y dando unos pasos más desapareció en la oscuridad de la noche que caía. Miliaria, bajo su guardia, aun así no levantaba su cabeza, Steven hablo “oye” y ella se exalto, retrocedió unos centímetros, y levanto su mirada. Esta reflejaba su temor, solo una palabra y ella estaba abrumada, como si una presa fuera atrapada por el depredador. Steven se acercaba a ella, lentamente, con una cara inexpresiva, ojos fríos, pero sin hostilidad, no obstante, Miliaria temblaba, y cuando él estuvo lo suficiente mente cerca, levanto lentamente su mano derecha, Miliaria cerro sus ojos por miedo, el puso su mano sobre su cabeza y la atrajo sobre su pecho, Miliaria abrió sus ojos, se había calmado, su temblor desapareció, esa intimidación se había marchado y con un pequeño susurro que se llevo el viento:
  • 19. -Perdona el haberte lastimado, pero entiende soy posesivo y dominante, tenedme paciencia. Miliaria solo sonrió con su cabeza recostado sobre el pecho de Steven y rodeo sus brazos suavemente alrededor de él y lo abrazo, Steven solo acaricio su cabeza mientras miraba las estrellas con una pequeña sonrisa.