El documento critica fuertemente a César Montufar, un político ecuatoriano. Acusa a Montufar de ser un perdedor sin ética que genera escándalos para compensar su falta de relevancia política. El documento dice que Montufar ha levantado falsas acusaciones sobre cambios en documentos aprobados por una comisión, cuando en realidad no hubo ningún cambio. Concluye que Montufar es un político frustrado e insignificante que pronto pasará al anonimato.