José pasó por momentos difíciles pero permaneció fiel a Dios, aunque fue acusado injustamente y enviado a prisión. A pesar de las dificultades, Dios lo protegió y lo ayudó a ascender desde administrador de la casa de Potifar hasta gobernador de todo Egipto. La lealtad de José a Dios aseguró que Dios cumpliera sus propósitos a través de él.