1. El nombre de Yahvé (I)
Consciente de la extensión del tema, voy a dividir esta
comunicación en dos partes, igualmente densas en
contenido. En primer lugar es preciso conocer la
realidad filológica del nombre de Yahvé con sus
perfiles etimológicos. Después de este necesario
preludio, será el momento de comparar el texto
bíblico de la revelación del nombre (Éxodo 3, 14) con
la teología de Plutarco de Queronea en uno de sus
diálogos píticos (dedicados a la profetisa o Pitia del
santuario de Apolo) Sobre la E de Delfos.
2. • El nombre de Yahvé es el famoso y
sagrado tetragrámmaton o conjunto de cuatro letras que lo
representan: YHWH. Su carácter sagrado impedía cualquier
uso profano, como sería el hecho simple de pronunciarlo. El
mismo gesto de escribirlo llevaba consigo alguna forma de
reverencia. En los escritorios comunitarios descubiertos en
el monasterio de Qumrán en las orillas del Mar
Muerto, había unos pequeños recipientes de agua donde
los escribas se lavaban las manos antes de copiar las cuatro
letras del nombre sagrado. Más aún, después de ese gesto
de purificación y respeto, escribían el nombre de Yahvé
sirviéndose del alfabeto fenicio. Con ello ocultaban el
nombre a ojos profanos y le añadían una nueva dosis de
misterio y dignidad.
3. • Al lado de su carácter sagrado, debemos recordar la
trascendencia que el nombre tiene para la mentalidad
hebrea. El nombre va más allá de un recuerdo
sentimental. Es un augurio, una plegaria, una
definición. La glosa que hace “el ángel del Señor” al
anuncio del nacimiento de Juan Bautista, demuestra la
importancia del nombre (Lucas 1, 14-17). Como la
demuestran las palabras del ángel Gabriel para glosar
la mención del nombre de Jesús (Lucas 1, 31-32).
4. PILARES
• “El Nombre”, expresado así
con frecuencia en ambientes
hebreos, fue objeto de la
revelación de Dios a Moisés
según el relato del Éxodo
(3, 14). La importancia de
este pasaje estriba, a mi
entender, en estos pilares:
• 1) Dios encomienda a Moisés
la complicada tarea de sacar
a Israel de Egipto, lo que
cambiará y marcará la
historia del pueblo.
5. PILARES
• 2) Moisés pide a Dios, como
quien dice, cartas credenciales
que acrediten su autoridad
para realizar la misión.-
3) Dios le contesta: “Soy el que
soy”. Es decir, el personaje que
envía a Moisés responde al
nombre de “SOY”.-
4) La identidad de Dios tiene el
carácter y la categoría de
nombre: “Este es mi nombre
para siempre” (Éxodo 3, 15).
6. EN LA BIBLIA
• Este último detalle echa por tierra la teoría de quienes han visto en
esta revelación algo así como una manera evasiva de ocultar su
personalidad. Como si el nombre fuera un asunto menor frente a la
importancia de la misión encomendada por Dios a Moisés.
El nombre de Yahvé aparece 6823 veces en el texto masorético de
la Biblia, es decir, en el texto hebreo que recibió en la Alta Edad
Media la puntuación vocálica que facilitaba su lectura. Porque el
texto original de la Biblia carecía prácticamente de vocales. En
consecuencia, el nombre de Yahvé, el tetragrámmaton, era un
conjunto de cuatro consonantes sin vocales. Los masoretas o
puntuadores no se atrevieron a poner vocales al
Nombre, considerado además como impronunciable.