Este documento discute los desafíos de educar a la generación actual de jóvenes que se sienten sin futuro. Sugiere que los maestros comiencen cada día preguntando a los estudiantes sobre sus intereses para motivarlos, pero que esto es difícil cuando los estudiantes se sienten desorientados y solo se enfocan en el presente. El documento argumenta que la educación debe darles esperanza a los estudiantes y prepararlos para un futuro mejor a través de dotarlos de herramientas críticas, a pesar de que los maestros
2. Debería ser obligatorio
empezar así las clases cada día:
“Buenos días,
¿os ha sucedido algo interesante?
¿tenéis interés por hablar
sobre algún asunto en particular?”
3. Es incuestionable que a partir de ahí,
de los intereses reales de los alumnos,
es como puede construirse mejor
una sesión de aprendizaje,
o bien,
como puede crearse
el clima de motivación adecuado
para iniciar la labor docente.
4. El problema surge
cuando los alumnos
están tan desorientados,
tan “perdidos”
que no son capaces
de encontrar motivación por nada.
5. Los jóvenes de hoy
tienen la sensación
de haber llegado
a un Point of No Return,
y si el futuro no existe,
su única preocupación
es vivir el momento
sin interés por nada
que no sea inmediato.
6. de las funciones esenciales de la docencia
es
recuperar la ilusión por el mañana
de los millones de jóvenes
que son incapaces de
vislumbrar
un objetivo de futuro,
que no creen en unas
instituciones
que no les representan
que no encuentran ninguna
razón
para luchar por un mañana
que es demasiado incierto.
7. Educar a una generación “perdida”
es una dificultad más
en la ya de por sí difícil tarea
de educar.
8. Educar a la generación del “aquí y ahora”
significa intentar que los jóvenes
no queden al margen de la sociedad,
no opten por
una actitud de pasotismo
o de destrucción compulsiva.
9. para que se enfrenten
de forma constructiva
y con espíritu crítico
a un sistema que no funciona,
a una realidad injusta
que prioriza el beneficio de unos pocos
en
lugar del bien común,
que facilita que la riqueza
se acumule en unos pocos
10. Por mucho que se empeñen algunos,
la educación debe
mantener
su función de equilibrio social,
de ascensor,
de facilitar que no se pierda
11. La función de la educación
no es solo alfabetizar,
o preparar para el futuro laboral,
educar es también
dar esperanza,
preparar a los alumnos
para un mañana mejor.
12. No está dentro de las posibilidades de los docentes
dotar a la juventud de un futuro mejor,
pero sí
que lo está el luchar cada día
para que estos no caigan en el desánimo,
en la desesperación, en el pasotismo
absoluto
y dotarles de las herramientas
necesarias
para que tengan espíritu crítico
13. Para ello es necesario que los docentes
sean cada día más profesionales,
es decir,
reciban un formación cualitativa
y cuantitativamente mejor,
y, a la vez,
mantengan el entusiasmo intacto...
aunque esto no sea tarea fácil
en los tiempos que corren.