La profesora destaca la importancia de la educación como un valor social fundamental. Explica que los profesores deben enseñar a los estudiantes que no todo se puede comprar o vender, y que existen valores que son más importantes que una visión de consumo. Finalmente, señala que los maestros son idealistas que sueñan con una sociedad mejor y proyectan esos sueños a través de sus estudiantes.

1. Como profesora siento que no puedo terminar estas
palabras sin detenerme en el análisis de un par de
conceptos que están muy en la conciencia del colectivo
social en estos últimos días. Desde aquí no pretendo hacer
una definición magistral de lo que es “la educación” y el
sentido que tiene “lo social” en nuestro tiempo, pero sí creo
que tengo derecho, como maestra que soy, a realizar una
pequeña aproximación al espíritu asistencial que a veces se
nos olvida y que conllevan implícitos estos valores. Puedo
estar equivocada, pero de esta manera me gusta concebir
lo que hago, lo que hacemos todos los que nos celebramos
hoy: Entender la educación como un valor.
Siento que como profesores una de nuestras misiones
trascendentes da cuenta de preparar a nuestros niños para
la vida. Es un deber enseñar que no todo se compra y se
vende como nos quiere engañar la sociedad desde que
nacemos. Tenemos que mostrar que existen valores que se
superponen a esta visión de consumo. Existen bienes
sociales que no pueden, ni deben entrar en la dinámica del
mercado. Entiéndase, por favor, que no hago una apología
en contra de la economía de mercado o de la concepción
neoliberal de la vida. No. Lo que trato de rescatar y
transmitir esta mañana es que nuestros alumnos y
alumnas, al egresar de nuestra institución, deben hacerlo,
habiendoaprendidola lección más importante: Aquella que

2. graba los apuntes en el corazón, aquella que forja su
espíritu y su temple para crecer y triunfar, pero no a
cualquier costo, ni de cualquier forma. Debemos enseñar
que “el cómo” consigo las metas también es importante.
Cuando hablo de un bien social o de un valor, pienso en
conceptos buenos y puros a los que los seres humanos
podemos acercarnos y si para nosotros es muy tarde, quizás
para nuestros niños no lo sea. Necesito tener la convicción
de que en una sociedad sostenida por estos futuros
profesionales, la educación puede ser construida como un
bien, que esté disponible para todos en igualdad de
condiciones,que la calidad no se condicione por la cantidad
de recursos que posea la familia. Que la pensión de
nuestros abuelitos se conciba como la oportunidad de
agradecer toda una vida de trabajo y de contribución a lo
que somos como país ¿cómo una sociedad puede siquiera
llegar a pensar que la vejez es una oportunidad para hacer
negocios a costa de la necesidad de los ancianos? No, mis
alumnos no tendrán esa concepción de la vida. ¿Cómo
puedo enseñarle a u niño que la salud es parte de esta
transacción empresarial? Qué no importa tanto ayudar y
atender el dolor de un paciente, sino cuánto vale esa
persona en el sistema y de aquí deducir que existen
personas más personas que otros porque pueden pagar su
bienestar y otros no. De verdad me resisto.

3. Cualquier análisis que queramos hacer en educación o en
estos “bienes sociales” no puede dejar de considerar la
esencia del ser humano, porque por una deformación
vocacional, aún creo en la bondad de las personas, en la
limpieza del espíritu, en la capacidad de darnos cuenta que
no estamos haciendo del todo bien las cosas, que en alguna
parte del camino perdimos el rumbo: el rumbo de la
solidaridad, de las empatía, de la sensibilidad por el dolor
del prójimo, pero reitero que si para nosotros ya es tarde,
no lo es para nuestros alumnos(as), ellos son los encargados
de corregir estos errores, sólo debemos darles la
herramientas intelectuales y morales para que ellos si lo
hagan bien.
Eso es un poquito lo que somos, nosotros y la gran mayoría
de los maestros del mundo, somos idealistas, somos
soñadores que disfrazados de profesores, proyectamos
nuestros sueños de una sociedadmejor a través de nuestros
alumnos y alumnas.
MUCHAS GRACIAS