4. Las potencias creadoras del hombre de Bizancio fueron canalizadas en expresión estética, en gran parte porque no tenía otro camino por donde transitar. Sólo en el arte era posible encontrar algo de variedad y libertad. En este terreno, de nuevo el arte de la iglesia y del estado estaban bajo la tutela única del emperador. Por todas estas circunstancias, es doblemente encomiable el florecimiento que dio frutos tan admirables como Santa Sofía en Constantinopla y San Vital en Rávena. En ambos casos, los métodos de construcción fueron experimentales, y la solución obtenida a los problemas arquitectónicos y decorativos fue audaz y totalmente libre de inhibiciones. El concepto bizantino de autoridad quedó fundido en los proyectos y planos arquitectónico y decorativo de Santa Sofía y San Vital.