Este documento resume los mosaicos de la iglesia de San Vitale en Ravenna. El programa iconográfico se centra en el sacrificio de la eucaristía y muestra escenas del Antiguo y Nuevo Testamento que representan la salvación a través de Cristo. Los mosaicos también representan a Justiniano y Teodora ofreciendo donaciones a la iglesia para confirmar su autoridad imperial y religiosa.
1. 1
UBICACIÓN Y TEMÁTICA DE LOS MOSAICOS DE LA IGLESIA DE SAN VITALE EN RAVENNA
Lic. Lía Inés Lagreca. Texto de circulación interna de la Cátedra Historia de las Artes Visuales
I. 2003.
La iglesia de San Vitale en Ravenna, fue comenzada a construir en el año 522, bajo la
dominación ostrogoda, encargada por el obispo Eclessio, y fue consagrada en el 547, ya en el
período de dominación bizantina.
San Vitale, un mártir de la segunda centuria, se cree que fue el padre de una familia de
mártires que se asocian con los inicios del cristianismo local. Se cree que San Vitale fue el marido de
Santa Valeria, y el padre de los Santos Gervasio y Protasio. De acuerdo a la historia de estos dos
santos, ambos fueron martirizados junto a San Vitale en el “pequeño coliseo”, el lugar en donde hoy
se encuentra la iglesia. San Vitale, el primer mártir de Ravenna, fue visto como la cabeza espiritual
de la comunidad cristiana de Ravenna.
La planta de la iglesia de San Vitale, es una planta central, cuyo núcleo es un octógono
abovedado delimitado por ocho pilares, rodeado por un octógono mayor que cumple la función de
deambulatorio. Por encima de éste, una tribuna. Adosado a un ángulo que forman dos lados del
octógono, se encuentra el nártex.
A ambos lados del nártex y cerrando el espacio entre
éste y el edificio central, dos torres que sirven de acceso a la
tribuna. Interior. Al lado contrario del nártex, aunque no en el eje
de simetría, se encuentra el presbiterio y el ábside que lo cierra,
flanqueado por dos capillas circulares rematadas por sendos
espacios rectangulares.
En su forma octogonal, la iglesia puede ser entendida
como un martyrium a San Vitale. Litúrgica y místicamente, un
santuario de un mártir es a la vez su tumba y el sepulcro de
Cristo; y la teología del cristianismo temprano concebía la
dignidad del martirio como la transfiguración mística del mártir
dentro de Cristo.
LOS MOSAICOS
Programa iconográfico.
Según concuerdan la mayor parte de las interpretaciones, el programa iconográfico estaría
referido en su totalidad al sacrificio de la eucaristía, el sacrificio que da vida. Representa la
concordancia en todo tiempo y espacio, de la liturgia de la eucaristía, mediada en la tierra por el
Obispo y por el Emperador. Es un acto de alabanza de la creación. La salvación humana está
demostrada por Dios desde el Antiguo Testamento. La lectura de la Biblia no se limita a recordar
eventos pasados, sino que es vista como una llave para entender el plan universal. De suma
importancia son las relaciones entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento no es
visto solamente como una narración de hechos sucedidos antes del tiempo de Cristo: los
acontecimientos del Antiguo Testamento son vistos como “prefiguraciones” del Nuevo Testamento.
En el centro de la bóveda el Cordero alude al Cordero sacrificado (Ap. 5:6-14), revelación del
Dios Invisible. La corona de laurel, simboliza la gloria del regreso al Creador, del cual todas las
cosas buenas vienen.
A derecha e izquierda de la bóveda, las escenas bíblicas recuerdan los grandes sacrificios del
Antiguo Testamento: Abel (Gén. 4), Abraham (Gén. 18: 1-16 y Gén. 22) y Melquisedec (Gén. 14: 17-
20). Estos eventos son tomados fuera del tiempo para ser resumidos en dos imágenes únicas: Abel
y Melquisedec alrededor de un único altar, por un lado, y la promesa de Mambré y el sacrificio de
Isaac, por el otro. Estos sacrificios muestran la fe obediente y confiada en Dios (2003, Sánchez, D.).
En ningún lugar se muestran escenas de la pasión. En la bóveda del ábside, la figura de Cristo es la
de un joven, sentado sobre el universo, que sostiene en su mano un pergamino con los siete sellos
(Ap. 5:1), rodeado por nubes de gloria vinculadas a la revelación del Uno Invisible. La tierra bajo sus
pies es el nuevo Paraíso, regado por los cuatro ríos (Gén. 2: 10-15) que representan a los
Evangelistas. Cristo está recibiendo la ofrenda del edificio de manos del Obispo y coronando al
mártir.
2. 2
Los mosaicos del Emperador Justiniano y la Emperatriz Teodora, a derecha e izquierda de la
bóveda del ábside, tienen puesto el énfasis en la gloria de dios y la necesidad de mediadores entre
Él y los hombres.
En ambos mosaicos los emperadores están llevando las ofrendas para ser consagradas.
Estas escenas están visualmente asociadas con el mosaico de la bóveda del ábside por medio del
fondo dorado, de la ropa del Emperador, que tiene una guarda análoga a la de la figura de Cristo, y
por la aureola de Justiniano y de Teodora, que manifiesta su función sagrada. El Emperador es
verdaderamente un mediador ritual, imitando y figurándose como Cristo, segunda persona de la
Trinidad.
La liturgia de la eucaristía celebrada en la iglesia se enlaza con las “ofrendas verdaderas” en
los dos mosaicos del Antiguo Testamento a través de altares, panes y cálices similares; se enlaza en
la cúpula a través del ritual de movimiento de alabanza y ofrenda de los ángeles, que también son
mediadores. Los mosaicos del Antiguo Testamento están asociados con el de la bóveda del ábside a
través de la imagen de las nubes y del paraíso, en primer término, y en la cúpula, mediante la
imagen del Cordero. Finalmente , la cúpula repite, en reverso, el movimiento del globo en el ábside:
aquí se sumerge dentro de la tierra, mientras en la cúpula, se eleva con los ángeles desde las cuatro
esquinas del santuario.
San Vitale.
Vista del ábside.
6
3
1
San Vitale. Vista del ábside y de la bóveda central
15 6 10
13
8
11
12
9
14
1
5 4
3. 3
1
6
7
11
9 10
4
8
La distribución de los principales mosaicos es la siguiente.
1. Bóveda del ábside: Cristo entronado, San Vitale y el Obispo Ecclesius.
Cinco figuras antropomorfas. En el centro, sentado sobre una esfera, Cristo imberbe, con el
cabello corto y un nimbo en forma de cruz, entronizado sobre la esfera celeste que representa
el universo, la perfección y vestido con una túnica púrpura. Es un Cristo triunfante,
majestuoso, sin rasgos de sufrimiento. En su mano derecha sostiene la corona del sacrificio y
en la izquierda, un pergamino.
A su derecha, el arcángel Gabriel conduce a San Vitale quien está vestido con traje de corte y
dispuesto a recibir la corona del martirio que Cristo le ofrece.
A la izquierda, el arcángel Miguel con el Obispo Eclessio, quien ofrece a Cristo una maqueta
del templo. En la parte superior, se ven una nubes alargadas y, debajo de la esfera celeste, se
ve la tierra con flores de la que brotan los cuatro ríos del paraíso.
2. Enjutas de la bóveda del ábside: las ciudades de Jerusalén y Belén.
3. Arco que precede a la bóveda del ábside: dos arcángeles sosteniendo el orbe.
4. 4
4. Pared Sur del ábside, panel inferior (muro inferior izquierdo, lado de la Epístola): la
Emperatriz Teodora y su corte. La emperatriz Teodora, está engalanada con joyas,
diadema, catatheistae y collar, ataviada con una clámide de púrpura bordada en oro con las
figuras de los tres Magos, sostiene un cáliz de oro y es precedida por dos chambelanes. Uno
de ellos alarga el brazo hacia una cortina recogida que cuelga de la puerta, pero vuelve la
vista hacia la emperatriz. La emperatriz se halla en pie en un nicho coronado por una concha,
las damas acompañan a la emperatriz debajo de un dosel recogido; delante de la puerta, a la
izquierda, hay una fuentecilla de la que brota agua.
La emperatriz Teodora, antes bailarina y prostituta, cubierta toda ella de pedrería, se
acerca a la iglesia de San Vitale para ofrecer el cáliz de oro para el sacrificio de la misa, en
medio de una brillante comitiva de damas de su séquito y de dos dignatarios de la corte,
reconocibles por la indumentaria, la túnica, uno de los cuales dirige el cortejo e introduce a la
emperatriz en la iglesia levantando la cortina de acceso. A Teodora le siguen dos damas que,
por la posición e individualidad que adoptan, así como por la variedad del vestido y joyas, se
identifican con la mujer e hija del general Belisario, íntimas amigas de Teodora; cierra el
cortejo un grupo de damas vestidas ricamente para la ceremonia religiosa. Los personajes se
mantiene rígidos e inmóviles ante la importancia del acto, la mirada fija, con ojos
excesivamente grandes. Teodora sobrepasa en altura al resto de los personajes del mosaico
y está diferenciada y singularizada por los atributos de su rango: la púrpura y la corona. La
variedad de los ropajes, su calidad y colorido están captados con minuciosidad hasta los más
pequeños detalles de los pliegues y elementos decorativos (en la parte inferior de la túnica se
representan los Tres Reyes Magos, como queriendo establecer una correlación entre la
adoración y entrega de presentes y el momento histórico de la consagración de la iglesia de
San Vitale); las joyas también tienen un tratamiento muy realista y preciso. Este mosaico
debió de ser realizado antes del año 548, año en que murió la emperatriz.
5. Pared Norte del ábside, panel inferior (muro inferior derecho, lado del Evangelio): el
Emperador Justiniano y su corte. Justiniano, con aureola, coronado y revestido de clámide
y de púrpura sujetada con una enorme fíbula de oro y joyas. Su mano izquierda, cubierta,
sostiene la bandeja. Está acompañado por su corte y por el obispo de Ravenna Maximiano y
llevan los utensilios necesarios para la celebración de la misa: patena, cruz, Evangelios e
incensario. A su derecha, en el extremo, un grupo de la guardia real. Todos están de pie ante
un fondo verde, y dirigen su mirada hacia el espectador.
Se representa al emperador Justiniano, en el centro del grupo, revestido de púrpura,
coronado y rodeado por un nimbo, que pretende simbolizar el poder conferido por Dios. El
séquito imperial ha sido representado en el momento de hacer la entrada en el templo,
portando los objetos sagrados necesarios para la celebración de la misa: Justiniano lleva una
gran patena y alguno de sus acompañantes llevan el misal y el incensario. El emperador está
5. 5
precedido de dos dignatarios eclesiásticos y del arzobispo Maximiano, cuyo nombre aparece
sobre su cabeza. Entre éste y Justiniano aparece un personaje de medio cuerpo que suele
identificarse con Juliano Argentarius, el financiador del templo. A la derecha del emperador
están representados los cargos políticos y militares de la corte justiniana: el inmediato a
Justiniano se asocia a la efigie del general Belisario, conquistador de Rávena, el siguiente al
general Narsés y en el extremo del grupo, cerrándole por la izquierda, una representación de
la guardia personal del emperador. Se trata por tanto de un documento histórico de primer
orden, en el que dos personajes están perfectamente identificados, Justiniano y Maximiano
como arzobispo de la ciudad, y otros tres que lo están hipotéticamente. La vestimenta, la
situación y los objetos que llevan son reveladores de su posición social y de su dignidad. Los
sacerdotes, revestidos para la celebración de la misa, portan el misal y el incensario; los
dignatarios de la corte están simbolizados por su túnica, los guerreros por el atuendo militar y
el emperador por sus atributos de poder
Esta ofrenda imperial realizada por Justiniano y Teodora era un gesto frecuente en
aquellos tiempos hacia las iglesias más importantes del Imperio. Su representación se basa
en la oblatio, tema que responde a una iconografía jurídica con precedentes en Roma, llegado
el momento de invocar la acción sagrada del emperador como pontífice máximo. Este cortejo
imperial (ficticio, pues parece ser que Justiniano y Teodora nunca visitaron Rávena)
perseguiría dos objetivos, por una parte el reconocimiento de la divinidad de Cristo como hijo
de Dios; un reconocimiento que negaba la doctrina arriana, y por otra parte trataba de invocar
la relación entre Dios y el emperador plasmando así una idea que era casi un principio moral:
el carácter divino del soberano que dispensa al mundo la gracia divina. Justiniano tendría
como misión hacer triunfar en la tierra el reino de Cristo. Recordemos que el encargo del
edificio data de fechas anteriores a 540, cuando la ciudad es reconquistada por el general
Belisario a las tropas ostrogodas. A partir de esa fecha Rávena se convierte en sede de un
exarcado en el que el puesto de gobernador lo ocupa el propio obispo; en fechas de la
terminación de San Vitale lo es Maximiano, quien consagra la iglesia en 547. Por ello, es
probable que los paneles en los que se representa al emperador y a su esposa, manifiesten el
interés por la reconquista bizantina de Italia, así como el apoyo al virrey Maximiano un
candidato imperial, la entrega de regalos a la iglesia de San Vitale y la acentuación de las dos
esferas de autoridad, el imperium y el sacerdotium.
Ambos mosaicos, el de Justiniano y el de Teodora, tienen una serie de elementos
comunes, pero también hay notables diferencias entre ellos. Los dos cortejos reflejan el
ceremonial rígido y reglado que debió de existir en la corte bizantina, deducido por la
colocación, vestimenta, atributos y actitudes de los personajes. Son dos comitivas solemnes y
graves, frontales, en donde la jerarquización de los poderes espirituales y temporales están
perfectamente delimitados. Es un reflejo del cesaropapismo de la corte, donde las escenas
religiosas toman el carácter de ceremonias cortesanas, y, a la vez, la solemnidad imperial se
adapta al ritual litúrgico. En cualquier caso, hay una intención clara de resaltar lo mayestático,
lo autoritario y solemne, no sólo del conjunto, sino en la individualidad de los componentes de
ambos grupos. Existen, también, notables diferencias entre ambos plafones, son tan claras
que se ha llegado a suponer que fueron artistas diferentes los que los realizaron.
Efectivamente el color es mucho más rico y variado en el de Teodora. El sentido descriptivo
que se aplica en el tratamiento de sus vestidos, joyas y brocados, es mucho más preciso que
el usado en el del emperador; en éste los fondos están prácticamente suprimidos creando una
atmósfera áurea que impele a los personajes hacia el primer término, como si no cupiesen en
el espacio, estructurado únicamente por la colocación de los pies y la ocultación de uno de los
laterales de cada personaje por los ropajes del siguiente; en cambio, en el de Teodora es de
mucha mayor profundidad espacial obtenida por el apoyo visual de las cortinas entreabiertas,
la fuente de pie o en la especie de hornacina abovedada que enmarca a la emperatriz; distinta
también es la propia proporción de las figuras.
6. 6
6. Bóveda central del presbiterio: Agnus Dei o Cordero místico, con cuatro ángeles. La
bóveda está dividida en cuatro, por nervaduras formadas por hojas de laurel. En el centro,
cuatro ángeles parados sobre orbes sostienen una guirnalda central que enmarca al Agnus
Dei.
La iconografía cristiana utiliza el Agnus Dei como una representación alegórica del “Sacrificio” de
Cristo. El lugar simbólico del Cordero con el altar debajo, establece un axis vertical con el
simbolismo sacrificial de la Eucaristía.
Por otro lado, los cuatro ángeles, podrían referir a los cuatro puntos cardinales.
7. Intradós del arco que se abre al presbiterio: quince medallones que representan los
bustos de: Cristo, en lo alto, con barba y cabello largo, los doce apóstoles, y los santos
Gervasio y Protasio (considerados los hijos de San Vitale). (Ver figuras anteriores).
8. Pared Sur del presbiterio, luneto (muro izquierdo): Sacrificio de Abel y Ofrenda de
Melquisedec. Abel sale de una choza cubierta de paja y ofrece al cielo un pequeño cordero.
El altar de Melquisedec tiene sobre la mesa la copa sacramental y los dos panes-hostias, está
delante de una iglesia que tiene forma de basílica. La mano de Dios sale de entre las nubes a
recibir las ofrendas.
7. 7
Este mosaico muestra dos escenas de ofrendas del libro del Génesis. Abel muestra su
ofrenda, el “primogénito de su rebaño” (Génesis 4:3-5), y la ofrenda de Melquisedec es parte
de la historia de Abraham cuando Melquisedec, el sacerdote, el rey de Salem, ofrece a
Abraham pan y vino. (Génesis 14:18-20; Hebreos 7:1-2).
El simbolismo eucarístico de esta imagen se ve con el altar portando el pan y el vino
entre las figuras de Abel y Melquisedec presentando sus ofrendas.
9. Pared Sur del presbiterio, fuera del luneto, en las enjutas: Moisés se desata la sandalia
ante la zarza ardiente y cuida los rebaños de su suegro Jetró, y en el otro lado, Isaías.
La historia de Moisés: Éxodo 3:1-5. Isaías es considerado el Profeta de la Encarnación de
Cristo.
10. Pared Sur del presbiterio, en la parte superior del tímpano del luneto: dos ángeles que
portan un medallón con una cruz adornada con joyas.
11. Pared Sur del presbiterio (muro superior izquierdo): San Marcos y San Mateo con sus
correspondientes símbolos. (San Marcos el león y San Mateo el hombre alado).
12. Pared Norte del presbiterio, panel superior: San Lucas y San Juan con sus atributos.
(San Lucas el buey y San Juan el águila).
Los cuatro evangelistas aparecen en el nivel superior a los profetas. Cada evangelista está
asociado con una de las esquinas del mosaico del presbiterio, y la división en niveles muestra
el corte entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.
13. Pared Norte del presbiterio, luneto inferior (muro inferior derecho): dos episodios de la
vida de Abraham: En el centro, los tres ángeles bajo el roble –visión de Mambré- anunciando
a Abraham el nacimiento de su hijo Isaac, y a la izquierda su esposa Sara (Génesis 18:1-15).
A la derecha el sacrificio de Isaac (Génesis 22).
14. Pared Norte del presbiterio, fuera del luneto, en las enjutas: Jeremías, a la izquierda, y
Moisés en el Monte Oreb, a la derecha, recibiendo las Tablas de la Ley, mientras al pie del
monte Sinaí le esperan las doce tribus de Israel.
Jeremías es tradicionalmente visto como el Profeta de la pasión de Cristo.
15. Pared Norte del presbiterio, en la parte superior del tímpano del luneto: dos ángeles
que portan un medallón con una cruz adornada con joyas.
Recomendamos realizar la visita virtual a la Iglesia de San Vitale disponible en: www.turismo-
ravenna.it/frame_citta.htm Basílica de San Vitale y San Vitale Ábside