El documento resume los principales puntos sobre la importancia y necesidad de implementar programas de educación emocional en los centros educativos. En 3 oraciones o menos: La educación emocional es un derecho ineludible y contribuye al desarrollo integral de los estudiantes y a mejorar su rendimiento académico. Existen programas evaluados científicamente que han demostrado resultados positivos. Es necesaria la formación del profesorado y la coordinación de toda la comunidad educativa para implementar con éxito programas de educación emocional.
2019 meu2 congreso derechos de la infancia la cdn-
1.
2. LA CONVENCIÓN SOBRE LOS
DERECHOS DEL NIÑO
A DEBATE 30 AÑOS DESPUÉS
Antonio Salvador Jiménez Hernández
Otman Ghannami-Gabriel Ordaz Olais
Karina Marisol Heredia Guzmán-Jaddy Brigitte
Nielsen Niño-Laura Lara Vázquez-Adriana Santos
Alessandra Rique de Alvarenga Ferreira-Dulce Garcia
Galvão-Jorge Apóstolo-Miguel Ángel Martín Sánchez
Jorge Cáceres Muñoz-Manuel Antonio Conde del Río
(Coordinadores)
Colección
Participación e incidencia política
Huelva, 2019
4. 557
CAPÍTULO 39
LA EDUCACIÓN EMOCIONAL EN
LOS CENTROS EDUCATIVOS:
UN DERECHO INELUDIBLE
Elia López Cassá*
Nuria Pérez Escoda*
*Departamento de Didáctica y Organización Educativa,
Universidad de Barcelona, España.
**Departamento de Métodos de Investigación y
Diagnóstico en Educación, Universidad de Barcelona,
España
Introducción
Las aportaciones científicas existentes muestran la
necesidad de educar las emociones en la persona. Los
beneficios de la incorporación de la educación emocional en
el sistema educativo favorecen el desarrollo integral. La
mejora de las competencias emocionales contribuye al
aumento del aprendizaje de los niños y adolescentes,
concretamente Durlak, Weissberg, Dymnicki, Taylor y
Schellinger (2011) sostienen en su metaanálisis que el
rendimiento académico mejora en un 11%. Por otro lado la
educación emocional se asocia a la mejora de la convivencia
humana minimizando los problemas sociales derivados de las
drogas, violencia, discriminación, etc. (Bisquerra, 2008).
5. 558
Las políticas educativas y sociales juegan un papel
esencial para otorgar el reconocimiento y el valor pedagógico
a la educación emocional como derecho humano.
Una forma de llevar a cabo la educación emocional
en los centros educativos es mediante la implementación de
programas educativos que desarrollen las competencias
emocionales y que puedan incluirse dentro de los proyectos de
convivencia de los centros educativos. Un proyecto de
convivencia supone analizar la identidad del centro educativo,
en qué valores se sustenta y cómo integra la educación
emocional en el desarrollo humano y en la convivencia
mediante prácticas visibles de todos y cada uno de los
participantes (López Cassá, 2017).
Los programas que han sido evaluados
científicamente, han demostrado resultados significativos en
la mejora del desarrollo emocional de los alumnos desde la
infancia hasta la vida adulta (Bisquerra, Pérez-González y
García-Navarro, 2015). Para poder extender su implantación
es imprescindible la formación del profesorado como paso
previo.
La educación es un derecho de las personas a lo largo
de su vida, y la educación emocional es un derecho ineludible
para todos.
La educación emocional en el desarrollo humano y la
convivencia
España es uno de los países que han aprobado el
texto final de la Convención sobre los Derechos del Niño
6. 559
(1989 y lo ha convertido en Ley en el 1990. Tal y como
manifiesta UNICEF (2006), la educación es un derecho del
niño a fin de que se pueda ejercer progresivamente y en
condiciones de igualdad de oportunidad… (art. 28),
…encaminada al desarrollo de sus capacidades y máximo de
sus posibilidades, al respeto a los derechos humanos, valores
y respecto…, entre otros aspectos (art. 29). Por lo tanto, la
educación es un derecho para todos que tiene la función de
potenciar el desarrollo humano.
En los últimos años hemos asistido a un proceso de
importante transformación de los planes de estudio en el
sistema educativo español. Desde la implantación de la Ley
Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE, 2006),
hasta la Ley orgánica para la mejora de la calidad educativa
(LOMCE, 2013) la escolaridad obligatoria se ha orientado al
desarrollo integral de la persona, basándose en el desarrollo de
sus competencias. En la LOE se establecía que la Educación
para la Ciudadanía fuese una materia obligatoria y evaluable a
introducir en los planes curriculares de la Educación Primaria,
Secundaria Obligatoria y Bachillerato. Este sentido, la
legislación sustentó la importancia del desarrollo y la
formación de la persona para potenciar ciudadanos y
ciudadanas responsables para convivir en democracia.
La escuela no puede ignorar que las emociones
forman parte del ser humano y la educación ciudadana y, por
ello, la educación emociona tiene que estar explícitamente en
el currículum formal.
Se cuenta con aportaciones desde la neurociencia
que señalan la importancia de las emociones en el campo
educativo. Según Ferrer y Masset (2017) y Murillo y
Hernández (2014), los recientes descubrimientos de la
7. 560
neurociencia muestran la relevancia que tiene la gestión
emocional en los procesos de aprendizaje escolar, destacando
la atención como componente emocionalmente significativo
en la activación del aprendizaje y la memoria. Otras
investigaciones más próximas a la neuroeducación ponen de
relieve cómo la atención es un requisito fundamental para
potenciar el rendimiento escolar, tomando las emociones
como activadoras de motivación y aprendizaje (Mayorga,
2015).
El ser humano es un todo integrado y la educación
no puede tratar a la razón y a la emoción por separado, tal y
como señalan Damasio (2009), Maturana (2001) y Mora
(2017), entre otros autores. La emoción es indisociable a la
razón y, tanto la dimensión afectivo- emocional como
cognitivo-racional forman parte del desarrollo humano. Cabe
destacar que el desarrollo emocional forma parte del de la
socialización del niño (Nuñez, y Fontana, 2009) y que tiene
influencia sobre el razonamiento (Damasio, 2005; Morgado,
2010).
En la cotidianidad es fácil observar la falta de
competencia emocional en situaciones como:
comportamientos impulsivos y agresivos, dificultades de
integración de algunos alumnos, situaciones de acoso, burnout
del profesorado, etc. (Bisquerra, 2014; Collell y Escudé, 2000;
Rodríguez Gómez, 2008).
Los entornos educativos afectan el estado emocional
del alumnado, si existe la presencia de la violencia, ya sea de
cualquier tipo, perjudicará el aprendizaje, así como de
situaciones que representen una amenaza para la integridad
8. 561
físico o psicológica del alumnado, ya que un alto nivel de
estrés impacta negativamente el cerebro (Campos, 2010).
De acuerdo con Berastegui (2015) la educación
emocional facilita recursos y estrategias que permiten a los
alumnos adaptarse a las situaciones y experiencias de la vida.
Es una forma de prevención primaria inespecífica que fomenta
las tendencias constructivas y minimiza las destructivas
(estrés, depresión, ansiedad, violencia, bullying, etc.) a la vez
que contribuye a generar un clima favorable.
Además, educar las emociones en un sentido
pedagógico, favorece el desarrollo personal de los sectores de
la sociedad menos favorecidos. Los problemas sociales
(drogadicción, delincuencia o actos de violencia), se
reproducen de forma cultural si no se toman medidas de
cambio. La educación emocional se convierte en un factor
protector, que empodera y ofrece recursos para la resiliencia.
De acuerdo con Bisquerra (2000; 2009) la educación
emocional es un proceso educativo, continuo y permanente,
que pretende potenciar el desarrollo de las competencias
emocionales como elemento esencial del desarrollo humano,
con objeto de capacitarle para la vida y con la finalidad de
aumentar el bienestar personal y social.
Bisquerra (2009, p.163) presenta los objetivos derivados a
partir de las competencias emocionales:
-Adquirir un mejor conocimiento de las propias emociones.
-Identificar las emociones de los otros.
-Denominar correctamente las emociones.
-Desarrollar la habilidad para regular las propias emociones.
-Desarrollar la tolerancia a la frustración.
-Prevenir los efectos nocivos de las emociones negativas.
9. 562
-Desarrollar la habilidad de generar emociones positivas.
-Desarrollar la habilidad de automotivarse.
-Adoptar una actitud positiva ante la vida.
-Aprender a fluir.
De acuerdo con este mismo autor, a través de la
educación emocional se podría dar respuesta a un conjunto
amplio de necesidades:
-Resolución de conflictos y contradicciones.
-Mejorar la salud emocional.
-Mejorar las relaciones sociales y la convivencia.
-Afrontar el analfabetismo emocional y promover la
inteligencia emocional.
-Atender al desarrollo integral del niño.
-Favorecer el clima emocional del aula.
-Potenciar el autoconocimiento.
-Mejorar las competencias emocionales del profesorado.
-Reducir las situaciones del fracaso escolar.
-Potenciar las emociones positivas en el proceso de
aprendizaje.
De todo ello, se desprende que la educación
emocional es un elemento clave en la formación y desarrollo
integral de la persona. Además de ser un factor esencial en la
mejora del aprendizaje y rendimiento escolar, contribuye
decididamente a una ciudadanía más comprometida, a una
convivencia democrática y pacífica con los demás. En
resumen es un elemento clave para el bienestar personal y
social.
La implementación de programas de educación
emocional
10. 563
La educación emocional puede llevarse a cabo
mediante la implementación de programas educativos que
favorezcan el desarrollo de las competencias emocionales.
Las competencias emocionales se definen como el
conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y
actitudes necesarias para tomar conciencia, comprender,
expresar y regular de forma apropiada los fenómenos
emocionales (Bisquerra y Pérez Escoda, 2007, p. 8). El modelo
pentagonal de competencias emocionales que ofrecen estos
autores se estructura en cinco competencias: conciencia
emocional, regulación emocional, autonomía personal,
competencia social y competencias para la vida y el bienestar.
Entendemos un programa como la planificación y
ejecución de un conjunto de acciones orientadas a lograr unos
objetivos para satisfacer unas necesidades y/o enriquecer,
desarrollar o potenciar determinadas competencias.
Existen numerosas experiencias de implementación
de programas de educación emocional con resultados
relevantes para la mejora de la calidad educativa y el
desarrollo humano. Los programas que tienen garantías de
eficiencia son los que han demostrado sus efectos positivos
empíricamente y que han sido evaluados científicamente.
Vamos a destacar algunas instituciones o movimientos por su
labor en el diseño, desarrollo e implementación de programas
educativos para el desarrollo de la inteligencia y competencia
emocional desde la infancia hasta la adolescencia, con la línea
de prevención y desarrollo humano.
11. 564
CASEL (Cooperative for Academic, Social and
Emotional Learning-www.casel.org-) es un movimiento
creado en el año 1994, constituido por profesionales bajo la
iniciativa de la Universidades de Ilionis y Chicago (EUA). Su
objetivo es crear y aplicar programas de educación
socioemocional atendiendo a los problemas de la infancia y la
adolescencia. Los programas educativos que desarrolla,
denominados SEL (Social and Emotional Learning), son
programas de aprendizaje social y emocional.
En el año 2013, CASEL publicó una guía de los
programas más efectivos de SEL, y que se implementaron en
los EUA. Entre otros programas dirigidos a la educación
infantil tenemos: Second Step y I Can Problem Solve. Para la
educación primaria tenemos variedad de programas, algunos
son: Ruler y MindUP. Mientras que para la educación
secundaria existen programas tales como: Teenage Health
Teaching Modules (THTM) o Facing History and Ourselves
(FHAO)
En la Universidad de Barcelona (España), se creó en
el año 1997 el Grup de Recerca i Orientació Psicopedagógica-
http://www.ub.edu/grop (GROP). Se trata de un grupo de
investigación interuniversitario integrado por profesores de las
universidades de Barcelona y Lérida y con la colaboración de
números profesionales del ámbito psicopedagógico. Este
grupo ha diseñado programas y materiales curriculares de
educación emocional desde las primeras edades hasta la vida
adulta. Se presenta una selección de materiales que se han
publicado:
-López Cassà (2019). Educar las emociones en la infancia (de
0 a 6 años). Actividades para edades de los 0 a los años.
12. 565
-López Cassà (2003). Educación emocional. Programa de los
3 a los 6 años.
-Renom (2003). Educación emocional. Programa para la
educación primaria.
-Pascual y Cuadrado (2001). Educación emocional. Programa
de actividades de los (12-16 años).
-Güell y Muñoz (2003). Educación emocional. Programa per
a la Educació Secundaria (16-18 años).
En la implementación de programas dirigidos a los
alumnos también se hace referencia a los destinatarios
indirectos, el profesorado y la sociedad en general. Todos
ellos, son figuras relevantes para la transformación social y
educativa.
A partir de las aportaciones de numerosas
investigaciones (Bisquerra, Pérez-González y García Navarro
, 2015, p. 275) sintetizan las recomendaciones referidas a la
implementación de programas de educación emocional en
forma de decálogo. Por ello, cualquier aplicación debe
considerar estos aspectos:
1) Fundamentación teórica que sustenta el programa de
educación emocional, haciendo explícito el desarrollo
de cada una de las competencias emocionales.
2) Explicitación de los objetivos de evaluación del
programa y darlos a conocer al alumnado.
3) Coordinación de la comunidad educativa (familias,
profesores, alumnado y otros profesionales vinculados
con el centro), construyendo, si es posible, una
comunidad de aprendizaje.
4) Apoyo de la comunidad educativa (dirección,
claustro, familias y profesionales de administración y
servicios), empezando por la dirección del centro.
13. 566
5) Uso de metodologías de aprendizaje activas,
variadas y participativas para el desarrollo de
competencias emocionales: role-playing, videos,
relajación, mindfulness, visualizaciones, aprendizaje
cooperativo, etc., procurando atender a los diversos
estilos de aprendizaje del alumnado.
6) Implantación sistemática y secuencial del programa
de educación emocional a lo largo de varios años,
garantizando una programación coordinada, integrada
y unificada con el resto de actividades educativas.
7) Intervención educativa en situaciones y contextos
diversos (patio, familia, calle, sociedad) para ofrecer
diversidad de oportunidades para la práctica de las
competencias emocionales, así como su transferencia
en diferentes contextos y situaciones de la vida
cotidiana.
8) Información y formación del personal docente,
orientadores y familias mediantes planes de formación
y asesoramiento.
9) Evaluación del programa, incluyendo un plan de
evaluación del programa para antes, durante y después
de su aplicación.
10) Aplicar diseños experimentales o cuasi
experimentales e instrumentos válidos y fiables para
evaluar los efectos del programa de educación
emocional.
Aunque se haya presentado la educación emocional
mediante la implementación de programas educativos, una
aplicación más eficiente es aquella en la que se contempla la
educación de forma transversal, en todas las áreas académicas
y en todos los niveles, así como que los docentes, alumnado y
familias, integren las competencias emocionales de forma
coherente en las actitudes y comportamientos habituales,
14. 567
transfiriendo la educación emocional como hábito de vida y
para la vida.
Conclusiones
Apartir de las aportaciones científicas y legislativas
presentadas, se puede afirmar la necesidad de contemplar la
educación emocional en la educación formal, reconociendo su
valor pedagógico para el desarrollo humano, la mejora en los
procesos educativos y de aprendizaje, así como para la
convivencia ciudadana.
Educar las emociones con el fin de favorecer los
derechos humanos es una propuesta pedagógica que resguarda
las libertades individuales y los vínculos sociales,
considerando que las emociones forman parte del terreno
cultural, político, ético y moral (Calderón, 2014; Mujica,
Inostroza y Orellana, 2018). La educación emocional juega un
papel importante para el cambio y la transformación social
(Murillo y Hernández-Castilla, 2014).
La implementación de programas educativos que
desarrollen las competencias emocionales es una forma de dar
respuesta a las necesidades educativas y sociales, a la
prevención y al desarrollo humano, teniendo en cuenta la
transferencia de la educación emocional en las relaciones
humanas y en los diversos contextos de la vida.
En este sentido, la educación emocional contribuye
al bienestar personal y social, fomenta el desarrollo de la
competencia emocional como forma de empoderar a los niños
y niñas para crecer en mejores condiciones y hacer frente a los
retos de la vida cotidiana. La educación es un derecho de las
15. 568
personas, y la educación emocional en los centros educativos
es un derecho ineludible para todos.
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