Un chico acostumbrado a obtener lo que quería interceptó a una chica linda de la escuela y la acorraló, diciéndole que la dejaría ir si le daba un beso. Ella aceptó darle más de uno, y nunca más se volvió a saber del chico, aunque algunos estudiantes decían que su rostro se parecía al del bebedero de la escuela. Desde entonces, la chica bebía agua del bebedero a diario, aunque en realidad parecía estarle dando un beso.