1. a primera proyección pública de imágenes en y lo invisible, de acortar las distancias que separan
movimiento fue una más de las curiosidades al yo de “lo otro”. Fue así, dice Michael Haneke,
que se mostraron en el Salón Indien del Grand que se empezaron a contar 24 mentiras por segundo,
Café de París. Sin embargo, cuando una locomo- y el cine pudo ser –en palabras de Jean-Luc Godard–
tora se precipitó hacia los asistentes, cundió el pá- la verdad a 24 cuadros por segundo.
nico. Fue ahí cuando se dibujó uno de los momentos Confundido entre los laberintos de la imagen,
esenciales de la experiencia cinematográfica: una Opción invita a reflexionar sobre las distintas mani-
figura bidimensional se convirtió, por un instante, festaciones, recorridos, historias y memorias de más
en la realidad inmediata. El cine había creado, por de cien años de una estética tan alucinante como
primera vez, una representación temporal de lo real; polémica: la cinematografía como un juego de espe-
mostró la posibilidad de transgredir los límites de jos infinitos que nos reflejan y donde nos reflejamos,
la ficción, de dinamizar el espacio entre lo público como un arte que atrae por su capacidad de revelar
y lo privado, de desvelar las barreras de lo visible nuestros secretos.
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