1. Cómo preparar sangría, por Nora Graciela Modolo
Españolísima, la sangría goza de una innegable popularidad, tanta que ha desplazado a algunos
parientes suyos como el entrañable zurracapote, de mayor tenor alcohólico y más propio del
norte de España, de La Rioja y Navarra. Tal vez esta popularidad se deba a ese nombre, que uno
asocia tan fácilmente con todo aquello que hace que, para muchos, en España “la vida tenga
otro color”. Sangría lo asociamos con sangre y a la sangre la asociamos con vino, con fuego,
con el rojo –el color de la pasión-, con la tragedia, con al tauromaquia, con España. O tal vez se
deba, simplemente, a que es una bebida sumamente agradable, muy apta para días de calor,
excelente para las fiestas y, ojo que también, como muchas otras bebidas alcohólicas de sabor
suave, traicionera y engañosa. Así que a disfrutarla con precaución.
Existen muchísimas variantes de recetas de sangría. Aquí les paso una que, a mí personalmente,
me ha funcionado de maravilla: En una jarra de un litro y medio ponemos cubitos de hielo, 2
melocotones troceados, 1 naranja en rodajas, 1 limón en rodajas, 2 cucharadas de azúcar, 1 copa
de brandy, 1 copa de licor de banana, 1 copa de Cointreau y 1 ramita de canela. A continuación
agregamos naranjada y limonada hasta un poquito más de media jarra y llenamos lo que queda
vino tinto. Revolver todo con una cuchara de palo.
Ésta es, sin embargo, la receta “ortodoxa” de la sangría. Se puede sustituir el vino tinto por vino
rosado o blanco e incluso por cava o champagne, existiendo muchos fanáticos de esta variante, a
la que bien pudiéramos llamar “Sangría Burbujeante”.