Carlos Fuentes fue uno de los escritores mexicanos más prolíficos del siglo XX, con más de 20 novelas y obras en otros géneros literarios. Su novela corta Aura se ubica dentro del realismo mágico y cuenta la historia de Felipe Montero y las mujeres Aura y la Viuda de Llorente, donde se entrelazan lo real y lo mágico. El estilo fluido y descriptivo atrapa al lector en la historia de amor y misterio.
1. AURA. CARLOS FUENTES
RESEÑA
Héctor Manuel Carlos Hernández.
El autor
Hablar de Carlos Fuentes es hablar de una gran tradición en la literatura Mexicana, es uno de
los escritores más prolíficos que ha pisado este país, con sus más de 20 novelas, también
cultivó los géneros de cuento compilados en 5 libros, ópera, teatro, guión cinematográfico,
biografía, libros sobre política, entre los géneros de opinión escribió innumerables ensayos,
columnas y críticas
El tema recurrente en su obra es México, su país, a quien tanto quiere pero a la vez reclama sus
injusticias, su soledad, su corrupción, su sistema político, sus clases sociales tan diferenciadas,
su pobreza, su ignorancia y s miseria, y de quien reconoce su solidaridad, su ahinco por vivir día
a día, la mujer de lucha y el hombre incansable, sus colores, su gastromía, sus pueblos.
Qué tan prolífico y qué tanta calidad tuvo este hombre que tuvo quince Doctorados Honoris
Causa y premios y reconocimientos en México y el extranjero.
Bien dice este escrito “Como una metáfora de su apellido, el prolífico autor mexicano,
catedrático y embajador Carlos Fuentes desbordaba de inspiración” inspiración por su obra, su
calidad como ser humano, su mente ágil y estudiosa, sobre todo que entre más viajó, más
ubicuidad se conformó en él para tener siempre presentes sus raíces mexicanas
El relato
Aura es una novela corta, que también puede ser un cuento largo. Con menos de un centenar
de páginas cuenta la historia de Felipe Montero, la Viuda de Llorente y su sobrina Aura. Un
trabajo, ¿un engaño? Tintes cosmopolitas, vidas dispares, una historia de amor al fin y al cabo.
El estilo
Ubicada dentro del Realismo Mágico, Realismo por el estilo descriptivo y el uso de adjetivos
que logran que el lector recree como en imágenes los escenarios en que se desenvuelve la
acción, que a decir verdad lucen un tanto tristes, opacos, avejentados, grises, como si de una
película en blanco y negro se tratase. Lo mágico, no deviene en lo fantástico que se encuentra
en la literatura infantil, lo mágico se hace presente en los ambientes espaciales que se traslapan
y en el tiempo que se vuelve atemporal y cíclico. La Aura que desaparece, la abuela ausente por
periodos, tan diferentes, tan semejantes, quizá más de lo que parece
Desde la primera frase se nota lo distinto en la redacción “Lees ese anuncio: una oferta de esa
naturaleza no se hace todos los días. Lees y relees el aviso. Parece dirigido a ti, a nadie más” a
quien le habla, quien habla, es un alguien desconocido que se dirige al lector, como
envolviéndolo desde el primer instante y metiéndolo al relato, lo hace un personaje más, ese es
tal vez uno de los mayores encantos del estilo, no explorado anteriormente.
Los personajes:
2. Felipe Montero. Joven, Caballeroso, educado, atento, buena persona, demasiado buena como
para darse cuenta del lugar donde se encontraba, demasiado bueno como para reaccionar a
tiempo.
La Viuda de Llorente: anciana desvalida, sola, adinerada o alguna vez lo fue, vive cada día más
como un pesar que como un regalo de la vida misma. Educada, refinada, demacrada y con las
señales de una vejez tan inevitable como resignada.
Su sobrina Aura
Tan semejante y diferente a su tía, la una, joven, llena de vida, tan obediente, tan niña mujer, la
otra, vieja, con la muerte en su espalda, tan resignada abandonada y sin poder el erotismo de la
primera. Ambas tan atentas, tan distantes y a la vez tan familiares.
Lo mágico
Presente en todo momento, con paralelismos gráficos, como en una película de horror y
misterio, clásica escena en la que la imagen de espejo tuviese vida propia, quien es el espejo en
esta historia, ¿Aura?, ¿la Viuda? ¿el jovenFelipe? O quizá el mismo lector al reaccionar como lo
haría Felipe ante los extraños sucesos.
Un ejemplo de lo explicado sería:
“—Le dije que regresaría...
—¿Quien?
—Aura. Mi compañera. Mi sobrina.
—Buenas tardes.
La joven inclinara la cabeza y la anciana, al mismo tiempo que ella, remedara el gesto.”
Una redacción fluida, amena, que entretiene y atrapa, cada frase es un eslabón que se
encadena de manera graciosa, que hace sentir la necesidad de continuar y continuar “…no te
mira. Abre los ojos poco a poco, como si temiera los fulgores de la recamara. Al fin, podrás ver
esos ojos de mar que fluyen, se hacen espuma, vuelven a la calma verde, vuelven a inflamarse
como una ola: tú los ves y te repites que no es cierto, que son unos hermosos ojos verdes
idénticos a todos los hermosos ojos verdes que has conocido o podrás conocer. Sin embargo,
no te engañas: esos ojos fluyen, se transforman, como si te ofrecieran un paisaje que sola tu
puedes adivinar y desear.” ¿Acaso Felipe intuye algo? O es sólo la muestra de un amor que base
de una atracción.
“Cansado, te desvistes lentamente, caes en el lecho, te duermes pronto y por primera vez en
muchos años sueñas, sueñas una sola cosa, suenas esa mano descarnada que avanza hacia ti
con la campana en la mano, gritando que te alejes, que se alejen todos, y cuando el rostro de
ojos vaciados se acerca al tuyo, despiertas con un grito mudo, sudando, y sientes esas manos
que acarician tu rostro y tu pelo, esos labios que murmuran con la voz más baja, te consuelan,
te piden calma y cariño. Alargas tus propias manos para encontrar el otro cuerpo, desnudo, que
entonces agitara levemente el llavín que tú reconoces, y con él a la mujer que se recuesta
encima de ti, te besa, te recorre el cuerpo entero con besos. No puedes verla en la oscuridad de
la noche sin estrellas, pero hueles en su pelo el perfume de las plantas del patio, sientes en sus
brazos la piel más suave y ansiosa, tocas en sus senos la flor entrelazada de las venas sensibles,
vuelves a besarla y no le pides palabras.”
3. ¿Sueño o realidad? ¿Abducción? ¿Un pasaje a otra dimensión? Quizá las cuatro cosas a la vez.
Casi en el clímax de la historia comienzan darse pistas del final, que a decir verdad es tan bueno
como el resto de la historia
“Murmuras el nombre de Aura al oído de Aura. Sientes los brazos llenos de la mujer contra tu
espalda. Escuchas su voz tibia en tu oreja:
—¿Me querrás siempre?
—Siempre, Aura, te amare para siempre.
—¿ Siempre? ¿Me lo juras?
—Te lo juro.
—¿Aunque envejezca? ¿Aunque pierda mi belleza? ¿Aunque tenga el pelo blanco?
—Siempre, mi amor, siempre.
—¿Aunque muera, Felipe? ¿Me amaras siempre, aunque muera?
—Siempre, siempre. Te lo juro. Nadie puede separarme de ti.
—Ven, Felipe, ven...”
Para disfrutarla mejor
Nada mejor que dos lecturas, la primera como si de una película se tratase, disfrutando de cada
color descrito, de cada olor percibido, de cada palabra pronunciada, disfrutando a la vez del
relato como del estilo y descubriendo dentro de cada uno el contacto.
En una segunda lectura ubicar los elementos de forma y fondo, los planos temporales
empalmados, los planos espaciales, las palabras elegantes del autor.
Carlos Fuentes, Aura. Editorial ERA: México
http://www.record.com.mx/article/legado-de-carlos-fuentes
http://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/biografias/praga_carlos_fuentes
.htm